En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

28 de enero de 2024

Confesión...

Un Jueves, Un Relato 
La luz oculta del faro: La confesión.



«No sé por qué te escribo, tal vez porque no puedo llevarme conmigo tanto peso en la mochila, pero tampoco deseo que te hagas responsable de unos actos que no te competen. Casi seguro que añadiré un peso sobre tu conciencia, pero también sé que sabrás qué hacer.

    »Los recuerdos, repetidos hasta la distorsión, me impiden contarte con pelos y señales lo ocurrido, Fue un acto horrendo, repleto de cobardía, en una noche de traiciones y secretos oscuros. Y los lazos que una vez nos unieron como amigos se desgarraron, y la confianza se convirtió en una sombra lejana, enraizada en el puro acobardamiento. 

    »Recordarás que el faro era nuestro refugio.  En él se esconde el germen de la tragedia que perturba mi cordura.  Bajo su luz,  presenciamos algo que cambiaría nuestras vidas para siempre, dejando huellas indelebles, en esta caso heridas abiertas que no hay forma de que cicatricen.

    »No fui yo solo. Fuimos todos: quienes mancharon sus manos y quienes nos las emporcamos con nuestro silencio. Todos somos cómplices de aquello, pero solo tú, entre nuestras mentiras y las amenazas de todos contra todos, resultaste injustamente culpable. Tú nunca bebes y tu sobriedad pareció inyectada de alcohol aquella noche.

    »Sé que ni siquiera nos odias a pesar de tu encierro, tu vida hecha añicos y las alas cortadas, pero ya no puedo más. Estoy cansado. El símbolo en las paredes del faro grita el recuerdo de dolor y traición, como lágrimas de sangre derramadas por lo que pasó. Hoy, me veo obligado a confesar estos oscuros secretos para liberarte del pecado que te tiene preso. Mi culpa no se verá resarcida porque soy tan cobarde que mi vida da coletazos, pero, sí al menos, quedará constancia de tu inocencia.

    »La fanfarronería nos condujo a la tragedia. La cosa subió de tono y las palabras acabaron en puñetazos, en una caída mala que podía haberse quedado ahí si no hubiera sido porque Pascualito, lleno de irá se abalanzó sobre Ricard, ante nuestros ojos. No hicimos nada, al revés, creo que le alentamos mientras con la botella que rompió en la propia cabeza de Ricard, le cortaba la garganta. Solo cuando la sangre lo encharcó todo, el silencio se hizo. Nos miramos unos a otros, como si estuviéramos haciendo un pacto tácito. Te observamos. Estabas inconsciente en el suelo, apoyado en un rincón, ausente de todo. Berto se apresuró a cogerte y acercarte hasta el cuerpo de Ricard. Le ayudamos y él mismo te colocó la botella rota en las manos, te manchó con la sangre de nuestro amigo y nos marchamos. Llegamos al barranco de El viejo y permanecidos ahí hasta el alba, hasta que la borrachera de sangre, alcohol y traición se había disipado. Entonces, llamamos a las autoridades, aludiendo que la fiesta había terminado, pero que te quedaste con Ricard. Era nuestra palabra contra la tuya, que no tenías, porque nada sabías, nada habías visto..., y la verdad quedó sepultada.

No espero que mis palabras encuentren comprensión, pero sí que con mi confesión, podamos finalmente liberar nuestras almas de las cadenas de la culpa. Solo deseo que te lleguen. Te abrazo desde allá donde me encuentre.
Rodrigo Nuez Blasco

PASCUAL LAMAS LASTORRES,  c/ Vendimia, núm. 5.
RICARDO FUENTES VALPARTIDA, c/Vendimia, núm. 7.
ALBERTO CAPAZÓN MUROS, c/ Alta, núm. 4.
RAÚL ROMERO SANCHO. iNOCENTE.
Vecinos de Hallende».

Se produjo un profundo silencio en el despacho.

