Me has dejado con el sabor del penúltimo beso,
con el olor de tu piel resbalando por la mía,
con el bramido de tu garganta clavado en mi boca,
entre mi saliva y mi lengua,
en trémulo palpito, como la llama de una vela, queda mi cuerpo;
con el corazón encallado en el involuntario ritmo del centro de mis entrañas,
ese que se desvive en la parábola triangular que dibujan mis piernas.
Y mientras regresas, te sueño.
Y como cada noche te esperaré,
como cada noche... para entregarnos a esa irremediable locura
que es pasión, lujuria y amor
y, como cada noche, regresar con el penúltimo beso.
y, como cada noche, regresar con el penúltimo beso.
Precioso. Sobra más comentario
ResponderEliminarUna noche entregada de pasión, que deja sabor a lujuria, deseo, beso y vida.
ResponderEliminarUn beso.
Tal vez posponiendo ese beso final.
ResponderEliminarUn dulce beso y buen fin de semana.
Gracias por vuestra visita y por vuestras palabras. Siempre hay que dejar un beso en el tiempo, en el espacio, con las ganas... Así nunca habrá un último beso (de momento).
ResponderEliminarBesos grandes.