30 de diciembre de 2016

Se acaba el año pero no soy de hacer balances. 
Bien o mal ya ha pasado 
y solo queda tirar hacia adelante, 
levantar bien la cabeza, 
suficiente para no perder la perspectiva del horizonte; 
pisar fuerte 
y dejar la huella justa.


Se termina este extraño 2016.
Sintámonos orgullos@s de haberlo superado.
¡Qué se joroben l@s agorer@s y l@s sies@s!
Pongo toda Esperanza y toda  Ilusión
Sin metas para que no limiten 
y nos permitan disfrutar 
de todos los senderos que de seguro aparecerán. 


En ellos, 
estáis, espero sigáis, 
cada un@ de vosot@s. 
latiendo en mi corazón de una manera u otra. 

Un saludo, un guiño,
un beso o un abrazo,
mil palabras sentidas,
tomando mi mano 
o, simplemente, 
caminando a mi lado... 
Juntos



Feliz Año Nuevo
Besis




19 de diciembre de 2016


Aunque no mire al cielo y dé las gracias, sí  cruzo ambas manos sobre mi pecho como si fueran un ave de alas extendidas y respiro profundo sabiendo, que pase lo que pase, hay que seguir caminando a pesar de todas las piedras que nos complican el camino. Pero es momento de abrirlo, de dejar que salga el alma y que sea más libre y más ella que nunca... que abrace el alma de otros cuerpos, que los ojos ni vean ni miren, que el corazón lata y guíe, y Paz en la Tierra a los Seres de Buena Voluntad porque como decía Kiera Cass: "A veces tengo la sensación de que somos como un nudo demasiado enredado para que nos puedan separar."

Mis mejores deseos, desde la más cercana distancia; un beso de los que no necesitan ni labios ni intenciones, un abrazo de esos que se dan sin mover los brazos...,, de esos a pecho abierto...
Simplemente, lo mejor y lo más sencillo.

Reine la Paz en vuestra Vida y en la de los vuestros; la dicha no se postergue jamás y vuestros pasos tengan la firmeza de vuestra Verdad.

Nunca os falte la Magia de saberos humanos ni se apague la Luz que os ilumina.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo

desde el centro de mi Corazón.


A  todos y a todas los que durante este año habéis formado parte de mi tiempo, de mis pensamientos y de mi vida...
Gracias
Brindo por cada un@ de vosotr@s



15 de diciembre de 2016

Pasos y Vuelos...


Mis pasos se hundían en la nieve virgen caída durante la noche. Mi aliento se confundía con la niebla y mis pensamientos se disipaban entre ella como ajenos a la realidad. Día a día hacia el mismo camino… como por inercia, sin necesidad. La mirada perdida y mis manos en los bolsillos. En una de ellas sujetaba mi camafeo como si fuera el mayor de los tesoros o la llave que abriera todas las puertas. 


Sentado en el banco de piedra, enfundado en su capa negra, bajo su sombrero de copa alta y sujetando su bastón, aquel hombre, impertérrito, como si no padeciera el frío, como si fuera indiferente a todo…, como si me esperara… cada día…, fijaba su mirada en mí mientras un cuervo de alas plateadas respetaba su silencio como un perro guardián a sus pies.

Me impresionaba su mirada. Pareciera estudiarme de arriba abajo mas también por dentro. Y su inquietante sonrisa, una media sonrisa, me cortaba la respiración pero, al tiempo, no podía evitar dejar de observarle cuando cruzaba ante él. Entonces, respiraba profundamente y su aliento, como el mío, se convertía en humo… Creo que llegaban a mezclarse…, y yo sentía en mí una excitación que no podía explicar. Solamente, dejar que pasara. 

