Mis manos son garras de ave salvaje
rasgando las rocas de tu abulia.
En mi piel, despuntada,
se vence el oleaje en rompientes,
y los deseos se exoneran en ausencias.
Ruge la marea. Se eleva. Se sosiega.
Nace. Muere. Se desvela.
Y el rumor del silencio perfila los cielos.
Se despide el horizonte en sombras burlescas,
amalgamas de escarlatas, cerúleos y cárdenos.
En tu boca, ósculos exiguos.
Sin pena, sin gloria…, sin destino.
En tus ojos, remedios de olas.
Y a mis pies, espumas de cristal.
©ɱağa
25/octubre/2016
El deseo es una notable fuerza motivadora, que hasta inspira versos.
ResponderEliminarBesos de alguien que fantasea.
Se escucha rugir la marea entre tus versos, ser perciben espumas en el cristal.
ResponderEliminarUn besazo.
Un alboroto, un desmán de olas y besos, parece una fiesta estupenda. Abrazos
ResponderEliminarLa presencia de la no presencia, cuando la ausencia también puede ser esa falta de lo que se desea y no se recibe.
ResponderEliminarBeso dulce Magda.
¡Cuánta fuerza! Así es imposible no sentir cada verso.
ResponderEliminarBesos.
Besotes Mag. Deliciosa entrada.
ResponderEliminarCuanta fuerza puede tener una palabra en un alma tan hermosa como la tuya Maga. Besito hermoso poema...
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