En ocasiones emprendemos un viaje, hacia atrás: Una
huida, un destino irremediable a alguna parte donde nos sintamos más seguros
dentro de nuestros propios temores, sin mapas
claros, sin brújula que nos marque el
norte, atorados por mil cuerdas que
nos oprimen el corazón, que nos inmovilizan las alas, que nos acortan los pasos…
Segura de lo que hacía, recogí cuatro cosas dejando a mis espaldas esa parte de
mi vida que crepitaba como fuego del infierno, un abismo de silencios, y me
subí al todoterreno sin importarme lo
lejos que podía llegar. Solo deseaba sumar pasos que me alejaran de ahí.
Desconocer el territorio te puede hacer vulnerable,
desconcertarte, aun en un claro con luna llena. La niebla no tapa los miedos más
allá del paraje que cubre, ni la luz de la mañana devora la angustia pero, en
medio de la nada, de la soledad, se puede descubrir lo indómito del propio ser,
la capacidad de enfrentarte al universo y dejarlo a tus pies, postrado como un
dios vencido.
Aquellos sonidos envueltos en noche agudizaron mis
sentidos. No atisbaba mucho más allá de mi nariz. Los cristales del coche
estaban con vaho. No me atrevía a agitar la mano para apartarlo, y hallarme
ante algo o alguien que no deseaba y no pudiera
hacer frente pero, el pánico atenaza o envalentona. Y me empoderé: Dos luceros
enfocaban hacia mí, un sonido gutural que se perdía entre la maleza, entre la
bruma, pero que parecía acariciarme. Enfoqué mi linterna. El corazón se me
paró. Dos segundos después me hallaba de rodillas ante la dueña de esos ojos.
Estaba tan herida como yo, solo que a ella le sangraba la carne y a mí, el
alma. Yo me alejaba de mi vida y la vieja loba se acercaba a ella, lamiéndola.
Y, en la sola compañía de nosotras mismas, en esa triple unión de luna, mujer, loba... nos hallamos para encontrarnos.
Mi texto pertenece a la dinámica propuesta por Gin
en su blog
Variétés para su Paraíso de Letras,
donde puedes ver las aportaciones de otros compañeros.
Proyecto Paraíso: Mar o Montaña.
donde puedes ver las aportaciones de otros compañeros.
Proyecto Paraíso: Mar o Montaña.
Picando en la imagen puedes ver el texto configurado como un cuadernillo. Obra de Gin. |
Un encuentro precioso en ese final,
ResponderEliminarme dejaste sin palabras y cada una con la fuerza que las une
en el mismo sentimiento
Besos enormes Mag y feliz inicio de semana
Hay que sacar a esa loba interior y encontrarnos con ella en esencia. A veces, hay que saber lamerse las heridas y, otras, dejar que sangren.
EliminarMil gracias, niña.
Un beso enorme.
Enhorabuena por el texto ya tuve oportunidad de leerlo y me pareció genial ..aquí dejo mi huella de tan bello proyecto .
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
Muchísimas gracias, Campi :-)
EliminarUn gusto tenerte por estos lares y por dejarme siempre tus huellas.
Tus huellas e gustan :-)
Un beso.
Muy buena esta entrada. Nos llevas de la mano de una sensación de angustia que nos deja sobrecogidos. Encontrarse luego con una loba tan a punto de irse, es un final precioso.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Un aloba que, lejos de enseñarle los dientes, le muestra sus heridas para que comprenda el valor de las suyas.
EliminarGracias por tus palabras y por acercarte hasta aquí.
Un beso.
Y esos dos personajes hallaron mutua empatía, amistad.
ResponderEliminarBesos.
Cuando más perdidos nos hallamos, surge una luz que nos da un toque de atención. Cuando vemos a alguien que dentro de su dolor nos muestra su alma, solo cabe ponernos de rodillas e intentar inundarnos de su luz.
EliminarUn beso enorme, Demi.
Me encantó, Mag... cuántas veces es así... la herida está en el alma y nadie la ve.
ResponderEliminarUn relato maravilloso de principio a fin.
Mil besitos que te lleguen y feliz octubre ♥
Gracias, Auro :-)
EliminarEsas heridas del alma son una especie de tortura que se hace lentamente pero que dejan unos socavones increíbles.
Un beso enorme.
Un hermoso relato por el que me deslicé… sintiéndome identificada…
ResponderEliminarY magnífico colofón… en ese encuentro puro y esencial…
Felicidades, de nuevo, y mis más sinceras gracias, mi querida Mag 🌹
Un abrazo enorme, y muy feliz noche 💙
Creo que ese día lo tenía yo un poco como el relato: confuso, con ganas de salir corriendo y de poner los puntos sobre las ies. Al final, es detenerte y concentrarte y toda la oscuridad es la luz.
EliminarGracias a ti, Gin, por la idea y por todo lo que haces para motivarnos.
Un beso enorme.
Como la Trinidad, mujer, loba, luna es lo mismo, nos llevas (en coche y se agradece) nos angustiamos, ese vaho no que no queremos que quites, la duda de que nos depararán esas luces y un final muy metafórico. Un abrazuco
ResponderEliminarMe gusta mucho el uso de contrario y de metáforas. Parece que me entiendo mejor.
EliminarSi, cierto, somos un triángulo amoroso donde no puede faltar la esencia primigenia de la naturaleza. Debemos perdernos muchas veces para poder encontrarnos.
Un beso enorme y gracias por venir.
La Luna identifica mucho a la mujer, así como el Lobo, en este caso Loba, todo se conjuga en ese lado femenino del que tú haces un amalgama donde se encuentran en un mismo ser.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Soy muy de la luna, muy selenita. Y cierto que ancestralmente se ha vinculado a la mujer con la loba y viceversa, y en su conjunto que crea un tríptico mágico, una especie de círculo identificatorio... que confluye en algún momento de la existencia, por propia Naturaleza.
ResponderEliminarGracias por tu presencia.
Un beso enorme, Mi Estimado Dulce :-))
Adjetivar tu texto sería totalmente reductivo, porque excede todos los que conozco. Si no supiera que tú lo has escrito, podría jurar que pertenece a "Mujeres que corren con los lobos"... mi admiración más sincera, como siempre.
ResponderEliminarBesissssssssssssss!
Recuerdo que me has hablado de ello, de que lo estabas leyendo, incluso, reo, si no recuerdo mal, que subiste algo de él a una de tus colecciones o alguna entrada de blog. No recuerdo bien. Yo no me lo he leído pero que lo digas, me halaga :-)
EliminarUn beso y mil gracias por venir a dejar tus palabras y cariño.
El pánico atenaza o envalentona....Todo depende de la disponibilidad que tengamos para perder lo que el pánico nos muestra. Me encanta esta narración
ResponderEliminarBesos
Llevas toda la razón, Don Dumas. Es mejor que nos envalentone aunque eso puede tener la contraria de que nos haga también muy poco prudentes.
EliminarUn beso enorme y mil gracias.
Mujer y loba en perfecta sintonía. Y a veces es tan necesario huir... abandonándonos a la naturaleza...
ResponderEliminarUn relato genial para este Proyecto "Mar/Montaña" de Ginebra
Un besazo, Mag
En muchas ocasiones huir no es ir en dirección contraria, sino en la dirección correcta.
EliminarMuchísimas gracias, Dafne.
Un beso enorme para ti.