Un Jueves, Un RelatoNoche de ánimas
Hacía tiempo que el silencio reinaba en aquella casa. Las noches eran eternas, oscuras, pesadas. Los días menos largos, enquistados en recuerdos. La tradición decía que había que apartarse de los caminos. Que las ventanas había que cerrarlas. Que los rezos debían durar hasta la primera luz del alba. Que las almas vagantes debían seguir otro camino, lejos de ahí.
Mi abuela me hacía el signo de la cruz en la frente y sobre la boca. Me arropaba y se aseguraba de que la ventana estuviera bien cerrada. Se sentaba a los pies de la cama hasta que me dormía. Luego, la noche y sus misterios reinaban en mi ausencia.
Recuerdo que ella dejaba judías blancas a remojo sobre la mesa de la cocina. A mí abuela no le gustaba aquella noche. No le gustaban sus pasos. Encendíamos un candil y, al caer la tarde, salíamos al camino a dejarlo prendido. Después, la puerta se cerraba y se sellaba la cerradura.
Mi abuelo había fallecido una noche como aquella, sin misa y sin rosario. Recuerdo nuestro encuentro unas horas antes... Y su sonrisa dibujada en una boca sin dientes, y la caricia de unas manos huesudas y cereñas. Su mirada, perdiendo el brillo de la vida, se clavó en la mía y un susurro brotó de su garganta. Sé que un profundo sentir me embriagó.
Nunca dije a nadie qué me había dicho el abuelo. Pensé que era un secreto entre nosotros y tampoco entendí porqué mi abuela se empeñaba en guisar judías ese día.
A la mañana siguiente, al ir a la cocina a desayunar, veía varias judías fuera de la cazuela donde mi abuela las había dejado. Yo, dentro de mi inocencia, las contaba y las tiraba a la basura. Curiosamente, mi abuela, que nunca iba a misa, iba tantas veces como judías había contado.
Han pasado muchos años. Mi abuela ya no está pero cada noche como esta he seguido encontrando judías fuera de la cazuela. Esta mañana no he encontrado ninguna y las calabazas lucen en el jardín como en un festival.
Este es mi aporte a la convocatoria juevera de esta semana. Picando en la imagen, iréis tanto a ella como al listado de participantes.
Qué bonita historia. Tiene la magia de lo sobrenatural y la ternura de los que ya no están y se echan de menos.
ResponderEliminarAbrazos.
Algo así, Noelia.
EliminarMil gracias por tus palabras y visita.
Que las buenas almas te acompañen.
Un beso.
Hola, Mag:
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato evocativo. Me ha transmitido mucha inocencia, sensación reforzada por ese final mágico. Creo que es muy acertado el contraste que vas estableciendo entre lo mundano y lo espiritual, entre lo pagano y lo cristiano, ya que marca una cadencia que acompasa la lectura del texto.
La simbología funeraria de las judías / habas (aquí “fabes”) hunde sus raíces en el tiempo. Y esas raíces dan frutos fértiles como tu relato.
Un abrazo, Mag.
Me azoras, Nino. Mil gracias por tan bella dedicatoria. En estas cosas siempre hay una mistura entre lo real, lo imaginado, lo costumbrista y místico y lo pagano.
EliminarLas judías es el vínculo entre los vivos y los que se fueron pero no pueden hacerlo del todo.
Un beso.
Me ha encantado. Una historia que rezuma ternura y misterio; y el ingrediente de ese último secreto confesado… con el que elucubrar y sentirse en su piel…
ResponderEliminarMuy bueno, preciosa.
Leerte, siempre es un viaje de profundos sentires…
Abrazos y cariños enormes 💙
Qué bonito lo que dices, Gin. Para mí es el placer por poder contar contigo.
EliminarLa historia es de recogimiento aunque algo ha cambiado al final.
Muchísimas gracias por tu visita.
Un abrazo inmenso y un beso con cariño.
Quizás que ya descansa?. Intuyo que todo se relaciona a ese susurro.
ResponderEliminarUn relato místico y hermano, exquisitas letras.
Beso enorme, amiga
O más bien que se ha cumplido su cuenta pendiente o, más bien, la de los vivos. Y puede que el secreto sea ese... O no.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, amiga.
Un beso grande 😚
Qué misterioso que esa noche ya no haya judías fuera de la cazuela... Qué intrigantes las palabras secretas del abuelo... Sin duda, es un relato digno de la Noche de las Ánimas *///*
ResponderEliminarEspero que pases muy buenos días, Mag.
Gracias por anfitrionar <3 Todo un placer haber participado en tu convocatoria.
Un besazo enorme
Gracias a ti por participar. Lo de las judías se hace por nuestra tierra aunque quien dice judías, dice garbanzos o lentejas.
EliminarPasa también un buen puente, Dafne.
