Siempre había niebla pero me gustaba perderme entre ella, dejar que mis pasos discurriesen como sin sentido pero sí guiados hacia más allá de mi memoria. Atravesaba las praderas húmedas y me dejaba acariciar por las nubes que se colaban entre los poros de mi piel. El pensamiento retumbaba en mí como el silencio del ángel que perdía su mirada en un finito que podía alcanzar con las puntas de sus alas. Era mi alto en el camino. Lo contemplaba, comprendiéndolo, y en el piedra de sus ojos sentía ese vacío que abrazaba mi alma. Yo también bajaba la mirada y encontraba mis suspiros posarse sobre mi pecho. Mis dedos, como un alarido reminiscente, acariciaban el ébano de mi amor. Su ausencia era tan latente que las flores secas entre las páginas de mi diario habían perdido su color y borrado todas sus letras. ¿Qué más podía escribir si ya no me quedaban latidos que sostener?
Atrás, al borde de mis talones, el rumor de las hojas caídas, el silbido de las ramas durmientes, la solemnidad de una casa tan llena de nada como de remembranzas que, como sueños rotos, se iban desdibujando.
Posé mi mano sobre el aldabón. Estaba tan frío como la respuesta que había al otro lado de la puerta. Sentí el corazón escocerme, al aliento cortarme la garganta y el primer paso fue como el chirriar de una cancela. Entré en el abúlico espacio. Los espejos parecían afligirse ante mi figura. Me desvanecía entre el juego de sus falsos reflejos. Observé el final de la escalera, crucé las manos sobre mi vientre huero y dejé de hallar el milagro en su hueco. Ya no habría sol que atravesara los encajes de los parasoles de mis ilusiones difusas.
Esperaba seguir escuchando el eco de mi voz a través de él… pero su voz era el largo ocaso que llevaba a la desesperanza.
Fotografía: Katia Chausheva |
«Hay un silencio donde no puede haber sonido.
En la fría tumba, bajo el profundo, profundo mar».*
(*) Del soneto "Silencio" de Thomas Hood tomado para la película El piano, y pronunciado por la protagonista al final.
Este es mi aporte
(315 palabras):
Una fantasía basada en El piano, para la convocatoria de marzo, "Secuencias", que organiza Gin desde "Variétés" para "Paraíso de Letras" donde podéis ver todas las participaciones.
Gracias, Gin |
Una vez más me encandiló leyendote pues sigo pensando que es como retroceder en el tiempo, al menos esa es la sensación que percibo. Un besazo con todo cariño y muy feliz domingo.
ResponderEliminarSí, es una especie de vahído que te lleva al ombligo del alma.
EliminarMe encuentro cómoda en estas sombras y con estos sentires. Son de recogimiento y de encogimiento.
Muchísimas gracias, Campi.
Un beso muy grande y a tener buena semana.
Casi dejas sin saber qué decir, una prosa poética que transmite esa oscura desesperanza. Habiendo visto o no la película, tú relato tiene méritos propios.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Gracias, Mi Estimado Dulce.
EliminarSi supieras... no pensé en la película pero creo que sí ha calado toda esa desesperanza que dice el título, el dolor, la bruma del alma...
Un beso enorme y feliz semana.
un relato muy sugerente. cuando llamas a una puerta de una casa abandonada, tienes cierto temor de que alguien te conteste.
ResponderEliminarhay recuerdos que tenemos en la memoria cubiertos de polvo, y que pueden aparecer tres décadas más tarde, por alguna asociación de ideas...
besos!!
Estoy de acuerdo contigo, Chema. Aquí, la casa no es que estuviera vacía, es que lo que había dentro estaba muerto. Más que recuerdos. Una vida que pudo haber sido y no fue y un silencio que es peor que una lápida.
EliminarMil gracias por pasarte y que tengas buenas semana.
Un beso.
Muy onírico este texto. Hay lugares, inventados o reales, donde uno espera que surja la magia de ese anhelo, y luego ocurre que no pasa nada.
ResponderEliminarUn abrazo grande
O que pasa lo peor, Albada.
EliminarEn esta historia pasan demasiadas cosas envueltas en soledad y silencio. Mucha deseseranza.
Mil gracias por venir.
Un beso y feliz semana.
has traducido muy bien, el ambiente gris y húmedo de las a imagenes. me has hecho mirar en el diccio ario (una vez más) huero. creo que pretendidas transmitir una sensación de vacío que no se si los hombres podemos e tendré del todo. he mirado una sinopsis de la película, para recordar mejor la relación con el texto y veo que no la he visto (creo que cuando he tenido oportunidad, la co fundos con el pianista) y explica que casi es un pecado no verla. así que más faena... después de verla te comento en lo de Gine, aunque creo que el meollo, ya te lo he dicho awui
ResponderEliminarBesossss magg
Hola, Gabi.
Eliminar¿Recuerdas que en tu entrada pregunté si había que hablar de una película? Pues por eso no ves relación alguna, porque la película no existe aunque le he dado ese tono oscuro, doloroso y bueno, el final, esa frase última, vendría a darle esa puntilla sobre el piano. Escena en sí no existe pero sí la desesperación, ese vacío por no poder tocar el piano, toda la perdida, su soledad, su silencio obligado más allá de sus propios límites.
Gracias por pasarte y no te apures por tener que comentar en dos sitios, con un slaudo me doy por halagada y de sobras.
Un beso enorme.
No hay peor sonido que escuchar el silencio de la propia mente.
ResponderEliminarCreas un ambiente tenebroso. genial como siempre.
Un placer leerte
Besos
Sobre todo cuando es la única que te puede escuchar después de que el alma quede herida y el corazón arrancado.
EliminarMuchísimas gracias, Charly.
Un beso enorme y feliz día.
Tu mundo interior es muy especial.
ResponderEliminarYo llego a sitios parecidos pero por caminos diferentes.
Besos.
Muchísimas gracias, Toro, por ver ese mundo interior que late en mí y apreciarlo de ese modo.
EliminarCada uno tenemos nuestros senderos y nuestras huellas, eso es lo bueno y la manera de enriquecerse.
Un beso enorme.
¡Qué original relato, Mag!
ResponderEliminarMe gustó mucho, es un texto ágil de leer y que abunda en detalles perfectos para imaginarnos todo aquello que acontece: el rumor de las hojas caídas, el silbido de las ramas durmientes. Aquí, hay combinación de horror y suspenso narrativo. Me encanto!
Un abrazo
Muchísimas gracias, Yessy. Me gustan tus apreciaciones y enriquecen. Cuando se transmite eficazmente aquello que los ojos ven desde dentro, miran, lo que el corazón padece y el alma aletea, es el mejor premio para las personas que, como todos nosotros, disfrutamos con la escritura y amamos escribir.
EliminarUn beso muy grande.
Transmite esa desesperanza en in nítido amor interno, un relato increíblemente profundo con mucho significado interior.
ResponderEliminarMucho cariño Mag
Mil gracias, Jorge. De eso se trataba, eso deseaba transmitir. Esa desazón del alma, esa pérdida de esperanza, ese desaliento... Ese vacío que golpea.
EliminarUn beso enorme y un abrazo inmenso.
Cuídate.
Sé feliz.