En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.
Es verdad, el encierro quita las ganas de deshojar margaritas...
ResponderEliminarMe ha hecho gracia esa expresión de esperar al sol como los caracoles :) Creo que la voy a recordar en más de un atardecer.
Bss
Hola, Sylvia. Es que los caracoles salen mucho por las noches en los días de lluvia. Por eso me fui por ahí :-)
EliminarMuchísimas gracias.
Un beso grande.
Un encierro que al menos las miradas hablaban aunque mucho tiempo uno se cansa y no se sabe como obrar. Esos caracoles al sol, una buena metáfora para pensar.Abrazos y muy feliz noche.
ResponderEliminarCuando ya no pones alicientes ni ánimos a las cosas o a tu vida, todo empieza a entrar en una espiral que acaba por engullirte.
EliminarLos caracoles tienen su miga :-)
Un beso grande, Campi.
El encierro quita hasta la sed de descubrir cosas nuevas. Tu escrito logra transmitir ese camino tramposo de quien se mata buscando preservarse. Muy bueno. muchas gracias por sumarte Mag. Siempre es grato leerte. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Moni. Es como dices, ese ahastío, esa desgana, acaba hasta con el sol más brillante o, en realidad, con los ojos con los que miramos.
EliminarMuchas gracias a ti por la oportunidad.
Un beso muy grande.
Es resignación, una cruel resignación. Nos dejas cabizbajos y pensativos. Abrazucos
ResponderEliminarEsa es la palabra: Resignación.
EliminarConformarse no está mal pero en ocasiones hay que darle un impulso y vida.
Gracias enormes.
Un beso enorme.
Has plasmado muy bien esa angustia disimulada de la cotidianeidad cuando la rutina se vuelve un poco de aceptación y otro poco de molestia.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Angustia y de desidia, Mi Estimado Dulce. Acostumbrarse a un ritmo cansino, rutinario de cada día donde llega un punto en el que uno se rinde, aunque sea un instante.
EliminarUn beso enorme.
Feliz sábado.
Precioso texto, casi poético. Esos náufragos en su isla a medida, esperan que el mundo a su alrededor sea más amable. Esperando, entre sus latidos, que la noche les alivie, como los caracoles.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Hola, Albada.
EliminarEn ocasiones ponemos demasiado en la esperanza y esta no puede actuar sola si no le damos algún aliciente o un pequeño empujón. El sentirnos presos de algo que no siempre podemos controlar, nos lleva a ser esos caracoles que esperan la lluvia.
Un beso muy grande y mil gracias.
"Nos sepultamos a la luz". Qué metáfora mas original, Mag.
ResponderEliminarMuy bella prosa.
Besos enormes.
Bien entendida es muy interesante :-)
EliminarMuchas gracias por pasarte y dejar tu comentario.
Un beso.
El amor, la convivencia, necesita de sorpresas, margaritas recién cortadas, nuevos estímulos...
ResponderEliminarUna prosa para reflexionar.
Enhorabuena...Besos y feliz fin de semana.����
Sí, llevas toda la razón pero en esta época hemos pasado de la actividad exagerada, como si no hubiera mañana, a un hastío de fina línea con la resignación.
EliminarPero siempre llueve, siempre sale el sol y siempre crecen margaritas.
Gracias por pasarte, Berta.
Un beso grande.
Genial e ingenioso relato sobre ese síndrome el cual yo no conocía, pero ahora ya se de que trata y tu relato plasma bien ese sentir que debe ser algo aterrador para quien lo padece.
ResponderEliminarUn abrazo con mucho cariño amiga Mag, que sepas que te tengo presente y siempre deseo lo mejor para ti.
Hola, Jorge, es como sentirse preso en el propio espacio. Los pensamientos se dispersan, las ganas se van, entra la rutina, la monotonía, la desidia... el dejarse siendo, al tiempo, conscientes de ello pero que parece que nos falta esa fuerza para apartar las telarañas.
EliminarUn beso muy grande.
Cuídate mucho. Sé feliz.