Un besazo enorme 😘
He buscado por Internet esa tradición de las habas y por fin entiendo el misterio.
ResponderEliminarÁhora no me digas que es algo basado ni remotamente en hechos reales. Si es así, perdona de antemano. PERO Si no es así, creo que el paralelismo que tu subconsciente( o consciente) te ha querido transmitir, es que lo antiguo ha de dar paso a lo nuevo, y lo que la calabaza simboliza es que ya tienes ordenador nuevo, pero de otra marca. Si hubieras puesto manzanas estaría demasiado claro.
Besoss multi y abrazos más. Y gracias por atendernos en esta aterradora convocatoria
Es una tradición real, sí, y la historia es medio real. Hay una parte que es muy de mi infancia. Lo de las judías tiene su mensaje sigo ya, definitivamente, sin ordenador hasta que venga la solución. De momento, me manejo con el móvil pero escribir una entrada y cuadrar imagen, me vuelve loca. Los dedos y las casillas son incompatibles.
EliminarGracias a ti por tu comentario y siempre buen humor. Sabes que me encanta.
Un beso enorme 😘😘
Que buena historia nos has dejado para una noche ya muy próxima, mañana pondré judías blancas en remojo y si por la mañana encuentro fuera alguna será misterio o magia , o tal vez casualidad, pero desde luego no me quedo sin saberlo . Gracias Mag, hemos tenido unos relatos de verdadero miedo y otros nos han enseñado tradiciones, en fin que chapo una vez más. Hasta la próxima . Un besuco grande y feliz día de los Santos.
ResponderEliminarSi hay judías fuera es que alguien te reclama algo, Campi.
EliminarUn beso enorme y mil gracias por pasarte.
Me disculpo por la tardanza y la parquedad de mi comentario.
Conmovedor relato: dulce, tierno, rítmico, en el que confluyen e intersectan los planos entre esta vida y la otra. Beso enorme.
ResponderEliminarAh, y Te felicito por haber podido escribir y publicar algo tan bello desde el móvil. Otro beso.
ResponderEliminarNo llevo esto del móvil nada bien. Es desesperante y mi ordenador no tiene solución, así que paciencia. A ver cómo me lo monto para este domingo 😃
EliminarMil gracias, Myr, y un abrazo lleno de cariño.
Me ha encantado, mi querida amiga. En casa se encendía mariposas de aceite, mi abuela me contaba historias, que en mi inocencia creía a pies juntillas. has bordado de manera maravillosa todo el conjunto, me he recreado en cada escena y escenario. Te felicito, preciosa. Espero que lo del ordenador se subsane pronto :)
ResponderEliminarMil besitos con mi cariño enterito y muy feliz semana ♥
Hola, mi querida Auro.
EliminarEl ordenador no tiene solución. Tendré que ser paciente cómo digo, al menos de momento. Y ya veremos por dónde sale el sol 😊😊
Millones de gracias y no sabes cómo me alegra que te hays recreado en la historia.
Besos enormes y un abrazo lleno de mi cariño.
vaya! mi abuela materna también cogía mi mano y me hacía las tres cruces (en la frente, en la boca y en el pecho), diciendo eso de "por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos líbranos...".
ResponderEliminarsí, al echar alubias (o garbanzos) a remojar, siempre alguna rebota y cae fuera. contar las que han caído fuera es fácil porque son pocas, pero contar todas las que has echado en el cuenco es inviable, lo sé porque alguna vez intenté hacer algo de ese estilo para un cálculo de masa y volumen... cosas mías. ^_^
un bonito relato, y seguro que la abuela tenía sus buenas razones...
besos!!
Yo, en tus cálculos ya no me meto que me pierdo. El hecho de las legumbres fuera de tiesto tiene su misterio. Siempre puedes hacer un intento.
EliminarMuchas gracias, Chema, por pasarte y perdón por la demora en responder.
Un beso muy grande.
Los ritos familiares se hace tradición, es también como una forma de prolongar esa presencia que ya no está físicamente, así veo tu relato.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda y dulce semana.
Las tradiciones siempre tienen un vínculo con nuestra idiosincrasia. Algunas deben cuidarse para que no se pierdan.
EliminarMil gracias por tus palabras.
Un beso enorme, Mi Estimado Dulce 💋
Una historia preciosa. Cuando eche judias a mojo, me acordaré de las que encuentras fuera de la cazuela. Saludos
ResponderEliminarSerá todo un misterio, una respuesta pendiente, Mascab.
EliminarUn beso enorme y sé feliz.
hola, he recordado y revivido sensaciones en esta lluviosa mañana que moja mis cabellos de duro recorrido. Que gran relato. Que gran misterio.
ResponderEliminarMuchos besoss
Más besos para ti, don Dumas, y un placer tenerte por aquí.
EliminarEl misterio siempre tiene su punto 😸