Después de estar un rato observando, sin ver, a través de los cristales de la balconada, retrocedía sobre sus pasos yermos. Entre aquellas paredes de reino oscuro, la luz se tibiaba entre anticuadas cortinas, golpeando ahí donde se iba ajando el papel pintado. ¿Y qué importaba si tras aquellas infinitas esquinas él era el hombre jovial y animoso, que parecía ser fuerza y vitalidad...? Eso era lo que había tras la puerta, en el mundo no real.Y, seguramente, eso lo estaba matando. Solo él sabía qué había dentro de la máscara que los demás veían.
En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.
19 de enero de 2018
La Máscara de Poison...
Después de estar un rato observando, sin ver, a través de los cristales de la balconada, retrocedía sobre sus pasos yermos. Entre aquellas paredes de reino oscuro, la luz se tibiaba entre anticuadas cortinas, golpeando ahí donde se iba ajando el papel pintado. ¿Y qué importaba si tras aquellas infinitas esquinas él era el hombre jovial y animoso, que parecía ser fuerza y vitalidad...? Eso era lo que había tras la puerta, en el mundo no real.Y, seguramente, eso lo estaba matando. Solo él sabía qué había dentro de la máscara que los demás veían.
Ufffffff Mag...
ResponderEliminarEs verdad, todos llevamos una máscara... algunos para ocultar; otros para proteger, o eso podemos creer... pero también siempre, llega el momento de quitar la máscara y hacer frente a lo que somos, a quienes somos...
Extraordinario... como siempre. Besissssssssssssssssss hermosa.
Buffff, demasiada meláncolia para mi situación actual, jajaja.
ResponderEliminarLa soledad cuando se adentra, es el arma más letal que puede existir.
Un placer leerte, como siempre.
Besucos.
Toda una desolación descrita con un estilo inspirado y poético.
ResponderEliminarUn buen aporte a este jueves.
Besos.
No somos trasparentes, pero la mascara nos la ponen los demás con su imaginación y nos inventan poses que no hacemos, sentimientos que no conocen, crean su película, no se molestan en saber la verdad. Por eso cuando descubren la su mentira nos acusan de haber llevado una mascara, cuan falsos son. Ellos, no nosotros. Abrazos
ResponderEliminarLa soledad debe ser una de las máscaras más difíciles de disimular o maquillar, a veces tanto que se vuelve casi una misma piel. Un relato lleno de melancolía, de nostalgia.
ResponderEliminarBeso dulce Magda y dulce fin de semana.
Nunca me puse máscara me hace transpirar y el maquillaje se me corre
ResponderEliminarMe gusta todo al viento mostrando hasta lo que no tengo
saludos
Subyace la erótica de la máscara, el gusto arcano por el anonimato que a veces permite ser "mas tú"... sin embargo sentimos que esa mascara puede caer en cualquier momento. La sorpresa es que algunos lunes a pesar de serlo comienzan mejor que otros siempre que haya café de por medio y un guiño cómplice (ese que yo dedico “erre que erre” hasta que un día esa mascara se quiebre). Y se suele quebrar con las letras que llegan al alma. Un abrazo...
ResponderEliminarExcelente relato contado con palabras precisas. La soledad, enfermedad grave del siglo XXI, es una máscara que nos corroe por dentro hasta enfermarnos.
ResponderEliminarGracias por un relato tan bien contado.
Saludos
Rhodéa Blasón
Profundas palabras, Mag *__* Me imaginé a la perfección la escena mientras el protagonista realizaba esa introspección hacia sí mismo, esas motitas de polvo que describes, la cama, el libro... Tengo ganas de seguir leyéndote.
ResponderEliminar¡Besos!
Esa máscara cargamos todos los mortales con ella, con más o menos garbo, pero ahí está-
ResponderEliminarAgradecida infinitamente por vuestra presencia en esta Casa aunque ande un poco perdida por estos mundos de Dios, un poco a mi libre albedrío.
ResponderEliminarMillones de gracias por la impronta de vuestras palabras, por la veracidad de vuestras intenciones... sin máscara y si la hay, estoy convencida de que no es excusa. No se puede mostrar todo y quien diga que va desnudo por la vida pues me permito el beneficio de la duda. La máscara no es cubrirse el rostro... es algo más profundo, a veces es algo completamente necesario. Vendría a ser algo así como:
"Elegir entre el bien y el más es fácil. Lo complicado es elegir entre el mal qué es menos mal."
Besos enormes y abrazos fuertes.
A mí también me entraban ganas, en un tiempo anterior a este despertar florido que ahora siento, de agarrar mi tarrito poison (en mi caso sería el veneno de los chunguitos, por aquello de: dame veneno que quiero morir, dame veneeeeenoooo, no soy yo tan fino como para el vocablo poison) e irme zumbando al otro barrio.
ResponderEliminarCuando te me pones, te me pones, carajo, que divina, regia que has estado hoy con este texto que habla de algo que a mí me ha costado horrores entender, la soledad. Todos estamos solos cariño, así como también todos llevamos máscaras para integrarnos y que nos quieran mejor y así, engañarnos creyendo que no somos ni estamos tan solos en esta puta vida.
La vida es un carnaval.
Agua!!!!
Qué lindo lo de hoy.
Besaco grande.