Una noche de pleno novilunio. Un cielo plagado de estrellas. Al fondo, el sonido de la orquesta y este lado, el reflejo de todas esas luces de cubierta tintineando en el agua. Más allá, el todo... O la nada. Absoluta oscuridad. Repicando a mis pies el mar calmo roto por la embestida constante y continua del barco a velocidad de crucero.
Me sujeté fuerte a la barandilla. El mar me llamaba. Gritaba mi nombre de una manera que me estaba asustando. Respiré hondo, sobrecogida por un miedo repentino y por una gélida caricia de unos instantes.
- ¿Piensa tirarse?
Su voz sonó en mí como una campanilla, como una alerta. Me giré sin soltar la barandilla, mientras mi vestido ondeaba como bandera al viento y mi pelo dibujaba arabescos en la brisa.
- No, ¿qué le hace pensar algo así?
- Solo pregunté. Pero tal vez sería mejor que bajase. No vaya a ser que pudiera caerse... ¿Me permite?
Me tomó por la cintura y me bajó del barandal, haciéndome poner los pies en la tarima. Acomodé mi vestido y no pude hacer nada con mi cabello.
Él permaneció frente a mí como esperando algo por mi parte.
- Gracias -acerté a decir.
Me tomó del brazo, invitándome a alejarnos de ahí. Nos acercamos hasta las tumbonas, cerca de la escalera de estribor. Y en lo oscuro, como dos presas agazapadas, empezamos a contarnos hasta los secretos que no teníamos, sin tabúes, sin miedos, sin sentido..., hora tras hora hasta que el amanecer nos alcanzó, hasta que las estrellas dejaron de brillar, hasta que sus manos tomaron las mías y una extraña pero grata sensación me inundó...
Y en ese gesto, donde me perdí entre sus brazos, donde sus labios sellaron mi silencio, abrí los ojos...
- ¡Señorita!.. ¡Señorita!
Comprendí que todo había sido fruto de una ensoñación, fruto de un momento de locura transitoria, de un colapso cuando empezaron a contarme todo lo acontecido. Y él, ¿dónde estaba? Nadie supo darme razón hasta que el capitán Williams, vino a visitarme al camarote donde me reponía de mi estúpido intento.
Tras un rato de amena charla, abrió la carpeta que portaba al entrar. Sacó unos papeles y algunas viejas fotografías.
- ¿Es este el hombre por quién preguntaba, señorita?
Mi corazón empezó a latir muy fuerte. El aire pareció faltarme de pronto.
- Es el capitán Víctor Herman. Ahí tenía treinta años. El más joven de los capitanes que ha habido en estas aguas desde el tiempo de los piratas. -Le miré sin saber expresarme, totalmente confundida. - Murió un año después, hace anoche exactamente cien años, al intentar salvar a quién hubiera sido su esposa. -Y me enseñó otra fotografía. Sé que era completamente imposible pero de no haberse llamado Teresa, bien podría haberse llamado como yo... o ser yo...
Más aventuras y más
travesías en “Playa del Castillo”.
Qué buena historia has imaginado. Me ha sorprendido el desenlace. Salvada por el espíritu de un antiguo capitán.
ResponderEliminarGracias por participar.
Un beso
Gracias a ti, Leonor.
EliminarMe devané la cabeza y al final salió lo que salió.
Un beso enorme.
Que relato entre sueño y verdad, entre sueño y pasado, un final como el que desean muchas damas cuando emprenden un crucero y Es que además Nicola Tesla era muy guapo. Un abrazo
ResponderEliminarSí :-) Vi la imagen y se parecía al marino que supuse, así que ahí se quedó. Tesla me encanta y, además, esa mirada en la foto tiene mucha picardía.
ResponderEliminarHablar con un fantasma y no saberlo debe ser tremendo.
Besitos.
Me has erizado, Mag. Un relato detallado exquisitamente. Palabras justas en una historia romántica. Es fabuloso tu don.
ResponderEliminarHay una frase o media frase que me ha cautivado: "empezamos a contarnos hasta los secretos que no teníamos..."
He disfrutado leyéndote... Como siempre.
Mil besitos, bonita.
Podría haber terminado en ese encuentro y habría sido un buen relato. Pero le diste ese giro argumental (estoy con ese tema) y lo convertiste en especialmente bueno.
