Pasillos
Quizá aquel pasillo era cuanto quedaba de mi niñez. Su angostura, su profundidad. Las paredes empapeladas de aquel estampado en tonos verdes que recordaban a las celosías árabes y el suelo de baldosas haciendo dibujos. Aquel silencio al caer la noche y la tenue algarabía de las mediodiadas. Me sonrío al recordar a mi tentetieso de Donald castigado en uno de los rincones porque en uno de sus balanceos había osado darme en la frente. Yo no levantaba más de dos palmos y él, palmo y medio pero ambos apuntábamos formas. En aquel pasillo pasaba la mayor parte del tiempo, cuando no estaba trasteando por otros lares. El sol daba de pleno por una cristalera que se orientaba a unas pequeñas colinas al otro lado de la carretera. Ahora hay otra casa con otro pasillo que la cruza. No hay colinas ni niñez... ni tiempo.
Este es mi aporte (145 palabras) para la convocatoria de Inma desde su "Molí del Canyer" Picando en la imagen podéis ir al listado de pasillos.
Los lugares que se vuelven refugios, más aún en la niñez, nos dejan tantos recuerdos, pasan a ser parte nuestra. Un cálido relato de ese pasillo.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Veo ese pasillo en mis recuerdos como si regresara en un túnel del tiempo a ese tiempo de mi niñez. Tengo los recuerdos completamente vivos. Fue una época muy bonita porque era una aventurera cuyas aventuras nunca acabaron mal, y eso es muy bueno.
EliminarMil gracias, Mi Estimado Dulce.
Un beso grandioso.
Walla.. que final más duro y más triste, más irremediable y más inesperado. Donde estará el Donald desconsiderado? Seguro que en las carreras por el pasillo la protagonista le ganaba.
ResponderEliminarM7ltibesosss Mag
El pato no corría. Movía el culo de un lado a otro y en uno de esos manotazos que le di, no medí fuerzas, con lo cual, él bicho se lanzó contra mí sin remisión, dándome en la frente, de modo que lo castigué de cara a la pared en la esquina. No recuerdo bien, pero me da que estuvo dos días por lo menos y, además, le eché un poco de bronca por su gesto. ¡Cosas de niños! No recuerdo qué pasó con él pero creo que se rompió el pico y ya era un peligro.
EliminarMil gracias.
Un beso muy grande, Gabi.
Recuerdos según me llegó del pasado de la niñez quizás.
ResponderEliminarTan bonito que emociona con cada detalle en cada parte de tu relato
Besos enormes Mag. ❤️
Sí, sí, Cora, así es. Es un recuerdo real de cuando era niña y vivía en un pueblo de la montaña. Como le he dicho a Dulce, tengo muy latentes aquellas imágenes. Y no he contado lo de quitarles las plumas a las gallinas que tenía la vecina en el terrado de arriba :-) Nunca me picaron :-9
EliminarMuchísimas gracias, Cora.
Un besote.
Ni mas, ni menos. Pero no se podría decir mejor.
ResponderEliminarEs lo que hubo y lo que hay, Eric. Ni más ni menos :-)
EliminarGracias por acercarte hasta aquí.
Un beso.
Los pasillos, los juegos, las vistas, son recuerdos de una niñez vivida correteando en aquellos pasillos.
ResponderEliminarMe has hecho recordar, corriendo por ellos jugando al escondite.
Un placer tu visita siempre Mag.
Besos
Yo al escondite no jugaba porque por aquel entonces estaba con uno de mis hermanos y era un bebé. Jugaba mucho sola, eso sí, no me faltaban cosas que hacer ni aventuras que correr. Entre mi cabeza y la casa, las gallinas, las colinas y demás, tenía como un parque de atracciones.
EliminarUn beso enorme y gracias a ti por la visita. Yo ya estaba :-) :-)
Nostálgico relato, donde se recuerda esa niñez llena de añoranza, de juegos y con esa cristalera soleada con vistas a las colinas.
ResponderEliminarNos dejas una hermosa estampa de recuerdos, de tiempo, adornados por esa bucólica imagen.
Aunque no me gustan los pasillos, me ha gustado el relato. El mismo transmite esas sensaciones y recuerdos.
Un beso grande,Mag.
