30 de mayo de 2016

Así surge el beso...

Sentir la alborada rozando nuestros cuerpos,
erizada la piel... Así.
Abrir los ojos y vernos... Y sentirnos...
Y despertar adormilados con el primer beso:
Ese beso que parece buscar uno y esperar otro;
ese beso que incluso se dibuja tímido.
Así, en el sentido distendido.

Y el viento, que empuja la cortina,
parece atraerte hacia mí...
Así cómo levanta las arenas y las mareas.
Y tus ojos a la altura de los míos,
tu abrazo en mi piel,
tu sonrisa medio rozando la mía...
Y así surge el estigma. Así surge el ósculo.
Así surgen el roce, el choque... 
El beso...

Un suave roce: dos labios contra dos labios.
Y dos buscan uno:
Así: Primero el de arriba... Luego el de abajo.
De nuevo, dos contra dos.
Y la cancela se abre... 
Y como alma perdida,
se humedecen tus labios con mi roce
y tu cancela también se abre.

Así, hirviendo en aguas de fuego
como dos titanes medio enfurecidos,
tu lengua y la mía juegan a encontrarse...
Y mi cuerpo despierta entre tu desnudez
por haber anochecido así, perenne en ti.

Esta semana, así, con Sindel desde su blog
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26 de mayo de 2016

La mujer de sus pinceles...

De no haber sido él quien me había invitado a aquella cita, no hubiera tenido duda alguna a la hora de rechazar la invitación. Me aburren las exposiciones de arte. Sí... No sé, me parece un paseillo de sentimientos y sensaciones extrañas. No puedo evitar poner la oreja y oír lo que se comenta. Me pregunto por qué yo ni veo ni siento lo mismo.
En fin… Una velada nocturna.

Me sorprendió no ver a nadie en la entrada y menos en los alrededores. Me sobrecogían mis propios pasos sobre el empedrado de la estrecha calle. Me pregunté por qué tenía que entrar por la parte trasera. 
Golpeé la puerta pero estaba abierta. Dudé en entrar pero lo hice. 
Las llamas de velas, cirios más bien, tintineaban sombras por todas partes. Sentía el corazón latir tan fuerte que retumbaba por los pasillos. De fondo, reconocí el Nocturno Op. 9 N. 2 de Chopin fundido con un rumor de lluvia. 
Al final de uno de ellos, se abría un espacio tenuemente iluminado, focalizando toda la atención en el piano.

Ahí estaba él… Acariciando las teclas. Marcas blancas sobre negras y blancas sobre blancas.
Me buscó con la mirada. Le sonreí. Me parecía de lo más enigmático. Nuestra segunda cita y así de especial y diferente. Me invitó a acercarme con un gesto y sentarme a su lado. 
Lo hice. Imaginé esas manos acariciando mi piel. Esa boca que sonreía, besándome. Se detuvo y tomó mi mano, llevándosela a los labios. Sin dejar de mirarme, la besó.

Nos pusimos en pie. Cada detalle de él parecía parte de un ritual. Unos pasos más allá y se hizo la luz, mostrando ante mis ojos un retrato... Y otro... Y la luz... Y otro... Y en cada uno, una mujer...


- Eres así… 
La mujer dulce e ingenua, sin apunte de vulgaridad, casi virginal, de Botticelli: Mi Venus.
La mujer reflexiva, inteligente, resuelta que pintaba Da Vinci.
La mujer sensual y segura que abre las puertas de mis ocasos  como la de Draper custodiaba los suyos, o, esa mujer ensalzada, engalanada que realzaban Tiziano y Ghirlandaio.
La mujer delicada y sutil que dibujaban las manos de Manet o de Bougerau. O la de rotundas formas de Lebasque...

Mientras, su mano dibujaba el centro de mi espalda.

