Fui uno entre un millón. O eso dicen.
Mi día a día ha sido intenso y ninguno de
ellos fácil. Al contrario, cada día ha sido una nueva lucha por sobrevivir.
Un corazón.
Una extremidad… Otra.
Unos ojos… Unos párpados.
Descubrir que tengo un rostro y que en él
puedo plasmar emociones.
Percibir sonidos que en mi mundo suenan
diferentes. Acostumbrarme a ellos y asimilar los nuevos. Decidir cuáles me
gustan más o cuáles menos.
A pesar de todo, tranquilo en mi cosmos
líquido.
Pero algo ha cambiado en las últimas
semanas. Mi mundo está alterado. Me veo abocado a un abismo que desconozco y
cada vez me resulta más complicado moverme.
Todo parece tambalearse. Noto que esto se
me queda pequeño y que en algún lado hay una salida. No sé de tiempos, en
cambio, sé que es el mío.
Es mi hora. Pero lo he oído demasiadas veces.
Oí las campanas de la iglesia. Doce. Una
tras otra. Llevo en danza mucho rato.
Todo me aprieta. Estoy encajado aquí y
acabo de despertar. Se me antoja todo demasiado estrecho y he perdido mi mundo
líquido. No floto. Soy como una masa pesada metida en un embudo.
Los sonidos me desconciertan y algo
invade mi universo. No me siento bien. Estoy angustiado y siento miedo. Miedo
que va creciendo conforme oigo tiempos y medidas, conceptos que no entiendo
pero importan.
“Tres centímetros. Aguanta un poco más.”
“Esto es muy largo. Llevo ocho horas.”
Reconozco esa segunda voz. Me siento más
calmado al escucharla pero me suena diferente. Transmite tanto miedo como tengo
yo. Me hago un ovillo. Voy haciéndome sitio en este angosto canal.
¡Horrible! Yo estaba bien ahí. ¿Por qué
he de abandonar mi mundo? ¿Quién lo dice?
“¡Ya! ¡Ya es la hora! ¡Vamos!”
“¡Sacármelo ya, por Dios!”
Y me sigo metiendo… O salgo… No sé. Hace
frío. Me duele todo. Mi cuerpo se contorsiona.
Hay algarabía. Lloran. Ríen.
Yo lloro. Desconsoladamente.
¡Esto no me gusta! ¡No quiero! ¡Quiero
volver a mi infinito!
Estoy sucio y, aun así, me abrazan y me
besan. Me quieren.
“Hora del nacimiento: 23 horas, 45
minutos del 2 de julio de 2015.”
“Has sido muy valiente… Y tú también,
pequeñín…”
Casi 24 horas. Hoy es el primer día del
resto de mi vida, de mi nueva vida.
Relato de los jueves.
Convocado por ¿Y qué te cuento? de Juan Carlos.
Hermoso Mag. Muchas veces a lo largo de nuestras vidas tenemos esos nacimientos. Todos los dias es un abrir los ojos al mundo. Muchas veces hasta no encontramos quien nos tome en sus brazos y simplemente nos diga "Estoy sucio y, aun así, me abrazan y me besan. Me quieren." Besos y buen renacer
ResponderEliminarSí. Yo hoy también he nacido de nuevo. Nazco cada día. Y ante mí se abre todo un universo para disfrutar. Pienso como tú.
EliminarSe te abraza, se te besa y se te quiere..., estés como estés... pero no de esos de brazos o boca... De los otros.
Father and child.
ResponderEliminarVery special.
I love it . . .
Helo, Rick. I like to welcome you at home.
EliminarII love to see you here.
Thanks.
Kiss.
¡Qué ansiedad! y que bien la has descrito
ResponderEliminarMuchas gracias. No sé si está bien o mal, pero a mí me ha gustado. Y en realidad, no tiene porque sé un bebé el que nazca. He puesto la foto que puede confundir un poco pero puede ser la liberación de un alma.
EliminarUn beso y mil gracias.
Hermoso relato....el nacimiento de una vida nueva paso a paso..
ResponderEliminarSaludo
UN día en la vida. En este caso, el primero.
ResponderEliminarSaludos.
Como bien dice nuestro amigo Demiurgo, y así yo también lo digo... el primer día de una vida.
