En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

14 de noviembre de 2018

Alma en las migas...

Era su primer empleo y estaba contento. No solo llevaría un poco de dinero a casa, aprendería una profesión y se iba a sentir un poco más útil. Sobre la mesa de la cocina siempre habría una hogaza de pan recién hecha. Se levantaba de noche y cuando regresaba apenas podía dormir. Al principio le costó adaptarse a aquel horario, aquellas temperaturas y a evitar comerse todos los pasteles que salían del horno de leña. Aprendió los secretos de un buen pan y con el tiempo, pasó de aprendiz a algo más y con magdalenas recién hechas conquisto a Adelita. Se sentía el chico más feliz del mundo hasta que ella le dejó y creyó ser el más desdichado, aunque le quedaba el amor por el pan. 

Alguien le ofreció progresar. Dejó el horno de pan por una oficina, su ropa siempre llena de harina por un traje de segunda mano, una corbata prestada y la camisa de los domingos como para todos los días. Se olvidó de Adelita y apareció Carmen: una salida los domingos después de misa con la carabina a un lado, un café con leche con churros a media tarde… hasta el primer beso en la verbena del barrio. 

De chico de los recados y de sus idas y venidas a la oficina de correos hasta que un día salvó una venta, y, de ahí, un despacho propio: traje de marca, camisa planchada cada día y corbatas caras… dinero en el bolsillo y cambio de nivel de vida, en progresión, hacia arriba: Una vida desahogada. Pero ahí quedaba aún el sofocante calor del obrador, el olor a pan recién hecho, a magdalenas, a pastel de manzana y a aquellas galletas de ingrediente secreto, el que doña Margarita había guardado de su madre, de su abuela, de su tatarabuela... 
Y una mañana, como si todo hubiera sido un sueño, volvió a cambiar el traje caro por un pijama blanco y un gorro a lo legionario, su despacho en la Gran Vía por un localito mono en un pueblo de montaña, donde habían nacido sus padres y que ahora empezaba a resurgir. Su visión de negocio, su olfato, no le falló. Con agua, harina y algo de paciencia y tiempo, creó su propia masa madre: su esencia, el alma de su pan. Porque lo suyo no es trabajo, es delirio, es obsesión. Es vocación.




Este texto pertenece a la convocatoria de Pepe, El trabajo, una maldición bíblica,
desde su blog Desgranando Momentos donde podéis leer otros textos.

11 de noviembre de 2018

Cierre de convocatoria

Y mirando al cielo... 
descubrí el esplendor de las almas plasmadas en mil palabras.


Así puedo resumir este encuentro de amigos, ese sentir de pensamientos, de evocaciones...
Os agradezco infinitamente vuestra participación, el cariño y el tiempo expuesto en vuestros trabajos, la colaboración para dar apoyo a cada compañero y la apostura de vuestros textos.

Unos hemos mirado el cielo con cierta nostalgia y mucho amor, acariciando las ausencias; otros, hablando de misterios y de terrores, fantasías y ciencia-ficción; otros mostrábamos la sencillez de un gesto pero, al final, todos hemos plasmado algo de nosotros.

Cierro mi convocatoria, no sin antes volver a daros las gracias por acompañarme en esta aventura y nos vemos en la aventura que programe Pepe, desde su blog "Desgranando Momentos"




8 de noviembre de 2018

Mirando al cielo...

Descubrí la libertad de una simple hoja de papel mecida a favor del viento, brincando en remolinos que eran como espirales llenas de algarabía. O, tal vez, solo una huida. Y sentí cierto ensimismamiento. Observé su ascenso, su mansedumbre en la planicie invisible y, de repente, la lucha con las gotas de lluvia que eran como perdigones a su alma. Al final, su caída en picado hasta las puntas de mis zapatos. Me hice tempestad calma con ella.

Era un ave herida, llorando su tinta y perdiendo su esencia. La tomé en mi mano como quien coge algo endeble. Sentí un palpito en mi ser. Las líneas se perdían entre curvas manuscritas, senderos de geometría asimétrica, juegos de palabras atenuadas en mis manos, enraizadas en cuatro pliegues que se hacían nido, resultándome tan difícil abrir sus puertas como descifrar su corazón. 

Medio amparada bajo mi paraguas, miré a ambos lados. Volví a elevar mi mirada al cielo donde los relámpagos eran látigos que parecían castigarlo. Me sobresalté cuando Juan me abrazó por detrás al tiempo que se resguardaba de la fuerte lluvia. El pájaro volvió a perder su equilibrio, cayendo desde mi mano hasta desaparecer bajo las pisadas de Juan. Perdió su destino o, quizá, ese fuera: morir, dejando que sus últimas palabras se desvanecieran en un aguacero.

Imagen relacionada

Nuestros pasos se adelantaron. Los besos de Juan vestían las gotas de agua que rodaban tímidas por mi rostro mientras... sus palabras se quedaban huecas en el fondo de mi pensamiento, inundado por las letras desconocidas de una simple hoja de papel que había caído desde el cielo y ahora dormía en un charco, como un simple barquito, a la deriva en un mar de burbujas.

Resultado de imagen de charco lluvia


Este texto forma parte de la dinámica que he coordinado esta semana bajo el título "Mirando al cielo". 
Picando en la imagen superior iréis directamente al enunciado 
y al listado de los blogs que participan en la convocatoria.

