28 de febrero de 2015

Tu silencio en mi silencio...

Y sentir el descenso de los anversos de tus dedos
por mi mejilla hasta la barbilla,
donde tu pulgar se ancla en ese casi hoyuelo de mi mentón,
animando a mi boca a separar los labios y a mi rostro, a elevarse.
Tu mirada pestañea ante mis ojos.
Mi respiración da requiebros y,
al reclamo de mi silencio, 
tu boca corre en mi auxilio,
robándome el aire que me da tu vida.

21 de febrero de 2015

Siempre cogidos de la mano (5)

- ¿Dónde está el puente?
- ¿Qué puente?
- El puente que cruza el río y nos lleva a la ciudad.
- Pues…, no sé. Quizá detrás de esa torre, esa que guardan los ancestros de oro…
- ¡Anda! Aquí también hay…
- ¡Sííí! Están por todas partes…, como tu aroma, como tu alegría, tus maneras… Como nosotros juntos… Como las ganas que te tengo siempre: De tocarte, de acariciarte, de comerte… De disfrutarte… Como el enredo de tu mirada con la mía, de tus brazos con los míos, de mis labios con los tuyos, de mis piernas entre las tuyas… ¡Sííí…! ¡Estás en todas partes!

En un balanceo que nos mueve a los dos.

- ¡Calla, tonto! Que hasta las estatuas se ponen coloradas… ¡Mira, el puente!
- Sí, en eso estaba pensando yo…, en el puente.
- ¡¿Sí?!
- Pues, no… -Yo reí. Ella rió.

-  ¡Qué tonto! ¡Anda, vamos a cenar algo y después…, después, habrá tiempo de todo.

Siempre cogidos de la mano...
(tu yo) 

 

Y sentir el tacto de tu mirada mientras me observas desde el otro lado de la mesa. Percibir tu sonrisa como una cascada que me salpica mientras te peleas con los caracoles de tu plato…
Y brindamos chocando nuestras copas de vino: Por ti, por mí… Por nosotros. Por los sueños: Los tuyos y los míos. Los de los dos. Por los besos que nos asaltan y por los que conquistamos. Por los abrazos percibidos, soñados y entregados. Por los silencios compartidos…, por tus buenas noches y mis buenos días…
Por eso… Porque el mundo queda a nuestros pies, porque el tiempo es nuestro y capeamos el destino, entre ausencias y presencias, entre las miradas que abrazan, los besos que queman, los enredos de tu piel sobre la mía, ¡o de la mía sobre la tuya!, y las virguerías de los dedos, de las manos, de las bocas…: De la tuya y de la mía.

Por los balanceos, por los embates, por las idas y venidas… Por el alma y por el cuerpo.
(mi tú)

18 de febrero de 2015

Y tu abismo se convierte en cima...

Hay veces en los que te levantas por la mañana y no solo las zapatillas están frías. Caminas por la casa y te sobrecoge el frío de una noche en duermevela. Y piensas en esas tormentas de arena que cubren tu alma, con las tragedias de fuera y con las interiores, que son las que más pesan. 

Y te acercas a un abismo que, tal vez por saber que es temporal, te llama a gritos. Y te aproximas y te retrae,s pero tiene un influjo sobre ti. Y piensas que si caes ya no puedes pasar más allá del fondo. Y que después de ahí, ya solo queda subir... 

Y de pronto, se acerca alguien y abre sus brazos, unas enormes alas que te cubren por completo, que te protegen en silencio y en él, en ese silencio, solo se oye el palpitar de su corazón y el tuyo propio.
Y no hay palabras, solo un susurro... porque no hace falta más...
Y las tormentas se disipan, como si hubieras clavado un cuchillo en la tierra, como si te hubieras convertido en la mejor arma de Agamenón, porque eres obstinada, resuelta... porque al final, te haces fuerte, porque te vuelves junco y en cada golpe que te tumba, el mismo impulso te levanta, y pegas fuerte... porque el junco cuando vuelve pega duro, silva en el viento... 
Y sí, la arena se levanta del suelo... pero no es tormenta. Es fuerza. Y, entonces, eres la mujer imuhagh; la mujer fuerte, la mujer de azul, la que azotada por el viento y hundiendo sus pies tatuados en el calor del fuego no deja de caminar... aunque el viento vespertino agite su túnica.
Y al final, puedes poner puertas al desierto.
Y ella, vestida de añil y arena, 
se fue acercando como si fuese desierto suave en sus venas...
Lo miró como solo una beduina puede,
con sus ojos enmarcados en negro, 
con la profundidad de una reina...
Su mano se irguió hasta rozar la barba negra, 
ya entreverada de blanco, 
y los labios siempre secos de su señor de arena
y de azul se vistieron en un beso que se hizo desierto,
que se volvió smūm... y arena...
hasta que solo sean susurro de piel.
Beso... sin ruido, con alma... sin armas.
Tan solo una brisa en el silencio de su piel.
Y se abrieron  sus ojos y los míos...
Descansa, mora mía,
y sé un suspiro sin dolor.

