Durante años había pasado por delante de esa puerta. Me
llamaba su magnificencia, su belleza. No sé si eran aquellas flores
convirtiéndose en serpientes o en trompetas del apocalipsis, o esos ramajes que parecían patas de dragón. O esa forma
íntima tan femenina, tan llamativa, tan abierta… Pero más allá de todo ello,
estaba el misterio de saber qué había al otro lado. Ni en los viejos archivos
de la iglesia, ni en los municipales, ni en el Histórico había logrado hallar
información sobre aquel mausoleo. Solo leyendas que el tiempo había ido
distorsionado. Pero sí me había extrañado que nadie hubiera profanado aquel
lugar al cabo de tanto tiempo.
Seguí mi camino mas aquella puerta me hostigaba la mente.
Llegué al hotel y tras ponerme cómoda y bajar a cenar, los pensamientos continuaban.
La conocía, la veía abrirse para mí. Como un imán me atraía.
- Esa puerta va a acabar contigo.
- Tenemos que ir y ver qué hay al otro lado. –Lucas negó con
la cabeza.- Sí.
- No. En esta locura no te apoyo.
- Iré sola, entonces.
Su mirada se clavó en la mía. Cualquier palabra se quedaba
pequeña. Me atravesó hasta el alma. Era un no rotundo.
- Ni te acompañaré ni irás. –Un movimiento de cabeza y
sentenció.
No pude apartar la idea. Más lo intentaba, más incisiva era.
Tanto, que apenas dormí… Como otras tantas noches.
No había amanecido y ya estaba despierta. Lucas dormía ajeno.
Intenté no hacer ni el más mínimo ruido pero… su oído es como el de un lobo en
vigilia. Después de una corta discusión accedió a acompañarme.
- ¿Sabes que me estoy saltando todas las reglas? ¿Que si nos
pillan adiós mi trabajo?
- No nos pillarán. Démonos prisa. Antes de que amanezca del
todo.
- No sé por qué me dejo engañar como un idiota…
- Porque me quieres…
- Porque he de cuidarte. Es mi sino… -ironizó.
Cuando llegamos todavía no había salido el sol. Las hojas
crepitaban bajo nuestros pasos.
Nos quedamos blancos cuando ya desde lejos vimos la puerta
ligeramente entornada. Nos miramos. No iba a desistir en mi empeño a pesar de
los argumentos de Lucas.
Paradójicamente, un juego de llaves de madera colgaban de la
que estaba en la cerradura.
- Espera… -me dijo Lucas cogiéndome del brazo.- Es una
locura.
- No hay vuelta atrás. Vamos.
Cogí las llaves y las guardé en mi bolsillo. Enfocamos con
las linternas hacia el abismo de la escalera… como en mis visiones.
Descendimos con cuidado. Embriagaba un olor entre humedad y velas,
entre un silencio que gritaba y nuestras respiraciones agitadas. Mi corazón
palpitaba de una forma inusual y en mi interior sentía como si el alma brincara
de alegría. Miré hacia atrás. Este otro lado de la puerta ofrecía un rojo púrpura.
Me recordó la simbología de la lujuria, del deseo, del erotismo…
El azul del manto sacro. El rojo del Pecado.
Al final de la escalera se abría una especie de cripta en
cuyo centro había una gran mesa de piedra tallada con dragones a modo de pies.
Me extrañó la limpieza, sin polvo, sin rastro del paso del tiempo. A ambos
lados, diferentes aberturas en las paredes por las que abocaba la oscuridad.
Mis ojos se dirigieron directamente hacia aquella hornacina detrás
del “altar”. La luz llegaba tímidamente azulada a través de los cristales de la
puerta. Me acerqué. Lucas quedó atrás.
Una talla de una virgen… o una diosa... Protegido su cuerpo
por dos serpientes enroscadas, naciendo de los lomos de dos leones. A sus pies,
monedas… Actuales, antiguas, antiquísimas… No pude evitar tocarlas. En una
visión, vi la adoración, vi a las vírgenes perder con orgullo su honra en
nombre de la Gran Ramera que recogía el diezmo por sus favores, por la consagración
del Pecado más primitivo, por el placer considerado una Gracia…, un Sacramento.