Aquel día decidí que iba a ser diferente. Creo que él también lo sabía. Me detuve. Me giré y le desafié al mirarle. Bajé ligeramente la cabeza, luego la levanté y entorné la mirada para clavarla en la suya. Permaneció inmóvil y expectante hasta que avancé un paso y se puso en pie para empezar a caminar en la misma dirección que yo, alejándose, al tiempo que el cuervo emprendía el vuelo acompasado con su graznido. Me sobresaltó al sobrevolar sobre mí. 
Regresé la mirada al banco… No quedaba rastro del hombre pero sí un papel sobre la piedra. Antes de romper el lacre que lo sellaba, leí aquellas palabras: 

Sonreid siempre mi bella Dama.

En el interior, un manuscrito cuyo significado no comprendí:

Grita mi alma 
o acalla el silente
en tierra sacra bendecida por otras almas alabadas en Pecado, 
sin más penitencia que el infinito, 
sacralizadas en lo fáctico 
aun cuando no hay ojos para mirar 
ni corazón para sentir...
ni sonido para el silencio...
Mis pasos.
Mis alas.
Vos.

Me apresuré a seguir las huellas que aquel hombre de inquietante sonrisa y profunda mirada había dejado, pero apenas unos metros más allá desaparecían sin más. Respiré hondo.  Alcé la vista y ahí, entre la bruma que se disipaba, dos cuervos de alas argentadas danzaban mientras se alejaban...




Más sonidos de silencios en 
50 de 52
y
Relato para “una sonrisa inquietante”, 
uno de los temas planteados por Mónica 
en su blog "Neogeminis" donde podéis ver otros.


10 de diciembre de 2016

Espuma de cristal...

Mis manos son garras de ave salvaje 
rasgando las rocas de tu abulia. 
En mi piel, despuntada, se vence el oleaje en rompientes,
y los deseos se exoneran en ausencias. 

Ruge la marea. Se eleva. Se sosiega. 
Nace. Muere. Se desvela. 

Y el rumor del silencio perfila los cielos. 
Se despide el horizonte en sombras burlescas, 
amalgamas de escarlatas, cerúleos y cárdenos. 

En tu boca, ósculos exiguos. 
Sin pena, sin gloria…, sin destino. 

En tus ojos, remedios de olas. 
Y a mis pies, espumas de cristal.


©ɱağa

25/octubre/2016

23 de noviembre de 2016

Inquina...


Jana sentía que la sangre le hervía dentro cada vez que se pronunciaba el nombre de Gino en su presencia… Y no es que le hiciera sombra a ella. Simplemente, no lo soportaba. No lo soportaba ya desde niña, cuando llegó sin previo aviso, cuando nadie esperaba que apareciera y se hiciera un hueco en la familia… y en la sociedad.
Y ese sentimiento de resquemor, de un odio enfermizo había ido creciendo a lo largo de los años.
Más florecía él, más se enardecía ella.
Aquellos celos eran como un abismo entre ellos, un fuego infernal que les hacía alejarse.

- Si pudiera…, me mataría… -Aseguró Gino en más de una ocasión a modo de broma pero en algún momento le había preocupado que la cabeza de Jana llegará a bloquearse de tal manera que sus celos traspasaran la pura lógica.


En la niñez había soportado su macabro sentido del humor, sus cucarachas en los bocadillos de la merienda en el colegio, el encontrarse las tareas encomendadas como si no las hubiera hecho; el llevarse las culpas por actos no realizados y castigado por ello. En la adolescencia, la rumorología, el descrédito, el enfado por algún malentendido que había logrado desenmascarar… Y de adulto, se había alejado por completo. Tal vez así, ella pudiera olvidarlo. Y aún así, no podía odiarla. En ocasiones sentía pena.

Se buscó un futuro en otra ciudad, en otro país… Todo lo lejos que había podido aun a fuerza de perder la relación familiar.
Ella vivía solo para él con el amor más enfermizo que se pueda tener, con la obsesión más profunda que pueda sentirse… Y cuando Gino halló el amor, todo se desencadenó.

