Gestos
Su cara era como un cuadro de Picasso, desencajada. Los ojos en blanco como si hubiera venido del más allá y se estuviera situando. La boca, entreabierta, recogiendo a duras penas los dientes y reteniendo un hilillo de saliva. Una volada de aire, como un soplido misterioso, terminó por dejar a la vista la longitud de su frente. Tal vez aquello era lo que necesitaba para volver en sí. Frunció el ceño, enseñando los dientes como haría un lobo amenazante. Bufando como un gato que está a punto de saltar. Gruñendo como una fiera a la que le va la vida en ello. Se puso en pie casi de un brinco, y toda su envergadura se erigió como un gólem nacido del barro de la no gracia de Dios. Ni palabra escrita ni palabra sagrada, solo su no voluntad a la proclama de una orden que le llegaba desde la ausencia de su alma.
No había condescendencia abriéndose paso entre los incautos que, sin tiempo a ver, sin conciencia del último suspiro, se rendían a sus pies, yacientes o inertes.
Una llamarada roja, como la chispa de un volcán que todo lo puede, atravesó el umbral de su frente. Ni un grito, ni una queja. El más absoluto silencio revestido de la algarabía más disonante en el más profundo de los llantos. Y así, su mirada abierta al cielo, fue lluvia escampada.
Este es mi aporte (232 palabras) a la convocatoria de Moni desde su blog "Neogéminis" acerca de gestos. Picando en la imagen inferior podéis, si deseáis, reconocer otros.
Al leerlo y visualizar como lo has descrito pudiera ser un ser mitad hombre mitad fiera,o tal vez alguien de otro mundo, po de este en evolución, pero lo que no me queda duda que distinto al hombre actual es.
ResponderEliminarInteresante y suspense nos has dejado Mag.
Un besazo con misterio.
Asusta, y estaba preparada pero tu imaginación es un derroche hábil. Un abrazo
ResponderEliminarExcelente descripción de un monstruo que nada tiene de humanidad, solo gestos de impiedad y venganza. Muy de tu estilo, MAG. Muchas gracias por participar. Un abrazo
ResponderEliminarPodría se un monstruo roba-almas o la mismísima Muerte (en fina estampa pero sin guadaña) que ha venido a llevarse a unos cuantos incautos mortales con los que se ha cruzado que quedan como zombies o literalmente finiquitados.
ResponderEliminarEl texto es, sencillamente, soberbio. La descripción es muy, pero muy gráfica. Me ha encantado.
Besos
Yo creo que el monstruo en realidad era quien disparó en su frente y le dio muerte, hubo tiempos y aún los hay, donde para imponerse se recurrió incluso a la matanza. Cuántos gestos como el de tu relato se elevaron al cielo. Como siempre cumples con creces.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda y dulce mes.
la comunicación el lenguaje nos hace humanos su ausencia puede ser una comunicación inteligente, pero cuando falta el hilo racional nos convierte en animales involutivos bestias de una selva del más fuerte. Un abrazo
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato Mag, hay mucha poesía en él. Abrazo
ResponderEliminarSobrecoge e impacta tu descriptica y magnífica narrativa.
ResponderEliminarSiempre habrá deidades oscuras que supeditarán incautos a sus planes de conquista y poder…
Muy buena participación, preciosa.
Siempre un placer leerte.
Abrazos y cariños enormes 💙
Tan bien descrito y detallado que la imagen queda grabada en la retina... Fascinante cómo nos presentas su alma y su aspecto en ese último gesto. Mi admiración, mi querida Mag, siempre.
ResponderEliminarMil besitos con mucho cariño y muy feliz abril ♥
Muy bien descrito, me impacta. Es una gran participación, estupenda.
ResponderEliminarBesos.
Lo primero que he pensado con la primera descripción es naturalmente en Frankenstein, la criatura de Mary Shelley, pero luego esa ráfaga de fuego, ese llanto, bueno, ahí está la descarga eléctrica, el trauma, la mirada abierta al cielo, la locura ... muy bueno. Descorazonador esa criatura sin alma. Peeero aún pensando en el transhumanismo, el hombre-máquina, o la máquina-hombre, si siente, tiene alma.
ResponderEliminarUn abrazo bien grande, Mag.
PS: Mi nombre se escribe con "h" ;-)
Hola a todos y todas :-) Me sonrío porque me doy cuenta de lo cruento y vil que lo he pintado. No es una deidad, ni un monstruo en el sentido más literario. En mi mente iba algo mucho más cotidiano, algo así como un un ser que posee un enfermedad mental muy severa, encerrado en un lugar donde no recibe la atención debida y que se envilece precisamente por eso. No tiene voluntad porque su mente no la conoce. Es tremendamente agresivo porque su mundo es oscuro y nadie se ha molestado en ponerle un poco de luz, consciencia y conciencia.
ResponderEliminarComo veis, he sido más terrenal pero lo bonito de la escritura es dejar ese espacio en blanco donde los lectores ponen su granito de arena, inmenso, y desprenden de las palabras de una, toda una retahíla de historias.
Muchísimas gracias, de corazón.
Disfrutad el finde y nos vamos leyendo.
Besos y abrazos.
¡Hola, Mag!
ResponderEliminarAcabo de leer tu relato y también tu comentario; admito que yo también he pensado en una especie de dios, demonio o monstruo, pero haciendo una nueva lectura también puedo interpretar que se trata de una persona con una enfermedad mental.
Espero que estés muy bien, a pesar del viento helador que nos visita estos días *.*
Un besazo, preciosa
Sí, ayer y hoy os habéis dejado la puerta abierta 😜😜 pero así se menean los bichos 😚
EliminarBesotes.
Amiga, me has dado miedo al leer los gestos de esa criatura o ser extraño y mira que desde el principio me imaginaba de qué iba el asunto.
ResponderEliminarUn beso guapa.
Buen texto, el personaje mitad hombre y mitad animal creo que a veces suele suceder no solo en las películas
ResponderEliminarLa verdad es que pone los pelos de punta y te deja descolocada. Besos.
ResponderEliminarLos hombres suelen ser monstruos no entendidos...No fuí entendido por el mundo, por eso lo dejé a un lado y me encerré y vivo colgado de las telarañas....
ResponderEliminarMe atienden, pero no las entiendo, parezco vivir sólo para ellas, sin caudal ni dirección asimilada.. me pierdo entre preguntas sin respuestas.
Abdico a la vida, y espero a que alguien tome mi corona.
Esos mosntruos no usan palabras, pero hacen un daño enorme.
ResponderEliminarBien narrado. Un abrazo
Muchísimas gracias por seguir acudiendo a la cita. Hay monstruos que, tristemente, los creamos nosotros o los abandonamos a su suerte. Por eso, mucho son inocentes desde su no voluntad, culpables con atenuantes o culpables hasta el fin de su alma.
ResponderEliminarBesos enormes.
Algunas veces los monstruos están en nuestro interior.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Besos.
Desgarrador...
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