La escalera
Quedarme ante la escalera era algo que solía hacer muy a menudo. Era como si la estuviera analizando, como si cada uno de sus peldaños fuera un ojo que me estuviera observando. Creo que me retaba. Recorría con mi mirada toda la barandilla, intentando descubrir qué sentido tenían aquellos balaustres, aquellas extrañas filigranas que parecían trepar, bajar, jugar conmigo... Y que empezaban en una no menos curiosa columna en la que un dragón se erigía soberbio. Su mirada era profunda y, creía, que podría lanzarme una llamarada de fuego por la boca y dejarme como meras ascuas.
Mia Wasikowska - Alicia a través del espejo- Tim Burton | 2016 |
Cada noche tenía la sensación de que despertaba de su sueño y decidía subir hasta la planta superior. Sus pasos eran tan potentes que la escalera crujía y por el pasillo retumbaba un extraño soniquete. Tal vez por ello, la subía rápidamente y me encerraba en mi habitación esperando que no tuviera la habilidad para abrir la puerta. Ingenua de mí. Un pequeño golpe suyo y la echaría abajo. Solo era una princesa con muchos sueños. Un príncipe en un negro corcel vendría a protegerme como san Jorge, lanza en mano. Pero ni hubo príncipe ni hubo dragón. Y los sueños también se fueron evaporando como gotas de agua acariciadas por el sol.
He empezado por cortarle las alas. No ha sido fácil. Con los siguientes golpes, sentí como si la manos se me fueran a romper. Unos pocos más y, aunque caí de rodillas, él agachó la cabeza y rodó para quedar a mis pies, mirándome. ¿Dónde está tu orgullo, cobarde?
Arremetí escalera arriba, temiendo por un momento, que se elevara de su muerte y me atrapara, llevándome con él. No, no fue así. Desde lo alto, miré triunfante, orgullosa, altiva. Sin culpa alguna. Resarcida y sin huir.
Esta es mi participación para este jueves en la convocatoria que María José hace desde su blog "Lugar de Encuentro", donde podéis ver otras historias.
En el nombre de pila, siempre la convocatoria.
En el del blog, siempre la lista de participantes.
En el nombre de pila, siempre la convocatoria.
En el del blog, siempre la lista de participantes.
A veces toma tiempo vencer los miedos, pero creo que no importa el momento si lo hacemos, como se dice, nunca es tarde. Me gustó tu enfoque de cuento oscuro para las escaleras.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Para vencerlos, primero hay que reconocerlos. No es fácil ni lo uno ni lo otro pero con tesón siempre se puede ir derribando muro o saltando fronteras.
EliminarMuchas gracias, Mi Estimado Dulce.
Un beso :-) y una sonrisa.
De niña todo lo vemos imposible de superar, sin embargo, una vez que empezamos a subir peldaños nos vamos dando cuenta del poder que tenemos y que todo o, casi todo depende de una misma y la manera de afrontarlo. A mí siempre me atrajo y, me atrae, las barandillas de forja y las escaleras de caracol... es un influjo enimágtico pese a mi edad.
ResponderEliminarPrecioso relato, Mag... Te felicito.
Mil besitos con cariño para ti y feliz tarde ♥
Sí, así es, Auro. Cuando todo nos es desconocido, cuando empezamos a andar nos enfrentamos a lo que no controlamos y nuestra mente ve gigantes donde no los han. Somos Quijotes en un campo de molinos. Y solo hay dos opciones: Acobardarse y no retarnos. O avanzar y enfrentarnos aun a riesgo, que es asumible, de salir heridos.
EliminarUn beso muy grande, mi querida Auro :-)
Esos cuentos de fantasía que se suelen tener y aunque no se cumplan esta bien tenerlos.
ResponderEliminarY lo mejor de todo cuando nos damos cuenta que el príncipe no va a venir a rescatarnos somos lo suficientes valientes para salvarnos nosotras solas ...
Ese es el mejor de los cuentos .
Un fuerte abrazo .
Los arquetipos, lo que nos meten desde niños en la cabeza y que nos puede, lógicamente, predeterminar pero sí, es tal cual, con el tiempo aprendemos a discernir nuestros fantasmas y temores y sabemos hacerles frente por muy empinada que sea la escalera, por muchos escalones que tenga...
EliminarUn beso grande, Campi.
Los miedos se vencen con decisiones valientes, como las de tu niña de la historia. Me ha gustado mucho, porque he podido imaginar la situación perfectamente.
ResponderEliminarPor los dragones que caen rendidos. Un abrazo y feliz noche
El miedo nos hace ser cobarde o saca de nosotros lo que no está escrito. Nuestro instinto de supervivencia nos hace ser valientes unas veces; unos inconscientes otras, pero si no avanzamos un paso no nos moveremos.
EliminarMuchísimas gracias, Albada.
Un beso.
A veces por impulso hacemos las cosas, otras se requiere tiempo para coger valor y afrontarlo.
ResponderEliminarMe gusta como escribes, como sientes.
🌹
Que sea el tiempo que sea pero que el resultado sea es esperado. Si hay que cortar las alas, se cortan. Si hay que cortar la cabeza, así por lo sano, se hace, pero nuestros miedos no nos han de impedir volar.
EliminarUn beso y muchísimas gracias por tus palabras. Me sonrío.
Me has transportado a la escalera de casa Demi abuela, yo también miraba esos hierros retorcidos con miedo, sobretodo cuando me había quedado jugando más de lo previsto.
