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La última campanada
La última campana, la que marcara el inicio de ese nuevo día, de ese nuevo año…, solo iba a ser un paso más dentro de aquel silencio que le seguía sorprendiendo por dentro y que solo compensaba con el teclear de su vieja máquina de escribir, con el pasar de hojas en blanco sobre las que su mente se desnudaba, con las que vestía su clausura, con el devorar libro tras libro con unos ojos cada día más cansados y donde las lágrimas afloraban irremediablemente cuando entre las páginas aparecía alguna fotografía. La acariciaba con las yemas de sus dedos, observando el paso del tiempo en unas manos cuyos huesos se retorcían.
Levantaba la vista y más allá del
último resplandor, más allá de las viejas vidrieras, el todo… y la nada. La más
absoluta oscuridad que ahora se embriagaba de mil rayos, de mil truenos que
quebraban el cielo… La lluvia escupía sobre los cristales de aquellas pequeñas
ventanas y la estufa de tiro mantenía su cuerpo templado. La taza aún humeaba
aquel café de puchero mientras sus pensamientos se enfriaban.
El mar rugía con garra, rompía
contra la roca con una fuerza salvaje, tan salvaje como la soledad que le
envolvía. No solo esa sino casi todas las noches de su vida desde el día que
medio la perdió. Pero en esta, se sentía más solo que nunca. Las palabras no
afloraban sobre el blanco de los papeles, los dedos no parecían estar prestos a
pasar páginas… y la mente parecía obtusa. Ni el café parecía saber a café.
Nunca había vuelto a ser café desde aquella tarde. Era joven. Todavía tenía sonrisas e ilusiones,
y el tiempo era un suceder de acontecimientos que, aún siendo insignificantes, merecían grandeza.
Tal vez llegara su último día. Cientos
de veces, mientras el mar se mecía bajo el influjo de la luna, se había
preguntado dónde y cómo le sorprendería la muerte. Observó el reloj de pared.
Media noche.
No había barcos que hicieran sonar
sus bocinas al paso cerca del faro. No había horizonte. No había nadie más.
Nada más. Solo él, la soledad, la última campanada… y la tempestad, abrazándolo.
Este relato pertenece a un nuevo reto de escritura en
el que me he embarcado. Está convocado por El Libro del Escritor, en adelante elde,
un portal de literatura gamificada donde se da oportunidad a
escritores y futuribles.
En este caso son cincuenta y dos composiciones de diferente temática a repartir durante todo el año.
En este caso son cincuenta y dos composiciones de diferente temática a repartir durante todo el año.
Me parece una magnífica oportunidad así que ya que se
presenta, se aprovecha.
Intentaré combinar con otras propuestas y con
iniciativas propias, obviamente.
Mil gracias a tod@s por la paciencia y no os
preocupéis por el tema “comentarios”. No hay problema alguno. Es mucha
faena. Quedáis exonerad@s.
Tema 1-52: Relato ubicado en Año Nuevo.
Oh Mag, me ha encantado encontrarme con esta sorpresa... Te felicito y me parece una genial idea el que la aproveches... Yo me sumo contigo en este viaje disfrutando al leerte y adentrándome en tu historia... Me has dejado con esa sensación de querer saber más y seguir leyendo.
ResponderEliminarEs admirable tu saber hacer.
Mil besitos, preciosa.
Capitulo 1 promete más, es estupendo, hoy me ha encantado la fluidez del relato y deseo que el contenido y el estilo gusten, que te lo apruben. Suerte porque arte ya tienes. Abrazos
ResponderEliminarTu versatilidad al escribir te permite pasearte con propiedad por diferentes temáticas y siempre darle ese toque atractivo para leer. Concuerdo con Auro, es como el comienzo de una historia.
ResponderEliminarBeso dulce Magda y dulce fin de semana.
Es como si fuera un suspiro del más allá, cuando la soledad ahoga y los recuerdos lastiman
ResponderEliminarDisfruta tu reto, preciosa, que yo lo haré leyéndote
Un beso
Noto que talentosas blogeras se están sumando a este reto. Y es tu caso.
ResponderEliminarBesos con admiración
"El mar rugía con garra" que expresión mas intensa como todo lo que escribes, Mag, tienes un don especial, y la verdad es que, sin pretender ser pesada, porque se que no te gusta te lo repitan constantemente pero sabes de mi admiración por ti y tus letras, eres GRANDE.
ResponderEliminarY nada de paciencia, es un placer leerte, tenlo por seguro.
Un besazo.
Muchísimas gracias a tod@s, de verdad, de corazón, por dedicarme unos minutos.
ResponderEliminarEspero seguir estando a la altura que se espera.
De vez en cuando os liberaré de comentar, aunque os reitero que no es necesario.
Un beso muy grande.
Pues me adentro en esta última campanada, a la que con tanta maestría nos llevas, querida Mag… Tempestad que se batalla en el Ser… Soledad que tiñe recuerdos ahogados…
ResponderEliminarUn placer, amiga… Te felicito ;-)
Bsoss enormes!! ♥