En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

12 de marzo de 2017

8

El dedal

El corazón es un horno de fuego





Aquello quejidos me partieron el alma. Caminé con ella en brazos hasta la cueva. Su aliento chocaba contra el mío.

- Shhh… No hables -le dije.
- Hablas cinco idiomas y nunca quieres hablar.

Aquello me hizo sonreír. Respiré hondo y miré esa parte suya que me enloquecía, de la que me había enamorado y que había hecho mía. ¿Cómo había llamado Madox a esa vaguada, ese valle que nace al fondo del cuello? ¡Escotadura supra esternal!





Esto es mío: Pediré al rey que esta maravilla se llame el Bósforo de Almasy, le había dicho en aquella ocasión.





Me fijé que todavía llevaba el dedal. Aquel que compramos juntos en el mercado, cuando todo parecía perfecto, cuando dimos rienda suelta a nuestro amor y a nuestras pasiones. Idiota, me llamo, confesándome que siempre me había querido, que seguía amándome. No pude evitarlo. Me llené de emoción, de rabia, de impotencia… Un cúmulo de sensaciones que confluían en esa cobardía que había hecho no saber enfrentarme a mis sentimientos y a la realidad que subyacía bajo la apariencia de un matrimonio bien avenido.
Mi hermética personalidad…
La atraje hacia mí y lloré desconsoladamente pegando mi mejilla contra la suya, mientras mis pasos parecían flaquear y a ella el aliento.

Katherin estaba mal herida. Le arropé un poco más. Encendí un fuego. La curé como pude. Inmovilicé su tobillo y su muñeca…, y no tuve más remedio que salir de ahí en busca de ayuda. Si no lo hacía, los dos moriríamos. Si lograba llegar a la ciudad más cercana, al menos cabría la esperanza. Pero eran tres o cuatro días andando, además, de que podría encontrarme con alguna tropa militar. Le dejé agua y comida suficiente, una linterna, un lápiz y uno de mis cuadernos. Le prometí que volvería a por ella y que jamás la abandonaría. No volvería a ser como antes. Además, muerto Clifton… Egoístamente… el cielo quedaba abierto para ambos.

No sé cuántas horas llevaba andando. El sol era un castigo pero no podía pararme. La tormenta de arena fue lo que no esperaba. Tuve que detenerme, refugiarme en mi mismo y aguantar como pudiera con las poca fuerzas que me quedaban. Recuerdo el sabor a arena y como esta se convertía en millones de látigos que azotaban mi piel, hiriéndola aun por encima de mi ropa.
No logro recordar más.

Cuando desperté habían pasado cuatro jornadas, con sus días y sus noches. Me hallaba en un sitio desconocido, tumbado sobre un camastro limpio. Yo estaba aseado; incluso, afeitado. Vestía una especie de túnica larga que me llegaba hasta los tobillos y tapaba mis brazos hasta las muñecas. Tenía las manos vendadas y sentía paz en todo mi cuerpo. Recuerdo que escuché voces de mujeres. Hablaban todas a la vez y me costaba comprender. Desconocimiento y aturdimiento.
Cuando pude aclarar mi vista, que no mi mente, no podía creer lo que estaba viendo. Ante mí, como un ángel llegado del cielo, estaba Katherine. Quise sonreír pero me dolía la cara. La notaba como si tuviera un cartón pegado.

- Shhhh… Estás a salvo, mi amor.
- ¡Khat! - Estoy bien, condesito –Y su sonrisa me pareció un milagro.- No hables. Eres muy mal paciente...

Me dio un poco de agua y respiré profundamente. Pacientemente, Katherine se encargó de ello. Una pequeña caravana de lugareños se alejaba de la ciudad y de la zona de conflicto. Los británicos controlaban el área y era un ir y venir de tropas. El destino, la suerte, el azar, Dios o Allâh, les había cruzado en mi camino. Justo antes de la tormenta de arena me habían avistado. Antes de vomitar la arena y perder el conocimiento había sido capaz de explicar el porqué de hallarme allí. Sin dudar, aun a riesgo de poder tratarse de una alucinación, fueron en su busca. La habían cuidado como una más de su gente. Y a mí…Y a nuestro recomenzar.


