En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

28 de febrero de 2016

Grieta...

Esa extrema ternura con la que me miras  
hace que se dibuje en mí la grieta más hermosa que pueda no verse:
la sonrisa de mi alma…
Grieta, palabra propuesta por Sindel desde su blog
"Palabras de Sindel"
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25 de febrero de 2016

Travesuras...

Javi no había cumplido todavía los dos años pero ya había dado muestras más que evidentes de sus quehaceres.
No había sido su ingenio en convertir a los pollitos en patos cuando aquella mañana de verano, jugando en la terraza, por un hueco en la pared, se habían colado los animalitos que su vecino había comprado el día de antes.
Hacía calor y en su buen propósito, Javi, llenó el lavadero de la abuela, echando en él lo primero que le pareció: Azulete.
Hábilmente  se hizo con cada uno de los doce pollitos… ¡Al agua patos!
¡Ay, los pollos! ¡Pobre pollos con sus patitas hacia arriba!
Una semana escondido en las faldas de su madre.


Aquel otro día no iba a ser menos. Un descanso en medio de la jornada de pintura y el pequeño Javi decidió darse un paseo para supervisar la tarea. Aquella bolsa de pintura blanca lo reclamaba. ¡Javi, ven! ¡Javi, sácame de aquí! Y él, obediente como pocos, se acercó a ella. La tomó entre sus manos, la llevó a su boca para besarla con mimo pero, de pronto, ¡¡¡zasss!!! Un mordisquito, y la pintura saltó con alegría sobre su cara, sobre su cuerpo semidesnudo. ¡Ay, c‘a pasao!
Y escuchó los pasos de su tío acerándose por el pasillo que conducía a la terraza. Sin pensar, se tiró al suelo y permaneció inmóvil.
¡Ay, el niño! ¡Joio, niño!
Y el niño no movía ni pie ni garras… La familia alborotada, asustada… El niño “inconsciente”… La ambulancia de camino, la abuela llorando desesperada, todo el mundo asustado porque el niño que había tragado pintura, se había envenenado… y no reaccionaba…
Y camino de la ambulancia, aparcada en la puerta de casa, en brazos de su tío, el pequeño Javi abrió los ojos. Miró al hombre cuyo rostro estaba desencajado y se echó a reír… con toda su cara, como si aquello no fuera con él…
¡La madre que lo trajo!


Javi ha cambiado, gracias a Dios, pero son innumerables las jugarretas… pero a conciencia. Sabía lo que hacía y disfrutaba con ello. Pero a sus casi cincuenta años sigue siendo muy pillo.

(Basado en hechos reales).



Esta semana hablamos de Travesuras. Así nos lo propone Inma desde su blog “Moli del canyer”, donde podéis encontrar más historias.

22 de febrero de 2016

Viento...

Soy Mujer.
Soy Viento, aire en movimiento, 
con mis recuerdos y mis vidas, 
con mis hojas de sueños alados al alba de la luna.

Siroco del desierto,
viento de otoño,
viento del diablo…
Barlovento en mi alma a ti.
Sotavento hacia tu alma de mí.
Viento de las tierras del norte.
Viento de calima del sur.
Viento… Ululo… Viento.

Navego por tu mar, brisa enfurecida,
velero de carne que me embalsama
como en esa tarde de estío en pleno invierno.

Me imagino el color del viento.
¿Azul?
Viento y Agua y el color de la noche oscura.
Viento Azul.
Azul Mujer.
Mujer Viento.
Viento, palabra propuesta por Sindel desde su blog
Palabras de Sindel
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18 de febrero de 2016

Regalo de cumpleaños...

Perfecto. Noche caída y más de una hora tarde. La recepción empezada. Llovía a mares, además, y yo llevaba el vestido mojado hasta las rodillas y el pelo como si me hubiera zambullido en todos ellos.

¡No puedes presentarte así delante de los invitados, por todos los demonios! ¡El Conde no puede verte así!

A sus noventa y largos años, Madame Rocheau, conservaba una belleza espectacular, una piel delicada, un gusto excelente y unas ganas por vivir que casi me daban envidia.



