Una taza de café humeante aguardaba a un lado sobre un plato de loza inglesa. Desearía no tener que comprobar la hora en el reloj pero el tiempo era insalvable.
Las lágrimas ya no corrían por sus mejillas. Se habían secado en algún lugar de la memoria donde también hubiera querido meter todos los pensamientos oscuros que bordeaban su vida desde que ataran su corazón hasta estrujarlo y ahogarlo en su propia sangre, en su propio dolor.
Ahora miraba a su alrededor. Una cocina solitaria, donde ya no se cocinaba para dos, donde los “tú y yo” se disipaban en los recuerdos, donde las risas se habían desvanecido…, donde solo estaba ella y toda la pena se contenía en cada gramo de rabia…
Tomó un poco de café, más tibio que caliente…, y el cuchillo se convirtió en un amante sin más destino que su mano. Lo cogió, apretando el puño. Sus venas parecían marcadas a fuego, los nudillos parecía que fueran a abrirle la carne, y el alma le oprimía en el pecho, queriendo salir.
Respiró hondo. Pensó el momento. Elevó la mano. No le temblaba, y con toda la fuerza que pudo, sin más cuidado que el de poder acabar con aquel dolor, aquel insano dolor que le arrebataba la vida…, lo clavó sobre el manojo de fotos que confirmaban la traición de un amor… mientras terminaba de sonar aquella canción…
- ¡Corten! –dijo el director de escena. Ella levantó la vista y sonrió a cámara, la del fotógrafo que le dedicaba cada uno de sus instantes.
Relato para el reto de Gin, "Silencio, se rueda..." que podéis ver junto a otros en:
Relato para el reto de Gin, "Silencio, se rueda..." que podéis ver junto a otros en:
Me encantó este relato y el poner la cocina como escenario de la acción , porque es en ella donde más se notan las soledades sobrevenidas, sean por el motivo que sean.
ResponderEliminar¡Soberbio! Que bueno, casi una novela corta si olvidamos las reglas novelísticas, no se necesitan páginas cuando hay magia y un final sorprendente. Saltibrincos
ResponderEliminarFelicitaciones a ambas, a ti por este magnífico relato, y a Ginebra por su creatividad, generosidad y cariño, la verdad es que se merece el cielo, siempre tan generosa y cariñosa, es un AMOR DE MUJER.
ResponderEliminarLas imágenes no son las que puso ella ¿no? es que no me suenan.
Besos enormes a ambas y feliz noche.
Tú en relatos ya tienes experticia, así que no extraña encontrar algo que deja un buen sabor al leerlo, con esa atención que nos lleva al final. También mencionar a Gine y su generoso trabajo para con todos.
ResponderEliminarBeso dulce Magda.
Casi puedo decir, que cogí cariño a vuestros textos… Los mimé y cuidé para llevar a cabo este proyecto, enamorándome de cada uno de ellos… Por raro que parezca, pero es así la emoción que me envuelve…
ResponderEliminarHermoso tu relato, en el que llegar a sentir en la propia piel, esas lágrimas no derramadas, esos sorbos de café, y ese pensamiento que la inunda… para dar un repentino y maravilloso giro...
Gracias de corazón por tu valiosa y preciosa aportación, mi querida Mag… 🌹
Bsoss enormes con cariño 😘
Lo he leído antes y aun así me sorprendió tu giro argumental. Que haya atacado a las fotos.
ResponderEliminarY que dedicación que tuvo Ginebra con nuestros textos.
Besos.
Un buen relato, sin duda.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos.
Hola, hace tiempo que no te encuentro ni leo.
ResponderEliminarMe ha encantado este relato, envolvente, ameno y por un momento creí que el cuchillo
era para ella, hasta que aterrezó en las fotos.
Un placer vilverte a leer.
Un abrazo.
Ambar
Me atrapó desde el inicio, haces que las imágenes se vean tan nítidas con tus palabras... y el final me sorprendió. Un muy buen relato, algo a lo que ya nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarBesisssssssss hermosa!
Es precioso como todo cuanto engendras, mi querida Mag.
ResponderEliminarOs felicito a ambas, a ti por tu fantástica aportación y a nuestra querida Gine por ser así de creativa y generosa.
Mil besitos para cada una y feliz inicio de semana para ambas.
Un buen relato donde se lee entre líneas la soledad de esa mujer. Y parecía que ella se iba a pinchar con el cuchillo y sin embargo la venganza era otra. Un abrazo
ResponderEliminarMillones de gracias a tod@ por pasaros y dedicarme lo que siempre os digo: Palabras, tiempo y cariño.
ResponderEliminarOs dejo el mío y mi más sincerada gratitud.
Besos muy grandes.