En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

Mostrando entradas con la etiqueta En la Luz de las Sombras. Mostrar todas las entradas
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14 de octubre de 2022

Alacridad...

Un Jueves, Un Relato 
Collages temáticos


El tiempo viene descosido, a bocados, adormecido con agujas de pino y mi pensamiento, emborrachado con el solo aroma de un viejo Calvados*. Aún me habla de ti y de los cuervos que aletean en mi pecho cuando las sombras de los lobos aúllan en mi alma.
Mi mirada, casi opaca como el cristal arañado por el polvo, busca el arrullo de los pájaros de plumas zarcas mientras mis dedos, perdidos, juegan en el infinito de un rubí enclavado en el dorado sello de tu amor. Símbolo mágico y sagrado cual trinacria que se ancla en el fondo del mar donde se perdieron los momentos que no vivimos y las palabras que se ahorcaron en el viento. Ahí se mecen todavía, haciéndose leonados entre el blanco y el negro, todos los recuerdos que plasmamos apurando el destino que hoy se diluye en mí como la tardanza que no espera por la alacridad de mi espíritu.

Fotomanipulación de Federico Bebber


Este es mi aporte (155 palabras) para la convocatoria juevera que hace Moni desde su blog "Neogéminis", basándome en la imagen inferior. Picando en ella iréis a la lista de participantes.

Collage editado por Moni

Calvados es un licor de denominación de origen que se produce exclusivamente en Normandia, Francia, y proviene de la destilación de la sidra de manzana o pera de la zona.

15 de septiembre de 2022

El último destino...

Un Jueves, Un Relato
Ucronía desde un cuadro


Los ángeles habían levantado a los muertos de sus infiernos y estos evocaban a la muerte como a un Cristo resucitado. La efimeridad humana se vestía de mujer, una mujer desnuda que sucumbía a los placeres de un infierno gélido, adorado por un pequeño halo de esperanza y por los oscuros aleteos córvidos que devoraban el aire entre graznidos. 
Ausente de su destino, cada respiración era una victoria mientras la piel, tan gris, tan albina como el mismísimo hielo se agrietaba junto a él. 

Más allá del profundo silencio, que en el horizonte se percibía como una enorme nube de grises arremolinados, el alma seguía latiendo en su propia guerra, arrastrando sus pies entre hilos de negro carmesí y pesada soledad.

Sin más futuro que el mismo instante, la luz parecía desvanecerse. Era un sacrilegio robado al tiempo. Una perpetua cadena de condena. Pisando su aura, la oscuridad avanzaba con su huesos invisibles y humillados. Era el destino. El último destino.

Asuero en el fin del mundo / 1888 / Adolf Hiremy-Hirschl (1860-1933)

Este es mi aporte para la convocatoria juevera de esta semana (161 palabras). 
Picando en la imagen podéis ir, si deseáis, tanto a ella como al listado de participantes.


16 de junio de 2022

Áurea...

Un Jueves, Un Relato 
En el cielo o en el infierno



Mi nombre y mis silencios,
clamados desde las entrañas del infierno para gloria del cielo.
Mis lamentos y desazones,
venerados desde el paraíso para alarde del báratro
donde habitan las animas de los muertos
encarnizados por un sacrilegio.

Cruzar desiertos de arena candente.
Levitar sobre ríos de lava.
Pasillos oscuros de gritos lastimeros y loores histriónicos.
Un redentor de gozos calcinados
cuyos élitros encendidos del fuego no sagrado 
elevan sus llamas sobre cadenas perennes.

Un suspiro.
Un eternal magisterio.
Y,
 en medio de esta infinitud,
la patria celestial de querubines y arcángeles,
de almas níveas al acorde de arpas y trompetas, 
me aguarda gustosa, exaltada de alegría.

He aquí mis alas, fruto de mi humanidad silente.
Ni un momento de tristeza, ni dolor...
Ni destierro.
Un camino sin huellas bajo el eco de mis pasos ausentes
y un hálito callado de versos rotos
para este sino... que es áurea calma.

Lara Gilks

Este es mi aporte para la convocatoria juevera de esta semana (150 palabras).
Picando en la imagen podéis ir a ella y a la lista de participantes.