ResponderEliminarBeso fuerte
No tengo yo recuerdos de escaleras, esa es la verdad pero no se me ha olvidado un sueño que tuve hace muchísimos años con el hueco de una de ellas.
EliminarUn pequeño temor pero, al final, no queda más remedio que subir.
Muchas gracias, Tracy, y un beso grande.
No hay mejor príncipe que las fuerzas que nacen desde las mismas entrañas para arremeter contra los miedo o peligros y combatirlos. Claro!! como toda escalera lleva su tiempo subir, porque se desciende varios peldaños, pero al llegar se hace mas meritorios, con dragones o sin ellos.
ResponderEliminarInteresante tu relato Mag.
Un abrazo :)
Ni mejor gladiador, guerrero, artesano... lo que sea que nos haga más grandes que contar con nosotros mismos... y un poco de ayuda también sirve.
EliminarUnas veces los peldaños son altos y estrechos pero no son menos fáciles de subir que los que son más planos y anchos. De todo cabe pasar por la vida.
Muchas gracias por tu apreciación, Cecy.
Un beso.
el dragón es quizá el más "realista" de los animales fantásticos. de pequeño me preguntaba si existían. es más fácil imaginarse un dragón que un centauro, por ejemplo. y puede venir bien si se te ha gastado el encendedor de cocina.
ResponderEliminarun bello relato. besos!!
Un centauro es muy complicado. Casi es más sencillo imaginarse un grifo :-) Pero sí, el dragón es una figura muy recurrente con mucho simbolismo. Hombre, tanto como para encender fuego, no sé... Igual es mucha llama y no entiende de regular :-9
EliminarMuchísimas gracias, Chema.
Un besito.
Dejar atrás los miedos, porque con eso de buscar un príncipe que nos salve acabamos metiendo un dragón maléfico en nuestras vidas. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarLo curioso es que a veces se juntan los dos y se hacen amigos con lo que la lucha es encarnizada en esa ocasión.
EliminarUn beso, Inma.
Gracias.
Venciendo a los miedos matando a ese dragón virtual que pretendía ser escalera... fantástica historia armada con todo el místico atractivo de los mejores cuentos. Un abrazo
ResponderEliminarHasta ella misma se decía princesita de sueños. Ahora es mujer de realidades pero hay que subir la escalera para darse cuenta del crecimiento.
EliminarMuchísimas gracias por lo que dices de mi texto.
Feliz finde y un beso.
Me ha gustado mucho, ese cuento fantástico, la lucha y el desenlace.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias, Victor.
EliminarFeliz fin de semana.
Besos.
Admiro tu enorme habilidad para contar una historia como esta. ¡Y, enhorabuena, la valiente niña venció sus miedos!.
ResponderEliminarBesotes, Mag
Y eso que la escalera no veas cómo era... No solo impresionaba sino que también acobardaba pero una se hace fuerte ante las adversidades. Todo un reto.
EliminarMuchísimas gracias, Myr.
Un beso grande.
Vencer tus miedos con la fuerza de tu corazón es algo muy humano y genial.
ResponderEliminarUn abrazo Mag , me ha gustado tu relato y la fuerza en el. Un abrazo
Gracias, Jorge, siempre tienes buenas impresiones sobre mis textos y eso me halaga.
EliminarVencer los miedos no es fácil pero no hay que quedarse con ellos por mucho tiempo.
Un beso.
Amiga Mag quiero agradecerte por los bellos comentarios que me dejas lo aprecio y valoro mucho, que tu universo siga iluminando tu corazón, abrazos
EliminarNo sé por qué las escaleras de caracol de niña siempre me dieron miedo.
ResponderEliminarBesos.
A mí no es que me den miedo, pero no son muy de mi agrado aun de mayor.
EliminarBesos.
Dueña de su escalera, de sus actos.
ResponderEliminarBesos.
Dueña de su vida con todos los peldaños que hay que subir y con todos los que hay que bajar y volver a subir.
EliminarGracias, Alfred.
Besos.
De alguna forma, ella tuvo que rescatarse a si misma.
ResponderEliminarBien contado.
Besos.
Cada uno de nosotros somos un guerrero que lucha, Demi.
EliminarMuchas gracias por lo que dices.
Un beso.
Los miedos nos atrapan pero somos capaces de encontrar maneras resilientes de vencerlos. Gracias por participar. Un beso
ResponderEliminarGracias a ti por tu convocatoria y por lo que dices.
EliminarEs verdad lo que dices. Los miedos nos enseñan dos caminos. Hemos de decidir cuál tomamos.
Un beso.
Desde niños debemos aprender a luchar contra los demonios y fantasmas para que de adultos no nos atormenten. sAludos.
ResponderEliminarHola, Jova. Bienvenida.
EliminarLlevas razón. Ya desde el momento en que nacemos, antes, luchamos por avanzar.
Gracias por tu visita.
Un saludo.
Hola Mag, encantador relato, la imaginación y los miedos tan de la mano...me recordó la casa donde me crié, con un un recorrido de escalera en el que aún hoy no se distinguirla entre el sueño o el recuerdo.
ResponderEliminarBesoss
Quién quiere un príncipe , cuando una es una verdadera luchadora o amazona guerrera , no me extraña que el fiero dragón se fuera con sus malos humos a otro sitio , me a gustado mucho esta convocatoria de jueves , besos de flor.
ResponderEliminartienes un mail mio .
Muy creativo tu texto, Mag. Me gusto mucho la forma en que generas la situación, en ese laberinto psicológico de las escaleras. La evitación perpetúa y empeora el miedo.
ResponderEliminar!Un abrazo!