Inmersión
Siento la algarabía en las prisas por terminar y en la pausa precisa para hacerlo bien. El olor a limpio, a jabón de lavanda evaporándose al calor del hierro y la sonrisa resignada de la oficiala que ve cómo la aprendiza se quema por enésima vez al poner el carbón en las planchas.
El tic-tac del reloj marcando ese tiempo que a veces se detiene en pequeños instantes. La canción de Margarita mientras los pliegues de las sábanas se hacen casi solos. Elisa que recoge lo planchado y lo acomoda en los cestos que las más jóvenes entregarán por las casas.
Ese olor a café de puchero que resucita a los muertos y aparta el cansancio. La ropa que se pega bajo el delantal. El pañuelo con el que me seco el sudor que se extiende por mi frente. El pulso tallado en mi mano. Mi pensamiento que se escurre entre los encajes del vestido de Teresa y mi sonrisa, dibujada en mi boca, sabiendo que a las siete un beso de Juan refrescará mis anhelos.
Las planchadoras / 1891 / Ivana Kobilka |
Mi aporte (177 palabras) para la convocatoria de Myriam desde su blog "De amores y relaciones" donde podéis ver la relación de participantes y sus ideas.
Que buena descripción del ambiente de las prisas, de la aglomeración de gente con un mismo objetivo. Y que bien aderezado todo de olores,.y que bien se trabaja esperando la recompensa de las siete. El brazo derecho de la planchadora debe ser un portento...
ResponderEliminarBesooss, Mag. Me alegro de que hayas podido participsr
Hola, Gabi.
EliminarEse brazo debe ser como el de Nadal, casi infalible.
Gracias por lo que dices. Creo que muchas veces nos quedamos en los hechos pero nos olvidamos de plasmas las emociones con las cosas más sencillas.
Un beso enorme y mil gracias.
Querida Mag, cuanto agradezco y me alegro de que hayas alcanzado a sumarte a la convocatoria. Has elegido un cuadro lleno de sensibilidad y delicadeza, que representa a estas anónimas planchadoras que has dotado de vida al nombrarlas y expresar sus emociones y sentimientos, en especial los de la voz narradora, que resumen lo arduo de la tarea y que sin embargo incluyen paz , armonía y alegría en el trabajo (la canción de Margarita) o, para después de él (la sonrisa). Despertarme con este magnífico aporte, para mi ha sido un enorme regalo que me ha alegrado el día y ha hecho que mi espeso café sepa mejor.
ResponderEliminarGracias de nuevo y un beso y abrazo grandes.
Myr, mi humilde agradecimiento a tus palabras. No pueden ser más hermosas y halagadoras.
EliminarHabía mucho dónde elegir pero al final me decidí por esta obra que, como mencionas, es muy evocadora y sutil, con sus tonos agrisados y azules, y el matiz del blanco que da serenidad y calma.
Espero que ese café sea solo un anticipo de lo bueno de tu día.
Mil gracias y un beso muy gordo.
Desabrochas recuerdos, unas costumbres una vida de antaño no tan lejana. Y has dejado un relato para leer con calma y una taza de café. Abrazos
ResponderEliminarHola, Ester, a disfrutar de ese café con el reposo de unas letras que solo desean transmitir una sonrisa y un sentimiento calmo.
EliminarUn beso para ti y muchísimas gracias.
Si al mirar la pintura se percibe ese ajetreo en las labores de cada mujer, tú le has agregado mayor vida con los pensamientos de una de ellas. Te ha quedado perfecta la escena relatada y apoyada en la pintura.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda y dulce fin de semana.
Mi Estimado Dulce, la pintura es ya por sí inspiradora. Solo había que dejarse llevar por ella, sentarse en una de esas sillas y observar, o apoyarse en el quicio de la puerta y escuchar, sentir... adentrarse en el vuelo de esas labores.
EliminarMillones de gracias.
Un beso enorme.
Has sabido plasmar el sabor y olor de un momento, has sido capaz de hacerme traspasar el tiempo. Dulce, sutil, mágico y precioso. Besos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Inma.
EliminarCuando iba escribiendo me llegaba ese calor húmedo de la planche, ese aroma a ropa limpia, y solo me dejé llevar intentando que os cogierais a mi mano.
Un beso enorme y muy feliz fin de semana.
Muy buena historia nos has dejado de ese maravilloso cuadro. Esa señoritas en su trabajo planchado y el olor que desprende la ropa limpia al pasar la plancha ..Y no se te ha olvidado la sonrisa de la más joven, esperando salir y encontrarse con su amor en la esquina ....
ResponderEliminarUn besazo y muy feliz fin de semana.
Ni la resignación de la oficiala que desde la otra habitación no quita punto.
EliminarLo mejor del día es ese encuentro con Juan y sus besos. Estoy segura.
Muchísimas gracias por pasarte, Campi.
Te dejo un abrazo y muchos besos.
Te sumergiste bien, te metiste con maestría, en la pintura, dándonos un fragmento de historia.
