Brillo ébano bajo los párpados de tus ojos
y níveo el Viento que aclama la luz de los que aúllan estigmas hieráticos,
de aquellos que oran orgías de Verbos en la ignota noche de los tiempos
proclamando la sangre de tu pecho.
Y no te llamen Muerte
cuando el último suspiro dibuje tu nombre en su boca,
ni te hipen Noche
cuando los cristales dolientes de sus lágrimas
vean la mácula que como hiedra se abre sobre tu piel;
ni te llamen Dios
al ver las hebras de fuego de tus cabellos ondeando enmudecidas
ante sus lamentos cuando el humo negro, irremediablemente, se los lleve
aunque revelen crucifijos y exuden agua bendita.
Introduces la oración clamorosa, investidura hacia un ser o alma, y la haces a simple vista un salmo digno de entonar.
ResponderEliminarMagníficamente suprema esta oratoria, querida Mag.
Mil besitos, preciosa.
Tus obras son verdaderas odas, en las que poco más se puede añadir… Tan sólo posar la rodilla en el suelo, elogiar tu maestría en tan bendita oración, y decirte “Amén”
ResponderEliminarPrecioso, mi querida, Mag…
Bsoss enormes, y muy feliz finde ♥
Profunda y dice más de lo que parece, orar exibir ostentos y proclamar para luego na perdonar ni saber amar? ni el agua bendita cumple ese milagro.
ResponderEliminarMe ha encantado, muy bella imagen.
Un abrazo.
Ambar
Enigmática proclama que define un ser que casi desafía todo lo visto.
ResponderEliminarBeso dulce Magda.
Casi dormida pero paso a desearte un buen fin de semana y felicitarte por tu entrada. Abrazos
ResponderEliminarEnigmáticos, inspirados versos, que parecen mencionar a la personificación de algo inevitable.
ResponderEliminarBesos de alguien que trata de descifrar un enigma.