Llegamos a mi cuarto. Ambos estábamos empapados.
No era la mejor habitación del mundo. Desde luego, también en peores sitios había dormido.
Un camastro, una mesa, un par de pequeños candiles, un ventanuco que no ajustaba y por el que hilos de agua se arrastraban hasta el suelo de madera. Y ya era mucho.
Mara aún estaba tiritando. Su cuerpo terminaba de reconvertirse y le llevaba un período de tiempo acomodarse de nuevo. La ayudé a desvestirse. Le presté una de mis camisas y se acostó. Fuí a por un poco de brasas nuevas para el brasero y poder caldear la habitación. Tendí toda su ropa en una cuerda, de punta a punta de habitación.
Ni se secaría para el día siguiente ni dejaría que la habitación se calentase.
Le dí un trago de whisky, mal whisky. Puso cara de asco pero le vendría bien para tomar temperatura.
Me cambié de ropa y supe, por su mirada, que necesitaba mi calor.
Me tumbé a su lado. La abracé y me abrazó. Su piel estaba fría y la mía caliente. Su piel era talco. La mía una noche de plenilunio.
Y en la soledad y silencio de esa dura noche, nuestros cuerpos tomaron la tibieza que produce el contacto. El brillo de aquellos ojos me encendió. Su piel exudó deseo y exclamó pasión. Yo recogí esos deseos en el centro de mis entrañas, en un baile inútil de posteriori, pues bien sabemos ambos, que esto no llega más allá. Olvidamos y, tal vez, regresamos en algún momento dado, por alguna razón no siempre lógica.
Nos volvimos dos animales, dos monstruos capaces de acallar nuestros propios gritos de placer en el ocaso de nuestras bocas. Nuestras bífidas lenguas se enredaban en aquel juego orgásmico mientras nuestros cuerpos se enredaban como dos serpientes, expulsando nuestros fluidos, formas inconscientes de mera animalidad. Pues no tenemos sentimientos en este momento. Solo somos dos fuerzas brutas invadiendo el espacio del otro; un acoplamiento perfectamente inútil.
Después, el silencio. La compostura. El recuperar nuestra imagen más humana. El saber que estábamos allí, sin más. Solo ver la cama revuelta y las telas rotas. Era esa la prueba de haber sido animales. Nuestro lado más oscuro se desvanecía en el nacimiento de la luz.
- Mi paz te dejo...
- Mi paz te llevas...
Esta semana Sindel nos invita a la palabra paz
desde su blog
19 de 52
Me quedé con las ganas de ver cómo terminaba el encuentro de Mara Laira y aquel extraño compañero.
ResponderEliminarHe escogido la forma más extraña de paz que se me ha podido ocurrir para cerrar la escena.
Si no os gusta, lo entenderé mucho mejor de lo que os podáis imaginar.
Besos y gracias.
Mmmm este texto me parece uno de los mejorcitos que te he leído, la verdad es que leer a Mara en esta historia tam salvajemente placentera me ha hecho latir fuerte, tanto que me ha humedecido mmm qué excitante lo que has escrito toda una húmeda gozada, creo que tengo mucho de Mara porque me he visto en ese personaje quizá por eso me ha excitado tanto por sentirme en ese papel.
ResponderEliminarChapó, Mag, te aplaudo muy fuerte, me ha encantado tu entrada de la paz.
Un beso.
Si que te ha gustado sí, aunque de los mejores hay que reconocer que no. Al menos a mi parecer pero leyéndote me quedo sin palabras y ya es raro -0) Pero veo que ha producido un efecto que yo no esperaba. Me alegra.
EliminarBesos enormes,María.
Gracias.
Me ha gustado la continuación... De tu historia. No decepciona para nada... Animal de noche... Humano de día... Imagino lo salvaje del encuentro... No podía ser de otra manera.
ResponderEliminarGenial, Mag.
Mil besitos, preciosa.
Sí, es una dualidad que todos tenemos, salvo que no somos literales. En este caso sí.
EliminarEl momento debió ser peor que una pelea de perros.
Mil gracias y un beso enorme.
Dejas la puerta entornada, puede que otro día vuelvas a abrirla. Hoy te has superado nos has conducido como has querido y te hemos seguido, ahora tenemos que reposar. Aplausos y abrazos
ResponderEliminarAhora ya reina la paz. El campo de batalla no ha sido grande pero la batalla casi mortal.
EliminarGracias por verlo así pero no sé si seguiré. El bicho es muy grande :-)
Besos muy grandes.
Me parece excelente, muy feroz y erótica continuación. Un encuentro apasionado fuera de lo normal, te quedo divino.
ResponderEliminarBeso
Muchísimas gracias, Yessy.
EliminarDos seres preparados para encuentros sexuales sobrehumanos.
Un besazo.
¿Cómo pudiste escribir algo tan... bueno?
ResponderEliminarMe gusta mucho. Y no sé si es exactamente la Mara Laira que conozco o una versión más oscura de ella. Pero es compatible con que se puede conseguir mucho de ella, si ella está dispuesta. Y ella es propensa al placer erótico. Me gusta que ambos hayan vuelto a una apariencia humana, en esas circunstancias.