ResponderEliminarTal vez se podría averiguar que era lo que la llevaba a ese intento letal, si había alguna influencia extraña en el mar. Pero tal vez no.
Esa aparición fue oportuna. Y tal vez se trate de un reencuentro de un fantasma y quien fue su mujer en una vida pasada.
Bien planteado.
Besos.
Sí, podría ser algo así. Yo también lo he pensado, Demi. A veces el mar tiene un influjo misterioso que te atrapa, te lleva... y es que te quiere para él.
EliminarY tal vez, él ya la perdió una vez y no estaba dispuesto a otra.
Un beso muy grande y mil gracias por tus palabras.
Me has sorprendido con la historia y muy gratamente, utilizando tan bien las fotografías, lo cual da credibilidad a la historia.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Juan Carlos.
EliminarMe es grato saberlo. Ya sabes que me gusta hacer creíble hasta lo más extraño y para eso he de vivirlo para que así lo sintáis los demás.
Besitos y nos vemos en ya.
Vaya!...no te digo que hayamos coincidido en nuestros textos, pero sí reconozco que hay "puntas" de contacto desde donde nuestros personajes casi se tocan. Es los encuentros misteriosos ambientados en el mar tienen gran atractivo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me he ido a leerte antes de responderte...
Eliminar:-) Sí, tiene ese halo de misterio en la muerte y en el amor. Será que el mar, que a mi me cae lejos, tiene algún tipo de hechizo.
Un beso grande.
"Más allá, el todo... o la nada..." Tanto y más, Mag, me ha encantado tu relato, así como las imágenes que has utilizado.
ResponderEliminarMe encantó la expresión... "donde sus labios sellaron mi silencio".
Un besazo.
Gracias, Marieta.
EliminarNo sé sabe dónde está tu destino, simplemente te busca.
Esa frase que has elegido grita mucho :-)
Un beso.
Mucho fantasma suelto estos días por los blogs, afortunadamente no soy miedoso :D Muy buena historia has creado Magda, sólo una observación, por allí dice "qué le hace algo así?" imagino falta la palabra pensar ...
ResponderEliminarBuena historia. Beso dulce y dulce fin de semana.
Eso lo hacen los espíritus :-) que, en ocasiones, me enredan...
EliminarY me alegra saber que no eres miedoso... Ten cuidado con las ventanas abiertas :-) :-)
Un beso enorme.
Una bonita historia, gracias a ese hombre que se le apareció en el preciso momento, aunque fuera un sueño, desistió de su intento.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo
¿Un sueño? Tal vez fue verdad...
EliminarSon esas cosas que se viven...
Me alegra que te haya gustado.
Un beso muy grande, Carmen. Gracias :-)
Sabes que te admiro, y como una niña quedo atrapada en tus historias…
ResponderEliminar…besotes hermosa y el resto lo sabe(mo)s.
Besis, Almita.
EliminarSi es que a ti el mar te atrapa con "fantasma" o no :-) :-)
Una historia maravillosa con todos los ingredientes para haberte recreado más en ella.
ResponderEliminarSi no fuera por el límite de palabras (aún así me he ido) podría, sí, haberme recreado más en detalles, pero...
EliminarUn beso grande.
Es una historia de amor muy bella, el contraste entre el espiritu y el vivo. El amor que va mas alla,de la vida. Me encanta, besos.
ResponderEliminarHola, Molí :-)
EliminarYa sabes que entre lo fantasioso, lo mágico y lo supuesto... siempre hay algo real.
Un besazo.
Amei o teu Blog e aqui do Brasil estou a ler os teus escritos, espero que venha me visitar e que tenha um belo domingo, beijos !
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EliminarOlá Almeida, seja bem-vindo a esta Assembleia. Estou feliz que você gostaria e espero continuar desfrutando os textos. Venha sempre que quiser. Um beijo e bom domingo.
Una historia realmente buena, sencilla, bella, y con un final precioso. Su amado volvió a evitar que la historia se repitiera...
ResponderEliminarUn abrazo
Se me ha hecho tan corta... Precioso relato de un viaje entre dos aguas, la de la realidad y lo intangible.
ResponderEliminarUn abrazo