—El equipo médico del centro atiende a que su propia enfermedad mental le ha distorsionado la realidad y ha creado recuerdos inexistentes, pero nuestros forenses han abierto el melón y os digo que hay mucho más en esta carta. Hoy en día tenemos los equipos y estamos preparados para corroborar la verdad. Se le ha aplicado vigilancia constante para evitar un suicidio. Tenemos varios testimonios directos, declaraciones que deben ser cogidas con pinzas, pues entran en algunas contradicciones, pruebas suficientes y un inocente en la cárcel —dijo la inspectora de policía.— Tenemos mucho trabajo por hacer.



Me sobran doscientas mil palabras, ya lo siento, pero no he sabido por dónde acortar más de lo que ya he hecho, es más, casi escribo la novela entera :-) 
Si deseáis, podéis ir tanto a la convocatoria como a la lista de participantes y leer otras historias sobre lo que pudo acontecer en el faro.

Cierre de Convocatoria...

Querida familia juevera, heme aquí de nuevo para dar por concluida la convocatoria que he tenido el placer de anfitrionar y, antes de dar paso a la siguiente persona convocante, dejadme daros las gracias por vuestra enorme participación. He de confesar, mea culpa, que aún no he tenido la oportunidad de sumergirme en todas vuestras cartas, pero prometo que a lo largo del día de hoy lo lograré. 

Quiero expresar mi sincero agradecimiento por cada palabra, por cada trozo de historia que habéis compartido. Vuestra participación es más que apreciada, y agradezco la paciencia infinita que continuáis teniendo conmigo. 

Dicho esto, mientras sigo descubriendo vuestros relatos y me sumerjo entre los claroscuros del misterioso faro, epicentro de tantos sucesos, doy paso a Dafne, quien nos ha ido acompañado en esta travesía literaria y que hoy se convierte en nuestra anfitriona. ¿Qué nos deparará su propuesta? ¡Vamos a descubrirla!

No olvidéis repasar la lista, por si acaso.
¡Hasta otro encuentro!
Besos y abrazos, y gracias infinitas.

Imagen de Pinterest

21 de enero de 2024

Convocatoria "Un Jueves, Un Relato"...

Hola, de nuevo, familia juevera.
Como tengo el tiempo tan trastocado, casi se me pasa que hoy debo poner la convocatoria de esta semana. He de reconocer que tenía preparadas mi participaciones en las semanas anteriores y comentaros, pero he aquí, que ni una cosa ni la otra.
Vamos a lo que vamos.
Os pongo en antecedentes:


La luz oculta del faro

[25 de enero de 2024]


Existe un faro, aparentemente desolado, pero no deja de ser un gigante que se erige como un centinela silencioso sobre la línea donde el mar abraza la tierra, a veces de modo suave, otras de forma agreste. Un monumento que fue guía en su día, mas ahora yace abandonado y desgastado por los elementos, el tiempo y la memoria oscura, aún así, persiste como una llamada de misterio, con sus paredes que sostienen secretos y sus escalones cubiertos de salitre y polvo como testigos de eventos que desean ser olvidados.
Hace años ocurrió algo que ha permanecido en la sombra desde entonces, envuelto en preguntas sin respuesta y marcado por un símbolo enigmático que adorna sus paredes. 
Las leyendas locales murmuran sobre ojos que observan y ecos de risas y conversaciones que resuenan en sus recovecos. Incluso se dice que alguna noche de gran tempestad su luz se vuelca sobre el mar. Cierto es que parece que una bruma de sospecha envuelve a todo el pueblo, como si todos supieran algo, pero nadie dice nada, como un pacto de silencio sobre lo acontecido.

Faro, artista: @ramsis.bnw
Imagen superpuesta: Mi letra :-)

La memoria es fácil, pero las palabras tienen el poder de poder tejer la verdad, por eso vamos a sumergirnos en esta intrigante trama asumiendo, cada uno de nosotros, el papel de un personaje ligado al hecho. Imagínenos su vida, sus secretos, sus miedos y su relación con el enigma del faro. Puede ser un testigo directo, un residente del pueblo o incluso alguien que ha guardado silencio durante años. 

