29 de marzo de 2020

Cierre de Convocatoria...

Con mi convocatoria cerramos el mes de marzo que ha estado lleno de historias de todos los tintes. Las de esta semana se han impregnado de color y de arte. Hemos aprendido un poco más se sentimientos y emociones y descubierto algunos de nuestros gustos pictóricos. Hemos vivido situaciones ensoñadas, situaciones oscuras, llenas de incertidumbre. La realidad de la vida colgada de un cuadro de la pared que nos ha enfocado en el infinito de los azules a la esperanza de los verdes, que nos ha conducido desde los campos dorados hasta el laberinto de los infiernos; desde nuestros miedos hasta nuestras ansias de salir y volar cual pájaros libres, que nos ha dejado con la mirada pegada al mar y las nubes, a los deseos más oníricos y bucólicos.

Y todo ello, como interesados espectadores, sentados desde nuestro sofá. Nuestros ojos se han fijado en las letras y en los colores y, al final, nos queda la satisfacción del trabajo bien hecho y compartido. Pero, sobre todo, la compañía de los demás a través de esta ventanita que abrimos cada jueves.
Por todo ello, deseo agradeceros de corazón vuestra participación. Me siento halagada.
GRACIAS.

Ahora, solo cabe esperar qué nuevas propuestas nos inspira el mes de abril y empezaremos con el tema que nos propone Inma  desde su blog Molí del Canyer.
Os recomiendo repasar la lista de participantes por si ha quedado alguno rezagado :-) 

Nos leemos.
Besos.

Muchacha de la ventana / 1925 / Salvador Dalí

26 de marzo de 2020

Un Jueves, Un Relato
La habitación del cuadro

Caminé por el pasillo hasta llegar a la habitación cuya única puerta estaba cerrada. Podía oírse el eco de mis pasos siguiéndome, retumbando en el pasillo mientras, fuera, el viento ululaba estrellando las últimas hojas del otoño contra los cristales de los ventanales. Sentí frío. Hacía frío en aquella casa. Los rayos del sol de mediodía apenas entibiaban. Abrí la puerta, y un intenso perfume a madreselvas me abofeteó. El aire silbaba colándose por los resquicios de la ventana, moviendo la cortina como si una mano alegre la estuviera agitando. Me sobrecogí al escuchar la dulzura de un canto. Me llevé ambas manos al pecho intentando sujetar un corazón que latía como si el mismísimo demonio estuviera intentando arrebatármelo. Respire hondo, y me dolió. Un extraña angustia abrazaba la desnudez de aquella estancia. En las paredes, las marcas de los muebles, de los cuadros, la chimenea que ya no prendería en mucho tiempo...

"Mujer en sillón azul" / Léon Kroll

Quería levantar la vista. Mirarla. Impregnarme de la belleza de su paz, de la candencia de su boca, de la ternura infinita de su mirada. De su piel arropada en blanco... Pero estaba  siendo cobarde. Incapaz de enfrentarme a ella. Eran mi propio miedo, mis sentimientos de culpa y de vacío quienes me hacían agachar la cabeza. O la tristeza de la ausencia, de la lejanía. O la pesadez de los recuerdos que se ahogaban en mi memoria como ecos de un pasado que se me había escapado de las manos, como su último hálito a la égida de mi boca, bajo el baño incesante de mis lágrimas.

—Señor, se hace tarde.

Tardé en volver en mí. La voz de Mauro me pareció tan lejana que creí era irreal. 

—Sí, es la hora, Mauro. Bájala con cuidado y acomódala en el carruaje. Iremos juntos.
—Si, señor. 

Apoyé la mano en el hombro de Mauro. Ambos apretamos los labios. Salí de la habitación a paso apresurado. Me asomé por uno de los ventanales. Los caballos estaban inquietos. Presienten la tormenta. Temía un viaje incómodo pero ella está conmigo.








22 de marzo de 2020

Convocatoria "Un Jueves, Un Relato"...