Con lo anterior y este relato, completaste una muy buena historia. Es curioso que hayas completado un gran relato entre dos convocatorias distintas. Y lo hiciste muy bien.
Besos especiales.
Que tú me digas eso Demi ya es el no va más. ¿Te ha gustado? Mil gracias, de verdad, por todo lo que dices. En realidad, sabes que no conozco mucho a tu personaje, así que nada mejor que descomponerlo en la versión más oscura pues todos tenemos un lado muy, muy oculto.
EliminarEs una paz muy extraña, la verdad. No estaba convencida del resultado, y sigo sin estarlo...
Sinceramente, gracias por tus palabras.
Besos enormes.
Me encanta ese momento de desinhibición en el que la lujuria y la fiereza se apodera del ser, dejando actuar irremediablemente a la carne en su más feroz deseo…
ResponderEliminarMuy, muy, bueno, Mag…
Un lujo leerte, amiga :-)
Bsoss enormes!! ♥
El momento ese es lo mejor. Me imagino una pelea de dos bichos totalmente asalvajados, desinhibidos, sin más preocupación que ese momento, además, sin ningún sentimiento anexo, salvo el mero placer.
EliminarMuchas gracias, Gin, por tus palabras y tu tiempo.
El lujo es mío por tenerte.
Besos enormes.
Hola Mag* (con arterisco) ¿No habras confundido,la paz con el obligado descanso post coito? El escrito dicen todos que es muy bueno. Y ¿quién soy yo para dudarlo??? que disfrutes del resto de la semana, querida amiga.
ResponderEliminarHola, Montse :-)
ResponderEliminarPues bueno o no, no tengo ni idea. Si gusta mejor que todo lo contrario. Y paz, todo vale para estar en paz.
Un beso muy grande, guapa :-)
Muy muy bueno Mag..
ResponderEliminarMe parece excelente tu relato, feroz en su mas deseo.
De lujo tu blog Mag.
Un beso, buenas noche s
Isa
Hola, Isa.
EliminarMuchísimas gracias y me alegro de verte por esta tu casa siempre que lo desees.
Como tod@s, intento hacer las cosas todo lo mejor posible. A veces, hasta lo logro :-)
Espero verte en otro momento. Ya sabes, la puerta está siempre abierta.
Un beso enorme.
Excelente relato! De lo salvaje a la paz y viceversa. Momentos que se viven intensamente más allá del después o del antes.
ResponderEliminarMe encantó! Un beso enorme.
Hola, Sindel. Te aseguro que pensé en tí cuando la escribía. Y me explico. Pensé que esto no te va a gustar ni poco ni nada. Rompe todos los esquemas de los relatos que propones. Te lo digo en serio.
EliminarAhora me alegro de haberlo escrito aunque sigo convencida de que el resultado no es tan óptimo.
Un beso muy, muy grande.
Las criaturas de la noche sólo encontramos paz en otra criatura que nos brinda esa paz. Excelente relato Magda.
ResponderEliminarBeso dulce.
Mil gracias, Dulce.
EliminarAnimales nocturnos somos y en las sombras de la noche nos explayamos...
Mil gracias y un beso enorme.
Un relato que te lleva a ese momento en el que la parte salvaje del humano, sale para disfrutar de la pasión que siente dentro.
ResponderEliminarY después la PAZ.
Un buen fin de semana y un abrazo.
Ambar
Todos somos algo bestias en un momento dado, solo que nos cuesta apreciarlo.
EliminarY la paz, siempre.
Un beso muy grande y a disfrutarlo.
Mil gracias.
Amiga me ha gustado mucho el relato, extraño, sensual, candente, original, todo esto bien dosificado, llevado y escrito. Invita a otra segunda parte...¿no crees?:))
ResponderEliminarBesitos mil.
¿Otra segunda parte? Sería ya una tercera. No sé si me da la cabeza para tanto :-)
EliminarLo pensaré. De momento, se queda como idea.
Gracias pro tus palabras y besos enormes.
A veces el mejor cuarto es la persona con quien queresmos estar. Tan simple como eso. Hermoso tu relato Mag sigues siendo una hechizera de la literatura. Besitos
ResponderEliminarLo tuyo son ya palabras mayores pero me conformo con ser Hechicera.
ResponderEliminarEse cuarto, ese ser, es o puede ser todo un universo plagado de bellas sensaciones y sentimientos.
Mil gracias.
Un beso muy grande, Demian.
En todo ser humano coexisten muchas facetas, puedes ser tierno y humano de día y un salvaje que desborda amor en una noche de pasión.
ResponderEliminarCon tu estupendo relato, hoy Sindel se habrá quedado asombrada y complacida.
Felicitaciones por haber utilizado tan bien esa PAZ.
Cariños y buen fin de semana.
Kasioles
No solo me gustó, me encanto y te felicito. Sublime tu aportación.
ResponderEliminarUn beso
Si no hay estilo que no abarques o se te resista ...jajajaja! ...y todos los haces de maravilla.
ResponderEliminarBesotes hermosa y el resto lo sabe(mo)s.