La encontró aquella noche en el portal de casa. Precisamente en la que no debería haber estado pero un giro inesperado le había hecho retrasar su viaje un día.
Se preguntaba cómo había podido encontrarlo. Seguramente su extraña e interesada dulzura o su astucia de sabueso le habían llevado hasta allí.
Reconocía que se había inquietado. La palidez del rostro de Jana se agudizaba con la oscuridad de sus cabellos, y la profundidad de su mirada era como el infierno que reinaba en su corazón. El blanco de sus ojos, lejos de ser una luna en el firmamento, era un vidrio de sangre. 

Habían pasado muchos años desde que él y Jana se habían visto por última vez. Todo aquel tiempo había sido maquiavélico. Él se había sentido aliviado. Ella no. La partida de Gino había supuesto una serie de trabas, como dejar las cosas sin acabar, como si la razón de su vida desaparecía… Y no le perdonó. No le había perdonado jamás. Y menos ahora que había encontrado a alguien que le hacía feliz.
No importaba nada más.

No hubo palabras. No hubo momento peor que aquel. Contradictoriamente, tampoco uno mejor. Gino sintió aquel fuego de Jana como se le clavaba en sus entrañas, como el estómago se le daba la vuelta, como se ahogaba con su propia respiración, como se callaban sus gritos…
La sonrisa de Jana… Un eco sórdido.
Sus zapatos rojos… Los de ella. Como la sangre que al igual que les había unido les había separado, como la luna roja que nacía en el suelo, bajo el peso inerte de su cuerpo.
La oscuridad… El silencio. La muerte.



Un giro inesperado hizo que aquella noche estuviera en el lugar equivocado y con la persona no correcta.
Más historias en
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 y en 

14 de noviembre de 2016

Inciertos...




Busco el destino en el hueco de tus manos vacías, 
en el fondo de tu lejana mirada 
colmada de pensamientos 
que no llevan mi sentido.

Tal vez nunca estuvo perfilado 
en la vertiente de tus labios 
ni vibró en los filamentos de tu garganta.

... La caricia postrera donde murieron mis suspiros.

Ansío todavía ese beso donde el deseo, 
estrellado y roto, 
había ganado batalla al tiempo y la distancia. 

Anhelo el abrazo adormecido de las largas noches 
donde tú clamabas a los vientos 
sentimientos que fenecieron en la última sonrisa… 

Busco sin hallar ya, 
sin presagios y sin recuerdos, 
sin futuros atinados..., ciertos;
sombras yacientes de memorias y migrañas… 
adornadas de flores marchitas…


Esta semana, Sindel, desde su espacio
nos hace pensar en el futuro…
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12 de noviembre de 2016

Soy el Nombre...

Soy sueño desvelado en las pupilas de tus ojos, 
luna de pan dulce en la humedad de tus labios; 
caricia dormida en las yemas de tus dedos. 

Soy palabra germinada de tu silencio, 
pensamiento oscuro que viste tu deseo; 
esencia de tu placer en ese quejido sin aliento...

Soy... 
la razón ilógica de tu inconclusa contradicción, 
el interés más desinteresado, 
la pieza que altera tu entereza, 
el plano difuso de tu conciencia... 

Soy el nombre impronunciable 
que se pierde entre tus manos...


2 de noviembre de 2016

Une Âme qu'aime voler...

Je suis une Âme libre 
qui vivait comme l'oiseau du piège du braconnier. 
Mes aliles bleues priaient en regardant le ciel. 
Mes yeux pleuraient des larmes de sel 
rassemblé des larmes de centaines d'anges. 

Toutes les larmes des dieux 
essuieront mon corps 
qu'ils pleurent à ma mort. 
Et le hurlement des loups 
réclameront ma Liberté 
sur la terre mouillée de sang, 
dans les tombes des morts. 

Des Anges de pierre. 
Leurs cœurs vont battre encore. 

Je suis un oiseau de Liberté 
qu’aime voler. 
Je suis une Âme libre…




Soy un alma libre
que vivía como un pájaro enjaulado. 
Mis alas azules oraban mirando al cielo. 
Mis ojos lloraban lágrimas de sal 
tomadas de lágrimas de centenares de ángeles. 