La Habitación del Cuadro 
[26 de marzo de 2020]


"Shooting Star" / Stephen Conroy

Todos tenemos un color, o varios, que nos encanta y otros que nos disgustan o no nos ofrecen ninguna motivación. Existen colores eléctricos, colores pastel, y todos ellos en la tonalidad que percibimos desde nuestra mirada. Esos colores nos producen sensaciones y emociones, nos evocan recuerdos y nos producen ensoñaciones.
Esta semana os invito a elegir un color o dos, no más, y a entrar en una habitación podéis ubicarla dónde deseéis—. Veréis que una pared está presidida por un gran ventanal y que otra está vestida con una obra de arte (en este caso ha de ser una pintura) que os guste, de vuestro artista favorito o de quién sea, de cualquier estilo y época y en la que, indispensablemente, resalte o impere el color que habéis escogido. El resto de paredes están desnudas.
A partir de ahí, dejaros llevar y construid una historia o un poema lo que os inspire— con todo ello. ~ 350 palabras. Situaros en esa habitación, ambientarla y recrear la atmósfera porque es un lienzo en blanco. Mostrad el color al mundo desde vuestra mirada, desde vuestros sentimientos y sentidos en primera persona o proyectados a través de un tercero.
La imagen que acompañe a vuestro trabajo deberá ser la obra que hayáis seleccionado. Si podéis indicar en su leyenda título y autor, mejor que mejor.
Podéis dejarme vuestra URL aquí mismo desde cuándo podáis y así os iré enlazando. Os recuerdo referenciar la entrada con el asunto de "los/un/ jueves, un relato", o cómo hayáis decidido, y no olvidemos ir a comentar a los compañeros en la medida en que nos sea posible.

Dicho esto, solo queda invocar a las musas e impregnar nuestras letras de arte y de color.
Muchas gracias por vuestra atención y nos vemos el jueves, más o menos.
Un beso.


PARTICIPANTES


19 de marzo de 2020

Un Jueves, Un Relato
Altruismo

Cansado y entelerido por el frío se recostó sobre aquella colchoneta en la que se clavaba el jergón infinitamente usado. Sentía que la cabeza le iba a estallar y que no había una parte de su cuerpo que no le doliera. Sus huesos parecían no tener nombre pero los reconocía todos. Y aún le quedaban lágrimas.

Había llegado por casualidad... O no. Tal vez siguiendo una mano que le prestó ayuda en su momento, acabó desterrado en un lugar donde la soledad solo la tenían las moscas, donde la pobreza era de espíritu, donde los valientes e ignorantes no tenían orilla, donde las almas caritativas parecían haber tocado el cielo...
Se miró las manos. Estaban llenas de callos y grietas. Calientes ahora por aquel termo de sopa que la vieja de los gatos le había dado al pasar. Se miró los pies. Estaban hinchados, malheridos y sucios. Se sintió y se percibió vacío, sin esperanza, sin salida. Miró al cielo. Solo una luna solitaria como él lucía espléndida. Quizá para él fuera alguna de aquellas tililantes estrellas. Pero había algo que le diferencia de ella. A ella la contemplaban miles de ojos. A él solo aquel perro de mirada lánguida, de cuerpo flaco y ojos oscuros que le lamía las heridas... del cuerpo... y del alma. 
Tal vez esa noche tampoco fuera tan oscura. Y aún quedaban sonrisas.


Un gesto altruista está lleno de empatía, lleno de dignidad... Un gesto como una mirada o un abrazo en el momento delicado puede ser, o es, el mejor y más agradecido de los gestos. Y no tiene por qué venir de un ser humano porque los animales también tienen sentido altruista.

Este es mi aporte al tema propuesto por Myriam y en su blog "De amores y relaciones" hallaréis los enlaces a los trabajos de otros compañeros.