Tema 8-52: Usa una escena romántica de una película que sea reconocida y dale un giro sorprendente para cambiar totalmente la historia.

22 comentarios:

  1. Toda, absolutamente toda la lucha, tiene su recompensa :)
    Besazo.

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    1. Normalmente, es así... En este caso el destino les preparaba algo bueno. Algo muy diferente a lo que sucedió en realidad.
      Un beso grande :-)

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  2. No he visto esta película nunca completa, sé que es de un amor y si es como tu relato, pues tendré que verla :)

    Beso dulce Magda y dulce semana.

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    1. A mi me parece muy bonita.
      Esta escena, un par más y una de la enfermera con el soldado indio cuando le enseña la iglesia... Esa es preciosa.

      Feliz inicio de semana, Estimado Dulce :-)

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  3. El amor tiene ese maravilloso poder de consolidar toda lucha en ese camino vivido y sufrido juntos…

    Bella historia, querida Mag… Leerte es un fascinante viaje a los sentires…

    Bsoss y cariños gigantes ♥

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    1. No sabía qué escena elegir. Esta me pareció de las más bonitas y como soy muy moñas... aproveché.
      Mil gracias, guapa.
      Un beso muy grande.

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  4. No reconozco que película, pero tu giro es magistral. Al final en toda esa adversidad, hubo algo que los salvó a ambos. Inesperadamente fue ella quien lo salvó, luego de él lograra avisar de que ella necesitaba ayuda.

    Besos.

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    1. Demi, la película es "El Paciente Inglés". Te la recomiendo.Y observa bien la escena y esta otra donde se hace con el Bósforo, también.

      Un beso muy grande :-)

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  5. I love that necklace, that little silver cup.
    xoxo

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  6. Tu toque personal lo hace bello. Me quedo con tu giro y con tu relato.

    Mil besitos, querida Mag.

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    1. Muchisimas gracias. Me ha costado un horror abreviar y aún así pero, como he dicho, soy moñas y me gustan los finales felices.
      Un beso enorme, guapa.

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  7. Precioso!
    Estás haciendo una buena colección.
    Editarás un libro cuando tengas las 52?
    Un abrazo

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    1. Hola, Uly, ¡qué alegría verte por aquí!
      No tengo intención de hacer un libro con esto. Se trata de un reto pero sí sabes que lo tengo en mente... Si se cumple, y espero que sí.
      Un beso enorme y gracias :-)

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  8. Gran texto, la película es de lo mejor. Un abrazo.

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    1. La película pone de manifiesto lo que somos en nombre del amor. Pero casi creo que es más bonita la historia de amos de Hana y el soldado indio. Tiene matices más espirituales. No sé.

      Un beso enorme, Xan.
      Mil gracias por venir a verme.

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  9. Siempre es un placer leerte y pensar sobre los textos que publicas.

    Besos.

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    1. Hola, Tristán... Y a mi me supone un gusto el verte por aquí y que me leas.
      Un beso :-)

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  10. Que relato mas bonito, tampoco vi la pelicula, habra que verla despues de leerte

    Besos dulces Magda, feliz semana

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    1. Gracias, Slave, por pasarte :-)
      Sí que es bonita. Ya sabe que a gustos colores pero es muy intensa.
      Un beso enorme. Feliz semana igual para ti.

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  11. Grandiosa adaptación...es tan difícil el amor que cambiarle los giros y que quede maravillosamente descrita... es como seguir viviendo la historia...la misma historia.

    A tus PIES

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  12. Muchísimas gracias, Gude.
    La misma historia pero con diferentes finales... Tal vez... o igual uno similar pero con otro matiz. Al amor hay que tomarlo por los cuernos como a los toros, de frente y sin miedo.
    Muchos besos.

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Sueña porque soñar es vivir y vivir es sentir...