Todas las lágrimas de los dioses
enjuagarán mi cuerpo 
cuando lamenten mi muerte. 
Y los aullidos de los lobos 
proclamarán mi libertad 
en tierra bañada de sangre. 

Ángeles de piedra. 
Sus corazones latirán quedos. 

Soy un pájaro de libertad 
que ama volar. 
Soy un alma libre…



27 de octubre de 2016

La Puerta Azul...


Pica en la imagen para entrar...



Este jueves, Pedro Pablo
nos remite a llamar a una puerta.
La mía no podía ser de otro color que no fuera el azul, 
como la Puerta de Isthar.

24 de octubre de 2016

Azul...

Robo los silencios a tus taludes,
atajos abiertos sobre tálamos de espuma.
De tus besos tomo el aire de las arenas,
conjuras de un dios en novilunio.
El Verbo en mi boca.

Arrullos de bejucos,
tus manos, tus dedos,
tus brazos, tus piernas y tus pies…
Hiedras que me atrapan.
Venablos se vuelven, clavándose.

Susurros apaisados
los azules de tu descaro.
Alborada crepuscular
los vientos de tu sal.
Terciopelo cerúleo
el roce de tus Siempre.

Cónclave de mil demonios.
Huestes que derriban mis flancos.
El bordón entre tus caderas.
La Lujuria en mis cautelas.
El Deseo en las venas.

Luzbeles blasfemos
se invocan desde tu boca.
Exorcismos ignotos en mi lengua.
Impudicia en los asaltos.
Inspiración divina tu Infierno.

Ahí mi Condena,
en el azur de tus fuegos.
Ahí la Impronta de nuestro Pecado.




Esta semana, desde las Palabras de Sindel,


21 de octubre de 2016

Versos silentes de Viento...


Suena ese silencio inerte de las moradas solitarias,
de las noches de reposada bruma
con el rumor oscuro de abismales aguas salíferas
en reptante levitar.

Mientras,
de mis dedos baldíos nacen caricias,
pájaros errantes de espuma,
de cada ola del mar sangradas
que expían mi alma como sahúma.

De mi boca vuelan versos callados,
rebenques de heridas sin cicatrices,
y de mis ojos penden rosarios de cristal
que mis manos recogen como racimos de pedral.

De mis entrañas, talladas como diamantes,
prorrumpe el fuego que,
como lava candente,
ha empedrado en mis pies
los pasos robados en los yermos arenales.

Mientras,
sigilosa, alada en ébano plumaje,
observo los ecos silentes que hienden el Viento
como las sombras borran los nombres
sobre las tumbas de los no dormidos.




14 de octubre de 2016

Felicidad...

¿Qué es la felicidad?
¿Es lo mismo que la buena fe? ¿Lo mismo que la fe? ¿Qué la esperanza? ¿El amor? ¿El bien sumo?
Pretendemos ponerle rostro, nombre y apellidos..., un color, un olor...
La felicidad es un término indeterminado, relativo y personal.


La felicidad es ver la vida de forma especial, de maravillarse y sorprenderse, quedarse con la esencia íntima de cada momento para hacerlo único e irrepetible. Momentos que se van sucediendo en el tiempo, recuerdos gratos que se van idealizando conforme este pasa porque nos gusta recrearnos y volver a vivirlos de manera perdurable. Momentos llenos de satisfacción y plenitud.


A veces la felicidad...

es un puñado de flores que te colman las manos
o te inundan los ojos.
Es un rayo de luna en la noche más oscura
o mil aleteos de mariposas azules o de un centenar de colores...
El rumor de un riachuelo sin saber dónde nace.

Es algo que se comparte o que se reparte...
La semilla de un suspiro...
A veces, la felicidad es un camino de pavés fielmente puzzleado...
Otras, un saco lleno de hormigas rojas que,
por más que nos rasquemos, pican y pican y pican...
porque muerden, muerden...
Un empeño del alma aún a riesgo de quedarte en bancarrota.