12 de marzo de 2020

Un Jueves, Un Relato
Una propuesta alocada


Imagen libre tomada de la propuesta de María José

"Acudió a su encuentro al amanecer", cuando las farolas del parque consumían sus últimas luces y todo quedaba envuelto en una ligera bruma, como si Calígine hubiera extendido su poder. Respiró profundamente, sintiendo los golpes de sus latidos acompasarse al crujido de las hojas que pisaba lentamente mientras arrastraba los pies. Tenía un fuerte palpito. Todas las pruebas conducían a él pero había una evidencia que le hacía confirmar sus sospechas. Él no era el monstruo original pero sí alguien que lo copiaba al pie de la letra, alguien peor que estaba demasiado cerca, incluso de ella. Pero no estaría plenamente convencida hasta encontrarse cara a cara con él. Primero "escuchó un suspiro y luego un silbido". Aquella no era la señal acordada. Se giró sobre sus pasos. Lo tenía a su espalda, clavándole la mirada como hace un depredador con su presa. Pero ella no iba a darle muchas oportunidades. Se abalanzó sobre ella y esta apenas tuvo tiempo para reaccionar. Cuando apuntó con su arma, el hombre, en su propio impulso, caía ya en el suelo y el cuchillo se mantenía sobre la palma inerte de su mano.
Miró hacía atrás. Le reconoció. Asintió con un gesto, y ambos se perdieron en la luz de la mañana.
"Cogió el último tren y se guardó el secreto".



Esta semana, María José desde su blog "Lugar de Encuentro" nos invita a elegir un comienzo dado para nuestro trabajo y una imagen. Solo había que elegir una pero me han venido bien al texto un par más.
Este es mi aporte. Podéis leer más en su blog.

5 de marzo de 2020

Mâher, el Cid...

Un Jueves, Un Relato
Personajes fuera de su ubicación original


Despertaba bajo la tenue del amanecer. Un cielo invadido de estrellas se tornaba tornasolado de arreboles ante la espesura de su mirada. Un poco de leche de camella, unos dátiles y un té cargado eran sus primeros bocados antes de empezar su tarea: Entrenar con los hombres en el arte de la lucha.

Se había unido a un grupo de guerreros imuhars cabalgando bajo el impertérrito sol de aṣ-Ṣaḥrā. Ello le había permitido dormir resguardado en la comodidad de una haima y disfrutar de la salvaguarda del imajaghan.
Se encontraba a gusto entre ellos. Disfrutaba de sus charlas y aprendía estrategias. Él les hablaba de sus luchas, de sus conquistas, de haber estado bajo la tutela y al servicio de un rey árabe del que aprendió costumbres e idioma antes de decidir partir hacia África y adentrarse en la aventura de encontrarse a sí mismo.

Alguien lo había llamado Ghiyah, el que protege y socorre a quién necesita.
Aquella atardecida, Ayur se encontraba con su pequeño rebaño de cabras a la orilla de aquel vergel a la sombra de un pequeño poblado. Un par de jóvenes ociosos se fijaron en ella, acosándola y haciendo que su ganado se desperdigará.  Montado en su Babieca —que también empezaba a asimilar que los días eran como las sofocantes e irritantes jornadas de pleno estío en plena batalla; y las noches, como las largas oscuridades de invierno en Castilla o en las altas tierras de las taifas— llegó Rodrigo a socorrer a la joven que, agradecida, quiso que su padre le conociera y así reconocerle el gesto.

Otros, Ayham, el hombre valiente y con coraje. Así lo nombraron después de presentar batalla ante un grupo de asaltantes que violentaba a una reducida recua de comerciantes que se viajaba hacia el este. No dudó en desviarse de su camino hasta dejarla a salvo.

Había pasado demasiado tiempo desde que abandonara por primera y última vez la taifa de Saragusta. Ya nadie le llamaba por su nombre. Rodrigo quedaba como el resquicio de un recuerdo que se apagaba del mismo modo que se caían las arenas del desierto entre sus dedos.
Ya no era el adalid de su mesnada. Ahora era un imuhar. Un guerrero azul. Y como tal era aceptado en la tribu. Su nombre Mâher el experimentado, el Cid.*

Tuaregs = Imuhars
La palabra cid (hombre fuerte y valeroso) viene del árabe سيد (sayyid = señor). 
Puede darse también como sid o sidi.

Este es mi aporte para la convocatoria que hace Dorotea desde su blog "Lazos y Raíces" donde ya sabéis que podéis ver otras ideas acerca de esta curiosa propuesta donde un personaje conocido es sacado fuera de su contexto.