A través de una carta revelaremos recuerdos, sentimientos, participación en el misterioso suceso o conocimiento detallado del mismo. Hemos de imaginar que nos estamos desahogando con un confidente cercano. No nos limitemos solo a narrar los hechos; exploremos las emociones y motivos detrás de las acciones. 

La premisa que nos guiará y formará parte del cuerpo de la carta es la siguiente: «No sé por qué te escribo, tal vez porque no puedo llevarme conmigo tanto peso en la mochila, pero tampoco deseo que te hagas responsable de unos actos que no te competen. Casi seguro que añadiré un peso sobre tu conciencia, pero también sé que sabrás qué hacer...».

La carta tiene su propia historia pues la imaginación está abierta a cualquier resultado o momento, pero es la pieza fundamental que revelará la verdad que ha permanecido oculta. ¿Cuándo fue escrita?  ¿Cómo ve la luz? ¿Qué es lo que confiesa el autor? ¿Qué es ese símbolo? ¿Es una broma del destino? ¿Es una despedida? ¿Cómo continua la carta?

Si os parece motivadora la propuesta y os anima a participar, dejadme vuestros enlaces aquí mismo, a partir de cuando queráis, así iré confeccionando la lista de participantes. Podéis poner la imagen de la convocatoria o buscar una que os guste para vuestra carta, y ya sabéis, alrededor de 350 palabras y corresponder en comentarios.
Millones de gracias siempre por vuestra colaboración.
Besos y abrazos.

PARTICIPANTES
Os leeré durante el fin de semana


7 de enero de 2024

El Pecado encarnecido...

El tiempo se me había echado encima de manera irremediable. No contaba con nada, salvo con la invitación al baile que, cada última noche de año, celebraba el caballero Dulce: el de los instintos perversos, las palabras encantadoras y las intenciones claras. Dice en su invitación «el azar te mostrará tu camino». Él y sus misterios, sus enigmas y los senderos intrínsecos a su naturaleza. 
Y el azar son estas tres cartas selladas con su anagrama que adjunta a la invitación. Elegir una y mostrar a la entrada. Mi curiosidad es poderosa y mis enigmas tan misteriosos como los suyos. Vestirse de piel, encadenarse a cadenas invisibles y postrar valentía desde el suelo con la hechura de Mujer. Santo y seña. El Pecado encarnecido. Secretos al desnudo. Noche de enigmas y placer.

Botas de cuero altas, por encima de la rodilla, con tacón de aguja que me encumbra sobre los pilares. Cuero negro como atadura de mi carne y un entramado de nudos cruzando mi espalda desnuda hasta donde pierde su nombre. Cada paso revolotea la cola que arrastra mi vestido y cada golpe de tacón reverbera en el filo de la falda, haciendo temblar el misterio que esconde bajo ella. En mis muñecas, puños de sirvienta francesa y en mi cuello, entre los encajes blancos, una sutil argolla. Sé que será todo de su agrado y también de su placer.

Llegué al baile más allá de la última campanada, cuando el bullicio estallaba en todo su esplendor, sumido en risas y susurros que se entrecruzaban en el revolucionado compás de la música. Cada paso sobre el suelo pulido resonaba, pero mis pisadas pasaban desapercibidas entre las sombras y los destellos de las máscaras danzantes. Mis ojos, ocultos tras la seda negra y enigmática de mi antifaz, buscaban sin descanso al caballero Dulce entre la maraña de desconocidos y de damas cuya identidad no me pasaba inadvertida. 

Sentía el cosquilleo de la curiosidad, el palpitar acelerado del deseo que latía en sintonía con el incesante ritmo de la noche. Fue entonces cuando el aroma a sándalo y ámbar, su sello personal, se entremezcló con la brisa que acariciaba mi piel. Su presencia se hizo palpable, un magnetismo que guiaba mis sentidos hacia él. Sin previo aviso, una mano firme pero gentil se posó en mi espalda descubierta, siguiendo el intrincado enredo de nudos que desafiaba lo convencional. 