(poema de mi amigo Ángel)


Y tu abismo se convierte en cima.

16 de febrero de 2015

Premio J.C. Sánchez

Como un regalo de san Valentín -porque no solo es santo de amor, también de amistad- me llega este obsequio, por El Tacto del Pecado,  de alguien a quien conozco desde hace cuatro días y, sin embargo, no pudo dejar de decir que sus letras me embaucan, me hacen revivir cosas que ni he vivido pero las veo como si así hubiera sido.
Sus letras, que no son letras, si no brotes de su corazón, de su mente, de su fantasía que reverberan tecla a tecla... te transportan a ser uno de sus personajes vivos porque él es un buscador de historias que te las deja a mano para que las encuentres sin problemas.

Puedes perderte en una taberna de Bristol, en un poema de amor, en un relato donde todas las preguntas pueden tener respuesta, en un fotopoema, en un silencio que habla... En fin, que no le conozco tanto como me gustaría pero me gusta seguir sus pasos, a distancia corta, a paso corto el mío... y disfrutar(le).
Mil gracias por el reconocimiento. No se me ocurre nada mejor para ello y te dejo mi detalle, con la promesa añadida de que a su debido tiempo, verás de mi mano el detalle que en verdad mereces. Y espero que jamás dejes de aportar(me) toda tu calidad literaria y tu calidad humana, porque no hace falta conocerse para percibir lo que una persona es.


Su premio, el que me alcanza es el denominado Black Wolf Blogger Award (el del lobo negro), como él mismo describe, reconoce el trabajo y la constancia de un(@) blogger.


Lo que él no sabe de mí es que soy muy incumplidora (no sé si un día cambiaré de parecer) de las normas de estos premios (y mira que me gustan a mí las normas, ni que en alguna vida anterior hubiera sido general o Srta. Rotermeyer), pero sí responderé a sus preguntas que, de hecho, las respondí en un post anterior y al que por respeto no voy a recurrir.
Gracias y mil veces gracias, por tus brotes de creatividad, por  furor poeticus que te ha entrado al pensar en mí.
Y, como bien debes saber, la inspiración se representa bajo la figura de un adolescente animado de todo el fuego del genio teniendo en la mano derecha una espada y en la izquierda la flor del girasol. Quédate con la espada y el girasol. El cuerpo lo pones tú.


Estas son las preguntas con sus respuestas:


1. ¿Cuál fue el primer libro que leíste?

No tengo ni la menor idea. Recuerdo algún título así como disperso más bien. Tengo en mente los clásicos del colegio o de los estudios más superiores pero no me preguntéis más. Con un poco de suerte puedo recordar un par o tres de los actuales y a una cincuentena cambiarles el título.

2. ¿Por qué escribes? 

Creo que solo tengo un par de motivos: Uno, el de irme retroalimentando. Considero que mi universo interior es demasiado amplio y debe renovarse constantemente. Así que escribo por y para mí. Luego descubrí que podía compartirlo y que había personas a las que les gustaba lo que hacía, de modo que encontré en ello el modo de que lo que me desborda no se pierda.

3. ¿Tienes una musa o una inspiración? 

Tenerlas las debo tener, así como algún que otro muso. Lo malo de ellas y de ellos es que están bajo su libre albedrío con lo cual, están cuando quieren y no cuando se les necesita. Son más o menos como Morfeo, salvo que este es más camandulero y más infiel.

4. ¿Cuál ha sido tu gran amor? 

No creo que exista un gran amor. Cada amor es diferente. Además, tiene muchos apellidos -como he dicho en alguna que otra ocasión-: A los 15 años, por ejemplo, tienes ese primer amor que parece no vaya a haber otro igual; a los 40 descubres que la vida te da oportunidades que no sabías que existían. Y el amor, ese gran amor puede apellidarse madre, padre, hermano, abuela... el gato, el perro...
Todos son grandes amores. Unos marcan más que otros por el momento en que llegan a la vida o por cuándo y cómo se van.


5. ¿Escribes lo que vives o vives lo que escribes? 
Si no me creo lo que escribo es imposible que lo escriba. He de vivir cada letra como si fuera una experiencia propia. Es la única forma que concibo para poder transmitir. Desde otro punto de vista, siempre se pueden transcribir vivencias personales o de personas cercanas, algo que te gustaría vivir y que sabes que no vivirás jamás... Moverte por escenarios por los que te sientes más segura y cómoda... 
En realidad, te sientas ante un papel en blanco o ante la pantalla del ordenador y dejas volar la imaginación sintiéndola con intensidad.