- La mujer inquieta pero firme como la Diana de Simón Vouet... extasiada como Caravaggio matizaba a su María Magdalena.
La mujer natural y libre, sin tabúes, que deseaba Gaugin o Renoir, auténtica y con carácter como la Maja desnuda de Goya y la mujer racial de Julio Romero de Torres.
Enigmática, misteriosa y oscura como la dibujaba Ingres... 
O la femme fatale estilo Toulose-Latrec.
Cóncava y convexa  como la trazaba Picasso, llena de aristas y perfiles, de luces y sombras. 

Y tomando mi mentón con suavidad, elevando mi rostro hasta que nuestras miradas volvieron a encontrarse, pronunció:

- Todas esas mujeres, y más, eres tú...

Me abrazó desde atrás y , apoyándome en su pecho, giramos sobre nosotros mismos. De su mano había paseado ante cada pintura… Ante una Mujer. Y sí, de todas ellas, había algo de mí. 

- Y ahora, pintaré a Mi Mujer..., A Mi Reina...




Esta semana, Lucía, desde su blog
nos invita a una noche en un museo.

24 de mayo de 2016

Entretiempo

cuando tú y yo nos damos la espalda. 
Ahí yace la noche y vigila el alba 
adormilada entre las comisuras de los besos.

Entretiempo

cuando nos abrazamos sin saber que nos abrazamos  
entre rumores súcubos y entredichos íncubos 
que claman hambrientos las huellas que no ven 
pero pretenden seguir como esclavas, como esclavos.

Entretiempo

cuando tus manos moldean mis arenas 
crecidas de las cortantes de tus rocas, 
abrasadas por los rugidos de esos vientos, norte y sur, 
que elevan tempestades entre dos almas perdidas 
que de un entretiempo consumaron una eternidad…


Esta semana
entretiempo con
Sindel desde su blog
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19 de mayo de 2016

De palabra...


Tengo tantas palabras bonitas que no caben en este universo de palabras. Vuelan más allá de los sentimientos. Palabras que palpitan en el alma. Pueden brotar sangre, brotar libertad, brotar instintos...
No hay palabra fea.
Unas suenan bonito porque nos recuerdan a alguien. Otras nos parecen menos bellas o más, inmensamente bellas. Tienen musicalidad. Llevan sentimientos plasmados e implícitos.
Una de las palabras más hermosas es aquella que no se dice, aquella que por más que buscas y buscas no hallas para describir o explicar el sentimiento, tanto positivo como negativo, que te quema por dentro...
Aquella que es capaz de dejarte la mente bloqueada y te hace sentir que necesitas más y más...


Clepsidra que diluye el tiempo gota a gota, rocío engendrado al anochecer para besar el alba.
Me gusta el ocaso porque se viste de luna.
Me gusta la luna porque se sabe mujer.
Libélula azul de alas iridiscentes.
Cuerpo tornasolado de los colores del universo
de las ganas de vida, del misterio del espíritu.
Guardiana de mis sueños... Y de los suyos.
Del amor  que nos sentimos.
Palabra callada en el silencio de las miradas o
en el verbo conjugado de las manos.
Palabra desbocada desde las entrañas y exhalada por la garganta.
Furia salvaje.
Pero nada sería posible sin el Tú y sin el Yo....
Sin el Nosotros.
Sin el Todo.
Tantos suspiros... Tantas palabras.



***   ***   ***   *** *  ***   ***   ***   ***
Esta semana, Dorotea, desde su blog, Lazos y Raíces
nos convoca a hablar de nuestra palabra favorita.
Yo tengo tantas que no puedo… pero se juntan con las de los demás.

15 de mayo de 2016

Para siempre, eternamente..., hazme lluvia...


Ven. Acércate. Abracémonos.
Deja que te compense por cada momento de mi ausencia, 
que cada beso que te dé
consuele cada uno de aquellos que no te he dado; 
que cada presión de mis brazos suponga cada uno de esos abrazos 
que siempre te he querido dar y antes no pude.

