En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

5 de marzo de 2020

Mâher, el Cid...

Un Jueves, Un Relato
Personajes fuera de su ubicación original


Despertaba bajo la tenue del amanecer. Un cielo invadido de estrellas se tornaba tornasolado de arreboles ante la espesura de su mirada. Un poco de leche de camella, unos dátiles y un té cargado eran sus primeros bocados antes de empezar su tarea: Entrenar con los hombres en el arte de la lucha.

Se había unido a un grupo de guerreros imuhars cabalgando bajo el impertérrito sol de aṣ-Ṣaḥrā. Ello le había permitido dormir resguardado en la comodidad de una haima y disfrutar de la salvaguarda del imajaghan.
Se encontraba a gusto entre ellos. Disfrutaba de sus charlas y aprendía estrategias. Él les hablaba de sus luchas, de sus conquistas, de haber estado bajo la tutela y al servicio de un rey árabe del que aprendió costumbres e idioma antes de decidir partir hacia África y adentrarse en la aventura de encontrarse a sí mismo.

Alguien lo había llamado Ghiyah, el que protege y socorre a quién necesita.
Aquella atardecida, Ayur se encontraba con su pequeño rebaño de cabras a la orilla de aquel vergel a la sombra de un pequeño poblado. Un par de jóvenes ociosos se fijaron en ella, acosándola y haciendo que su ganado se desperdigará.  Montado en su Babieca —que también empezaba a asimilar que los días eran como las sofocantes e irritantes jornadas de pleno estío en plena batalla; y las noches, como las largas oscuridades de invierno en Castilla o en las altas tierras de las taifas— llegó Rodrigo a socorrer a la joven que, agradecida, quiso que su padre le conociera y así reconocerle el gesto.

Otros, Ayham, el hombre valiente y con coraje. Así lo nombraron después de presentar batalla ante un grupo de asaltantes que violentaba a una reducida recua de comerciantes que se viajaba hacia el este. No dudó en desviarse de su camino hasta dejarla a salvo.

Había pasado demasiado tiempo desde que abandonara por primera y última vez la taifa de Saragusta. Ya nadie le llamaba por su nombre. Rodrigo quedaba como el resquicio de un recuerdo que se apagaba del mismo modo que se caían las arenas del desierto entre sus dedos.
Ya no era el adalid de su mesnada. Ahora era un imuhar. Un guerrero azul. Y como tal era aceptado en la tribu. Su nombre Mâher el experimentado, el Cid.*

Tuaregs = Imuhars
La palabra cid (hombre fuerte y valeroso) viene del árabe سيد (sayyid = señor). 
Puede darse también como sid o sidi.

Este es mi aporte para la convocatoria que hace Dorotea desde su blog "Lazos y Raíces" donde ya sabéis que podéis ver otras ideas acerca de esta curiosa propuesta donde un personaje conocido es sacado fuera de su contexto.


28 comentarios:

  1. Al mismísimo Cid le hubiera encantado habitar en en ese contexto tan particular, hasta con dama a la que proteger. Has hecho un trabajo genial, te llevas a un personaje fuera de su lugar pero no lejos de su idiosincrasia. Abrazucos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Ester. La verdad es que me he sentido cómoda escribiéndolo y tengo la sensación de que a él no le hubiera disgustado sentirse ahí.
      Un besomuy grande.

      Eliminar
  2. Pues ese Cid campeador sigue campando a su antojo, parece ser. Muy buena la entrada, con ese escenario desértico, y más de agradecer los datos que ofreces sobre los nombres.

    Un abrazo y por un jueves con historias, mezclas o solitas, que nos hagan sonreír y pensar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre me ha gustado lo moruno. Debe ser que corre por la sangre después de todo. Y, aunque no se trataba de hacer una tesis sobre los nombres, he sentido vocación por saber los orígenes así que me han venido como anillo al dedo para la historia.
      Muchísimas gracias por tus palabras, Albada.
      Un beso muy gordo.

      Eliminar
  3. Amiga, hemos coincidido en personaje pero no en lugar ajjaaj, vamos que le estamos dando un buen paseo por el mundo a este gran personaje .
    Me ha gustado mucho donde te lo has llevado y lo bien que lo has explicado , gracias por ello .Un fuerte abrazo y sigamos imaginando secuencias donde poder dejarle descansar ..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Sí! jajajaja
      Lo he y me ha hecho ilusión. Además, hemos coincidido mucho. Yo a pleno sol por esos mundo de arena y tú sin ella, a pleno pulmón por las estrellas. Ha sido una bonita coincidencia.
      Mil gracias, Campi.
      Un beso enorme.

      Eliminar
  4. Los tuareg son una comunidad que siempre me gustó y llamó mi atención desde niña. Mi querida Mag... Con esta historia no solo has inmortalizado a nuestro Cid... También a esos
    Hombres azules del desierto.
    Me he encantado, lo he visualizado como si estuviera allí.

    Mil besitos con todo mi cariño y feliz día ❤️

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mi también, mucho y siempre, Auro. Incluso tengo un poema por ahí de una mujer azul del desierto. Muy bonito, creo. La cultura árabe es muy rica y de hecho, pues tenemos mucho de ella, por suerte.
      Un placer que te haya encantado.
      Un beso muy grande.