Los pasillos es que tienen su yuyú, la verdad. Nos los han pintado siempre en oscuro que, salvo en las revistas de decoración, no tienen mucho aliciente :-) Una parte de las colinas existe, son de bajo monte, pero lo demás, con el tiempo, ha cambiado por completo. Fue una etapa de mi vida muy guapa por eso tengo tantos recuerdos.
EliminarMil gracias por acercarte y me gusta que te guste :-9) mi pasillo.
Un beso.
Un bonito final aunque escrito desde la añoranza de la niñez, la mejor etapa de la vida.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo porque leyéndolo yo también he vuelto a mi niñez y alos pasllos de mi infancia.
Un enorme abrazo.
¡Qué bueno!, me alegra mucho, Tracy. Todos tenemos recuerdos vivos, otros, con el paso del tiempo, los convertimos en falsos recuerdos, pero sí merecen la pena, bien que están.
EliminarNuestra vida está hecha de pasillos. Siempre.
Un beso y muchísimas gracias.
Los recuerdos siempre cuando regresamos al pasado son inverosímiles, pero algo que no falla son aquellos de nuestra niñez, el tiempo parece que se hubiera parado.
ResponderEliminarUn besote grande y un resto de semana agradable, muakisssss
Voy poco por ese pueblo donde viví, y eso que es un pueblo monumento, pero siempre que paso por ese margen de la carretera, inevitable porque hay que pasar sí o sí, me vienen a la mente todas esas cosas que viví mientras estuve ahí. En la casa me lo pasé en grande :-9
EliminarQue tu semana, bueno, fin de semana ya :-9 sea estupenda.
Te dejo un beso grande.
Esa otra casa establece las dudas, ya no hay horizonte, ni niñez ni tiempo, con lo bonito que eran verte jugar en el pasillo, nos habías ilusionado. Abrazucos
ResponderEliminarNo hay nada de eso porque la casa se tiró para hacer una nueva sobre el solar. El tiempo ha hecho que las colinas fueran dando paso a nuevas viviendas, así que sin casa no hay pasillo. Y el tiempo también va dejando la niñez atrás aunque no sus vivencias.
EliminarUn abrazo inmenso también para ti y un beso :-)
Muchísimas gracias.
Me ha parecido perfecto. Un pasillo, estancado en el tiempo, con la nostalgía de la infancia.
ResponderEliminarMuy sentido. Un abrazo
Es que podía haber escrito de fantasmas pero están sobrevalorados. La infancia suele ser un período bonito en la vida de una persona y yo, por suerte, tengo muy buenos recuerdos y muy buena memoria :-)
EliminarGracias por tus palabras, Albada.
Un beso enorme.
Qué bonita esa descripción, me parecía estar viéndolo todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Noelia. Me alegra que lo hayas vivido. Espero que esquivases el picotazo de Donald. Era majo el pato, con su casaca azul y su chistera negra, porque el mío tenía chistera :-)
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras.
Un beso grande.
Has conseguido introducirme en ese pasillo, mi querida Mag... ver esa niñez y ese tiempo. Los recuerdos de antaño también cruzan su propio pasillo para abrirse paso en la antesala de lo vivido. Precioso y muy visual. Te felicito.
ResponderEliminarMil besitos llenos de cariño con abrazo apretado y feliz día ♥
Muchísimas gracias, mi querida Auro. Son momentos que recuerdo vivamente y me hacía gracia compartir con todos vosotros, que vierais lo que mis ojos veían y poder percibir mis sentimientos :-9 y emociones.
EliminarUn beso enorme y un abrazo de esos apretados con todo el cariño del mundo.
Qué nostalgia tan hermosa.
ResponderEliminarMuy bonito.
Besos.
Muchísimas gracias, Toro.
EliminarInstantes del pasado que regresan al presente.
Un beso muy grande.
Hola Mag, un pasillo muy entrañable, quiero pensar que es el de tu infancia. El final me ha dejado con el corazón un poco encogido...
ResponderEliminarBesos y que tengas un feliz fin de semana.
Lo es, Ester. Es el pasillo de aquella primera casa en el pueblo. El final es que es irremediable. El tiempo no perdona. El pueblo crece, se necesita terreno para construir, y la dueña de la casa, que tenía una fonda por entonces, sigue teniéndola pero ahora sobre pilares nuevos, así que hay algo nuevo sobre aquello. Y yo ya no soy una niña, así que esa etapa físicamente se fue :-9
EliminarUn beso enorme.
