Hechicera había salido rauda de su cabaña.
Tomó su montura, tan negra como la noche que los envolvía, y a galope se
adentró en el bosque, seguida de cerca por su fiel Lobo, iluminados todos por la
sombra de una luna en pleno eclipse.
Lo encontró ahí, donde su imagen se le había representado, en aquel meandro del río, entre
aquellas piedras. El hombre tenía una brecha en la sien derecha por la que
manaba un hilillo de sangre. Su pulso era débil. Estaba inconsciente y
amoratado. El frío se le había calado hasta los huesos, hasta la mismísima
alma.
Ayudándose del caballo, lo retiró del
agua.
Metió en su boca un par de bayas secas.
Pronto tomó cierto color aquel cuerpo que refugió en el suyo. Ella le pasó su
calor. Él le pasó parte de su muerte.
Atarantado logró subir al animal. Y se dejó
caer sobre él. La Hechicera lo cubrió con una manta y montó a Oscuridad,
regresando a la cabaña lo más rápido posible.
Cuando el hombre despertó todo era confuso para él.
Su cuerpo desnudo recibía el calor del
fuego a su espalda. En su pecho, bajo aquellas mantas y aquellas pieles,
el cuerpo de aquella mujer que ignoraba lo hubiera salvado. Era el ser más
bello que había visto. Aquella melena rizada, cubriendo su desnudez; aquella
piel blanca contrastando con ese color aceitunado de la suya. Eran como un
eclipse, como el de aquella noche.
Mil preguntas venían a su difusa mente.
Le invadió un profundo aroma. Este lo envolvía
todo. Supuso que provenía de aquellas matas de hierbas que colgaban del techo
de la humilde choza o del guiso apartado del fuego.
Su ropa pendía de una rama de punta a
punta de aquella estancia única. Un candil de aceite estaba sobre la mesa…, cuatro
taburetes… un camastro vacío. Toda la humildad de la estancia se conjugaba con
la belleza de aquella mujer que reposaba sobre su pecho, entre sus brazos,
dándole su calor, dándole vida.
Cerró los ojos al sentirla mover. Permaneció
quieto. Se prendó de aquella desnudez femenina antes de ser cubierta por
el sayón, sobre el que cayó la cascada de ondulaciones negras que llegaba hasta
el final de la espalda.
- Se que estáis despierto –mencionó ella.
Su voz le pareció angelical. Si estaba
soñando no quería despertar. Si estaba muerto, no quería volver a la vida.
Soltó mil preguntas.
- Cuestionáis demasiado… -Y le contó lo
acaecido en esas dos jornadas. Vio la sorpresa reflejada en el rostro
masculino.
- No recuerdo nada de eso, aunque sí
recuerdo haber estado casi todo el día andando. Niebla. Nieve. Lluvia... Viento… Luego me sorprendió el granizo justo cuando
iba a cruzar el río… No recuerdo más… -Hizo una pausa mientras se cubría con la
manta para sentarse. Apretó los dientes y contuvo la respiración. Estaba
entumecido y dolorido. De pronto, sintió calor y se descubrió un poco. Ella no
se azoró.- ¿Sois, acaso, una bruja?
- Bruja, hechicera, maga, adivina,
curandera…, loca… Me llaman de mil maneras pero los del pueblo y redoladas
acuden a mí para pedir hierbas y curar sus males o los de sus animales…
- Seáis lo que seáis para mí sois lo mejor
que me ha pasado desde hace tiempo. Solo puedo agradecer humildemente vuestra
ayuda. Tuve que sacrificar a mi caballo –mencionó con pesadumbre, ignorando que la cena de esa noche sería una pieza de su animal que la Hechicera había robado a los lobos, pero era lo que él precisaba después de tanta pérdida de sangre-. Fui un incauto al pensar que podría cruzar el río... Y, ahora, gracias a vos, estoy aquí y vivo.