      Eliminar
  5. Pobre Rodrigo de Vivar, del Norte de España al Levante y de ahí lo ha mandado al desierto lejos de su corderos lechales y vino .
    Me ha recordado un poco a Lawrence de Arabia
    Muy chulo y chula
    besos
    S

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ahí también hay corderos, Siciality :-) y bueno, a falta de vino habrá otras cosas.
      Podría ser por el desierto y por los guerreros pero yo me he ido a los tuaregs, que me encantan:-)
      Gracias por tus palabras y un beso.

      Eliminar
  6. Por lo menos, Rodrigo no usaría en el calor del Desierto su armadura, supongo.
    No quisiera ni imaginarme lo que seria hervir dentro de ella.

    Me encantó tu relato y toda la ambientación de que lo dotas.
    Donde quiera que esté, el Cid, siempre es el Cid Campeador.

    Besos, Mag

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La primera imagen que me vino precisamente esa pero no, yo lo veo, todo vestidito de azul :-9) con su impronta sobre las arenas del desierto.
      Siempre he pensado en cómo podían soportar aquel calor bajo las armaduras o aquel frío medio desnudos.
      Un beso enorme, Myr, y mil gracias siempre

      Eliminar
  7. Casi parece un personaje habituado a ese contexto en que lo pones, quiero decir que no resulta ajeno al paisaje que lo trasladas. Un muy buen relato, y una mirada distinta al Cid Campeador.

    Beso dulce Mi Estimada Magda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bien sabes, Mi Estimado Dulce, que el desierto y todo lo que envuelve todo eso es como una marca en mi alma y me siento muy a gusto describiendo esas cosas. La Edad Media también es algo que me agrada. En este caso se ha juntado el hambre con las ganas de comer y ha sido un placer.
      Muchísimas gracias.
      Un beso, Mi Estimado Dulce.

      Eliminar
  8. Siguiendo sus pasos también yo ha viajado por el desierto y me han dado otro nombre en cada oasis que visité. Qué interesante es tu narración! Gracias por participar y un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Empieza a ser muy conocido este hombre :-)
      Muchas gracias por tus palabras, Dorotea, y ha sido un placer poder participar.
      Un beso.

      Eliminar
  9. Me ha encantado la ambientación que has dado a tu relato, he de decirte que soy una enamorada de los Tuareg y todo lo relacionado con su mundo. En tu relato le has colado de rondón nada más y nada menos que al Cid y lo curioso es que parece cómodo.
    Eres una genia.

    ResponderEliminar
  10. Bueno, mira, Tracy, me satisface hacerte ese guiño.
    Me da que se siente cómodo porque me siento yo cómoda. ¡No sabes el arte que tengo yo para manejar la kabila! Es broma.
    Un placer, sin duda alguna.
    Muchísimas gracias por acercarte y dejar tu presencia.
    Un beso enorme.

    ResponderEliminar
  11. Un erudito aporte nos has regalado Mag, exquisitamente bordado com tus palabras. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Moni. Un viaje más que hemos realizado en compañía, disfrutando de las letras.
      Un beso enorme.

      Eliminar
  12. Muy chulo el relato. Me encanta cómo manejas el vocabulario relacionado con lo árabe...

    Un beso aprendiz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Eva. Un placer tenerte por estos lares.
      Siempre me he sentido muy cómoda con mi alma moruna. Igual es por eso.
      Un beso enorme :-) Feliz tarde.

      Eliminar
  13. Parece que se adaptó muy bien tu Cid al desierto.

    Bss.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como si hubiera estado toda la vida.
      Un besito y gracias por venir.

      Eliminar
  14. (Me voy poniendo al día...)
    Wow, me encantó tu relato. Siempre me ha dado la impresión de que sabes muchísimo de Historia, Mag, y en particular del mundo árabe. ¡Es una preciosidad poder aprender pequeños detalles gracias a ti!
    Conozco bien Saragusta ;)
    Un besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Agradezco tu presencia y tus palabras. Las he leído todas pero no te agobies. Ya te he dicho que no es preciso llegar a todo. A mí me pasa pero, en serio, agradecida de corazón.
      No creas que sé tanto pero disimulo bien. De lo árabe sí, de eso controlo algo más. En su día hasta estudié árabe. Ahora solo sé cuatro cosas y tres meto la pata pero de sus tradiciones ancestrales, peco de vanidad pero es real, incluso sé cosas que muchos de ellos no saben.
      Bueno, que me lío sola.
      ¿Conoces bien Saragusta? No me digas que eres saragustiense :-) :-)
      Un beso muy grande.

      Eliminar
    2. Si es real, no es vanidad, sino honestidad ;)
      Me alegro de que sepas tanto; vuelvo a decírtelo, transmites mucha sabiduría en tus textos.
      Sí, lo soy :3
      Un besazo

      Eliminar
    3. Me encanta :-) Somos paisanas. Yo para el norte.
      Un beso muy grande :-)

      Eliminar

Sueña porque soñar es vivir y vivir es sentir...