Aniversario: Historias de Demiurgo
En otras ocasiones...
Una gran ciudad como esta se convierte en una trampa para ratones. Cazar a un humano no siempre es tarea fácil a pesar de tantos como hay. No todos cumplen mis requisitos. Saciar mi instinto requiere algo más cualquier cosa. Necesitaba soltar mi adrenalina, ponerme al límite. Retar y sacar lo más oscuro de mí para mi mayor satisfacción. Lo demás, siempre me ha sido indiferente. El sufrimiento es pura adrenalina. El riesgo, lejos de ser un tabú, se convierte en un aliciente.
Se me ocurrió inscribirme en una agencia de contactos de élite. Y tras varios días, obtuve la primera llamada. Alguien tenía conmigo un alto nivel de coincidencia.
—Felicity, un placer conocerte —dijo el tipo envuelto en aires dandis, tomando mi mano para besarla. Pude sentir su pulso en mis dedos. Aquella sangre era pura ambrosía. Como pude, controlé mi sed y la lujuria de mi doble hilera de dientes mientras notaba mi saliva espumosa, hirviendo en mi boca.
—El placer es mío, sin duda.
Había logrado mejorar mi método de caza. Ahora podía disfrutar de mis presas sin tanta avaricia a pesar de mi avidez. Tras mi último encuentro con Zarck, éste me había inoculado una especie de bacteria presente en mi saliva, con efectos anuladores de la voluntad e insensibilidad al dolor. Solo tenía un inconveniente: Debía llegar al riego sanguíneo.
Tras la primera copa y algo de seducción, lo tenía buscando mi mano intencionadamente, acariciando mi pierna de manera sutil, mirándome a los ojos lascivamente. Literalmente, en aquel beso, le hinqué el diente. Sin embargo, a pesar de que mi efervescencia era notable y mi poder in crescendo, y que en mi cuerpo notaba cambios brutales al igual que en mi mente y sentidos, sentía un palpito extraño, como si hubiera un cortocircuito en alguna parte de mí. Como si una puñalada me hubiera atravesado las entrañas, me doblé sobre mí.
Me miró fijamente. Le sostuve la mirada con irreverencia fría. Y le reconocí. ¡Zarck! Ante mí, esa parte salvaje y menos despiadada de mi naturaleza se estaba revelando. Nuestro apetito sería saciado. Sangre, sexo desmedido... Lujuria para una noche que prometía otra cosa.
—El placer es mío, sin duda.
Había logrado mejorar mi método de caza. Ahora podía disfrutar de mis presas sin tanta avaricia a pesar de mi avidez. Tras mi último encuentro con Zarck, éste me había inoculado una especie de bacteria presente en mi saliva, con efectos anuladores de la voluntad e insensibilidad al dolor. Solo tenía un inconveniente: Debía llegar al riego sanguíneo.
Tras la primera copa y algo de seducción, lo tenía buscando mi mano intencionadamente, acariciando mi pierna de manera sutil, mirándome a los ojos lascivamente. Literalmente, en aquel beso, le hinqué el diente. Sin embargo, a pesar de que mi efervescencia era notable y mi poder in crescendo, y que en mi cuerpo notaba cambios brutales al igual que en mi mente y sentidos, sentía un palpito extraño, como si hubiera un cortocircuito en alguna parte de mí. Como si una puñalada me hubiera atravesado las entrañas, me doblé sobre mí.
Me miró fijamente. Le sostuve la mirada con irreverencia fría. Y le reconocí. ¡Zarck! Ante mí, esa parte salvaje y menos despiadada de mi naturaleza se estaba revelando. Nuestro apetito sería saciado. Sangre, sexo desmedido... Lujuria para una noche que prometía otra cosa.
Autorretrato: Gus Avancini |
Esta semana, Demi desde su Hurlingham particular y para celebrar su octavo aniversario con el blog, nos convida a retomar la sinopsis de algunas de sus historias para hacerlas nuestras.
Mi elección es: Un hombre contrata a una celestina (o agencia) para conocer a una mujer. Y le presentan a una mujer peligrosa. Pero a pesar de eso, parece haber una sincera atracción entre los dos.
Demí, que este año sea el primero de los siguientes ocho. Un número mágico. Y que nos sigamos encontrando en este mundo tan curioso de letras y vivencias.
Un placer poder participar y ofrecerte el texto como un regalo particular para ti.
Mi elección es: Un hombre contrata a una celestina (o agencia) para conocer a una mujer. Y le presentan a una mujer peligrosa. Pero a pesar de eso, parece haber una sincera atracción entre los dos.
Demí, que este año sea el primero de los siguientes ocho. Un número mágico. Y que nos sigamos encontrando en este mundo tan curioso de letras y vivencias.
Un placer poder participar y ofrecerte el texto como un regalo particular para ti.