Precipitadamente, cogiéndome del brazo, me condujo hasta una enorme estancia decorada al más puro estilo victoriano. Dos sirvientas me sacaron ropa ni hecha a medida, y se apuraron por ponerme como para una exposición. Ni me reconocí en el espejo. Y la mirada de aquel hombre del retrato parecía fijarse en mí, reclamando en sus ojos un halo de tristeza.



En el gran salón se había dado reunión un sinfín de pintorescos personajes engalanados con las mejores telas. Creo que no hubo ni uno solo de ellos que no me mirara, haciéndolo como si yo fuera un fantasma. Les miré, simplemente, sin saber qué pensar al tiempo que un rumor helado envolvía el ambiente. Sentí un estremecimiento.

Después de algunas presentaciones, al fin conocí a susodicho conde, del que tanto había oído hablar. Me pareció una personalidad a medio camino entre lo oscuro y misterioso, y lo excitantemente atrayente. Su porte, sus ojos envainados en un azul intenso, su exquisito saber estar… y un gran seductor, un gran adulador… Embriagaba el hombre, y aquellas palabras, aquel vocabulario…, aquella destreza para saber qué decir y cómo…
Era el hombre del retrato.
Hubo momentos en los que deseé salir corriendo de ahí,  y pese a intentar zafarme de la presencia del conde, no hubo forma. Era mi sombra o, bien, mis zapatos. En realidad, creó que me había embrujado.


Nos encontramos a solas en la biblioteca donde la chimenea lo iluminaba todo pues las luces tenues poco hacían. Me sirvió un licor que, sumado a los anteriores, hizo mella en mí. En aquel preciso instante, su mano libre tocó mi rostro. Sentí un intenso escalofrío que casi me hizo temblar. De hecho me agarré a él. Sonrió. Su mirada me hipnotizó y no supe hacer nada, salvo dejarme llevar.

Aquel beso en mi boca fue suave de entrada, apenas un roce. Luego, se hizo profundo, denso, casi salvaje… hasta que sus labios resbalaron por mi barbilla, mi cuello y ahí, mientras yo suspiraba, el beso me quemó y caí rendida entre sus brazos… como si me envolviera una larga y oscura noche.


Lo siguiente que recuerdo fue estar de regreso en el salón y no ver a aquellos seres de la misma forma. Una ovación lo inundó todo.
Así supe que era el cumpleaños del conde y yo... su regalo. Su eterno regalo. Un regalo de esos que duran para toda la vida eterna.
Eternamente suya.
Eternamente mío.


Con motivo de su cumpleaños, El Bufón, Max Estrella, en su blog “Diario del último bufón, nos invita a organizar una fiesta con tal razón: Original, divertida…, diferente…

Esta es la que yo te he organizado, Max. Espero que la disfrutes.
¡¡¡Feliz cumpleaños!!!
No dejes nunca de sonreír aunque creas que no hay motivo para ello.
Un beso grande.

14 de febrero de 2016

Todo cambia...

cuando del "te quiero" pasamos al "te amo",
y nos tiemblan las entrañas y se nos estremece el alma
porque no es que sea menos letras, es que da más miedo.
"Te amo" es mirarnos con otros ojos,
porque es vernos únicos, 
robarnos el alma en cada suspiro...

Todo cambia cuando las miradas se convierten en sal ante la ausencia, 
cuando yo soy la arena a los pies de tus olas,
y tú te embraveces insolente cuando el sentimiento se convierte en locura
y la locura, en pasión desbordada, pasión que perfora la piel,
que vuelve vainilla y canela la tibieza,
pimienta y sal los sentidos.

Todo cambia cuando la eternidad es un segundo
y cada segundo, un suspiro,
un vaivén de a la bravura del viento...
Todo cambia cuando el "te quiero" se convierte en "te amo"...
Todo cambia cuando nos amamos con todos los instantes,
con todos los "Mmmmm" que se convierten en lluvia
de ti, de mí, de estrellas, de lágrimas, de éxtasis...
Y nos flagelamos en el sentido boicoteado de este deseo de amarnos,
cuando todo cambia, cuando el mundo se viene abajo, 
cuando el tiempo se para... y a nosotros nos da igual...
Todo cambia... porque tú y yo somos Nos...
sin dudas... todo cambia...
en esta noche de eterna luna.

