Anduve tras de ella el tiempo sin contar.
Ya no sentía ni los pies sobre la tierra ni en mi cuerpo. En cambio, ella
parecía flotar sobre el suelo. Estoy seguro de que sabía que la seguía. Lo que
no sé es si sabía que en mí no había ningún sentimiento de animadversión.
Supongo que sabía de mí más que yo mismo y ni tan siquiera me había mirado.
Había oído hablar de ella. Decían que de
sus ojos podía nacer la noche más oscura o el albor más claro, y de su mirada,
la paz o la guerra. Que podía atravesarte la carne y escudriñar tu alma,
sanarla y darle el brillo necesario.
De su boca, tímida sonrisa o abertura de
carcajadas, rezumaban las palabras más calmas, las más sabías o lo silencios
más eternos.
En su rostro, grabados como a fuego, el
secreto de los ancestros dibujaba la magia y la fuerza, la razón y la
intuición; dibujos simétricos y dos cuervos sobrevolaban el corazón de su
tercer ojo, ese que solo los iluminados pueden comprender. Ella era el mismo
vórtice de un universo cuya percepción iba más allá de lo que la carne siente.
De sus manos, la magia de sanar, el fuego
prendido desde su alma. En su corazón la puerta a un reino interior donde el
alma se le desnudaba en mil y un idiomas que solo ella interpretaba. Ella solo
veía la verdad, el interior, la esencia de cada ser humano.
De sus sueños nacían realidades y solo
deseaba comprobarlo. Dejar que curara las heridas de mi alma. Perderme en su
sabiduría, aprender de ella, de sus misterios… Alimentarme de su fuerza y energía...
Y sin darme cuenta, su silueta se iluminó
ante mi confusión. Sus hábitos oscuros parecían una prolongación de raíces y una aureola, que no sé cómo describir, nos rodeó a ambos. Una extraña calma me sobrevino.
Esa de la que me habían hablado, de la que me habían dicho que era como si un
mar te azotara con suaves olas… Al mirarla, confirmé mucho más de lo que me habían asegurado. Al escuchar su voz… sabía que había hallado
mi destino…
Nunca he sabido pronunciar su nombre... Ni en mis sueños.
Para mí, simplemente, Mâga. Todo un misterio encerrado en su nombre.
Esta
semana, Neo, nos propone desde su blog “Neogeminis” descubrir un personaje del
que pueda surgir una historia.
Yo creo que hay personajes que ya son historia
por sí mismos.
Os invito
a descubrir otros ahí.