La habitación del cuadro
Caminé por el pasillo hasta llegar a la habitación cuya única puerta estaba cerrada. Podía oírse el eco de mis pasos siguiéndome, retumbando en el pasillo mientras, fuera, el viento ululaba estrellando las últimas hojas del otoño contra los cristales de los ventanales. Sentí frío. Hacía frío en aquella casa. Los rayos del sol de mediodía apenas entibiaban. Abrí la puerta, y un intenso perfume a madreselvas me abofeteó. El aire silbaba colándose por los resquicios de la ventana, moviendo la cortina como si una mano alegre la estuviera agitando. Me sobrecogí al escuchar la dulzura de un canto. Me llevé ambas manos al pecho intentando sujetar un corazón que latía como si el mismísimo demonio estuviera intentando arrebatármelo. Respire hondo, y me dolió. Un extraña angustia abrazaba la desnudez de aquella estancia. En las paredes, las marcas de los muebles, de los cuadros, la chimenea que ya no prendería en mucho tiempo...
Quería levantar la vista. Mirarla. Impregnarme de la belleza de su paz, de la candencia de su boca, de la ternura infinita de su mirada. De su piel arropada en blanco... Pero estaba siendo cobarde. Incapaz de enfrentarme a ella. Eran mi propio miedo, mis sentimientos de culpa y de vacío quienes me hacían agachar la cabeza. O la tristeza de la ausencia, de la lejanía. O la pesadez de los recuerdos que se ahogaban en mi memoria como ecos de un pasado que se me había escapado de las manos, como su último hálito a la égida de mi boca, bajo el baño incesante de mis lágrimas.
—Señor, se hace tarde.
Tardé en volver en mí. La voz de Mauro me pareció tan lejana que creí era irreal.
—Sí, es la hora, Mauro. Bájala con cuidado y acomódala en el carruaje. Iremos juntos.
—Si, señor.
Apoyé la mano en el hombro de Mauro. Ambos apretamos los labios. Salí de la habitación a paso apresurado. Me asomé por uno de los ventanales. Los caballos estaban inquietos. Presienten la tormenta. Temía un viaje incómodo pero ella está conmigo.
Inquietante relato, tanto como esa dama en el cuadro. Sugieres un paisaje pleno de misterios que habrá que imaginar para develar.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
La imaginación es un pasaporte de libertad, Mi Estimado Dulce.
EliminarImagina y disfruta del viaje.
Muchísimas gracias.
Un beso, Mi Estimado Dulce.
Gracias Mag por compartir tan estupendo texto.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias a ti por acercarte y leer.
EliminarUn beso enorme, Rosa.
El recuerdo y los sentimientos hacen que vuelvan a él a mirar de nuevo otra vez el cuadro ..Esa mirada de ella es profunda . el amor de él es más que amor , por eso después de tiempo decide llevarse lo único que le queda su imagen pintada ..Muy bello y revelador ..Abrazos Mag , y un poco misterioso tan bien ,,muakk.
ResponderEliminarEs un modo de percibirla más viva más allá de sus adentros. Es como el último ocaso.
EliminarMuchísimas gracias, Campi.
Un halo de misterio, algo oscurillo pero con luz, me gusta :-)
Un beso muy grande.
Un bonito relato que nos transporto a otra época.
ResponderEliminarEn realidad parece tener la habilidad de viajar en el tiempo signorina..
fuerte beso
S
Muchas gracias y no te niego esa capacidad. Pero no solo que yo viaje sino que vosotros podáis acompañarme.
EliminarUn beso.
Tristeza e inquietud. Es como si el cuadro vigilase, la verdad.
ResponderEliminarComo siempre un relato perfecto, Mag. Además de la genial convocatoria que anfitrionas ;) Gracias.
Un besazo enorme
Millones de gracias por todo cuanto dices, Dafne.
EliminarNo sé si el cuadro vigila, pero sí observa detenidamente. Y creo que en el relato, está esperando.
Un beso gordo :-)
en este relato adoptas un punto de vista masculino, es interesante ponerse en otra piel. hay cuadros que cuentan historias, o que invitan a inventarlas.
ResponderEliminarbesos!!
No es la primera vez que lo hago. Cuando escribimos deberíamos ser capaces de identificarnos con lo que vemos, sentimos y "pretendemos ser". No me es complicado convertirme en un caballero de finales de XIX o ppios. del XX.
EliminarMuchísimas gracias por acercarte, Chema.
Un beso grande.
Bellísimo texto que bien podría ser el inicio de una novela, perfectamente ambientada en a finales del Siglo XIX. Que bien descritos los sentimientos del viudo. Me quedé con muchas ganas de seguir leyendo. Tu relato atrapa desde el inicio.
ResponderEliminarBesos, Mag, y muchas gracias por este regalo y tu anfitrionazgo.
¡Wwooow! no es muy ortodoxa mi expresión pero sí es eficiente :-) Muchísimas gracias. Ya me lo han dicho varias veces sobre los textos así por lo que igual me lo acabo creyendo.
EliminarAgradezco muchísimo tus palabras, Myr.
Y me alegra muchísimo que hayas sacado tiempo para participar.
Un beso muy grande. Cuídate.
Hola Mag! Un relato inquietante desde el principio, el tono en el que está escrito invita al misterio. Me impactó la frase de su último hálito... Creo que ahí está la clave de todo, si es que no lo interpreté mal.