Desolador ambiente, de esa pareja encerrada, que ha perdido el deseo de intimidad, dejando solo letanías y melancolía.
ResponderEliminarInspirado relato.
Besos.
Hola, Demi, muchas gracias por venir y dejarme tus palabras.
EliminarEs que ya no es falta de amor, es esa sensación apesadumbrada que parece decirnos que ya lo hemos hecho todo, cuando queda tanto pendiente todavía pero el peso de las paredes puede ser enorme.
Un beso muy grande.
Un aporte lleno de realidad.
ResponderEliminarLeyendo los relatos me doy cuenta delo que nos ha enriquecido, al menos a mí este encierro lo que nos debe facilitar la salida para huir del Síndrome de la Cabaña.
Me gustó. Me hizo reflexionar.
Un montónazo de besos
Hola, Tracy.
EliminarHemos ganado mucho y perdido demasiado pero hay que sacar lo positivo de todo esto. Para mí ha sido algo tranquilo. No me ha pesado ni me he sentido extraña en mi casa. En realidad, no ha cambiado un ápice mi rutina.
Un beso muy grande y un abrazo inmenso.
haces poesia hasta de las situaciones mas prosaicas. has transmitido muy bien esa languidez de esperar a ver si pasa algo y si no pasa , tampoco me importa mucho.
ResponderEliminarbessooosss Mag
Y tú lo has resumido extraordinariamente, Gabi.
EliminarMuchísimas gracias por pasarte y te dejo un montón de besos y sonrisas.
La apatía se apodera de nosotros al caer en el cautiverio de la rutina (que no necesita de confinamiento para dejarse ver).
ResponderEliminarMe sacó esTa reflexión tu relato.
Bss.
Ciertamente, Mar, solo que, igual que se aguizgad en ingenio para salir, se instala la desidia para detener.
EliminarReflexión perfecta :-9
Un beso enorme y mil gracias.
Me solapo a tus palabras asintiendo en cada frase que leo. Cierto.
ResponderEliminarNo he podido comentar mucho he tenido avería en la red.
Un placer leerte Mag.
Beso
Hola, Charly. No debes excusarte. No es preciso. Además, soy yo el mayor ejemplo de que hay cosas que nos impiden estar, no por desinterés, sino porque no podemos controlar lo que nos rodea y nos vemos inmersos en la vida que hemos de cumplir.
EliminarAsí que tranquilo, estamos cuando podemos más que cuando deseamos. Yo te sé y eso me es suficiente.
Un beso muy grande.
"...esperando a que se ponga el sol como los caracoles."
ResponderEliminarPues esperaremos así, ahora que no hay toque de queda ;)
Un besazo enorme, Mag
No puedo menos que sonreírme. Es verdad, hay toque de queda pero si somos caracoles tampoco nos vendrán a coger para cocinarnos :-9
EliminarUn beso muy grande y gracias mil.
Hola guapa , pues aquí estaremos a la espera de que salga el tan ansiado sol
ResponderEliminarcomo los caracoles , te deseo una feliz tarde besos de flor.
Muy bonito tu relato amiga mía. ;)
El sol está ahí, esperándonos, solo que en ocasiones miramos para otro lado :-9
EliminarUn beso grande.
Gracias :-9 :-)
Estragos de la monotonía... La pareja es como una planta, por muy consolidada que esté si se abandona muere.
ResponderEliminarUn saludo.
Y si la riegas demasiado, se ahoga.
EliminarHay que hallar un equilibrio, ¿no te parece?
Un beso.
Hola Mag,
ResponderEliminarHabría jurado que ya comente en esta entrada.
Te decía que me encanta el texto, cargado de nostalgia, si, por ese encierro, escondidos tras muros de hastío y sombrío.
Un abrazo
Eso que te acaba de ocurrir a ti me pasa a mí cada dos por tres :-) ¡Bienvenida al club!
EliminarMuchísimas gracias por pasarte y dejarme siempre tu sonrisa.
Un beso muy grande.