Feliz finde.
Hola guapa , ya se sabe si hay nuevas construcciones
ResponderEliminaro la casa como es mi caso , es comprada en único pasillo que tenía la casa lo he
convertido en gran parte de mi salón nuevo , pero la casa esta como la antigua dueña la dejo
con cuberterías ,tres juegos de bajillas de la época de porcelana , es una casa con mucho encanto
Me alegro mucho de volver a leerte , y hacerte tan grata visita amiga mía , besos de flor.
Ah , y el relato esta muy bien , me a gustado mucho más besitos preciosa🥰🥰👄
Muchísimas gracias, Flor. Una casa como esa tiene muchas reminiscencias. Yo, cuando entro a vivir en una casa tanto sea nueva como de segunda mano, saco mi lado hechicero y le hago una limpia para que solo estén mis vibraciones :-9
EliminarUn placer también tenerte aquí y nos vamos viendo que eso es bonito, Flor.
Un beso.
Esos recuerdos que aparecen sin más, una preciosidad de texto. Besos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Inma.
EliminarHe escrito algo sencillo y personal que me ha encantado compartir con todos vosotros.
Un beso enorme.
Hay rincones de las casas en que los recuerdos se atan más sólidamente en relación a un momento preciso de nuestro crecimiento vital y queda prendidos (lugar y evocación) para siempre en nuestras almas. Precioso texto, Mag. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarAsí es, Moni, yo tengo muy presente ese momento de mi vida y cada vez que paso por ahí, me sonrío porque fueron muy bonitos aquellos instantes.
EliminarUn beso muy grande y mil gracias siempre.
Me ha enternecido tu relato, Mag. Cuando se es niño no hace falta mucho para soñar y ser feliz. No importa si ese tiempo ya se fue. Lo verdaderamente importante es que lo tuvimos en realidad y aún lo llevamos en el recuerdo. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarLas celosías árabes. y el tentetieso con chistera "Mágica". No me sorprende que te llames virtualmente Mäg- Magade Qamar. Mezclando las dos cosas se comprende ese bonito texto que nos compartes.
ResponderEliminarLlego un poquito tarde, Sorry,
un abrazo y feliz tarde de domingo.😘
Llegar tarde para nada. Yo aún ando a vueltas con las lecturas del jueves y es que cuando no se puede, no se puede. Ya está :-9)
EliminarGracias por lo que dices de mi nick :-9 Mag lo empleo porque siempre me han llamado así desde que tengo nombre virtual, aunque cuando había Google+ y me censuraban los perfiles siempre conservaba el "mag", y Magade Qamar, lo expliqué en una entrda coincidiendo con un jeuves también :-9 es el halo de la luna cuando quiere llover, pero también puede ser en castellano "Hechicera, maga" de la luna :-9
Un besito enorme y mil gracias.
Un pasillo que lleva a recuerdos de niñez, me ha parecido muy entrañable.
ResponderEliminarBesos Mag.
Muchísimas gracias, Dakota, de eso se trataba :-9
EliminarUn beso enorme.
de adultos cruzamos rápidamente los pasillos para pasar de una habitación a otra, sin fijarnos. pero cuando eres pequeño/a, exploras cada rincón del pasillo. quizá habría que recuperar esa forma de pensar más en detalle y menos global. yo me entiendo. :)
ResponderEliminarun relato muy sugerente. besotes!! :*
Hola, Chema. Ya sé que tú te entiendes y estoy segura de que aplicarías una o varias fórmulas matemáticas para dar firmeza a cada detalle :-)
EliminarMuchísimas gracias por acercarte y te dejo un beso enorme.
¡Por fin te leo, Mag! :3
ResponderEliminarMe encantó tu relato. Ese pasillo con celosías árabes... Siempre me ha llamado la atención la cantidad de referencias que haces a esa cultura (tan poco conocida para mí) y me fascinas. Respecto al tiempo que se detiene: ya sabes que a mí me gusta mucho la idea de estar indefinida en el tiempo :P
Un besazo enorme, preciosa y espero que disfrutes mucho de la nieve
¡Por fin llego, Dafne! Unos días algo intensos y con poco tiempo.