ResponderEliminarUn beso y fue un gusto leerte.
Creo que lo has interpretado muy bien, Sindel.
EliminarTodos habéis visto un halo de misterio. Romántico oscuro. Me gusta eso.
Mil gracias por acercarte y de nuevo, se bienvenida.
Un beso.
Desprenderse de recuerdos y vivencias... el ser humano no sabe de eso, al rescatar creemos contener todo con nosotros... pero solo es eso... nosotros y nuestros recuerdos. He percibido cada sensación, Mag, lo has llenado de una realidad impresionante, el salón estaba frente a mí.
ResponderEliminarQuerida mía,Te felicito por tu maravillosa participación e iniciativa.
Mil besitos con todo mi cariño y muy feliz tarde ♥
Una aureola de recuerdos vibra en el ambiente y se tiñen con nombre de mujer.
EliminarAprecio tu comentario y palabras hasta el infinito, Auro.
Un beso enorme con cariño.
Creo que este texto da para mucho más, te podrías plantear que fuese el inicio de una novela.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un fortísimo abrazo.
Se me dan bien los inicios... luego ya la cosa es palabra mayor :-) Pero nunca hay que descartar la posibilidad o un relato de esos largos de varias páginas. He de pensarlo :-)
EliminarMillones de gracias, Tracy.
Un beso muy grande.
Impecable relato que nos habla de la impotencia que se siente ante una gran pérdida, recurriendo a recursos desesperados cercanos a la locura como éste que relata. Un abrazo
ResponderEliminarEs una obsesión latiente y latente pero que, en cierto modo, la controla. Es un poder desear más, un querer infinito.
EliminarMuchísimas gracias, Moni, por tus palabras y un beso muy gordo.
Qué manera más bonita de expresar emociones, y que al ir leyendo y llegar al final me quedé con ganas de más.
ResponderEliminarLa verdad es que me has transportado hasta ese lugar misterioso en aquella época.
Hoy he entrado sin problemas desde el móvil a tu blog así que genial.
Besos enormes y feliz día.
Mira, me alegra, porque ya sabe mal no poder entrar. La verdad es que no hallo el problema porque parece que solo lo tiene este blog. En fin,no nos agobiaremos. Llegaremos hasta dónde podamos :-)
EliminarY mil gracias por tus palabras y por poder entrar :-)
un beso muy grande.
Si que lo veo como inicio de una novela, es un texto que atrapa del inicio al final. Besos.
ResponderEliminar¡Cómo me agradada oírte decir eso!
EliminarMuchísimas gracias. ¡Y quién sabe, igual un día os sorprendo... y me sorprendo!
Un beso muy grande.
la sugerente mujer del cuadro promete...
ResponderEliminarEs todo un símbolo. Mónica.
EliminarGracias por tu comentario.
Besos.
¿Quien esa esa mujer que significa tanto para el protagonista?
ResponderEliminarEs un misterio que deja tu relato.
Besos.
Está claro que es alguien a quien ama con locura, hasta el punto de vivirla a través de la pintura. A ella no la puede olvidar pero el símbolo del cuadro es muy importante para él.
EliminarMil gracias, Demi, por tus palabras, y cuídate mucho.
Un beso.
Es muy bueno, tu te desenvuelves muy bien en estos relatos cortos, da gusto leerte.
ResponderEliminarUn abrazo, cuidate.
No creas que me es tan sencillo abreviar porque disfruto recreándome en cada detalle.
EliminarMil gracias por lo que me dices.
Un beso enorme.
Mağ... ¿qué decirte después de todo este tiempo leyéndote?
ResponderEliminarQue recreas una mezcla perfecta de misterio, amor, nostalgia, sueños, historia... y más; que deberías escribir una novela (esto ya te lo he repetido hasta cansarte, creo); que eres muy, muy grande en cualquier cosa hagas; que, sinceramente te admiro... todo, estoy segura, de habertelo dicho, así y todo, no me canso de hacerlo, porque disfruto muchísimo cada vez que te leo.
Besissssssssssssssss hermosa, y te me cuidas mucho.
¡Tú sí que eres grande, Almi! Sabes que un día lo haré, solo han de darse las circunstancias. Ya sabes. Por lo demás, agradecida en el alma por tu apoyo y ánimo y quién sabe, los sueños, alimentándolos, se cumplen.
EliminarUn beso muy grande y gracias de nuevo por TODO.
Me esta costando mucho entrar en tu blog, he tenido que abrir varias veces tu blog, hace días que me pasa, solo quiero que sepas que si no comento es por eso, y menos mal que si puedo leerte. Un abrazo
ResponderEliminarMe cuesta hasta a mí, Ester, pero no solo para poder comentar que he de hacer trampas e irme por "invitado" o "ingónito", sino que también me pasa para poder entrar en otros blogs. He quitado lo de "contenido" y creo que así se ha resuelto el problema.
EliminarLamento mucho el incordio y gracias por el aviso. No te apures. Si no hay manera, pues no la hay. De todos modos, estamos en contacto.
Un beso enorme :-) y cuídate.
Pues yo seguiría el texto. Muy bueno, amiga. Ahora a seguir escribiendo, gozando y volando con la imaginación.
ResponderEliminarUn abrazo grandote
Gracias, Albada. Seguiremos escribiendo. He dejado la ventana abierta y he visto que Molí tiene la suya, así que nos veremos y si no, a las ocho en el balcón.
EliminarUn besazo.