ResponderEliminarUn besazo.
CRISTINA
ResponderEliminarDEMIURGO
MARÍA
Gracias por pasar por la casa.
El primer día de muchos días... y a seguir guerreando, a ser el fiel soldado de la vida.
Besos para tod@s.
Debo reconocer que leyendo no pude evitar que en mi nariz se produjera ese cosquilleo propio que antecede a las lágrimas..No es que haya llorado..pero la emoción del relato me invadió de tal manera que casi..casi..
ResponderEliminarHola, Mirella. Solo con saber que mis letras te han emocionado, me siento muy orgullosa de lo que he hecho. Mi intención siempre es transmitir sentimientos y emociones y que todo ello se remueva dentro de cada alma, siempre en perspectiva positiva porque ya hay bastantes lágrimas y bastantes desgracias como para no dar atisbos de esperanza e ilusión.
EliminarUn beso enorme y mil gracias por venir. Eres bienvenida a ésta tu Casa siempre que gustes.
Yo creo que uno nace antes, como en esa parte que has relatado, desde allí uno ya vive.
ResponderEliminarBesos dulces.
Uno, a veces, nace incluso antes de haber nacido. Ya en la intención tenemos vida.
EliminarCada noche, al acostarnos, nos convertimos en ese bebé que ha de luchar horas, días... para salir a flote. Y cada día es ese momento del parto donde deseamos que todo salga bien, donde deseamos esa sonrisa, ese abrazo, ese "te quiero"...
Besos grandes.
Que bien narrado y desde un punto de vista del.bebé. Un día único en la vida.
ResponderEliminarUn saludo.
Que precioso relato, intenso, dulce, emotivo, el primer e inolvidable día una vida.
ResponderEliminarbesos
Pikxi...
EliminarRosa...
Gracias por vuestras palabras... Y sí, es un momento muy intenso... Todo un momento diría yo.
Un beso enorme para cada una.
Sentíos como en casa.
Impresionante!! Una preciosidad de escrito, me ha emocionado...
ResponderEliminarMuchos besos
Muchas gracias por pasarte y por tus palabras :-)
EliminarUn beso enorme, Carmen.
Ay, pobrecillo, que angustia. Y pensar que todos hemos pasado por ello.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como lo has narrado, acercándonos a la criatura.
Besos y gracias por haber compartido este día.
Hola, Juan Carlos. Pues si, todo pasamos por ello. Ya venimos al mundo atándonos los machos.
EliminarGracias por tus palabras. Un beso.
Mi hija tardó 32 horas en nacer. Espero que su angustia no fuera como la de la criatura que tan magistralmente describes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Solo ella lo sabe pero... Ya no se acuerda de nada...
EliminarUn beso enorme y mil gracias por venir, Ibso.
La angustia invade todo tu relato. Y es muy fácil pensar que efectivamente el nacimiento de un ser humano sea así, casi tal y como lo describes, con esa dureza y ese dolor.
ResponderEliminarQue bueno que lo olvidamos para comenzar a vivir el resto de nuestra vida.
Gran relato.
Un abrazo
Precioso ese momento del nacimiento. Es un momento el sentirse mal, después rápidamente se olvida, por suerte.
ResponderEliminarUn abrazo
No me esperaba esto de ninguna manera. Te mereces un aplauso, por la originalidad y la ternura de tus letras.
ResponderEliminarUn beso
absolutamente conmoverdor, para quien ha estado del lado de aqui y para quien ha estado del lado del que llega (aunque no lo recordemos conscientemente, quizás muchas cosas que sentimos sin saber por qué, tengan que ver con ese momento...)
ResponderEliminarUn día especialisimo, como lo serán todos y a vivir se ha dicho!!!
besos
Qué belleza de relato...y qué importante ese momento...muy bien relatado.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Qué belleza de relato...y qué importante ese momento...muy bien relatado.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Uffff... nacer... renacer cada día... renacer el día que encuentras ese "alguien" que te lee el Alma como nadie... renacer cuando te reconoces en una amiga, en una hermana... renacer en el mismo instante que haces nacer...
ResponderEliminar...eres grande, muy muy grande ...y hoy, hoy me emocionas de manera desbordante. Un beso y el resto lo sabes.