Dura
está siendo esta noche, cruel mi lucha en esta batalla que todavía no ha
terminado. No es mi guerra y, sin embargo, en ella va mi Destino. No estoy
sola. Lo sé, pero desatados los demonios, el infierno se queda grande.
Noche
eterna ésta que me toca vivir. He perdido la noción del tiempo, si es que éste
existe. Me duele todo tanto que me duele hasta el aliento,
como decía el poeta, ni siento mis extremidades, ni siento mi vida, ni
siento mi alma… Creo que camina errante.
Y
me han hecho guardiana de estas murallas de piedra donde la hiedra se ha
convertido en hierro enmarañado por el que ascienden quienes quieren alcanzar
la gloria que abandonaron en su día, a quienes les prometieron el mundo.
¡Magnífica
locura! ¡Gran mentira!
Y
Dios sigue lanzando sus dados. Doble seis.
Y
el Diablo, bendito él que solo engaña sabiendo que dice la verdad, se frota las
manos.
Y
sus ángeles acuden aquí. Alas blancas contra alas negras. ¡Qué más da! Ellos no
sangran. Ni sienten ni padecen. Solo son dueños de su propia sumisión. No tan
diferente de la mía, de la de tantos y muchos como yo, metidos en esta estratagema
que ni nos va ni nos viene.
Batalla
eterna. ¡Pobres inmortales que nos va el alma en ello!
Y
grito, en silencio, porque aquí las palabras ya no valen, qué digamos de la
Palabra en mayúscula.
Y
clamo, aunque de nada me sirven las clemencias, las magnanimidades ni las
misericordias cuando mi mano es la que empuña esta espada de fuego, cuando es
mi espalda la que acapara golpe tras golpe de mil espadas afiladas como garras
de dragones que no he visto.
Nadie
como Dios… Y éste manda a sus ejércitos.
Jamás
como Satanás… Y tiene el poder casi absoluto.
Y
esta enorme puerta de hojas tan pesadas que ni con todos los demonios exorcizados
ni con todos los ángeles castrados del cielo puede ser cerrada.
Y
esta es mi misión en este universo que desconozco, al que no sé ni cómo ni
cuándo he llegado, ni cuánto tiempo he de permanecer. Custodiar una puerta que no se puede cerrar: La Puerta de la Razón.
A
mi frente, dos ejércitos contra mí. A mi espalda… Nada. Nada que yo pueda ver.
Yo
vivo en esta Eternidad, en este Cielo infernal, en este celestial Infierno… en
este lugar que no es mi lugar, desatando mis demonios y mis ángeles sin alas…
Por favor, a mi señal, ¡¡desatad el Infierno y abrid los Cielos!!
Honor y fuerza.
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El
texto de este jueves va a colación del tema "Frases de Cine", propuesto por Charo a través de su blog, ¿Quieres que te cuente?(click)
Os
invito a conocerlo así como al resto de participantes en él.
Fascinante texto que oscila entre lo literal y lo simbolico. Y a mí no se me ocurre nada.
ResponderEliminarHoy te envidio.
Besos.
Demi, no creas que yo tenia claro el escrito. Empecé a poner palabra tras palabra y hasta el final no sabía bien de qué iba :-) Te lo aseguro.
ResponderEliminarNo siempre es fácil y, a veces, la cabeza va en otra dirección. Ya saldrá algo. Si no es ahora para otro día. Quien hace lo que puede no está obligado a más.
Un beso enorme y mil gracias por pasarte.
Te veo en cualquier rato :-)
me a sonado como un:
ResponderEliminar"yo soy yo,y ya está..no me da la gana de complacerme,nada mas que a mi misma....uhhhh!,no quiero despeinarme..."
En realidad, no es nada de eso pero no puedo decir de qué va para que cada persona que lo lea saque sus conclusiones.
EliminarA mi me suena a una lucha interna, manifestada con ese lenguaje tan propio en ti, una batalla personal.
ResponderEliminarBesos de dulce.
Sí, esa es la esencia final. Una lucha interna, un campo de batalla tan grande, con dos ejércitos que tan pronto se enfrentan como se aúnan, y ella debe hacerles frente para proteger su naturaleza interior.
EliminarUn beso, Dulce.
Visceral, sale de lo mas profundo ese grito convertido en letras. Batallas, ángeles y demonios. personificando lo Icaro o Teseo buscando en laberintos la puerta de salida. La esperanza siempre esta a la vuelta de la esquina. Buen escrito Mag, siempre al releerlos nos resulta de distinta forma. Besito
ResponderEliminarLa esperanza y la ilusión nunca se han de perder, mi querido Demian, aunque la batalla puede llevar al límite si un@ conoce sus verdaderas fuerzas, sus verdaderas armas, el sol se vence ante la luna, el viento se vuelve manso... y la lluvia cesa para salir un arcoiris, un doble arcoiris... Y allí, allí está la puerta... No hay más razón que esa. El ser un@ mism@, auténtico, sin máscaras, a pecho descubierto... Con su verdadera esencia, con los pies bien puestos sobre la tierra.
EliminarUn beso enorme.
Gritar en silencio, gritar sin palabras con la voz enmudecida.
ResponderEliminarMe encantó tu relato juevero, Mag, prefieres que te llame así o que te siga llamando PI?
Un beso enorme.
La esencia es la misma, Marieta. Llámame como más te guste a ti. No hay problema :-)
EliminarMe alegro que mi relato te haya gustado y, ¿sabes? Mis gritos no se oyen pero mis silencios se escuchan hasta en el fin de universo.
Un beso muy gordo, guapa.