14 de febrero de 2015

Me gusta decirte...

Me gusta decirte que te busco en las cosas más bellas del mundo,
que las cosas más bonitas que me rodean las guardo para ti
que me gusta crear más estrellas y cubrirte de cielos de colores que jamás nadie imaginó.
Me gusta decirte que imagino fantasías inspirándome en tus ojos,
tus manos, tu pelo, porque eres dios de dioses. Y todos están conmigo porque nunca abandonas mi lugar.
Mi lugar está contigo y es tuyo.
Y si ese haz de luz que acompaña al viento,
que anuncia mis lluvias, me abandonase,
sentiría morir pues siento cada día que lluevo
con tus palabras, con tus te quiero...
Por eso te adoro.
Por eso te amo.
Por eso te pienso, te vivo...

13 de febrero de 2015

Premio Rakel Relatos

Me llega de sus manos para mi blog El Tacto del Pecado y es para mí, evidentemente, un gesto de cariño hacia mi persona y hacia las cosas que escribo.
He dicho mil veces-y unas pocas más- que estos detalles miden el pensamiento y la claridad del corazón de las personas, lo que significan para uno y un modo de decir: "¡Hey, te pienso!"
Solo cabe decir gracias y mil veces gracias.
Rakel
(clickar nombrepara ir a su casa)
Este es el premio
Estas son las preguntas con sus respuestas:


1. ¿Cuál fue el primer libro que leíste?

No tengo ni la menor idea. Recuerdo algún título así como disperso más bien. Tengo en mente los clásicos del colegio o de los estudios más superiores pero no me preguntéis más. Con un poco de suerte puedo recordar un par o tres de los actuales y a una cincuentena cambiarles el título.


2. ¿Por qué escribes? 

Creo que solo tengo un par de motivos: Uno, el de irme retroalimentando. Considero que mi universo interior es demasiado amplio y debe renovarse constantemente. Así que escribo por y para mí. Luego descubrí que podía compartirlo y que había personas a las que les gustaba lo que hacía, de modo que encontré en ello el modo de que lo que me desborda no se pierda.


3. ¿Tienes una musa o una inspiración? 

Tenerlas las debo tener, así como algún que otro muso. Lo malo de ellas y de ellos es que están bajo su libre albedrío con lo cual, están cuando quieren y no cuando se les necesita. Son más o menos como Morfeo, salvo que este es más camandulero y más infiel.


4. ¿Cuál ha sido tu gran amor? 

No creo que exista un gran amor. Cada amor es diferente. Además, tiene muchos apellidos -como he dicho en alguna que otra ocasión-: A los 15 años, por ejemplo, tienes ese primer amor que parece no vaya a haber otro igual; a los 40 descubres que la vida te da oportunidades que no sabías que existían. Y el amor, ese gran amor puede apellidarse madre, padre, hermano, abuela... el gato, el perro...
Todos son grandes amores. Unos marcan más que otros por el momento en que llegan a la vida o por cuándo y cómo se van.


5. ¿Escribes lo que vives o vives lo que escribes? 

Si no me creo lo que escribo es imposible que lo escriba. He de vivir cada letra como si fuera una experiencia propia. Es la única forma que concibo para poder transmitir. Desde otro punto de vista, siempre se pueden transcribir vivencias personales o de personas cercanas, algo que te gustaría vivir y que sabes que no vivirás jamás... Moverte por escenarios por los que te sientes más segura y cómoda... 
En realidad, te sientas ante un papel en blanco o ante la pantalla del ordenador y dejas volar la imaginación sintiéndola con intensidad.

Y este es mi detalle para ti, Rakel con K.

"De nadie será, solo de ti..."

11 de febrero de 2015

Siempre cogidos de la mano (4)

Caminamos por sitios donde la paz 
y el silencio son propios del paisaje.
Los ancestros nos observan, y parece que sonríen.
Caminamos de la mano… Agradecen tal visita.

Nuestro amor seduce hasta a las piedras.
Y ellos, los dioses, que son almas del más allá, nos envidian.
Les gustaría estar en nuestra piel,
meter su alma en nuestros cuerpos,
vivir nuestras vidas,
o, quizás, solo este momento...
Este momento solo de los dos,
mágico e interminable,
profundo pozo de placer inagotable.
Haciendo contigo de todo o simplemente caminar de tu mano...

