Sucedió en el bus
Era el último tramo del trayecto después de algún que otro pequeño incidente que me había interrumpido, o la lectura, o el sueño. Y ya no había más pasajeros. Como casi nunca. Por alguna curiosa razón, la noche, tan oscura ahí afuera, al otro lado del cristal, había mostrado una cara extraña, jugando con mi mente y con mis recuerdos de adolescencia, cuando las sombras se enredaban en mí y exhalaban experiencias que siempre guardé en silencio. Porque, quién podría comprender sin ver. Y aun viendo, existiría la duda, alguna explicación inexistente. Pero, aquello no era una señal de tráfico tapada en el margen de la carretera, ni un árbol seco, muerto, que la luz de la luna hacia fantasmal y que alguien adornaba con unas flores de plástico. No, aquello era otra cosa. Y era inquietante y recurrente al tiempo y al espacio.
No deseaba ver más de mi reflejo en la ventanilla. El conductor frenó bruscamente el autobús cuando la figura apareció en medio de la carretera. Se giró hacia mí. Nuestras miradas se encontraron a pesar de la oscuridad. Él buscaba una respuesta. Yo la tenía pero sabía que no estaba preparado para escucharla, para saber la verdad.
Aquella forma se movía ágil, aparentemente ajena a nosotros, sin arrastrarse. Llegó al otro lado del autobús, siguió el arcén hasta quedar a la altura de mi ventanilla. Creo que los latidos de mi corazón eran como los eslabones de una cadena que alguien arrastraba. El silencio se podía cortar. Sin embargo, yo era capaz de escuchar aquella voz de una boca sin boca, de un rostro sin rostro, de un ser… ¿sin alma? :
«Perdóname».
Aquella forma se movía ágil, aparentemente ajena a nosotros, sin arrastrarse. Llegó al otro lado del autobús, siguió el arcén hasta quedar a la altura de mi ventanilla. Creo que los latidos de mi corazón eran como los eslabones de una cadena que alguien arrastraba. El silencio se podía cortar. Sin embargo, yo era capaz de escuchar aquella voz de una boca sin boca, de un rostro sin rostro, de un ser… ¿sin alma? :
«Perdóname».
«Jamás mientras esté viva».
Para unos es una leyenda urbana. Una de tantas. Lo llaman el fantasma del cruce o también del perdón porque se aposta en la carretera como si así estuviera pidiendo. Para otros es un padre, un hijo, un hermano... Para mí, un indeseable, un ser despreciable. Un torturador. Un violador. Un asesino. Y ruego que no me compadezca y le perdone antes de morir. Porque solo merece sufrir todo el daño que causó.
Este es el texto con el que participo en la convocatoria de este jueves programada por Alfredo desde su blog "La Plaza del Diamante".
Ahí podéis verla y también la posibilidad de leer a otros participantes.
Qué horror!!!!
ResponderEliminarDebe haber muchas almas penada por esos mundos de Dios a juzgar por la cantidad de barbaridades que se cometen. Tú lo has contado tan bien que se me han puesto los pelos de punta.
Ojalá muchas de esas almas tengan un gran calvario. Para cosas así, no hay mal malo, dicen.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, Tracy.
Un beso enorme.
Qué inquietante y bien escrito. Esa figura, real o mito, si es de quien torturó, que se muera en el infierno, que es de donde nunca debió salir.
ResponderEliminarUn abrazo
Una mezcla de ambas cosas, Albada. Y estoy contigo. Pero creo que hasta el infierno es un buen lugar en este caso.
EliminarUn beso y muchas gracias.
Has hecho que se erizara toda mi espalda, Mag... Me ha encantado cómo lo has manejado... Y es así para quien ve más allá de los ojos.
ResponderEliminarA mí me encanta mirar a través del cristal... Ver cómo se distorsiona mi rostro... La noche es llamada para muchas Almas.
Me ha encantado, Preciosa.
Mil besitos con todo mi cariño y feliz día ❤️
Gracias, Auro.
EliminarLa noche nos trae a todos esos fantasmas reales.
Un beso.
Estupendo Mag. Por la narrativa, por el suspenso, por el desenlace. Me gustó mucho. Un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Moni.
EliminarTrío de ases. Encantada, entonces.
Un beso muy gordo.
Otro gran relato has hecho con una realidad que existe aunque se mezcle con otros planos, las almas o energías quedan vagando con sus cuentas pendientes.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
La de esta alma es muy pero que muy pesada y muy muy profunda la raíz. Me da que no va a obtener el perdón. Tendrá que seguir con la tortura.
EliminarMuchas gracias, Mi Estimado Dulce.