Esta es la eterna lucha de (las) Alma(s), como la tuya, la mía, la de tantos... donde de un lado están los ángeles y del otro, los demonios... pero que nadie nos dice con absoluta certeza, cuál es el correcto.
ResponderEliminarY como dices al final, lo importante es que esa puerta no se cierre... no esa.
Hoy va mi abrazo, porque alguna vez he leído que se debe aprender a dar lo que se necesita y no lo que nos sobra ...por eso hoy te abrazo fuerte fuerte ...y no digo más porque tú ya sabes el resto, todo.
Ahí va mi abrazo correspondido, fuerte, sano y sincero.
EliminarLa ventaja, Almi, de mis demonios y mis ángeles es que siempre llegan a un acuerdo. Unos se dejan ganar para que los otros no tengan más derrotas. Hay que hallar un equilibrio entre nuestros "yo" interiores y el "yo" exterior.
Todos tenemos esas dicotomías y algunas se multiplican geométricamente, en función de nuestros vínculos emocionales. Siempre hay una "razón" para todo. Lo complicado es hallar, o reconocer, la verdadera entre tanta maraña de dires y diretes. Como ha dicho antes Demian, la puerta de la esperanza está al dar la vuelta a la esquina.
Un beso enorme, guapa, y otro abrazo gordo.
Brillante relato de una dramática ambigüedad en donde el mal y el bien se enfrentan por intentar alcanzar un mismo dominio. Muy adecuado para tu acostumbrado estilo.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Neo. Gracias por tus palabras y por pasarte. Sí, es una extraña bifurcación que se sumerge en cada un@ de nosotr@s en algún momento dado pero que, en determinadas personas, se produce de un modo crónico y son conscientes de ello, que es peor.
ResponderEliminarReitero mi agradecimiento. Y nos vemos el próximo jueves como siempre.
Un abrazo fuerte.
La eterna lucha interior: el bien contra el mal, el mal contra el bien.....pero que seria lo uno sin lo otro, somos lo que somos nada mas, aunque a veces parece tan complicado.....Me gusto y mucho, besos.
ResponderEliminarMolí, seríamos planos, estúpidamente planos.
EliminarUn beso enorme y muchísimas gracias por pasarte por casa.
Hasta otro ratito. Besis.
Lo siento te he leído a cachos, el wifi se va y se viene.
ResponderEliminarMe hubiera gustado cogerle el hilo, pero escrito está perfectamente escrito, eso se nota hasta en una sola frase.
un beso.
No te apures por nada, Tracy. La mía a aveces va como Dios la quiere hacer entender.
EliminarAl menos te ha dejado entrar y dejar tu huella y eso me sirve igual, te lo aseguro.
Mil gracias por venir y por tus palabras.
Te veo el jueves. Hasta entonces, si no coincidimos, sé muy feliz.
Beso enorme.
Me parece un relato con mucha fuerza sobre la soledad y la responsabilidad del deber , sobre la lucha entre el bien y el mal....es extraño y muy poético...produce angustia...
ResponderEliminarTe felicito por haber mejorado la frase de Gladiator y haberla encajado en este magnífico relato.Muchas gracias por participar.
Un beso
Hola, Charo.
ResponderEliminarA mí más que angustia lo que me produce es una sensación de decir "qué pinto yo aquí, con este berenjenal", pero sí, tiene su punto trágico pero ya, ves, esperanzados como siempre. Y me agrada mucho que le veas esa fuerza, de verdad.
Mil gracias por tu propuesta. Me pareció muy original y creo que todos los textos lo han sido.
Nos vemos el jueves que vienes en una nueva aventura.
Un beso.
Me has hecho recordar el grabado número 43 "El sueño de la razón produce monstruos" de la serie de Los Caprichos de Goya. En esa eterna lucha entre el bien y el mal cuyos límites los marcamos cada uno de nosotros en función de las exigencias de nuestra personal conciencia.
ResponderEliminarUn relato con una enorme fuerza. Me ha encantado.
Un abrazo.
Pepe, la verdad es que me agrada esa conexión que haces con Goya, que es de mi tierra por otra parte, sobre todo, porque ni menos estaba en mi mente ese grabado. Supongo que me dejé llevar por lo que va aconteciendo a mi alrededor y lo que provoca en mí, muchas veces, circunstancias que nada tienen que ver conmigo y, en cambio, me veo envuelta en ellas como si me fuera la vida en ello.
ResponderEliminarMil gracias por tus palabras. Me ha encantado verte en esta (tu) casa.
Un beso enorme y hasta el próximo jueves.
A veces la improvisación es una buena estrategia para escribir. Este texto tiene una profundidad sin pulir. Con una o dos recisiones seguramente saldría un relato magnífico.
ResponderEliminarSaludos.
Seguramente, Ibso, tienes razón, pero las prisas no son buenas nunca aunque la estrategia sí. Mi problema es no saber abreviar y 350 palabras siempre se me quedan cortas para todo lo que quiero decir porque sabes que me gusta mucho recrearme en los detalles y meter en mis pies a quienes mi leen. Sí, podría salir un buen relato... Y una gran novela.
ResponderEliminarGracias por tus apreciaciones y un saludo. Hasta el jueves.
Disfruto con tu estilo al escribir, al describir, tu habilidad para sumergirnos en las contradicciones...
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Rosa. Mil gracias por tus palabras :-) En realidad me gusta sumergirme en esas ambigüedades y en esas cosas que parecen una y acaban siendo otras.
ResponderEliminarGracias, en serio, por describir así lo que hago.
Hasta el jueves.
Un beso.