Podría escribir de cualquier otro momento de felicidad pero te dedico este, porque felicidad es esperarte con los brazos abiertos, sin saber si vas a llegar; escribirte aunque no sea lo más hermoso del mundo, sentirte en mi tiempo como parte tuya y del tuyo, en ver el movimiento de tus pupilas o el gesto de tu boca al sonreír... y escuchar, en silencio, el sonido de tus palabras bajo las yemas de tus dedos.
Si, este es un momento de felicidad de esos que brotan para ser gritados...


Todo esto es felicidad y más hallarás si picas en la puerta de 
 Divagaciones Nocturnas de Diva de Noche.


12 de octubre de 2016

Rosas de Viento y Pecado...




Estigmas dejan las espinas que cercan mi pensamiento,
velos etéreos de penas y pesares,
de ausencias y desmanes,
de verbos tatuados en delirios.
Trescientas rosas de pasiones rotas y anegadas.
Estalactitas de sangre en la juntura de mis ojos
enjuagando el cáliz de lo inexistente.

Laberinto de pasiones
las reliquias de mis besos,
las lujurias de mis deseos,
los lamentos de mi alma...
la perversión de mi carne.

Se derraman los rosarios en letanías,
ecos de plegarías derramadas en vano 
sobre la piel de tu gracia,
sobre la deidad de las quimeras.
Actos impuros hostigados en vaivenes
de ósculos, de acezos y soflamas
que aderezan esta condena
de mi carne entregada,
 crucificada en tus vicios
sobre las aguas de tu deseos.

Perfume redentor,
estas extrañas rosas
que copulan Viento y Pecado.


Más rosas esta semana en 
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9 de octubre de 2016

La Sangre y tu Voz


El infinito desnuda tu calma‬ de fósforo encendido‬,
y destila,
en el silencio de tus venas,
extrañas caricias de hiedra‬
que se rompen contra las aristas de cristal de tu piel.

Y tu voz,
tibia como gotas de mi sangre
batiendo contra el mar‬ febril de tus entrañas.
Y mi voz.…
afilada como un arrecife‬ de Luz
en un mar de nácar.

Renaceré en cada uno de tus golpes‬.
En cada cicatriz de mi Alma
se esconde mi verdadero nombre,
el que me dio tu Viento.

Solo una palabra cubierta de estrellas.‬

© Deux Corbeaux y ɱağ



1-octubre-2016

5 de octubre de 2016

law sha'a Allâh...

Ojalá...


El fuego de la arena que envolvía mis hinchados pies ya ni escaldaba, y el sol parecía querer arrancar mi piel a pesar del velo que apenas dejaba mis ojos a la vista. Me pesaba hasta el alma que se evaporaba a través de mi sudor.
Estaba muerta de sed. Tenía poca agua. Contaba con uno de los pozos y  me lo había encontrado seco. Obligada a racionar, ni una piedrecita del camino bajo mi lengua me hizo salivar más.


Caía ya el sol y el viento me acercaba un olor nada grato y supe que tampoco era bueno. Saqué de mi morral uno de mis ungüentos y me puse un poco en la nariz para aplacar ligeramente el hedor. Aunque me tintó de rojo, el almizcle al menos lo adormeció.
Conforme me acercaba al poblado de adobe, el tufo era casi insoportable y se acompañaba de llantos, lamentos y quejidos, incluso gritos que llegaron a sobrecogerme envueltos en alabanzas y rezos…

No había ni un alma en las calles. Cuatro perros  arguellados  se cruzaron a mi paso y el olor nauseabundo me descomponía. Era como si una densa bruma estuviera cubriéndolo todo… Y no me era desconocida.

Debía buscar algún lugar donde pasar la noche. Llevaba ya tres durmiendo al raso. Deseaba asearme un poco, comer algo decente y descansar bien, sin tener que estar vigilante. Pero no me gustó lo que vi. Tampoco me gustó lo que me dijo la posadera. Partí de nuevo al desierto. Hice cuatro fuegos y me quedé en el medio. Sé que con lo que le había puesto me duraría toda la noche. No eran grandes fuegos pero si suficientes para alejar alimañas.
Herví el agua, preparé unas hierbas y comí algo: Un poco de pan con vino y azúcar.