- Tendréis que quedaros unos días más. He tenido
que lavar vuestras ropas y no se han secado. Lamentablemente, no tengo otras para vos. Tan solo unas medias de lana que abriguen vuestros pies y un apaño que os he hecho con una tela... –aseguró
mientras echaba condimentos a la sopa-. Además, necesitáis tiempo para reponeros. Tenéis un par de costillas rotas. Estáis
débil y mis hierbas no lo hacen todo. ¿Sentís frío? –preguntó viéndolo
temblequear y volver a abrigarse.
-Sí… Estoy aturdido...
Hechicera se acercó a él. Abrió la manta y
se sentó a horcajadas sobre las piernas masculinas, pegando sus caderas a las
de él, rodeándolo con sus brazos, aferrándolo a su cuerpo. Parecía ser algo tan
natural, que él correspondió a ese abrazo, cerrando la manta sobre la espalda de
Luna. El aliento de ella le quemaba, su piel era un imán; su respiración una
especie de hechizo… No sabía su nombre pero se asió a ella como si le fuera la
vida en ello. A veces, hasta ella olvidaba cómo se llamaba.
Sintió que su masculinidad se enervaba
pero la Hechicera no se movía de su sitio. Al contrario, se enganchaba más a
él. Separó su rostro del cuello y buscó la mirada femenina para perderse en
ella. La mujer se vio reflejada en la del hombre, tan inmensamente gris como el
día que había muerto.
- He habéis hechizado… -dijo justo antes
de besarla sin ningún pudor.
- Vuestro nombre... -entonó Hechicera.
- Noche... ¿El vuestro?
- Luna...
Y volvió a besarla para empezar a amarla ya que no hay Noche sin Luna... ni Luna sin Noche, pues de día solo es un reflejo...
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Esta
semana es Demiurgo quien nos convoca, como si fuera un hechicero, a perdernos
en un mundo mágico, curioso, irreal... De todos los temas propuestos, me quedo con el elegido, es
el más místico de todos. Espero haberos hechizado tanto como para no daros cuenta de cuán largo es el texto.
Os
invito a pasaros por su blog, “El Demiurgo de Hurlingham”,
donde hallaréis mil y una historias de vuestro agradado, así como, una forma
de conocer a los demás participantes en este reto de los jueves.
Y creo que esa es la definición de bruja, una mujer que cura con hierbas. Incluso podían ser atractivas y enamorarse. Esta opción la incluí a último momento. Me gusta haberlo hecho, con la sensualidad que le pusiste al relato. Lo hechizó sin magia, o sí, con su magia de mujer.
ResponderEliminarQue bien haber llegado a la trastienda del pecado, con mi jueves.
Besos.
Hablamos de brujas y suele venir a la mente la idea de alguien que se sirve de pócimas, tal vez de engaños, alguien de feo físico... pero, en el fondo, bruja, hechicera... no implica maldad siempre. Es sabiduría, en estar para los demás, beneficiar, sanar, aconsejar...
EliminarMe agradada cumplir y sí, ella es magia en sí misma..., y él la ha sabido ver. Como digo, la noche necesita a la luna y viceversa.
Felicidades, en serio, por haber creado este capítulo. Te leo.
Un beso enorme.
El relato te hechiza sin que puedas dejar de leerlo hasta el final. Muy seductor.
ResponderEliminarUn saludo.
Me agrada, Pikxi, que así lo veas, pues ya sabes que yo necesito crear atmósfera para que os embebáis de ella y podáis ver cada escena.
EliminarLa historia requería extensión. Me he pasado mucho y, aún así, se nota que corro, que voy con prisa... como el caballo.
Un beso grande y mil gracias de nuevo por venir a leerme.
Un relato que hechiza ya nada más leerlo, Mag, es precioso, envuelto en magia y hechizo, como tú muy bien sabes transmitir, un placer leerte.
ResponderEliminarTe felicito por tu relato.
Un besazo.
Muchísimas gracias, Marieta. Sabía que podría gustarte este relato. Ya sabes, bien me conoces, magia, misterio, misticismo, amor...
EliminarUn beso muy grande y luego te leo.