Todo cambia, juego de palabras propuesto por Sindel desde su blog
basado en el poema de Julio Numhauser y cantado por Mercedes Sosa.
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10 de febrero de 2016

¿Eres tú...?

Era un día raro, la verdad. No es que sucediera algo especial pero me sentí extraña durante todo él, un poco más que los días anteriores.
Notaba correr la sangre por mis venas y eso es signo inequívoco de que algo está por suceder. No intuí nada insólito, además, fue una jornada algo complicada, de esas que no tienes tiempo ni de respirar.

Así que cuando llegué a casa decidí olvidarme de todo, darme un baño relajante y cenar después. Pero durante el baño sentí algo extraño, como si no estuviera sola, hasta creí oír el rumor de una voz tarareando “nuestra” canción. Su voz. Su canción. Compuesta por él para mí.
Y tuve la sensación de ver una sombra al otro lado de la mampara a medio cerrar, pero fue tan fugaz el instante que creo fue un efecto óptico.

Sí, le echo muchísimo de menos pero la vida ha de continuar. Nunca olvidaré lo que sentí cuando, tres días después de enterrado, recibí una carta suya. Me recordó aquella película de Posdata: te quiero. Casi me muero de la impresión pero fue la carta de amor más bella que se haya podido escribir. Sus palabras repicaban sobre el papel  con la misma emoción que él las había escrito y con la misma que yo sentía y me provocaban un temblor entero.

Era como si supiera que iba a morir y que tenía que despedirse de nuevo, o dejarme un recuerdo de lo que fue…, de unos planes que nunca se cumplieron...

No recuerdo haber dejado la luz del dormitorio encendida y menos haber dejado la cama abierta. Yo no la abro hasta que me meto en ella. Él sí tenía esa manía. Pero ese día podría hasta haberme dejado la cabeza en cualquier parte. Me vestí y volví a intuir la canción. Cené. Me fui al ordenador un rato. La verdad es que sentía frío a cada rato. Y todo parecía hablarme de él. Hasta al comprobar el correo me saltó un viejo mensaje suyo. Me sobrecogí.
El corazón me latía tan fuerte que hasta me daba cosa irme a la cama. Así que decidí tomarme media pastilla para dormir. Escuché un ratito la radio mientras leía. No sé cuándo me quedé dormida. Ni sé si me desperté.
La luz estaba apagada y se iluminaba la habitación por la que llegaba desde la calle a través de los resquicios de la persiana.
El corazón no me cabía en el pecho, pero esa mezcla entre el miedo y la paz palpitaba en mí.

- ¿Eres tú?

Y ahí estaba Fran, sentado a mi lado, con esa expresión de eterna sorpresa, extendiendo la mano para decirme que no me asustara.  Difícil. Me sonrió y su rostro parecía iluminado.

Fueron mil segundos pero estoy completamente convencida de que era él y no mi obsesión.
Sentí su mano tomar la mía. Sentí su cuerpo pegado al mío y escuché en mi oído, de su voz, nuestra canción...


En esta ocasión nos damos un paseo por lo oculto, por lo inicialmente increíble, por eso que nos causa miedo, eso que existe pero queremos ignorar… A ello nos invita Charo desde su blog “¿Quieres que te cuente?"  donde podéis seguir más historias.

7 de febrero de 2016

Fragilidad

La sangre va a manar cuando se unan carne y acero 
y  tomará el color del sol de la tarde al secarse. 
La lluvia de mañana limpiará las manchas 
pero algo quedará para siempre en nuestras mentes. 
Una y otra vez la lluvia caerá 
como lágrimas de una estrella…
Una y otra vez la lluvia dirá 
cuán frágiles somos.

