... frío empapa mis manos y enturbia mis ganas de dormir... mientras la noche emerge y todo se llena de sombras. El silencio se alborota y mis oídos gimen secretos del viento. Chirrían mis párpados en esta penumbra de soles pospuestos y ese algo me dice que todo llega...
Cada latido de mi corazón es un pulso al tiempo, algo relativo entre el ayer y el mañana, mas no queda más que hoy, este instante... Contengo la respiración que me molesta. Algo altera la calma de esta habitación... Se abre la puerta lentamente, como no queriendo hacer ruido, y las cortinas se mueven en ese alarido callado de la corriente. Mi cuerpo reacciona permaneciendo quieto, rígido...
Algo..., algo está ahí... Me encomiendo a todos los santos. Rezo todas las oraciones: Medio Padre Nuestro y medio Ave María... y que Dios me coja confesada...
Ese algo no se oye... pero lo presiento... Hasta puedo olerlo... Está aquí mismo...
No puedo relajarme. Imposible.
Mi pecho es un máquina de tren a todo vapor. Cada palpito es como una bomba en caída libre y, de un solo golpe, seco, preciso..., mi pecho se ve atravesado por cuchillos finos que arrugan la sábana que como un sudario me cubre...
Un largo segundo y no me siento. No vivo. No pienso. No padezco... Soy una roca, inerte...
Y gritó:
Y gritó:
¡¡¡Algo!!!
P... gato del vecino... Pero, ¿por dónde entra? Otra noche más y no sé si la supero... Hay amores que matan... y el suyo por mí es ya obsesivo...
*** *** *** *** *** ***
nos invita a Algo…
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Ese es el precio de despertar obsesión en un inesperado admirador.
ResponderEliminarEn serio, que es para darse un buen susto. Lograda atmósfera tiene lo que escribiste.
Un especial abrazo.
Muy bueno con ese final, yo tengo una experiencia similar por culpa de un gato :D Muy creativo relato.
ResponderEliminarBeso dulce y dulce semana Magda.
Hola, Mag!
ResponderEliminarUn texto arrollador, horríficamente sensual. Ese ‘algo’ en tu creación te ha salido, ¡Encantador!
Un beso
Me uno a los comentarios de los demas. Un texto horrificamente, sensual, original
ResponderEliminarBella creacion Mag.
Un placer leerte
Un beso
Isa
Qué buen relato! Me ha mantenido en suspenso hasta el final. Qué fuerza tiene. Me ha encantado ese remate que no esperaba, siempre me sorprendes.
ResponderEliminarUn beso.
Me gustan los relatos, me enredo en ellos y hasta quiero ser personaje. Estar en el tuyo ha sido estupendo. Unos abrazos
ResponderEliminarMe has mantenido expectante hasta el final, cuando me ha saltado el gato del vecino... Juraría que era mi Wilson, jajajaja.
ResponderEliminarTe felicito, Mag.
Ocurrente y magnífico.
Mil besitos, preciosa.
Muy bueno, Mag… Yo convivo con una gatita, y sé de esos amores o sustos enormes jajaja…
ResponderEliminarMe ha encantado, querida amiga… Te lleva y te mantiene en vilo, hasta ese gran final gatuno ;-)
Bsoss y cariños enormes!! ♥
Está vuesa merced segura de que era sólo el gato?
ResponderEliminarRecuerdo esa noche...
Fue divertido verla dar aquel respingo ;-)
Besos y ya sabe..., si no quiere que entre..., cierre las ventanas... (el gato, digo...)
Intenso tu texto, con ese final que dice más que: ¡Algo!
ResponderEliminarUn placer siempre leerte, Mag.
Un besazo.
Perfectamente tratadoo este tema que en principio parecia dificil. Me ha encantado tu entrada. GEnial!!! un fuerte abrazo amiga
ResponderEliminarUn relato muy bueno que te llega desde el principio.
ResponderEliminarBesos
Vaya!...qué susto!...yo que vos le tiro en la cara el gato a su dueño cuando el desgraciado esté bien dormido jajja
ResponderEliminarUn abrazo
Que suspense leyendo tu relato! Como alguien comenta tertiblemente sensual y con final inesperado, es mas que original. Por cierto yo suelo dormir con dos gatos. Besos.
ResponderEliminarAinsssssssss... menos mal que es negro, sino pensaría que ha sido mi Gatón... suele despertarte de manera tan amorosa... pero lo adoro... y el próximo, negro...decidido!!!
ResponderEliminarBesotes hermosa.
Millones de gracias, familia.
ResponderEliminarAndo algo justa de ganas y tiempo así que os hago un agradecimiento en común, sin que eso reste importancia a vuestras palabras, a vuestros gestos y a vuestro tiempo.
Besos enormes y abrazos fuertes.