En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

24 de diciembre de 2014

El ángel y la luna...

Él, un ángel... Ella, la luna vestida de mujer.
Ambos coincidieron un día, así como por casualidad, en la extensa planicie que es el cielo... Esta vez ni todas las estrellas ni todas las lunas llenas podían irradiar tanta luz como la que produjo sus miradas en aquel encuentro casual... Él lucía máscara en sus ojos. Ella... se perdía en el agua... Ella pareció enamorarse de su silencio escondido. Lo observó durante unos segundos, segundos que le fueron suficientes para comprobar que podría estar con él por siempre. Le regaló una rosa... Un rosa y un trocito de canción. Él le correspondió con una sonrisa.

Él le dijo que tenía una estrella.  Ella le dijo que era la luna pero no la creyó. El veía un ángel... un ángel de alas despuntadas, con un extraño nombre escrito en ellas... Quizá tuviera razón él, ella pero no se lo iba a decir ahora. Debía aguardar.

- ¿Cuál es tu nombre? - preguntó él desde su estrella.
- Qamar(1) me dicen. ¿El tuyo?
- Fantasma me llaman. Eres un ángel- afirmó.
- No. Soy Luna que hoy se viste de mujer. ¿Esta es tu estrella?
- Sí. Es la qué más brilla y saltaré de ella cuando me lo pidas.
- ¿Por qué? Es bonita... Y, es cierto, brilla mucho. Tiene una luz especial, muy blanca, resplandeciente... pero no hace daño a mis ojos.
- Porque tú eres especial y ves lo que en realidad es.

Qamar ciertamente se quedó perpleja. Cada palabra de Fantasma, extraño nombre para un ángel, parecía como una caricia en el viento: suave, tierna..., delicada...

- No es Fantasma nombre para un ángel. ¿No crees? ¿Acaso huyes de algo?
- Huyo de la mentira, de la deslealtad, de la cobardía... Por eso me escondo en mi estrella. ¿Y por qué? ¿No te gusta mi nombre?
- No lo mereces. No es un nombre para un ángel.
- ¿Y entonces cómo debería llamarme?
- Samai(2)...
- ¿Samai? Extraño, ¿no?
- ¿Por qué? Es de dónde vienes, sólo que es más una forma de llamarlo... Ambos venimos de él... y es tan tuyo como mío.

Fantasma la miró confundido. Cruzó sus manos sobre el pecho, desentumeció sus alas... Respiró profundamente y observó los ojos de Qamar. Eran extremadamente brillantes y se reflejaba en ellos como la silueta de una luna. Le inquietaban pero no podía dejar de mirarlos. Su vestido, pese a la ausencia de viento, parecía moverse ligeramente.  No era blanco... pero... sí del color de la luna... un blanco plata...
Qamar se dio cuenta de la tristeza de las alas de Fantasma. Eran preciosas pero les faltaba vida.

- Samai es una forma que tengo de llamar a ese en el que tu estrella se sostiene: Mi cielo. Él sonrió y de un salto bajó de la estrella, colocándose a la orilla del agua.
- Suena bien.
- Serás Samai. Ese es tu verdadero nombre - confirmó ella. Él nada objetó. Simplemente, no dijo nada. - Déjame ver tus alas, Samai. Son tan bonitas.
- Las tuyas sí que lo son.
- Yo no tengo alas.
- Yo puedo verlas. Sólo alguien como nosotros puede ver las alas de los ángeles.

El abrió las suyas: inmensamente blancas, grandes... Dibujaron un haz de luz tan similar a la luz de Qamar. Hasta ella misma se sorprendió. Y se emocionó. Fantasma... Samai... nunca había visto unas lágrimas así... Eran como pequeñas gotas de rocío... Se acercó y con la suavidad de su dedo, la aparto de la mejilla.