—Encantado de que hayas llegado, dama de enigmas y seducción.
—Siento haber llegado tarde, pero agradecida por contar conmigo un baile más.
—¿Estás lista para desafiar al azar y adentrarte en los rincones más profundos de la noche?

Su voz resonó con una promesa implícita, desafiando mis límites y despertando la curiosidad más intensa. Asentí en silencio, dejándome llevar por la corriente de seducción que nos envolvía. Él tomó el control, su mano firme guiando cada movimiento mientras nos alejábamos hacia un rincón apartado del jolgorio.
—¿Y vos? —concluí por susurrar.
El ambiente se tornó más íntimo, las sombras se hicieron cómplices de nuestros secretos. A pesar de todo, su voz fue un susurro íntimo que se filtraba entre la algarabía del baile. Su aliento cálido acariciaba mi cuello y su presencia imponente me envolvía en un halo de magnetismo y misterio. En ese instante, la conexión entre nosotros se volvió eléctrica, una danza silenciosa de miradas a través de nuestras máscaras. Con gestos apenas sugerentes, él me condujo hacia el centro de la pista, tirando de la argolla de mi garganta. Ahí, los cuerpos se entrelazaron en movimientos sugestivos y sincronizados en una coreografía íntima de pretensión y deseo.
Las luces centelleaban sobre nuestras figuras enramadas, la música reverberaba rodeándonos y cada gesto, cada ligero roce, revelaba propósitos oscuros sobre la piel oculta. Entre risas y miradas cómplices, el caballero Dulce y yo nos sumergimos en un juego de seducción, donde las máscaras no solo ocultaban identidades, sino que exaltaban la pasión que ardía entre nosotros. En un giro calculado, sus labios rozaron mi oreja, susurros de deseo que desencadenaron en un intenso escalofrío que me recorrió entera, estallando en el centro de mi vientre para convertir mis entrañas en el inicio de un dulce y embriagador manantial capaz de azorar la voluntaria sed de mi partenaire.
Apartados del gentío, en la penumbra de una profunda habitación donde los deseos más livianos se escondían para tornarse perversos y oscuros, cómplices y deliberados, el caballero Dulce, con maestría, desató cada uno de los nudos que ataban mi vestido, dejando al descubierto la piel que ansiaba sus caricias. El brillo de la luna se filtraba entre las cortinas, iluminando la escena donde el juego de poder y sumisión se entrelazaban con el fuego de nuestras almas.

Cadenas invisibles nos unían en un vaivén de sensaciones, donde el placer se entremezclaba con el misterio, y la entrega se convertía en un lenguaje silencioso entre gritos contenidos, gemidos desvelados y suspiros clandestinos. Fue el clímax de las horas ignoradas el que nos sumergió en la profundidad de nuestros instintos más salvajes y prohibidos, desafiando al azar para entregarnos, yo a su voluntad y él a sus perversos instintos en un consenso santificado por nuestros mutuos deseos.

—Siento complacido vuestra entrega —me dijo mientras soltaba los amarres que habían sujetado mis muñecas a la cruz.

En sus ojos todavía palpitaba la exacerbación de su deseo, el fuego que todavía llameaba avivado en mis entrañas. Cada nudo de mi vestido había sido una bocanada de libertad, cada caricia un soplo de felicidad; cada beso, un enjambre de sensaciones compartidas que culminaban en la densidad de un abrazo cálido y reconfortante. tanto para la piel sofocada como para el alma satisfecha.

—Gracias, mi estimada Magda, por este bello baile.
—Gracias a vos por sumergirme en él —respondí, dejando mis puños sobre el potro. Una evocación del placer.

Nuestros pasos nos volvieron a encaminar hacia el baile, donde algunos invitados dieron cuenta de nuestra ausencia; otros quisieron ser ignorantes. Repetimos un baile, sin intenciones ni pretensiones oscuras. Luego, desaparecí para perderme en la noche, y entre sus recuerdos.

Baile de máscaras en la maison de Monsieur Dulce