En medio de la noche, me despertó un ruido tosco. Tomé el cuchillo que había dejado a mano y permanecí quieta, atenta… Un camello no llegaría solo. Los pasos me volvieron a poner en alerta.
Por encima de las llamas y en la oscuridad no veía nada.
Se detuvo unos metros antes de la lumbre.

- As-sallaomou 3alikoum... Vengo en paz… Mi nombre es Tarik Ibn Musa. ¿Puedo acercarme? Vengo del pueblo. Traigo comida y algo de abrigo. La noche es fría.

Le dejé acercarse sin reducir mi alerta. Le invité a sentarse. Rechacé el agua y le ofrecí un té. Se produjo un largo silencio en el que nos observamos a la luz de las llamas. Su rostro me impresionó pero no hice preguntas. El oro del desierto se reflejaba en sus pupilas. Me interesé por lo que sucedía en su pueblo del mismo modo que él se había interesado por mi presencia.

- Hay que separar a los enfermos de los que todavía están sanos y estar pendientes de estos por si empiezan a presentar síntomas.
- Parece que sabes de qué hablas… 
- Ojalá no lo supiera pero… así es. Sé muy bien de qué hablo y si no se hace algo, morirá todo el mundo. ¿Tú estás enfermo?
- No. Estoy sano... Al-Hamdou li-llâh... He estado hirviendo el agua. Tengo algunas hierbas y eso me ha ayudado pero se me han acabado. Ahora ya no sé qué he de hacer. Además, no todo el mundo me deja ayudarle –se lamentó-. Creen que es un designio de Dios. –Asentí.
- No tengo hierbas ni ungüentos aquí para esto… Necesito unas flores. Crecen en el desierto, al abrigo de las rocas esparcidas,  y aquí no he visto rocas.
- ¿Cómo son esas flores?
- Como azuladas. Adoran a la luna, pues se abren de noche, y crecen donde el viento se detiene.
- Sé dónde están. ¿Para qué sirven?
- Bajan la fiebre, arreglan el estómago, y calman los vómitos. Combinadas con otras hierbas hace... ¡Tenemos que encontrar esas flores y hallar raíces dulces! ¿Conoces las hierbas?
- Iaw sha'a Allâh! No tanto como creo que las conoces tú pero sí sé llevarte hasta ellas. Saldremos al amanecer. Pasaré la noche aquí contigo. Descansa. Tenemos un largo camino. Yo haré guardia.
-  Con el fuego estamos a salvo. Antes de partir hay que regresar al pueblo y decir a tu gente lo que te he comentado. Hay que enterrar a los muertos sin demora.
- Eso va a ser complicado.
- Si no es por las buenas… Será por las malas… -concluí.

En medio de la noche, cuando la luna se hallaba perfilada en su más pequeño cuarto creciente, desperté. No vi a Tarik al otro lado del fuego. Observé el silencio. Me incorporé un poco. Entre el fuego bajo vi al gran pájaro negro, quieto, parado, inmóvil, erguido…, elegante, sobrio…  el que habitaba en mis sueños. Se movió sutilmente, mirándome, y vi la luna en su pecho antes de regresar a su posición. Y comprendí por qué había llegado hasta ese lugar. 
Antes del amanecer, Tarik me despertó y volvimos al pueblo. Su gente guardó silencio. Le escuchó como si escuchara la voz de su dios... y todos obedecieron.


Al anochecer siguiente observamos el desierto azul, ahí donde el viento guardaba mudez y el cielo se llenó de infinitas estrellas... 


Esta semana rompo todas las reglas existentes: Me paso de palabras y uno la  que propone Sindel con el relato para el jueves que plantea Juan Carlos.