Siento un escalofrío...
Me pareció ver cómo los dioses de oro
 se inclinaban como haciendo reverencia...
 A nuestro paso...
Siempre cogidos de la mano...
(tu yo)

Y decían las profecías, de runas y fuego, de incienso y cánticos que, algún día, más allá del mismo mundo, entre los espacios del mismo tiempo; un hombre, versado en alma y augurado en auras sinfónicas, y una mujer, de luna renacida y espíritu bendecido en la virtud de pecados sacralizados, caminarían entre los dioses y éstos, admirados, rogarían bendiciones; dichosos y peregrinos, aclamarían de nuestras almas la resurrección de sus carnes, y, en blindada pleitesía, se inclinarían ante los pasos del hombre y la mujer, éstos que en silencio gritarían lo que sus palabras acallarían…
Y la presciencia, camino marcado de un destino, se ha cumplido.
(mi tú)

7 de febrero de 2015

Entre sábanas...

Así te sueño: Entre sábanas rojas...
A veces son negras. A veces, blancas.

Te sueño tendida, desnuda..., esperándome... A mí.
Sin prisa quiero besarte; sin prisa ninguna, con tacto y la velocidad justa.
Quiero que mis labios memoricen cada centímetro de tu piel; sentirte estremecer con el roce de mis dedos...
y gritar cuando me sientas dentro..., tan adentro que te sea imposible no clavar tus uñas en mi espalda.

De repente, amanece. Y me despierto...
Tú, en tu cama. Yo, en la mía, a mil kilómetros de distancia.
Yo, con marcas en la espalda. Tú, con una uña rota.

Así de real te sueño: Entre sábanas rojas...
A veces son negras. A veces, blancas.
J.M.T

4 de febrero de 2015

Siempre cogidos de la mano (3)

...Y recorremos la ciudad: Calle arriba, calle abajo. Así, sin soltarnos.
Nos mezclamos entre la gente y miramos escaparates.
Yo soy paciente. Sé que te encanta.

- ¿Te gusta esta tienda? –Y me miras y medio asientes-. Tengo una idea: Entremos.
- ¡No…, tonto! Pero, ¿qué dices?
- ¡Sííííí…! ¡Venga, veras! –Y entramos en la tienda, cogidos de la mano-. Disculpe, señorita, ¿es usted la encargada?
- Sí, claro. ¿Qué desea?
- Bueno… -titubeó-. Vera, quisiera saber cuánto cuesta cerrar la tienda para nosotros solos.
- Pero, ¡¿qué dices?!
- Pero, señor… ¡Eso no puede ser! Eso le costaría un riñón. ¿Se cree usted que está en Pretty Woman? –Y sé que tú estás pensando lo mismo.
- Esa es la idea. Le propongo algo… Ella se probará todos los vestidos de la tienda. Nos quedaremos los que más le gusten pero yo le pagaré como si se los llevara todos. –Vosotras, ojipláticas-. Y añado algo: Yo ya sé el que me gusta a mí para hoy. Si ella acierta y se lo lleva puesto, le pagaré el doble por todos.
- Pero, ¡por Dios! ¿Tiene dinero para eso? –Y tú te preguntas lo mismo.
- Este es mi sueño. Tengo dinero de sobra pero lo que más me sobra son motivos –aseguro.
- En este caso, ¡adelante!
- ¡Estás loco! ¡Loco… loco, loco de remate!
-Sí… Por ti, nena. –Y te sonrío mientras niegas con la cabeza resignada.

Dos horas más tarde, después de unas buenas risas y de que nos hicieran mucho la pelota, el resultado.
Pero qué tino tienes, princesa. Has elegido ese tan bonito. Sí, el que lleva la chaqueta de hilo fino a juego. Aunque no te gusta el rojo, te lo pones porque a mí me encanta.
Qué bien te sienta. Así, con el pelo suelto, con la espalda llamando la atención de mis labios.

Y seguimos nuestro camino a otro lugar, a otra historia… 
Hacia nosotros.
Siempre cogidos de la mano.
(tu yo)
Sí. Te has creído que tú eres Richard Gere y yo, Julia Roberts, y que somos los protagonistas de un cuento de hadas.
Sí. No te equivocas en el cuento de hadas pero…
Yo ando de tu mano, vestida de rojo pasión, con la espalda desnuda y con la falda escobando la calle.
Y la ciudad abriéndose a nuestro paso. Las luces de los escaparates  como focos de pasarela y tú, ahí, orgulloso como un pavo, feliz por tu ocurrencia; divertido por atreverme a tu loco juego.
Sí, estás loco… Pero es que me contagias esta locura tuya.
Y yo, que soy la racional, la que pone los puntos sobre las ies, la que va de prudente…, me venzo antes tus sueños… que son mi locura.
(mi tú)