Fragile  de Sting



Somos fragilidad en este instante donde somos Cuerpo perdidos al deseo.
Fragilidad de mujer y de hombre en este vaivén de mareas,
en este álgido momento donde somos barro que moldeamos
y nervamos con los labios humedecidos de mí y de ti...,
de sal y arena, de fuego y linfa.
Fragilidad la de saberse ebrios de licores blancos,
de irrigados caudales dulces.
Fragilidad  la que nos mantiene unidos
hasta deshacernos como pedazos de hielo
en este enlazar de  cuerpos,
de lodos y azufres,
de Pecado y Resurrección.
Fragilidad... en este momento de ánimas
mientras afuera la lluvia cae...
y nosotros... llovemos.
Fragilidad...

Fragilidad, palabra propuesta por Sindel desde su blog
Palabras de Sindel”  
bajo la mediodía de la canción Fragile de Sting.
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3 de febrero de 2016

Horas en la barbería...

Solo aquellos que conseguían una buena reputación y se instalaban en un sitio, tenían el poste que acreditaba su profesionalidad. Hoy, un mero objeto decorativo, y la vieja barbería del barrio, donde el poste de barbero rojiblanco gira infinitamente, se ha convertido en un punto de referencia para un lugar  casi de culto.

Los carteles hechos a mano indicando el precio del corte de pelo o del repaso de la barba han dejado paso a nuevos servicios. Dentro, las fotografías del abuelo, del bisabuelo… y las suyas propias… Ahí todos han cortado pelos y bigotes; y los viejos instrumentos situados ahora en el mostrador como si aquello fuera un museo.

Ahora, el pequeño Angelito, a su cercana edad de jubilarse se da cuenta de que el negocio resurge con esta nueva moda de las barbas hipster. Es un auténtico profesional y esta es su especialidad. El boca-oído había funcionado de maravilla y no le faltan citas. Él que nunca había usado el lápiz y el papel más allá que para anotar algún teléfono, algún fiado o para terminar de cuadrar las cuentas a final de semana…, se ha tenido que comprar una agenda tamaño gigante y una máquina registradora que se adaptase a la vintage de su abuelo, porque ahora se decía así: Vintage.



Quién le iba a decir a D. Ángel que su máquina seria tuneada para dejar de marcar perras gordas y marcas euros y céntimos, otros céntimos

Su barbería sale en las revistas por su encanto, por su decoración y Angelito se ha hecho personaje del mes: “maestro barbero”  le llaman. Lo es.  Sus manos se mueven en el aire mejor de lo que lo hiciera Eduardo Manostijeras. 




Y de eso se habla en la peluquería barbería. Ya no tiene tiempo de esas charlas con Carmelo, Gómez y Cruces sobre sus batallitas en la mili, de cuando el corte de pelo valía una peseta y luego empezó a costar cinco euros o de los goles de Di Stefano, pero no pasa un día en que los cuatro, antes de abrir se tomen un café. Ahora ya sin coñac.
Gómez ya no pasa la escoba porque no forma parte del personal. Carmelo no le ayuda a limpiar los utensilios por lo mismo. Ahora la barbería huele a otra cosa y el sonido del teléfono parece la banda sonora. Cruces ya no lo coge, y jamás había habido una mujer en aquel local. Ahora, los jóvenes van con prisa, creen saber lo que quieren pero Angelito sabe lo que mejor les va y sigue tomando su tiempo. Si algo ahí no ha pasado a pesar del tiempo, es eso, el tiempo.


Se sigue hablando del fútbol, de Messi y de Ronaldo, menos de toros y  más de política, se deja más propina, y hay café para todos. Ya no vienen niños a cortarse el pelo y una mujer , sobradamente preparada, está lista para tomar las riendas. Clarita parece la reina y se maneja entre hombres como una domadora entre leones. Es la pequeña de las nietas de Angelito y el aire nuevo que entra por la ventana. Un negocio de hombres en manos de una mujer. Y un novio "greñudo" que lleva un moño y una barba como la de Moisés, le acompañará en él. Quién se lo hubiera dicho a D. Ángel cuando en los años 30 decidiera abrir "Peluquería y Barbería Ángel".




Para este jueves, Alfredo, a través de su blog “La Plaza del Diamante", nos propone cotillear un poco en la peluquería o en la barbería…donde se nos va el tiempo sin darnos cuenta.