Un Jueves, Un Relato
Autopista
La autopista serpenteaba a través de la noche oscura, iluminada solo por las luces intermitentes de los faros de los coche que, como luciérnagas perdidas, seguían un camino aparentemente infinito. y las tenues estrellas en el cielo.
Por alguna razón, Marta conducía intranquila, tratando de mantenerse despierta mientras la monotonía del camino la envolvía. Hacía ya un rato que no se cruzaba con nadie. De repente, una figura solitaria apareció en el retrovisor: un coche negro que seguía sus pasos de manera sigilosa.
La inquietud se apoderó de ella mientras el otro vehículo se mantenía a una distancia constante. Intentó cambiar de carril, pero aquel la seguía. Aceleró, y el auto negro también lo hizo.
Un escalofrío recorrió su espalda cuando recordó las historias de coches fantasmas en esa autopista, rumores de conductores desaparecidos sin dejar rastro. Además, hacia dos noches o tres que había visto aquella mala película sobre un coche asesino. Los nervios se apoderaron de ella y decidió tomar la primera salida que vio. Detrás, el coche negro. Marta eligió un camino sinuoso en un intento de perder al misterioso perseguidor, pero ahí seguía, pegado a su parachoques con las luces apagadas.
La ansiedad se convirtió en pánico. Su corazón latía con fuerza en tanto buscaba una solución desesperada. Recordó haber visto un puesto de policía en un pequeño pueblo por el que había pasado. Tomó una decisión arrepentida y giró bruscamente hacia una vía secundaria con la esperanza de ser la acertada. El coche negro la siguió una vez más.
Finalmente, Marta llegó. Se alivió al ver un coche patrulla aparcado en la puerta y luz en el interior del edificio. Exaltada, explicó la extraña persecución. Los policías salieron rápidamente, pero no había coche alguno. Dos decidieron inspeccionar y tras una tensa espera, se escuchó la voz de uno a través de la emisora. No hallaron vehículo alguno, solo las huellas de las ruedas.
El coche negro volvió a actuar en sucesivas noches alternas. Los policías volvieron a escuchar los mismos relatos. Investigaciones posteriores revelaron que el coche negro había sido robado y manipulado para poder ser conducido por control remoto. Con un dron podían seguir todos los movimientos del coche perseguido. ¿Qué intenciones tenían? Quizá solo sembrar el miedo entre los conductores desprevenidos y fomentar la oscura leyenda de las autopistas infinitas.
El misterio había sido resuelto, pero la sensación de inquietud persistiría en la mente de Marta y en los conductores víctimas de semejante broma macabra que podía haber tenido dramáticas consecuencias.
Este es mi aporte para la convocatoria juevera que organiza Moni esta semana desde su blos Neogéminis, donde podéis ver otras historias.
Muy real tu relato. Es posible que nos sugestionemos por haber visto alguna película de terror y también es cierto que hoy en dia hay cada vez más psicópatas que encuentran placer en las más aberrantes cosas y más, si se trata de asustar o a hacer daño a otros. Eso les da poder, diversión y les produce placer. Y lo peor, es que cada vez son más jóvenes.
ResponderEliminarBesotes, querida Mag.
Hola.
ResponderEliminarHay momentos en que se puede desear haber visto cierta película, que haya producido aburrimiento en ese momento. O no tener tanta imaginación.
Me parece que el misterio se resolvió a medias. Tal vez era más que una broma el auto a control remoto.
Besos.
Hola Magade, sin duda podría haber sido peor.. Me encantó la historia. Muy buena. Te aplaudo. Un abrazo
ResponderEliminarLa ocurrencia humana no tiene límites, desafortunadamente también para lo malo, yo hubiera preferido un caso paranormal que no esconde malas intenciones.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Aún después del esclarecimiento del extraño evento, la pobre debió quedar muy perturbada. No era para menos! Pobre! Muchas gracias por haberte sumado a la convocatoria, Gabi. Un abrazo
ResponderEliminar*perdón!!! Mag, me equivoqué de link!!! Jeje
ResponderEliminarImagino el miedo que habrá sentido, sola, en la autopista sin poder sacarse a ese auto de encima, creo que yo no volvería a usar de noche la autopista, muy buena historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Muy imaginativo y bien narrado, nos mantienes con el alma en vilo hasta el final.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz viernes
El principio es inquietante a mas no poder. Lo de salirse a una carretera secundaria es un pelín arriesgado. Mas de un pelin. Y al final, que no es e final , llega la explicacion logica , que no creo que termine de convencer a la protagonista; por muy racional que sea el miedo es a veces irracional. El final-final es: ¿por donde vuelve mañana a casa?
ResponderEliminarbeso enorme y aterradoooor
En esta interesante historia podemos ver cómo los miedos libremente van tomando el control de nuestra mente sin control balo la sugestión que nos envuelve.
ResponderEliminarUn buen relato Mag.
abrazos.
Hola Qamar: lo tuvo que pasar mal tu protagonista, sí. Una situación de lo más inquietante, menos mal que luego todo se aclaró, aunque menuda situación. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
la oscuridad, un lugar solitario, y un ente mecánico que nos sigue son elementos de un coctel perfecto para una pelicula de terror. Un final tecnologico y cada dia mas posible nos deja la duda si mañana ese coche negro nos seguira. Un abrazo
ResponderEliminarInquietante relato el tuyo Mag! Y es que a menudo las películas y también las novelas son muy sugerentes y ciertas escenas se cuelan en nuestra mente y ya no podemos quitarnoslas de nuestro pensamiento! Je, je! La magia del cine y la literatura! Un abrazote!
ResponderEliminarSuspenso, mas suspenso, y todo lo que mi mente, rápida-mente, iba pensando de todo lo que pudo haber pasado. Y mas allá de la aclaración del hecho, te deja esa sensación de miedo.
ResponderEliminarEstupendo!!
Un abrazote :)
Muchísimas gracias, familia, por leerme y prestarme vuestra atención.
ResponderEliminarCiertamente, la mente puede crearnos fantasías oscuras que nos atemorizan.
Yo también considero una imprudencia abandonar la vía principal sin saber qué hay por ahí, a no ser que, la chica sepa mucho más que nosotros. Entonces, igual tenía las de ganar.
Desde luego, por la otra parte, hay cabezas que si pensaran para el bien del mismo modo que para el mal, serían genios.
Un beso y feliz domingo para todos.
El ingenio para molestar a los demás no tiene límites...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Glups... la inquietud se me ha contagiado.
ResponderEliminarBesos.