A grandes males, té y pastelitos...

Un Jueves, Un Relato 

Expresiones lingüisticas

Cada dos por tres la misma letanía. A fin de cuentas eso era lo que pasaba cada vez que nos encontrábamos —y empezaba a ser demasiado frecuente para mi gusto—. Por lo menos había logrado que pareciera que escuchaba cuando ya no oía nada. La susodicha hablaba por los codos, además, no tenía pelos en la lengua y me soltaba una retahíla de historias que no tenían ni ton ni son, bueno, en realidad es que a mí me la traían al pairo, acerca de su cuñada la Portuguesa. Y no es que yo le hubiera dado pie. No, no, qué va, pero cada uno tiene su cruz y la mía era ella.  

Creo que si no fuera porque con ella tengo memoria de pez, acabaría como un cencerro o peor aún, como ella que ya se pasaba de la raya así que, o me ponía las pilas y me deshacía de ella o me vería entre la espada y la pared cada vez que nos cruzáramos. ¿Tenía algo que perder? No. ¿Tenía algo que ganar? Sí, si jugaba bien mis cartas. A la fuerza ahorcan.

Una semana más tarde, me armé de paciencia y la invité a mi casa. Sí, lo sé, no metas a la zorra en el gallinero que te quedarás sin gallinas pero mi gallina era un pollo viejo ya y estaba hasta los huevos. La cosa vino como anillo al dedo. En el té le eché unas gotitas de lo que yo solo sé y en las pastas, otro poco de anisete que no era anisete pero daba el pego. La muy condenada iba a tener un dolor de tripa del ocho y medio e iba a pasar una noche toledana que no se la iba a perdonar ni Dios.

De acuerdo, no venía a cuento, tal vez, pero sé que si seguía invitándola a casa al final se excusaría y cada vez que me viera se cruzaría de acerca. No hay mal que por bien no venga. Si París bien vale una misa, yo valgo un rosario.

Una dama tomando té / 1735 / Jean Baptiste Simeon Chardin

Este es mi aporte (344 palabras) para la convocatoria juevera de esta semana que organiza Moni desde su blog "Neogémnis" por donde podéis pasar, si os hace, para ver otras participaciones.