10 de junio de 2022

Ardid...

Un Jueves, Un Relato
Uno de la galera 



No temas al silencio de mi boca ni al oscuro pensamiento que recorre mis venas. 
No sientas en ti el callado gesto que dice todo,
pero aguarda a ese infinito hálito que se viste de eternidad. 
No confieses a mi alma el destierro desconocido 
ni pongas en mis huellas senderos de espinas. 

Recta, en el ocaso de mi desdicha, 
todos los versos tallados a golpe de besos, 
al cincel dorado de una caricia que parecía perdida.

No... No... 
No intentes atraparme 
pues en mí está la libertad eviterna
y en ti..., 
la trampa del tiempo para tu flotante oscuridad.


Este es mi  participación (99 palabras) a la convocatoria de este jueves que organiza Moni desde su blog "Neogéminis" donde, si deseas, puedes leer otras aportaciones.

Collage de Moni


6 de junio de 2022

Mustia...

«Es una tarde cenicienta y mustia, destartalada, como el alma mía...»
Antonio Machado


Es una tarde cenicienta y mustia, destartalada, como el alma mía;
tan aciaga como este crisol de sales que inunda cada cuenca de mis ojos; 
como este vendaval que me sacude las entrañas 
e hipnotiza las bisagras de mi corazón.

Ausente, perdida o loca,
yago en el silencio caduco de un grito deshojado
mientras un gemido se arranca solitario
entre el fuego y la ceniza de tu piel.
Y se demora, lejano e inane, como el suspiro que clama un eco de vida,
marchita y enmarañada, entre floridos baladres y aromas de maldita insania.

Ahí duerme la esencia de mi juventud,
 en un entramado recuerdo que envuelve mi ajada carne 
y pinta de tules negros el último beso que selló mi sepultura. 


Fotografía de David Hamilton

Este es mi aporte a Las tres palabras propuestas por Gustab desde su blog "Adoquines mojados". Elegida la palabra, hay que incluir la frase que va anexa a ella.

29 de octubre de 2021

El Ángel Vivo...

Dicen que hay que respetar el silencio de los muertos pero también hay que escuchar sus gritos callados. Compré aquella casa sabiendo de las leyendas que sobre ella concurrían. Desde que tuve interés en ella no había dejado de recorrerla en sueños, de ir descubriendo cada estancia, de recrear cada detalle que no había visto con mis propios ojos. 

La historia que la soldaba no era para nada descabellada. Una tragedia que los años fueron ensalzando y ciertas experiencias la habían afianzado. Lo que sí era cierto eran sus raíces musulmanas, su conversión en iglesia, su destrucción en alguna guerra y la nueva edificación de una casa señorial perteneciente a una antiquísima familia de mucho abolengo en la zona. Nada fuera de lo normal ni el hecho luctuoso que se contaba en las crónicas. Luego vinieron las supuestas apariciones, las extrañas sensaciones, los ruidos y así se fue consolidando su leyenda. ¿Por qué iba a dudar de ello? ¿Por qué iba a dudar de que aquellos espejos llenos de polvo y telarañas no pudieran contar el secreto que encerraba aquella mansión? ¿Por qué no iba a creer en las pisadas que volaban sobre cada uno de los escalones de la escalera cuando a mi paso crujía el tiempo? ¿Por qué iba a cuestionar la existencia de un fantasma?, ¿de una niña que vagaba por los pasillos y estancias de la casa y tenía un lugar favorito? ¿Por qué no pasar tiempo a solas antes de que empezaran las obras?


Aquella tarde, con todo listo, me preparé para la incursión. La atmósfera no me era ajena, algo densa, eso sí.. Demasiados años, demasiado polvo y mucha dejadez aunque todavía quedaban vestigios de lo que una vez fue. Estaba dispuesta a dar respuesta a todas las preguntas que me habían hecho al conocer mis intenciones y si no las encontraba, la leyenda crecería.