La suerte está echada.
Ojalá los dioses me sean afines,
la luna ilumine sus caminos
y el destino cumpla su palabra…


***   ***   ***
(*)  As-sallaomou 3alikoum -Saludo de llegada.
(**) Iaw sha'a Allâh -  Si Dios quisiera (no  "Si Dios quiere").
(***) Al-Hamdou li-llâh - Gracias a Dios.


3 de octubre de 2016

Veneno Sacro...

Pecado ensalzado son las mieles de este Averno en llamas
que afloran entre tus muros y mis hiedras.
Se derrama de tu copa la ebria esencia de mi Templo
ante el que blasfemas postrado,
ávido de ansias y celo.
Y revierte en ti mi veneno,
loado en los caldos de tu abismo,
fuego que escupo con el salmo de tu fiebre nívea,
bendecido en la savia eterna de tu muerte.

30-septiembre-2016

1 de octubre de 2016

Brillo ébano bajo los párpados de tus ojos 
y níveo el Viento que aclama la luz de los que aúllan estigmas hieráticos, 
de aquellos que oran orgías de Verbos en la ignota noche de los tiempos 
proclamando la sangre de tu pecho. 

Y no te llamen Muerte 
cuando el último suspiro dibuje tu nombre en su boca, 
ni te hipen Noche 
cuando los cristales dolientes de sus lágrimas 
vean la mácula que como hiedra se abre sobre tu piel; 
ni te llamen Dios 
al ver las hebras de fuego de tus cabellos ondeando enmudecidas 
ante sus lamentos cuando el humo negro, irremediablemente, se los lleve
aunque revelen crucifijos y exuden agua bendita.


25 de septiembre de 2016

Algo...

... frío empapa mis manos y enturbia mis ganas de dormir... mientras la noche emerge y todo se llena de sombras. El silencio se alborota y mis oídos gimen secretos del viento. Chirrían mis párpados en esta penumbra de soles pospuestos y ese algo me dice que todo llega...

Cada latido de mi corazón es un pulso al tiempo, algo relativo entre el ayer y el mañana, mas no queda más que hoy, este instante... Contengo la respiración que me molesta. Algo altera la calma de esta habitación... Se abre la puerta lentamente, como no queriendo hacer ruido, y las cortinas se mueven en ese alarido callado de la corriente. Mi cuerpo reacciona permaneciendo quieto, rígido...

Algo..., algo está ahí... Me encomiendo a todos los santos. Rezo todas las oraciones: Medio Padre Nuestro y medio Ave María... y que Dios me coja confesada...
Ese algo no se oye... pero lo presiento... Hasta puedo olerlo... Está aquí mismo...
No puedo relajarme. Imposible.

Mi pecho es un máquina de tren a todo vapor. Cada palpito es como una bomba en caída libre y, de un solo golpe, seco, preciso..., mi pecho se ve atravesado por cuchillos finos que arrugan la sábana que como un sudario me cubre...
Un largo segundo y no me siento. No vivo. No pienso. No padezco... Soy una roca, inerte...
Y gritó:

¡¡¡Algo!!!



P... gato del vecino... Pero, ¿por dónde entra? Otra noche más y no sé si la supero... Hay amores que matan... y el suyo por mí es ya obsesivo...

***   ***   ***   ***   ***   ***
Esta semana, Sindel, desde su blog"Palabras de Sindel
nos invita a Algo
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23 de septiembre de 2016

Silente...

Observo silente el mudo movimiento de las sombras 
como en un sueño de esos libidinosos 
en los que tu boca me prende y tus ojos se hacen cortina ante los míos. 

Quiero enterrar el sonido de tu memoria 
picoteando como ave rapaz las semillas de mi olvido; 
percibir lejos los chirridos de los grillos de mi pecho 
cuando tus susurros se visten de luz de tenue luna 
al amparo de las sombras nocturnas 
bajo el auspicio de deseos nacientes. 

Silente, sí, así descanso por fin 
en el aura perenne de este sueño desvelado 
entre tu carne y mi alma, 
entre tu ánima y mi piel caliente, 
o entre los silencios tatuados de pasiones toleradas. 

©ɱağa 23/9/16