30 de junio de 2015

Nadie...

Sabes que penetras en cada una de las fibras de mi pensamiento, en cada una de mis realidades, y te dibujas en cada uno de mis sueños…, rendidos, entregados…, inventados.
Y gritas mi nombre mientras recorres cada uno de los poros de mi piel y te adentras en cada uno de los recovecos de mi cuerpo, táctil, dúctil..., irrumpiendo seguro, decidido..., haciéndote sentir como la sangre en mi venas.
Permaneces en mí, en cada uno de los distantes pensamientos, en cada uno de los latidos de mi corazón; en cada uno de los hilos que bordean mi alma...
Y es que no cabe nadie más...
Nadie que no lleve tu "NOMBRE".
Nadie que no respire como tú.
Nadie...
Nadie...

25 de junio de 2015

Nocturno tú...

Dormía en la languidez de la noche claroscura, a media luna, donde las sombras se refugian en los recovecos de mi piel y se escapan de entre las arrugas de mis sábanas.
Y a mi espalda, se acomoda el susurro hecho hombre a la rectitud de mi espalda y a la plegaria de mis piernas.
Y despierto, aunque mis ojos deciden seguir durmiendo pero mi mente vuela y mis sentidos se avivan.

Reptan tus manos como serpientes encantadas por el sonido apaciguado de mi respiración mientras, dulces, las palabras que no se dicen, claman en mi nuca en busca de mi boca. Y es así, en tanto la curva más recta de su hombría, como santo grial, se eleva entre las estrechas montañas que se encumbrar al final de mi espalda. Y esa mano, tu mano, se ancla varada en la hipérbole de mis piernas, erigida entre Venus y el infinito más oscuro…

Hurgas, invades, maestra tu mano, los pliegues cerrados y húmedos de unos labios que no hablan pero que lo dicen todo mientras, los que sí que hablan se ven tiernamente violentados por carne y saliva, por el latigazo profundo de una lengua que responde a la llamada de la mía.

Tú, el hombre que susurra, te conviertes en marea de mi puerto sufrido de tus avatares, de los vaivenes sosegados que elevan más los altos de mis pechos que presto apresas con tus dedos, y humedecen más los anclajes que coronan mis piernas.

De mi boca callada, emergen los quejidos sonoros de placer y tu nombre, dulce pecado en mis labios y en mi mente, se pronuncia como maldito mientras mi carne, en calvario consentido, se deshace en la tuya.


21 de junio de 2015

Muero...

Muero...
Muero en ti, en cada instante de ausencia y en cada momento de presencia porque eres Todo...
Eres ese Universo descarnado que eleva mi alma más allá de donde podrían llevarme unas alas.
Es de noche... Es de día...

En mi mundo eres tú quien llena las horas...
El estremecimiento al oír tus pasos acercarse, el estremecimiento de sentir tu mano sobre mi piel...
 Tu voz... El latido patente de mi existencia.
Tu boca, la bocanada de aire que me agita, que me dice que sí, que sigo viva y plena...
Y es en ti donde nazco, donde muero... Donde resucito...

18 de junio de 2015

Un nuevo mundo...

Abrí los ojos. Apenas discerní el techo. Aquel lugar estaba en penumbra. La luz se colaba tímidamente a través de unas cortinas.

Respiré hondo.
Seguí mirando, no me atrevía a mover. Un pitido intermitente llamó mi atención por la izquierda. Giré tímidamente la cabeza. Pesaba…, como tener una correa sujetándola por la frente con dos piedras que tiraban hacia abajo. Vi varios monitores…, y cables que venían hacia mi cuerpo…

Volví la mirada al techo y ya veía algo más claro. Tenía miedo. ¿Y si no me movía? ¿Si era incapaz de sentir mi cuerpo? Moví la mano izquierda… Intuí un ligero movimiento. Algo sujetaba la derecha. ¿Qué?
Entonces, giré mi cabeza hacia allí. Recostado en una incómoda butaca, estaba aquel hombre. ¡El hombre más guapo que he visto en mi vida…, creo! Pero no sabía quién era.

Lo observé unos largos segundos…
Llevaba barba de unos días. Apoyaba su mejilla en la mano libre. La otra, sujetaba la mía.
No hubiera dejado de mirarle nunca. Preguntas inconexas golpeaban mi cabeza.

Pensé en mis pies. Empecé a mover los dedos… Sí… Reaccionaban… ¡Y las piernas!
Las lágrimas empezaron a brotar.

Tardé en mover los dedos que él tenía entrelazados a los suyos. Sentí su suave roce y la agradable sensación que me producía.
¡Sí! Mi mano derecha reaccionaba… Él despertó sobresaltado. Se puso de cuclillas a mi lado y besó mi mano tantas veces como hubiera podido contar.