No era latín ni griego los cantos que desde alguna
parte empezaron a emerger como una plegaría consentida. Me giré. No me sentí la
misma. Me sentí altiva, regia, dominadora…, rodeada de idólatras que acabaron
aclamando mi nombre.
- Inanna… Inanna…
Miré a Lucas…
Una capa roja púrpura lo cubría desde la cabeza. Tendía sus
brazos hacia mí, ofreciéndome otra…
Azul…y blanca.
- Bēltu ša Uruk (*)… -reverenció bajando la mirada.
(*) Señora de Uruk.
Maravillada ante esta fantasía tan mística, Mag. Un lujo de detalles que nos sitúa ya no en el lugar descrito, si no dentro del personaje. La palpitación estaba dentro de mí... La intriga.
ResponderEliminarAdmiro tu creación, preciosa.
Mil besitos.
Desde luego, querida Mag, tienes un don especial para este tipo de relatos que te transportan y te hacen sentir en la propia piel, lo que bellamente describes… Cual diluvio de sensaciones que te inunda y se apodera de todos y cada uno de los sentidos… Fascinante, amiga…
ResponderEliminarBsoss y cariños enormes ♥
El propio ser llama y conduce a lugares donde se encuentran las respuestas. Un relato muy bien llevado que mantiene la atención hasta el final, y luego? un rito?
ResponderEliminarBeso dulce Magda.
Me ha gustado eso de tener que entrar por una puerta, y además, tan azulita, me ha parecido algo misterioso llegar hasta acá, Mag.
ResponderEliminarUn besazo.
Hola; es un texto muy bien escrito, te mete dentro de la historia y eso de la imagen que se salía de toda religión, una religión exótica, pero real, también es una pasada. En fin, hay puertas y puertas. Saludos. Pablo.
ResponderEliminarMe ha encantado que nos hayas dejado colar dentro y apreciar los detalles, he estado hierática por no enturbiar el sueño y mientras pensaba en las llaves de madera en tu bolsillo. Buenas noches Señora de Uruk
ResponderEliminarTuviste razón en tu insistencia en entrar. Descubriste una conjunción de pecado y de sacramento.
ResponderEliminarPara volverte una sacerdotisa.
Besos con visualización.
Admirable imaginación y capacidad narrativa, nos sumerges en tu historia contagiándonos la la intriga.
ResponderEliminarSaludos
Hola, Mag
ResponderEliminarMe ha fascinado, muy sorprendente la forma que nos sumerges a tu relato a través de esa puerta azul. Posee un matiz adorable, muy sensual y un sorpresivo final. Un placer leerte.
Beso
Realmente tienes una gran imaginación, con esta historia que te has inventado, nos vamos adentrando en esa casa contigo.
ResponderEliminarUn abrazo
Uuu!!!
ResponderEliminarque genial relato me a atrapado por completo y es que de pronto me imagine aquellas historias de terror,vampiros y erotismo, me ha encantado , FANTÁSTICO !!!
Un relato inquietante, una puerta poderosa, que había descubrir, un final sorprendente... todo maravilloso. Gracias Mag por entrar en esa puerta.
ResponderEliminarA ver si logro con palabras expresarte mi sensación al leerte... si esto fuera un teatro, en estos momentos yo estaría de pie aplaudiendo hasta que mis manos dolieran... así de simple, así de sincero.
ResponderEliminarBesotes enormes hermosa... y no te azores por los cumplidos, son más que merecidos!
Precioso relato lleno de misterio y quizás hasta un poco de lujuria , atravesar la puerta y ver tanto misterio te llena la mente de fantasía , muy bueno el atrevimiento de ella , ya se sabe las mujeres cuando queremos algo vamos a por ello , aquí se demuestra una vez mas , quien es la persona aventurera.Un abrazo feliz finde.
ResponderEliminarUau! que maravilla de relato! me sumergí en tu historia atrapante, llena de imagenes y submundos fantasticos y sed de aventuras.
ResponderEliminarMe encantó Mag. Beso juevero!
Tu historia es diferente. Nos has mostrado otro mundo a través de esa puerta azul, un mundo de erotismo y sumisión. Lo mejor es tu forma de relatar con preciosas descripciones que nos sitúan entre los personajes. He vivido la tensión al penetrar de madrugada en ese lugar.
ResponderEliminarUn beso