Deja que te compense por todos los años 
que no hemos estado juntos, 
buscándonos sin saber que nos buscábamos…
Fuimos y somos para ser siempre, eternamente.
Deja que mis ojos se iluminen en tu mirada, con ella; 
que me pierda en cada dibujo de tu sonrisa… 
Deja…Déjame…

Ven. Entrégate.
Entrégate a este sentimiento que nos nace, que nos inunda…
como la lluvia que hoy cae y que empapa la tierra.
Quítate la camisa y deja que te moje, 
que cada gota te hable de mí mientras cae sobre tu pecho, 
Deja que la lluvia te lleve todo de mí…
Llueve. Ama…
Hazme lluvia en ti. 
Siempre... porque tú sabes que siempre que llueve, estamos.
Y estamos para sernos.


Esta semana
Para siempre, eternamente.
Sindel desde su blog
Palabras de Sindel
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14 de mayo de 2016

Miedo...

¿Miedo? 
¿Qué es miedo? 

Miedo es buscar tus ojos y no hallar tu mirada; 
abrazarte y no llegar a perderme en tus brazos; 
besarte y que tu boca no me llene de mil deseos… 

Decir tu nombre, letra a letra, 
y que no olvide todos los demás, 
que no sepa acariciarte con palabras de amor, 
con sentimientos que te toquen el alma…

Miedo es no saber dibujar tu sonrisa entre las nubes: 
pensarte y no verte en cada uno de mis pensamientos, 
en cada una de mis dichas, 
en cada uno de los momentos en los que me haces latir…

Miedo es no ser en ti.
No vivir en el mismo Universo...
No tocarnos el alma...



11 de mayo de 2016

La extraña Paz...

Llegamos a mi cuarto. Ambos estábamos empapados.
No era la mejor habitación del mundo. Desde luego, también en peores sitios había dormido.
Un camastro, una mesa, un par de pequeños candiles, un ventanuco que no ajustaba y por el que hilos de agua se arrastraban hasta el suelo de madera. Y ya era mucho.

Mara aún estaba tiritando. Su cuerpo terminaba de reconvertirse y le llevaba un período de tiempo acomodarse de nuevo. La ayudé a desvestirse. Le presté una de mis camisas y se acostó. Fuí a por un poco de brasas nuevas para el brasero y poder caldear la habitación. Tendí toda su ropa en una cuerda, de punta a punta de habitación. 
Ni se secaría para el día siguiente ni dejaría que la habitación se calentase. 
Le dí un trago de whisky, mal whisky. Puso cara de asco pero le vendría bien para tomar temperatura.
Me cambié de ropa y supe, por su mirada, que necesitaba mi calor.
Me tumbé a su lado. La abracé y me abrazó. Su piel estaba fría y la mía caliente. Su piel era talco. La mía una noche de plenilunio.
Y en la soledad y silencio de esa dura noche, nuestros cuerpos tomaron la tibieza que produce el contacto. El brillo de aquellos ojos me encendió. Su piel exudó deseo y exclamó pasión. Yo recogí esos deseos en el centro de mis entrañas, en un baile inútil de posteriori, pues bien sabemos ambos, que esto no llega más allá. Olvidamos y, tal vez, regresamos en algún momento dado, por alguna razón no siempre lógica.

Nos volvimos dos animales, dos monstruos capaces de acallar nuestros propios gritos de placer en el ocaso de nuestras bocas. Nuestras bífidas lenguas se enredaban en aquel juego orgásmico mientras nuestros cuerpos se enredaban como dos serpientes, expulsando nuestros fluidos, formas inconscientes de mera animalidad. Pues no tenemos sentimientos en este momento. Solo somos dos fuerzas brutas invadiendo el espacio del otro; un acoplamiento perfectamente inútil.

Después, el silencio. La compostura. El recuperar nuestra imagen más humana. El saber que estábamos allí, sin más. Solo ver la cama revuelta y las telas rotas. Era esa la prueba de haber sido animales. Nuestro lado más oscuro se desvanecía en el nacimiento de la luz.

- Mi paz te dejo...
- Mi paz te llevas...