Hola, mi amor…- su voz sonó tan dulce…-  Te quiero… Sabía que no me dejarías… ¿Me oyes, cielo?  -me preguntó.


Lo miraba atónita. Sus ojos eran increíbles, una intensa y profunda mirada que me desbordaba por completo. Su boca era el dibujo de una sonrisa plasmada en un beso…
Acarició mi mejilla. Pasó la mano por mi frente. Luego la besó, y volvió a besarme la mano...
Creí que le respondía que sí. Escuché mi voz pero creo que él no.

Un equipo de médicos y enfermeras apareció al instante. Él se retiró.

Supe por qué estaba ahí. Cuánto tiempo había pasado. Supe del nombre que había olvidado. Mi nombre.
Supe quién era el hombre que había estado velando, pacientemente, mi inerte vida durante esos tres últimos años. Y supe su nombre.
En un momento de mi vida, se había cerrado una puerta y ahora se abría otra, a UN MUNDO NUEVO, donde debería empezar a crear nuevos recuerdos, a amar a un desconocido…


Relato presentado para el reto de los jueves “Encuentro juevero”, convocado por Neogeminis en su blog.

16 de junio de 2015

Una y otra vez...

Manos que rastrean lo íntimo, que aumentan el ritmo de palpitaciones y la intensidad del deseo. Intensos movimientos, gemidos en aumento, roces de nuestros sexos…, rendidos al amor.

La imaginación que vuela y crea una forma mejor de hacerte el amor.
El placer sin fronteras y ese “te amo” que se grita hasta que se alcanza la cumbre del orgasmo que nunca pensamos.

Sudorosos y exhaustos nos miramos…
Nos disfrutamos y otra vez… empezamos….


11 de junio de 2015

De piel...

De piel con piel me dices que escriba poemas, de esos que desnudan el ánima, de esos de sobre ti amparada o bajo ti entregada.
Me dices que escriba un poema de cuerpo contra cuerpo, de sentimiento contra sentimiento pero no enfrentados, sino unidos, de cara a cara porque no puede ser de otra cosa.

Y yo quiero un beso.
Un beso callado que habla en la piel que habito.
Una caricia sin rumbo en la piel donde resido y un roce liberto en lo más recóndito de mis entrañas hasta que me arranques un suspiro…, un lamento…

El gemido ahogado de un deseo.
Piel con piel, amor, piel con piel…


5 de junio de 2015

Desnúdame entera...

Quiero que me desnudes entera, despacio,
que me alces en tus brazos
y leas mi espíritu y mi aliento.
Que respires  mi voz y mis pensamientos.
Quiero que me recorras entera con tus manos,
con tu boca, con tu lengua… con tu piel,
con el delirio loco de quien nunca  me ha tenido…

Quiero que me tengas toda… entre tus brazos, bajo tu cuerpo…
Piel con piel.
Que bajes por mi cuello, te pierdas en mis pechos y llegues a mi ombligo…
Y te pierdas en la hipérbole de mis muslos.
Quiero que recojas cada gota de sudor que mi piel desprende,
Que se junten con las tuyas del esfuerzo desmedido,
de la entrega sublime.
Quiero que me desnudes toda,
hasta mi alma,
y, en cada rincón de mi cuerpo,
plasmes tus besos… que tu boca sepa de mi sabor y no puedas olvidarlo;
que tu piel no sepa más que de mi piel,
que tus entrañas no deseen más que mis entrañas…
Quiero que me desnudes entera…


1 de junio de 2015

Sé... Soy...

Soy fuego en tu agitación,
calma serena que te apacigua;
roca ardiente que cauteriza las heridas abiertas,
pasión desbordada que miras desde arriba,
que encuentras en los mástiles de tu cuerpo
y que siembra tu piel haciéndote jaspe.
Soy, Mujer, intensa que aprietas contra tu pecho, abriéndolo,
dejando que me cuele dentro, sin implorar…, latiendo fuerte…

Toc… Toc…
Toc… Toc…

Percibiendo la esencia de tu alma, antes descarnada,  ahora empezando a ser plena.
Y me imaginas traslúcida, ensoñada…, entre sílices, entre piedras y galgas, entre amarillos, ocres y azules…
Calles arriba…, calles abajo…
Pelo al viento, telas que se ceñían…
Escaparate de tus ojos.
Y hoy soy realidad… Tu realidad…
Caminos de la vida, senderos que se abren donde menos esperas…
Pero, o decides entrar o te quedas fuera…
Y sueñas… Y vives… Y sientes.
No digas palabras: ¡Siente!
Déjame manar entre tus labios, colarme en tus pensamientos.
Déjame perderme entre tus silencios, coronarme reina en ellos.
Hazte pleno en mí. Déjame invadirte.