Muchísimas gracias por un año incesante de letras y de amistad, de perspectivas y sonrisas, de unión y de familia. Mil gracias por participar, por ser parte de este inmenso mundo literario donde nos hemos encontrado cada jueves —jueves, viernes, lunes... y domingo, porque lo importante es participar de algún modo— y otro puñado de gratitud por vuestra paciencia y condescendencia siempre para conmigo.
Sed muy felices, o al menos tened la fuerza para crear ese caparazón protector ante las vicisitudes que se van a presentar e intentad dejar que el aire corra en las ocasiones precisas. Deseo de todo corazón que lo pasado quede ahí, como una especie de simiente de lo bueno y en una cápsula del olvido en lo que ha sido menos bueno, aunque de todo se saca una experiencia válida.
Nos vemos al año que viene, consolidando esta hermosa tarea, dando la bienvenida a nueva/os cofrades a esta hermandad juevera y dejando volar la creatividad para plasmarla en historias llenas de vida, intensidad y poder mágico.
Y os dejo con mis mejores deseos y con la convocatoria de Campi que, a buen seguro, será un regalo de Reyes,