EliminarRealmente, tenemos los españoles alma mora, al menos la mayor parte y algo queda. Creo que nunca se debe renunciar a lo que nos enriquece. Conozco mucho, menos de lo que quisiera pero mucho más que incluso algunos de ellos, es cierto, y me hace feliz poder compartir.
Un beso enorme y mil gracias.
Me encantó el relato, breve, conciso y evocador. Aplausos.
ResponderEliminarBeso enorme
En ocasiones me salen cosas breves. Voy aprendiendo, Rosana.
EliminarUn beso muy grande y muchísimas gracias.
Uf, cuantos pasillos andados y desandados, cuántos corredores de buenas y amargas experiencias, no tan dulces como las tuyas. Pero sí, anduve muchos pasillos en mi niñez, pero uno, particularmente uno, quedó en mi memoria, y rescatando bueos momentos ese salto a mi paso. Un corredor lleno de libros viejos, mucho sol del verano, y un oscuro escritorio viejo que guardaba celosamente una serie de chucherías que encantaban al niño que me habitaba. Una pluma fuente de tintero azul, rodeada de frascos de tinta verde negra y roja. De pequeños frascos de botica, de autos de lata y fotos viejas en las que me gustaba escapar cuando mi padre empuñaba el puño buscándome por todos los rincones de la vieja casa. Si, mi niñez me trajo muchas malas pasadas,era un revoltoso y maldadoso de marca mayor, y cada vez que rompía alguna chuchería, mi padre corría furioso a encontrarme.
ResponderEliminarEn mi niñez no habían sicologos que explicaran el extraño mundo de la forma de ser de un niño, una maldad , era una maldad... ni dispersos, ni indigos ni cristales, ni hiperactivos o con déficit atencional, ni autistas o asperger, sino monstruos inquietos y desafiantes, malcriados o maldadosos.
Esos a los que había que criar bajo la ley de la chancleta o el cinturón.
No todos los pasillos eran iguales, y siempre en ese escritorio (o bajo del escritorio) había un refugio para un niño.
Gustab y sus malditos pasillos de juego.
Ahora, Gustab, igual hay demasiadas cosas para explicar y eso nos lleva a que no sepamos en ocasiones qué nos ocurre pero sí es más fácil acertar. Más empatía, más preparación y menos madera o mano dura.
EliminarSon otros tiempo, ¡menos mal!, aunque sigue habiendo pensamientos y acciones primitivas por desgracia.
Gracias por semejante comentario. Podría servir para una historia de tu loco :-9
Un beso.
Mira !!, de ese último comentario resultó un relato de los adoquines mojados. Gracias, y en defensa de los niños y muy contrario a mi linea, se dibujó una nueva historia en mi blog.
ResponderEliminarBonito relato en recuerdo a la niñez. Un abrazo.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti, Mamen, y muchas gracias por venir y dedicarme unos minutos.
EliminarEl pasillo de mi casa era inmenso y tétrico, dos lámparas en los extremos, una de ellas siempre fundida, los adoquines sueltos y fríos... Éramos pobres pero aún no lo sabía.
ResponderEliminarPero a pesar de todo, Beauséant, había infancia que no todo el mundo la tiene.
EliminarParece la introducción a una historia.
Mil gracias.
Un beso.
Eso es cierto, y unos padres dispuestos a pelear por darme una vida mejor que la que ellos tuvieron. Aún hoy no tengo claro si lo lograron, por fuera parece mejor, mucho mejor, la suya parecía más auténtica. Es complicado juzgar algo tan cercano.
Eliminar¡Qué belleza de texto, lleno de ternura y reminiscencias, con la cadencia justa!
ResponderEliminarBesos y abrazos, querida Mag
Muchísimas gracias, Myr.
EliminarDisculpa la tardanza en responderte.
Hay recuerdos que son una balsa de aceite.
Un beso enorme.
¡Hola Mag!
ResponderEliminarMe encantó tu historia, Mag. Estaba fascinada desde la primera línea. Me encanta la forma en que recorriste la línea entre el realismo mágico de esa niñez adorada y entrañable. Muy hermoso y cautivador relato.
Que la magia de la Navidad inunde tu vida, llenándote de felicidad, amor y fuerza para luchar por tus objetivos. ¡Feliz Navidad, querida Mag!
Te envio un fuerte abrazo!