4 de noviembre de 2018

Convocatoria Reto del Jueves

Mirando al cielo...
[8 de noviembre de 2018] 



Os doy de nuevo la bienvenida a esta vuestra Trastienda donde deseo y espero que os sintáis bien.

Personalmente, me gusta observar el cielo de noche, disfrutar del brillo de la luna y hasta de las sombras que bailan ante ella, ocultándola. Alguna que otra vez, he visto cosas que no sé explicar y se han quedado ahí sin respuesta, aunque nunca me ha preocupado no obtenerla.

De eso va mi iniciativa de esta semana, viajeros de los jueves:



Os propongo que miremos el cielo, real o imaginariamente, y de entre las estrellas, por detrás de la luna o de una nube en pleno mediodía, estando solos o acompañados, aparece algo ante nuestros ojos, algo que podamos o no darle una explicación lógica pero que nos llame (o a nuestro protagonista) poderosamente la atención aún por simple que pueda ser, impactándonos y produciendo en nosotros una emoción especial: miedo, pánico, ternura, alegría, tristeza..., introspección...
A ras del cielo hay muchas cosas: aves, cometas multicolores, estrellas, rayos y centellas, un meteorito... o un OVNI (UFO), así que el resto es cuestión de imaginación y de inspiración para dar lugar a una historia de ciencia ficción, terror, misterio, amor... un cuento, letra de una canción o lo que se surja y en la forma que sea.


Espero que la idea os parezca suficientemente motivadora como para acompañarme en el viaje de esta semana. No solo a mí, sino a todos los compañeros y compañeras que puedan participar, leyendo sus contribuciones y comentando en la medida de nuestra disponibilidad. Siempre nos va a ser grato. Las normas ya las sabéis, ~350 palabras, y la libertad de elegir imagen si estas no os hacen. Me podéis dejar el enlace a vuestro blog, por la entrada correspondiente, aquí mismo, entre el jueves y el sábado que siempre vamos apurados por una cosa u otra. El domingo daré por concluida mi coordinación para dar paso al nuevo anfitrión y así vivir nuevas aventuras.

Solo me cabe agradeceros vuestra atención y espero ilusionada vuestras historias.
Feliz semana.


Nuestros aportes
  1. Ginebra Blonde
  2. Alfredo Cot
  3. Campirela
  4. Fabián
  5. María Dorada
  6. Dulce
  7. Mag
  8. Alma
  9. Yessy Kan
  10. Sylvia
  11. Tracy
  12. Dorotea
  13. Neo
  14. Mujer Virtual
  15. Javier Miró
  16. Juliano, el apóstata
  17. Maite
  18. Vivian

1 de noviembre de 2018

Ni el mismísimo demonio...

El hedor azufrado se percibía en el ambiente. Quemaba. No tenía tiempo de asustarme ante un ser cuya mirada traspasa el infinito. Es peor que el mismísimo diablo y debo confiar siempre en mí misma para poder enviarlo al lugar del que nunca debió salir. Él también me reconoció y empezó con sus malas artes, con esos espejismos que no siempre son tales. Me maldijo en todos los idiomas, blasfemó con todos los improperios que los milenios y la oscuridad de las almas torturadas, y que en él habitan,  le proporcionan.
Él —o ello— no tiene alma pero sí todas las formas posibles del mal, todas las representaciones humanas de la malignidad que a una le cuesta creer y todas las que su divinidad le otorgan. Es una mala madre pariendo hijos monstruosos, un árbol de vileza con frutos muy amargos.

Ilustración de David Ho

Siempre se me presenta para lo mismo. Desea llevarme a su lado, dispuesto a pagar un alto coste por ello pero, ¿qué precio alto puede pagar un demonio cuando lo tiene todo ganado o todo perdido? ¿Un martirio? El martirio era sed de su sangre: Su vida.

Atesoré toda mi fuerza. Con mi cuerpo tengo poco que hacer pero mi alma es demasiado válida para dejarla en sus manos. Mi piel no es un escudo. Todo lo contrario. No es más que una trampa... mortal.  He aprendido a deshacerme de él, a autoinvocarme y desprenderme de ese peso para poder luchar de tú a tú. Siempre será más poderoso que yo pero tengo en mis manos algo que él jamás tendrá: Mi Alma. Y es mi mejor arma. Luchar contra alguien que se cree invencible es tener, ya, una batalla ganada.

Ilustración de David Ho

El combate fue terrible. Siempre es intelecto contra intelecto. Luz y oscuridad. No soy un ángel pero sí sé cómo luchar contra él, y cada día lo hago mejor. Mi ejército va creciendo, lentamente, pero seguro. Son almas blancas de vicios menores y valores altos.
Un día no quedaremos en tablas y con mi alma lacerada, si no que tendrá que arrodillarse, humildemente, ante mi luz. Permanecerá para los siglos de los siglos atrapado en una jaula, en el más puro ostracismo, pero para vencerlo hay que ir poco a poco,  demonio o demonio, hasta que el último de ellos, llámese cómo se llame, quede postrado ante  esta parte de mí raza pidiendo perdón.

Arte de David Ho




Estas letras participan en la convocatoria de Juan Carlos desde su blog ¿Y qué te cuento? en un tema sobre seres malignos por eso de la noche de las ánimas. Ahí se pueden leer otras ideas sobre esto.