ResponderEliminarAlgo inspirado y adecuado para esta convocatoria.
Besos, Magade.
Muchísimas gracias, Demi.
EliminarUn placer tenerte de nuevo por aquí y percibir tus palabras.
Si sientes esto que me dices, es que mi cometido está logrado.
Un beso enorme.
Nos leemos. Feliz finde.
planchar es una actividad que gusta a pocas personas, pero al menos las planchas han mejorado. esas planchas a carbón tenían que ser muy engorrosas.
ResponderEliminarpero cualquier trabajo se hace más llevadero si tienes la ilusión de lo que te espera después, como le pasa a la protagonista del relato. pronto vería a su chico...
un bonito relato costumbrista. besos!!
Engorrosas y no veas el cuidado que había que tener para que no se manchara la ropa. Debían pesar lo que no estaba escrito. Yo aún encontré no hace mucho una por casa, asi que fíjate. No sé de dónde habría salido. No era muy grande, apenas el tamaño de un frasco.
EliminarMuchas gracias por pasarte y dejarme tus palabras, Chema. Tengo pendiente pasarme por tu casa pero paciencia que un día de estos te toco.
Un beso enorme.
ya, cuando quieras, estoy acostumbrado a no ser una prioridad para mucha gente. quizá es que hoy no estoy muy optimista...
EliminarQué bien has interpretado el cuadro, y qué rico el olor a café de puchero de los de antes.
ResponderEliminarLa pintura que has elegido es muy bonita, pero me estoy dando cuenta que solo te la he visto a ti.
Besos enormes.
Ya no soy muy cafetera pero alguna vez a mi padre se le antoja.
EliminarSí, llevas razón. He sido la única que ha elegido este cuadro. Es muy tierno.
Un beso y gracias por pasarte.
Muy apropiado texto para narrar a partir de esta obra, tan costumbrista como sugestiva. Muy bueno también el hecho de poner énfasis en las imágenes olfativas. Un abrazo Mag
ResponderEliminarHola, Moni, es lo que comentaba un poco más arriba. A veces nos olvidamos de las cosas sencillas, de esos sentimientos evocadores que se visten de lo cotidiano. Hay que ponderar las cosas sencillas de la vida y que nos hacen felices.
EliminarMuchísimas gracias por venirte.
Besos muchos.
Hola, Mag!
ResponderEliminarY si que dejas vida y ritmo en tu lírica, las vicisitudes agitadas de esos momentos los conviertes en una danza. Precioso texto, me gustó mucho la interpretación creativa que distes de la imagen.
Abrazo
Muchísimas gracias, Yessy por lo que me dices. Es una escena muy normal, costumbrista como dice Moni pero no deja de ser ligera, de verse felicidad en un trabajo que no es nada agradecido de entrada pero siempre hay algo bonito, sea la compañía y el rato entre ella.
EliminarUn beso muy grande.
Cada día tiene su afán y cada trabajo sus sudores pero has sabido llenarlos de esperanza con ese beso tan esperado que todo lo suaviza y enriquece.
ResponderEliminarBesos
Planchadora no es un trabajo sencillo ni cómodo pero siempre hay que darle la vuelta y ver algo bueno en todo lo que hacemos. Y sí, hay una recompensa al final de la jornada :-)
EliminarMil gracias y un beso, Tracy.
Duras tareas de siempre que has descrito magistralmente, incluso he olido ese café y sentido el calor de las planchas.
ResponderEliminarUn placer leerte siempre Mag.
Besos
Hola, Charly. Muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarCiertamente no es tarea fácil como bien sabemos pero, bueno, trabajo es y siempre compensa de algún modo.
Feliz domingo y un beso enorme.
Con ese cuadro has construido una casa, una historia, un mundo al completo
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Albada. Así es en realidad en un trabajo donde reina la armonía. Por duro que sea siempre resulta más llevadero si hay ánimo, alegría y compañerismo. Además, al final de la jornada siempre viene ese beso que lo apacigua todo.
EliminarUn beso enorme y mil gracias.
177 palabras muy bien aprovechadas. Un relato estupendo..
ResponderEliminarSabiendo que a las 7 mi Juan refrescará mis anhelos... destacando que las planchadoras no son máquinas , también tienen su corazoncito...
Un relato delicioso.
Un beso y feliz tarde de domingo.
Son mujeres, por entonces no había hombres planchadores, desempeñaban ese trabajo pero, como dices, tienen corazón y alma, amén de ser trabajadoras.
EliminarMuchísimas gracias, Berta, por tus palabras y disfruta del domingo.
Un beso muy grande.
Ohhh el tic tac esperando las siete... qué maravilla de descripción del momento.
ResponderEliminarFelicidades por el relato
Bss
¡Qué bonito, Mag! El olor a ropa limpia, al vapor de la plancha, a café...
ResponderEliminarAdmito que yo no soy muy "planchadora" *.*
Un besazo, preciosa