Un besito :-)
Le has dado una explicación un final al "fantasma del cruce" tiene que haber muchos mas que merecen que nunca se les perdone, que sufran eternamente como fantasmas que son, que el dolor se les prenda en la piel. Una vez desahogada me toca aplaudir el suspense creado, y el final fuerte y apòteosico. Abrazos
ResponderEliminar¡Oh, mil gracias! Me sonrojas, Ester, pero te agradezco tus palabras. Estoy de acuerdo contigo. Que sufran en alma lo que hicieron padecer en carne y en mente.
EliminarUn beso muy grande.
Lo contaste muy bien, con una lograda atmósfera inquietante. Parece que la protagonista tiene algo muy personal con esa aparición, una fuerte determinación a no perdonar.
ResponderEliminarUn original aporte a este jueves.
Besos.
En la historia no se ve claro, o se deja en el aire si hay algo o no personal entre ellos. Podría ser. Tal vez no, pero lo que sí tiene claro es que ella sabe que él no merece el perdón. Al menos, por parte de ella, no lo tendrá. Y es más, creo que una vez en el más allá, ella lo perseguirá por el fin de la eternidad :-)
EliminarMuchísimas gracias.
Un beso,Demi.
Me gustó la trama del relato es genial , esa intriga y ver cómo se materializa esa sombra de un alma errante, tal vez de alguien que causo daño y quiere el perdón..nunca se sabe hay cosas que por mucho que quieras es difícil de perdonar ..
ResponderEliminarUn buen texto querida amiga .
Abrazos y besotes.
Abrazos.
Muchísimas gracias, Campi.
EliminarHay muchas almas perdidas por ahí afuera. Y muchas más dentro pero hay quien, como dices, no merece perdón alguno, así lo pida de rodillas. El mal causado es tan grande que no compensa ni una gota de sangre.
Mil gracias por tu comentario.
Un beso grande.
Mito o realidad, todo lo paranormal me causa una mezcla de inquietud y curiosidad
ResponderEliminarbien plasmado Mag
beso
Muchas gracias, Marco.
EliminarEn todo mito hay algo de realidad aunque no sepamos explicarlo y muchos pongan en tela de juicio esa verdad. En ocasiones, el ver no hace creer. Pero...
Un beso enorme.
Lo importante es que mostraste fuerza, aunque parezca que aquello tan traumático no ha sido superado en tu fuero interno (el de tu personaje, quiero decir).
ResponderEliminarEspero no encontrar algo parecido, así que me moveré más de día, por lo que pueda pasar ;-)
Un abrazo
Nunca se sabe, esa es la verdad, y menos el modo en que podemos ser capaces de enfrentarnos a algo así. Si se puede con toda la naturalidad del mundo mejor, pero vamos, no todos tenemos la misma sensibilidad.
EliminarSea como sea, disfruta de la luz y de sus sombras :-)
Un beso y muchas gracias por venir y dejarme tus palabras.
No está de más que quien hizo mal, lo pague.
ResponderEliminarMuy espeluznante tu relato y muy logrado. Me ha gustado mucho.
Bas.
Muchísimas gracias, Mar.
EliminarIgual la venganza no es el mejor camino pero mientras tanto quien es culpable debe pagar su mal.
Un beso enorme.
Ya no sé ni qué más hacer ni decir... te he aplaudido, he hecho la "ola" a tus relatos, me he quitado el sombrero y he dicho, a riesgo de sonar repetitiva, que te admiro profundamente. Ésta es otra muestra de tu maravillosa pluma, de tu creatividad sin límites.
ResponderEliminarUna maravilla... y, puntualizando en el final del relato, ojalá y todas esas almas que tanto daño han causado, padezcan por la eternidad.
Besisssssssssssssssssssss hermosa.
Yo creo en la Justicia del más allá. No creo que la vida o la muerte nos deje desamparados.
EliminarMil gracias por tus palabras que sé son sentidas y yo tampoco sé bien qué decir ante semejante muestra :-)
Solo gracias.
Un beso enorme, Almi.
Excelente y fuerte relato, Mag. Que siga penando ese fantasma torturador in seculo seculorum, sin que tu narradora se apiade de él y lo perdone.
ResponderEliminarBesotes desde Brasil
Me temo que mi protagonista es capaz, si no de esperar al último momento, de ir a buscarlo en la otra vida. Y no es rencor, es justicia.
EliminarMuchas gracias, Myriam.
Un beso muy grande.
Escalofriante *__* Al final no sé si se trataba de un espectro o de una persona de carne y hueso... a veces los peores monstruos son los últimos.
ResponderEliminarEsta vez no participo, pero os leo.
Un besazo, Mag 💜
Ambas coas, Dafne. Primero fue persona, bueno, un ser... Ahora es un espectro que mendiga el perdón, algo que no tuvo en vida con lo que hizo. Por eso es castigado.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y un beso.