Teclas blancas.
Teclas negras.
Manos insurrectas que desvirgan cada nota a cada golpe, suave, rítmico,
asonante…
Y te veo ahí, sentado al piano, tan desnudo como tú, mientras la luz del
alba entra por la cristalera…
Te observo desde la distancia, mientras tus dedos se deslizan maestras
creando música… como las caricias que aún suenan en mi piel, que todavía la
erizan, mientras me refugio en mis brazos, sobrecogida, emocionada, recreándome
en las notas que envuelven tu desnudez…
Tienes los ojos cerrados y tu cuerpo se mece en ese compás sintiendo la música. Me da miedo romper esa
magia con cualquier sonido que no sea el de mi respiración intentando
acompasarse con tus notas… o el de mis pensamientos…
Y al abrir tus ojos, tu mirada se cruza con la mía. Tus movimientos
cambian, sonríes, y las notas se aceleran, como un canto poseído, como la rubrica de un deseo, ese desenfreno de un cuerpo que posee a otro, o de éste
consintiendo su entrega.
Tus manos se detienen meciendo notas cálidas, hasta que el piano deja de
sonar… Ruge el silencio. No dejas de mirarme. No dices nada. Esperas. Me quedo
quieta.
Me incitas. Sabes que no aguantaré mucho. Mis pies parecen independientes a mi intención. Quiero que vengas pero, inconscientemente, empiezo a andar hacia ti.
Me recibes en tu abrazo. Tu piel está fría. Mi cuerpo caliente, protegido bajo tu mejor camisa… Perfecta dicotomía que se vence entre besos que se mojan, entre caricias que abren la piel… Tu boca apresa mis cimas y yo te peino los pensamientos con mis dedos; tus manos reptan en mi espalda y yo... Yo solo puedo darme a ti... cuando ya mi pulso se recoge en tu aliento...
Me incitas. Sabes que no aguantaré mucho. Mis pies parecen independientes a mi intención. Quiero que vengas pero, inconscientemente, empiezo a andar hacia ti.
Me recibes en tu abrazo. Tu piel está fría. Mi cuerpo caliente, protegido bajo tu mejor camisa… Perfecta dicotomía que se vence entre besos que se mojan, entre caricias que abren la piel… Tu boca apresa mis cimas y yo te peino los pensamientos con mis dedos; tus manos reptan en mi espalda y yo... Yo solo puedo darme a ti... cuando ya mi pulso se recoge en tu aliento...
¡¡¡Wauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!
ResponderEliminar¡Vaya, eso sí que lo resume todo!
EliminarLa nota final :-9
Un besete.
Por dios!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! cuánta belleza
ResponderEliminarA tus PIES
¡No me saques los colores!
EliminarUn besi.
Notas melódicas sobre el lienzo de tu piel, sinfonía de caricias grabando su nombre.
ResponderEliminarMe encantó tu frase:: " y yo te peino los pensamientos con mis dedos"; Precioso lo que has dicho.
Un placer siempre leerte, Mag.
Un beso pecaminoso.
A veces tengo frases con las que me luzco :-)
EliminarUn beso enorme y espero que la melodía sea eterna.
La escena es... Sentimientos en plena danza bajo nota negras y notas blancas. Lo haces real, cerrar los ojos y... sentirlo, verlo... Te Felicito, Mag.
ResponderEliminarMil besitos, preciosa.
Muchas gracias, Aurora... por percibir así mis letras, en serio.
EliminarUn beso enorme.
Y gracias mil por todo.
Hay pureza en la narrativa, alma, sentimiento, dulzura. Me ha gustado.
ResponderEliminarFeliz semana ;)
Hola, Amow. Muy buen día y feliz semana también.
ResponderEliminarHay lo que ves porque lo sientes tú también.
Besos.
A esto se le llama "arte"... y sabes que lo digo sinceramente, más allá de nuestra amistad... tienes un don, es hacer sentir, vibrar con tus letras...
ResponderEliminarBesos y el resto lo sabe(mo)s.
Solo sentimiento, Alma. Si fuera arte... pero no, solo puro sentimiento.
EliminarUn beso enorme.
Y los dedos siguen haciendo música en el instrumento del cuerpo.
ResponderEliminarBeso dulce Magda.
Dulce melodía la que saben sacar esas manos, pero no hay buena melodía si no hay instrumento que tocar.
EliminarUn beso grande.
Wow que preciosidad!!!
ResponderEliminarMe encanta :-)
Un besito guapa.
Hola, Itzala.
EliminarMe alegra que te guste.
Un beso muy grande :-)