18 de abril de 2018

El alma reflejada...


Me miré al espejo. Sigo sin reconocer este lado menos oscuro de mí ser. Demasiado tiempo entre los humanos ha suavizado mis instintos, tanto que estoy pensando en abandonar este lugar, presentar mi dimisión en esta misión a través de los confines del universo y recuperar la esencia de este animal que vive en mí. Preciso ser yo de nuevo, Mara, y dejar de alimentarme como quien alimenta a un gusano, dejar de convertirme en una incógnita dentro de ese mundo, dejar de ocultarme entre las soledades de la noche. Cazar se ha hecho misión casi imposible en este territorio donde solo hay unos estúpidos pájaros, mucha rata y poco animal de sustento porque no puedo hacer grandes presas o tendría que esconderme más de lo que me escondo. Los tiempos han cambiado y alimentarme de humanos aquí sería un riesgo demasiado elevado. Cambiar de lugar sería lo adecuado. 


La sangre está deteriorando mis arterias y las vísceras, que raramente encuentro, me producen un raro malestar. Estoy harta de higadillos y mollejas de pollo y riñones de conejo. Empiezo, además, a tener esa extraña enfermedad que llaman melancolía. Odio tener sentimientos humanos. Me hacen débil.

Golpeé con fuerza el espejo, haciéndolo añicos y cayendo algunos sobre el lavabo. Hasta mi sangre parece menos negra que antes. Mucho más espesa pero, al menos, sigue teniendo ese rastro verdusco. Últimamente, me cuesta regenerar la piel y recuperar la apariencia humana cada vez que me transfiguro. 

Escuché de nuevo la voz de Zarck en mi interior, como una subida de tensión produciendo un cortocircuito en todos mis sentidos. Un escalofrío me recorrió entera y no pude evitar caer de rodillas al suelo. Era tan intensa la sensación que creí romperme por momentos. De hecho, me estaba rompiendo. Se acercaba. Podía olerle, sentirle en mi carne, percibir el movimiento de su sangre, el fuego de su cuerpo… sacando mi instinto más primitivo. Arrancaba el suelo con mis uñas y me veía a duras penas en los restos de espejo. Un gutural sonido salió de mi garganta y al girarme, le vi… como yo, exudando su naturaleza, buscando la mía para unirse a mí, Felicity, para fundir nuestros cuerpos en esa salvaje lucha donde nos dejamos la vida.




Este relato pertenece a la iniciativa de Demi
desde su casa de Hurlingham donde podéis ver otras historias.

14 de abril de 2018

Enredando un beso...

Tu Beso en mí 
encallado en la arena de mi frente, 
tallado desde el cenit hasta el bancal de mi boca. 

Bendición con el roce de tu aliento 
y el vibrar de tus labios en los míos, 
como mi beso en Ti. 

Soplo que se agita como bandera al recibirte. 
Estela de sonrisa húmeda 
encajada en este sino quedo de mis suspiros entregados.

Mi beso en ti se hace poema en tus silencios 
y velo entre tu carne encontrando la enredadera de tu lengua. 
Y es la mía Sierpe salvaje que se adentra 
en selva de hilos sin enhebrar. 
Solsticio de noche eterna 
en el níveo ocaso de mi boca. 

2/5/2017   ©ɱağ

1 de abril de 2018

Vía Lucis...

O el Camino de la Luz.

Christian Schloe

Mi querido Amigo.
 Sea mi carta un poema para ti.
Un sentimiento de resurrección.

Han pasado los tiempos de las promesas
y de las realidades plasmadas en esencia.
Hemos tallado durante este lapso mil caminos de plumas negras bordeados,
de espumas de mares bravíos esculpiendo las arenas y las rocas;
pisado las hierbas haciéndolas crujir bajo nuestros pies desnudos...
mojándonos, sintiendo el frío de esa tierra que nos hizo eternos;
prender vuelos desde los altos riscos 
sin mediar el miedo más allá de las puntas de las alas
perfiladas por algún Maestro al que no ponemos nombre ni rostro.

Ha llegado el momento de despedirse sin un jamás,  
sin un hasta siempre, sin un hasta la vista, y

volar, 

tú con mi viento, yo con tus alas...
Yo con mis palabras arremolinadas en espacios callados,
 con tu verbo impreso, de algún modo, entre las que me enseñaste,
las que me recordaste y las que inventamos.

Tú, ahí, con tu magia y tus demonios, 
con tus nueve vidas y tus mil silencios,
con tu cara marcada por la muerte 
y en tus ojos... el pacto con la vida.

Yo, a tu estigma, la balada del fuego.
A los libros sagrados marcados con acuarelas,
con olor a humo y a licor caro.
Tú, a mi alma, el canto de los cuervos,
de los de pecho blanco y corona negra.

Ahora, nos haremos silencio. 
Mientras, tomados de las manos infinitas, profanaremos el aire, 
cruzaremos más allá de las nubes, 
sentiremos el gemir de las auras de mis arenas 
y de los océanos de tus nortes, 
planearemos sin límite sobre las luces de la ciudad 
y nos acompañarán tus mirlos, tus cisnes, tu grullas; 
mis mariposas, mis libélulas, mis azules y los gorriones de mi ventana.
Será un paseo por esta Vía Lucis,
por este Camino de Luz.


In Memoriam

Cada primero de mes me he vestido de las caricias de plumas negras y os he hecho partícipes de mi personal homenaje a alguien tan especial en mi vida, Deux Corbeaux. El que ha vivido y vive a la luz de los lobos y a la sombra de los peces.
Me pidió gritar su partida a los cuatro vientos. Lo hice. Le prometí, en mis adentros, un año de vuelos engarzados... Hoy es el último primero, el duodécimo primero. A partir de este momento, mis homenajes serán silenciosos o percibidos entre esencias, sin fechas, sin marcas...

Quiero agradeceros de corazón y alma el haberme acompañado en este intenso viaje y hacer que me haya sentido tan arropada.