Después de cenar apetecía una copa. En el mismo restaurante hay
una zona de barra, música en directo y gente bailando o charlando. Pues eso
hacemos nosotros con la primera copita: Charlar.
La orquesta tocaba suavecito pero con ritmo, y en la tercera copa ya estábamos
bailando con risa tonta y pegaditos... Yo bailo bien pero...serían las copas
porque te pisé un par de veces...
Jajaja...
Y tú, dándome palmadas en el hombro, así como vengándote...
No podía dejar de sonreír.
Ya en la quinta copa me decido a pedir una canción a la cantante. No me
entiende. Ya no sé si por el idioma o por los grados de los cócteles...No sé…,
pero puesto ya en vereda, por señas pregunto que si puedo tocar el piano...
Y con mucho gusto y amabilidad absoluta, me ceden las teclas y
un micrófono...
Me siento ante ese pedazo piano de cola negro...
(tu yo)
Te miro.
Mis manos comienzan a tocar la melodía más bonita del mundo. Mi
voz empieza a describir cada centímetro de tu piel, cada manera de ser y cada
latido de tu corazón... Del mío. De los nuestros; cada sentir de tu
respiración... Revoloteándonos alrededor de nuestros sueños...
Y así, sin más, me vuelvo a encontrar en la calle, de tu mano...
Y sí, ya fuera la ciudad nos acoge de nuevo. Siento las vibraciones de los sonidos en mis pies, el bullicio de la gente... Y aún así, puedo sentir que solo estoy contigo...
Como a solas me he sentido cuando, sentado al piano, tocabas las teclas al ritmo de tus sentimientos, pudiendo percibir la esencia que te embriaga el corazón.
Sí. Todos puedes escuchar la canción. Pero es mi canción. Es la canción del tacto de tus manos en mi piel: Nuestra melodía más secreta, esa que se acompaña de esos cientos de sensaciones que solo nosotros podemos percibir, que solo nosotros podemos comprender. Y sí, solo nosotros podemos compartir.
Mientras la ciudad respira afuera.
Nosotros nos ahogamos el aliento dentro, entre las cuatro paredes de un hotel
en Hong Kong, donde nosotros tocamos las estrellas que la
ciudad anhela a pesar de sus skylines.
La ciudad se mece ante las aguas del
río. Nosotros nos mecemos en las nuestras, las que exudadas nacen de ti y de mí para desembocar en mí y en ti.
(mi tú)
La melodia del amor es la mejor música que se puede componer entre los folios de dos cuerpos fundidos sin espacios y modelandose entre las corcheas del placer.
ResponderEliminarUn besazo
De su mano el mundo es maravilloso...... un precioso escrito.
ResponderEliminaruna lluvia de besos
De la mano siempre se ha de ir para transitar un mismo camino.
ResponderEliminarBesos dulces y buen fin de semana.
hay noches en las que la sensualidad lo inunda todo, y esta historia tuya tiene mucho de esa sensualidad
ResponderEliminarDe la mano de quien se ama se uno se va de viaje a la Luna montado en una estrella
ResponderEliminarde la mano de quien se ama en el pentagrama de la piel se componen las más maravillosas melodías
Un besito
Precioso escrito... sensual a la par que tierno... no os soltéis de la mano...poco más para añadir...
ResponderEliminarUn beso
Muchísimas gracias en mi nombre y, sin duda en el de Jesús. Es una historia nacida de él. Yo tan solo soy alguien que se deja llevar siguiendo sus pasos. Y de ahí, salen cosas así que son todo sentimientos.
ResponderEliminarYa no es que sea bonito, o más o menos, es, simplemente, las ganas de expresar.
Besos para tod@s y mil gracias de nuevo.
Continuará... Vaya que si continuara...hasta el infinito y más, mucho más...
ResponderEliminarBeeeesos y gracias