Mil gracias por venir.
Ciertamente la Luna es una hechicera con cuerpo de mujer muchas veces. Buen relato, el hechizo movió algunas letras en la segunda imagen :)
ResponderEliminarBesos dulces.
La luna es la mejor cómplice, amante fiel, callada, llena de grandes secretos y con un gran poder.
EliminarY tanto me he hechizado que no veo lo de las letras :-)
Tú, como buen vampiro, cuídalas, a la noche y a la luna.
Un beso enorme y mil gracias por pasarte.
Al costado derecho de la segunda imagen pegadas al borde o quisiste hacerlo así?
EliminarNo sé si es hechizo lo que envuelve a tu relato, puedo asegurarte que mientras iba leyendo más me adentraba en la choza llegándoles a escuchar a viva voz. El final Mr es... permíteme que exagere...apoteósico!!!
ResponderEliminarMil besitos, preciosa y feliz jueves.
Sí que exageras sí pero me alegra tanto que te guste, de verdad, porque viniendo de ti que escribes de esa manera es para mí un gran halago.
EliminarYo viví la historia así que te puedo decir lo que se palpaba en el ambiente y te aseguro que era algo increíble...
Un beso enorme y mil gracias siempre.
Estupendo relato donde el erotismo brilla como la luz de la luna en esa noche!!
ResponderEliminarUn abrazo
El erotismo, la ternura, un paz que lo ambienta todo, serenidad... Así lo veo yo.
EliminarGracias por pasarte y mil gracias más por tus palabras.
Un beso grande.
Uffffffffff... sabes que tus historias siempre me hacen soplar y suspirar...
ResponderEliminarElla es la Hechizera de su alma... Él su sueño y su destino...
Él es su Noche... Ella su Luna...
No me gustó, lo siguiente y lo siguiente aún ...un super besote hermosa, y el resto lo sabe(mo)s.
Sabía que esta historia podría gustarte más porque me conoces bien y sabes qué pienso y cómo lo plasmo.
EliminarEn realidad, es eso... la luna busca su noche y la noche no es nada sin su luna.
Un beso muy grande y pasaremos de las gracias :-) :-)
Muy sensual y romántico hechizo, me ha encantado tu aporte. Fue un placer leerte y ya te sigo. Espero noticias tuyas y de tu trabajo. Gracias por comentar
ResponderEliminarHola, Luis. Gracias a ti por pasarte y por comentarme igual. Seguro que de ahora en adelante, ambos sabemos más el uno de la otra y viceversa.
EliminarYa hemos roto el hielo así que, a partir de ya, a seguir.
Un beso enorme y estamos en contacto, aunque sea de jueves en jueves.
Espero que sí, estamos en contacto
EliminarPrecioso relato, misteriosa y romántica. Unas descripciones bellísimas de las escenas.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Carmen, qué alegría que lo veas así. Aunque reconozco que me he pasado mucho en el texto, ya sabes que yo soy de difícil contención. Me encanta perderme en los detalles y captar la esencia del momento. Otra cosa es que lo logre pero lo intento.
EliminarUn beso muy grande.
Gracias por venir y comentar. Nos vemos.
Wauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu maravilloso, ese duelo de sensaciones entre Luna y Noche...
ResponderEliminarHola, Tracy. Ya ves, un rato que tiene una, un poco de magia, cuatro hierbas y un río muy ha doc... y ¡¡¡hecho!!!!
EliminarUn besazo.
Hechizo de relato con el que te conozco, música que colma... un placer tu imaginación y tu estilo.
ResponderEliminarBesos,
tRamos
Hola, tRamos. Ya te tenía yo vista de por ahí pero nunca habíamos hablado o de hacerlo, no recuerdo, pero ya hace tiempo que nos cruzamos, sí, en G y en otros blogs. Ahora estaré más atenta :-)
EliminarMe alegro de recibirte en mi casa, tuya desde ya y cuando gustes.
Nos vemos y mil gracias grandes por pasarte y comentar.
Un beso.