 Esta semana Sindel nos invita a la palabra  paz
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9 de mayo de 2016

Nívea...

Soy lluvia en el manto oscuro de tu noche,
bajo este cielo infinito de estrellas luminosas.
Soy relámpago consciente que golpea hasta tus entrañas,
enervando el placer de tu carne,
la estrechez de tu canal más desnudo…,
esculpiendo entre saliva, las letras que dibujan mi nombre.
Soy hembra perpetua que muestra triunfante
el símbolo de tu deseo cuando, enardecido,
se convierte en sinfonía burbujeante de nívea esencia.

5 de mayo de 2016

Plana de Uesca...

Vivo en la Plana de Uesca. Sí, así escrito. Árabes pasaron por ella y la llamaron Wasqua. Llegaron los romanos y decidieron que fuera Osca y antes que estos y antes que aquellos, los íberos la llamaron Bolskan, reconocida en la historia por su ceca o zeca, Casa de la Moneda.


De montaña al llano es su camino.
Al noroeste, el Reino de los Mayos y sus sierras, Santo Domingo, Loarre y Caballera, bañado por las aguas bravas del río Gállego. Y a sus pies, suavizado el reino, se extiende la planicie con La Sotonera y la Val de Ayerbe. Ahí los mallos de Riglos y de Agüero, el castillo inmortal de Loarre, donde las estrellas tocaron el cielo,o la colegiata de Bolea.

Al norte, Gratal y Guara, rincones solitarios y apacibles. Embalses y valles: Arguis, Vadiello, San Martín de la Val d'Onsera o la sierra de Bonés... Belsué y Nocito. Ahí puedes perderte y encontrarte o seguir la ruta del Gótico Lineal donde poder ver pinturas  desde el s. XIII in situ en los diferentes templos.

Y llegamos a la llanura, contrapunto a  las montañas y cañones del norte, teniendo como centro, villas de antigua colonización y destacan paisajes esteparios como las Serretas de Piraces o Tramaced y el embalse de La Sotonera.

Y de paso a paso, entre riscos y llanuras, castillos, monasterios, sendas y senderos, llegamos a la ciudad. Un buen casco histórico, con estrechas callejuelas, los claustros de San Pedro donde tenemos una odalisca en uno de sus capiteles, símbolo del pecado, del mismo modo que en el dintel de la entrada de la catedral, edificada sobre la Mezquita Mayor, tenemos una imagen que representa a la lujuria. Es una mujer amamantando a animales mitológicos... Bueno, ratas son lo que yo digo que son...  y está justo a los pies de la virgen. Además, de que hay más de doce apóstoles.

Mil rutas para ir en coche, para ir andando, ermitas a las que acercarte andando para hacer pierna, una buena gastronomía... deportes de aventura, todos los que quieras: Rafting, canoa, hidrospeed puenting, paintball, escaladay más...
Bueno, lo mejor es venir y comprobar.
Os dejó en este enlace algunas imágenes.
¡Os espero!

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Esta semana, Gus, el apóstata, nos invita a un recorrido por la comarca donde vivimos.
Aquí os dejo un poco de la mía y en su blog podéis visitar otros lugares que van a gustar.

2 de mayo de 2016

Ecos...

Retumba el sonido de tu voz en los susurros de mi garganta
como el eco robado a un suspiro cuando la pasión empieza,
cuando la piel se desgarra 
en esa conquista donde el sentimiento no se domina pero se besa, 
donde se abrazan las heridas y se olvidan los lamentos.
Ahí, donde la boca grita caricias que son ecos renovados de este amor,
de la esencia viva de cualquier llama de pasión,
de las promesas perennes talladas en un destino.
Seamos ecos renovados en fragancias corpóreas
enervadas de lujuria bendecida...,
raíces elevadas y enredadas
en este abrazo eterno
lleno de esperanzas, de ilusiones arabescadas
entre tu alma y la mía...

 Esta semana Sindel nos invita a la palabra  ecos
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