En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

30 de junio de 2015

Nadie...

Sabes que penetras en cada una de las fibras de mi pensamiento, en cada una de mis realidades, y te dibujas en cada uno de mis sueños…, rendidos, entregados…, inventados.
Y gritas mi nombre mientras recorres cada uno de los poros de mi piel y te adentras en cada uno de los recovecos de mi cuerpo, táctil, dúctil..., irrumpiendo seguro, decidido..., haciéndote sentir como la sangre en mi venas.
Permaneces en mí, en cada uno de los distantes pensamientos, en cada uno de los latidos de mi corazón; en cada uno de los hilos que bordean mi alma...
Y es que no cabe nadie más...
Nadie que no lleve tu "NOMBRE".
Nadie que no respire como tú.
Nadie...
Nadie...

25 de junio de 2015

Nocturno tú...

Dormía en la languidez de la noche claroscura, a media luna, donde las sombras se refugian en los recovecos de mi piel y se escapan de entre las arrugas de mis sábanas.
Y a mi espalda, se acomoda el susurro hecho hombre a la rectitud de mi espalda y a la plegaria de mis piernas.
Y despierto, aunque mis ojos deciden seguir durmiendo pero mi mente vuela y mis sentidos se avivan.

Reptan tus manos como serpientes encantadas por el sonido apaciguado de mi respiración mientras, dulces, las palabras que no se dicen, claman en mi nuca en busca de mi boca. Y es así, en tanto la curva más recta de su hombría, como santo grial, se eleva entre las estrechas montañas que se encumbrar al final de mi espalda. Y esa mano, tu mano, se ancla varada en la hipérbole de mis piernas, erigida entre Venus y el infinito más oscuro…

Hurgas, invades, maestra tu mano, los pliegues cerrados y húmedos de unos labios que no hablan pero que lo dicen todo mientras, los que sí que hablan se ven tiernamente violentados por carne y saliva, por el latigazo profundo de una lengua que responde a la llamada de la mía.

Tú, el hombre que susurra, te conviertes en marea de mi puerto sufrido de tus avatares, de los vaivenes sosegados que elevan más los altos de mis pechos que presto apresas con tus dedos, y humedecen más los anclajes que coronan mis piernas.

De mi boca callada, emergen los quejidos sonoros de placer y tu nombre, dulce pecado en mis labios y en mi mente, se pronuncia como maldito mientras mi carne, en calvario consentido, se deshace en la tuya.


21 de junio de 2015

Muero...

Muero...
Muero en ti, en cada instante de ausencia y en cada momento de presencia porque eres Todo...
Eres ese Universo descarnado que eleva mi alma más allá de donde podrían llevarme unas alas.
Es de noche... Es de día...

En mi mundo eres tú quien llena las horas...
El estremecimiento al oír tus pasos acercarse, el estremecimiento de sentir tu mano sobre mi piel...
 Tu voz... El latido patente de mi existencia.
Tu boca, la bocanada de aire que me agita, que me dice que sí, que sigo viva y plena...
Y es en ti donde nazco, donde muero... Donde resucito...