Un Jueves, Un Relato
Fenómenos atmosféricos
La eternidad puede durar un minuto. Aquel fue mi minuto, tan eterno como efímero, tal vez porque nunca lo pude imaginar. El sol se había encabritado y una tormenta de nubes gigantescas brotaron de él, extendiéndose por el universo. Y allí estaba yo, contemplando el espectáculo, descubriendo que, entre la maraña de azules y verdes, de púrpuras y rojos, la lluvia, en un murmullo constante, acariciaba las hojas de los abedules y creaba charcos que reflejaban la estampa. Los campos, teñidos de un verde profundo, exhalaban un aroma a tierra húmeda y hierba fresca, mientras los suaves trinos de un pájaro nocturno se mezclaban con el susurro de la lluvia.
Alejada de la orilla del río, bajo un refugio improvisado de ramas, observaba fascinada el cielo cambiante y percibí, en la soledad del momento, el arrullo de mi alma respirando la atmósfera bucólica que me envolvía. Fui una con la naturaleza en ese momento único y mágico.
Este es mi aporte (158 palabras) para la dinámica juevera de esta semana. Picando en la imagen puedes ir, si deseas, tanto a la convocatoria como al listado de participantes.