Sean mis rayos luces
etéreas que velen los montes de tu alma.
Los que acunen todos tus ocasos
cuando
el rubor de las batientes tañan los acantilados de tus penas,
e iluminen tus
pasos en las noches de tus pensamientos,
vagos o altivos,
inspirados de amor y
nostalgia.
Sean mis rayos los dedos
que te acaricien las soledades
que reverberan en los mansos cauces de tu
corazón
o en la exaltación plena de tus deseos.
Dar la calma y la paz, ser el bálsamo que cicatrice las grietas del alma.
ResponderEliminarAsí me saben hoy tus palabras, Mag... A remanso.
Mil besitos, preciosa.
Hoy las necesitaba, shhhh.
Una mujer que no sólo desea ser desea, sino que tiene una actitud protector, de querer reconfortar al otro cuando se siente mal, cuando tiene nostalgia.
ResponderEliminarBesos.
Nice.
ResponderEliminarEres manantial que mece sus entrañas, el rayo que ilumina su mirada...
ResponderEliminarUn besazo.
Es bonito incitar en el otro los deseos, dejarle saber que es deseado, es que todo se puede dar. Un abrazo
ResponderEliminarTodo es y se es, tanto como uno quiere que así sea.
ResponderEliminarDulce beso y dulce semana Magda.
Mil gracias a todos y a todas aunque las palabras no expresen bien mi sentimiento hacía vosotr@s.
ResponderEliminarSe os tiene muy en cuenta pues ya sois alguien que está en mi vida.
Besos enormes y un muy fuerte abrazo.