- No debes llorar, Qamar. Yo no dejaré jamás que llores.
- No es de tristeza, Samai. Es de algo muy especial.
- Siempre te observan pero nunca te vi así. Nunca imaginé que pudieras ser como eres -dijo y llevo aquella lágrima a sus labios. Sintió un escalofrío tal, tal corriente de energía por todo su cuerpo, que sus alas, de pronto, parecieron recobrar toda la vida que habían perdido por algo. - Hoy te voy a regalar algo.
- ¿A mí? ¿Por qué?
- Tú, sin conocerme, me regalaste vida, alegría... Yo te regalaré sueños, sueños para compartir... Sueños para realizar...

La miró a los ojos. Ella permaneció inmóvil pero pudo sentir el calor de su alma. Un alma limpia, pura... sencilla... Cómo la de él. No se tocaron pero percibieron el suave roce de un beso.

El llevó despacio su brazo, como dibujando un abanico en el aire, y dirigió la mano abierta hacia el suelo... Allí donde se señalaba había un charquito de rocío. De él nacieron estrellas... De cada estrella, una flor... Cientos de rosas azules.

- Son para ti.... Mi Qamar.

Ella no supo que decir. Y por primera vez, quizá, la cubrió la sombra de sus alas. Las vio dibujadas sobre la silueta de Samai, sobre el suelo que pisaban... Le ofreció sus manos. Él las tomo.
Juntos comenzaron a volar en la eternidad del tiempo.
En la falda del vestido de Qamar se posaron las miles de rosas azules que Samai había hecho nacer para ella. Era como un vestido de novia, hecho de luz de luna y rosas nacidas del rocío. Él era un ángel que había recobrado sus poderes, el brillo de sus alas, la ternura de su alma. Juntos... Juntos eran dos seres que empezaban a soñar, lejos de todos, lejos del mundo de mujeres y hombres... Nadie los iba a comprender... Muchos envidiarían ese amor... Otros dirán que es un amor a seguir... Ellos eran especiales porque, aparte de sus alas, de su luna y de su estrella, algo más les unía a pesar de que la vida les separaba.

5/06/2010


(1) Qamar es la luna en árabe como concepto general ya que cada fase tiene su propio nombre.
(2) Samai  no es en sí una palabra que se utilice mucho en árabe. Sama es cielo. Yo lo uso como palabra cariñosa para decir mi cielo, como mi vida que sería hayati" o rohi. Es añadir una i a un sustantivo para hacerlo posesivo a modo cariñoso.


8 comentarios:

  1. Preciosa historia
    mira que me pones moñas ehhh
    :P
    Un beso grande y mis mejores deseos para ti siempre
    muuaksss

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  2. Que bonito!!
    Feliz navidad, preciosa.
    Bs

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  3. Precioso, me encanta, una historia de ficción tan real como la vida misma...
    Mil besos princesa

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  4. Hoy, no te puedo leer, pero quiero dejarte en éste día, mis buenos deseos que pases una Feliz Nochebuena, y Navidad.

    Porque el mundo bloguero es como una familia unida en la que estamos enlazados entre letras y amistad, por eso mismo, no puedo dejar de desearte unas felices navidades llenas de amor, paz y felicidad y que el nuevo año venga lleno de nuevos proyectos y deseos cumplidos.

    Un beso.

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  5. Gracias a todos y a todas. Me apetecía aportar un poco de fantasía por las fechas que son. Aunque hace tiempo que lo escribí, hay cosas que nunca pasan de moda.
    Besos para todos. Sed felices y no olvidéis vivir la vida.

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  6. Hola Magdalia me ha gustado mucho este relato, una bonita fantasía
    que he leído con gran placer. La luna y un ángel, me ha encantado.
    Un saludo cordial.
    Benjamín.

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  7. Y serás luna, polvo de estrellas en la caricia de una estela, en el reflejo argentino de un beso.
    Y ella le sonrió. Como solo la luna sabe, ... con destellos de plata y brillos de mañana. Y es que la luna se queda siempre mirando el alba por si al sol se le olvidase iluminar.
    Felices días Samai de otro ángel viajero...

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  8. Mag, al fin y al cabo, todo el universo está compuesto de polvo de estrellas...

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Sueña porque soñar es vivir y vivir es sentir...