17 de noviembre de 2023

Redesencuentro...

Un Jueves, Un Relato
Rincones


Durante mucho tiempo me resistí a ir allí. No sé si eran los recuerdos o cierto temor nostálgico lo que se aferraban a mi mente... o a mi alma. Las calles empedradas, el brillo de las bombillas anaranjadas o el reflejo de las sombras generaban en mí una extraña apatía.

Los escalones de piedra, el escudo de una familia —que nunca había sido la mía— en el pórtico de la entrada y aquella puerta que ni los años de guerra habían logrado derribar, me esperaban día tras día desde los últimos cuarenta años. Cuando salí de ahí me prometí que un día volvería, pero solo cuando las llaves fueran mías.
No hubo herencias, solo la suerte del destino.

Hasta que el frío de la noche quiso calarse en los huesos, permanecí sentada en la escalera junto a mi perro. No escuché nada. Solo vi un gato merodeando que, sorprendido por nuestra presencia, se detuvo un segundo antes de seguir su paseo nocturno. Lo observamos. Unos pasos más allá, volvió a detenerse para mirarnos y salir corriendo.

El sol colándose por la ventanilla del coche me despertó. El fulgor rojizo se extendía como un valle sobre un cielo que se terciaba cerúleo. Tuno, acurrucado en su manta, me miraba expectante. Aquella aventura le resultaba también inquietante. Desayuné uno de esos autocalentables cafés con leche y compartí con él un par de magdalenas deformes.
De camino a la casa, nos encontramos con el mismo gato y cinco más, además de un par de vecinos que me saludaron con más curiosidad que educación. Me imagino que se preguntaban qué se me había perdido ahí, en un pueblo olvidado de los caminos de Dios.

Tuno parecía tener prisa por llegar. En la puerta, de nuevo aquel gato pardo disfrutando del cálido sol matutino. En cuanto nos vio, se subió al hueco de una ventana y permaneció vigilante. 

Al adentrarnos en la casona, las paredes hablaban del tiempo vacío, de recuerdos desvanecidos o adormilados, de muebles servibles solo para el polvo. Y mi habitación, la que fue mía al llegar del orfanato, parecía recordarme. Ahí  estaba mi cama, y la cortina que separaba mi cuarto del hermano que nunca conocí, pareció moverse ante una corriente de aire aparentemente inexistente, como si la no vida se alegrase de verme.






Este es mi aporte (383 palabras) para la convocatoria juevera de esta semana, de la mano de Moni. En su blog Neogéminis, podéis ver otras participaciones.

15 comentarios:

  1. Hasta la semana que viene no podré empezar a leeros. Tengo este finde la realización de mi proyecto bibliotecario y luego tengo su puesta a punto, así que estaré unos días centrada todavía en ello.
    Mil gracias y espero me podáis disculpar.
    Besos.

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  2. Me gusto como enlazaste las dos imágenes en palabras de nostalgia y misteriosas.
    La vida siempre regresa de una forma u otra a los orígenes .
    Un besazo.

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  3. Mad, estás en las mismas calles de Gustab, el te conoce y admira, ve por el visitalo, siempre estará para ti... Ese mundo oscuro que invita a escribir, esos adoquines reflejando farolas, y ese gato comilón.... Siempre rondando desde las ventanas.. le dicen yoyoy y es un ladrón, no dejes nada cerca de la ventana.
    Gustab

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  4. Nos quedamos absortos en tu historia, es dura pero tiene un toque entrañable, abrir los pensamientos y dejarlos asomados a la ventana junto al gato. Que tus proyectos salgan genial. Abrazo

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  5. Un relato que mantiene el interés de principio a fin y que solo sucumbe ante la tiranía del límite de palabras, porque nos dejas con ganas de seguir esa historia y conocer más del pasado de la protagonista.

    Beso dulce Mi Estimada Magda y dulce fin de semana.

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  6. Oscuro y nostalgico relato! Lleno de sensaciones y una descripcion excelente que te transporta al mismo lugar y tiempo! Un abrazote!

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  7. A veces los malos recuerdos nos persiguen y la vida con sus afectos reales no consiguen hacernos desprender de aquel dolor que aún permanece. Muchas gracias por sumarte -pese a la falta de tiempo- a esta nueva convocatoria que he disfrutado conducir. un fuerte abrazo

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  8. en el pasado había vidas que no eran lo más feliz del mundo. ahora al menos hay psicólogos, o en su defecto libros y vídeos de youtube para consolarnos.
    has descrito muy bien esa sensación de desamparo y soledad en un lugar deprimente...
    besos, mag!!

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  9. Una historia cargada de recuerdos, de vivencias y nostalgia, me gusto mucho como narraste la historia, muy placentero leerla, un abrazo.
    PATRICIA F.

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  10. Ese final y motivo del regreso es muy bueno. Una historia entera de regreso, imaginé, con Tuno ignorante pero atento . Me ha gustado muchísimo.

    Un fuerte abrazo

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  11. Disculpadísima.
    Has hilado perfectamente y con un halo de misterio emocionante, ambas imágenes.
    Besos.

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  12. Si no fuera por el perro, su amigo, se ve un alma demasiado atormentada por el dolor...
    Que vaya muy bien con tu proyecto,

    Un abrazo Mag :)

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  13. Hola Qamar, has creado un rincón a partir de dos rincones, un texto a partir de dos imágenes, las cuales se relacionan, igual que tus palabras, primero describes el exterior y luego el interior. Un relato triste y conmovedor. Muy buen aporte.
    Un abrazo. :)

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  14. Una bonita historia que entrelaza recuerdos de la infancia. Un poco triste y nostálgica eso sí...
    Buena aportación. Un abrazo!
    lady_p

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  15. es un placer leerte , me dejo llevar de la mano abriendo los ojos al máximo, no es que lo que cuentes me atrape que lo es, si no cómo lo0 cuentas. Un abrazo

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Sueña porque soñar es vivir y vivir es sentir...