La casa tenía demasiados ruidos, nada fuera de este mundo aunque, tal vez por sugestión o sensibilidad, sí percibí ciertos cambios de temperatura que me inquietaron. Pero la rotundidad rumiante de mis pensamientos no me dejó ir más allá hasta que al poco de caer la tarde, ante las primeras sombras de la noche, entre los reflejos de mis lámparas de gas, atisbé alguna sombra. Primero fue bajando la escalera. Parecía haberse detenido al llegar a la mitad. Luego una especie de corriente que silbó hasta perderse por uno de los huecos para las puertas y, más tarde, en mis sueños.
Su cara reflejaba una especie de sonrisa triste. Sus ojos, más sombríos que la propia noche, guardaban el tenue reflejo de la luna. Sus cabellos, ondulados y claros, sueltos, rematados con algunas cintas como las que adornaban su vestido casi blanco. No sé si era un camisón o un vestido de verano. Su mano me tocó. Sentí la frialdad de aquel tímido gesto. Escuchaba su silencio y le hablé. Si algo había ahí, aparte de mis emociones, estaba segura de que me escucharía. Percibí sus breves palabras golpeando más mi mente que mis oídos. El corazón me iba tan rápido que me impedía entender correctamente lo que decía. La notaba pegada a mí. Podía sentir su roce.

Cuando desperté solo estaba yo y una enorme rata cruzando ante mí, con más descaro que otra cosa, como si mi presencia no le impusiera nada. Incluso me miró antes de seguir sus pasos. Me asusté más que ella por el asco que me dan estos bichos, incluso más que la sensación que tuve nada más abrir los ojos.
Subí las escaleras. Atravesé el pasillo hacia la derecha, dejando a mi espalda paredes descascarilladas, cuadros que habían perdido su lustre y más porquería que la que puede haber en el palo de un gallinero. Llegué ante la puerta de aquella habitación. Alguna corriente de aire debía haberla cerrado..., la rata o algún gato que se había colado durante la noche. Respiré hondo y tuve un presentimiento que me decía que no era el momento de entrar pero que debía hacerlo. Aguardaría hasta que la intuición me avisara. 

Encontré cientos de reseñas del macabro hecho en la prensa de la época: «Hallado el cadáver de la pequeña en los sótanos de la casa» y corroboré unos cuantos más. Se habían encontrado, así mismo, restos óseos de otros cuerpos pertenecientes a la época musulmana y algunos más de la guerra. Lo último era más que evidente. Era historia de la zona pero lo de la niña me hizo recapacitar. Entre unos datos y otros podía llegar a pensar que la niña de mis sueños podía ser Adelina, la hija del capitán, cuya muerte se había ido gestando por la madre durante las largas ausencias de su esposo. Solo me quedaba saber el por qué y esa respuesta solo podía dármela una persona o, mejor dicho, un ente. 

Tengo claro que el inicio de las obras había provocado cierta reacción en la casa. Al principio, los obreros no dijeron nada aunque escuché rumores de que perdían pequeñas cosas, sobre todo lápices —de hecho, a mí me habían desaparecido muchos de colores pero como soy un desastre, no le había dado importancia—, oían ruidos raros y que alguno se sentía indispuesto en determinados momentos, sobre todo a última hora de la tarde. Hablé con uno de ellos. Algo me decía que tendría respuestas. Lo que me contó solo confirmó mis sospechas de modo que permanecí aquella tarde en la casa. Cuando se cerró la puerta, yo quedé dentro. Fue casi inmediato el escuchar ruidos, susurros, palabras que supuse en otro idioma, como cánticos...
Regresé sobre mis pasos, ascendí la escalera y llegué a la habitación que todos habíamos llamado "de los espejos" por la cantidad de ellos que había colgados en las paredes, destacando aquel de pie tan bellamente enmarcado donde el obrero me había insinuado que le había parecido ver algo.
Luego vinieron los pasos corriendo por el pasillo, llantos..., gritos negando y pidiendo auxilio. Primero de manera muy sutil pero estaba predispuesta a ello por lo que se fueron intensificando y clarificando. 

Las llamas de las velas tintineaban. Cierto que podían ser corrientes de aire pero era una noche especialmente calma. Me situé frente al espejo, sentada en el suelo. Siempre me había preguntado porqué seguía intacto tantos años después, por qué nadie lo había robado. Intenté relajarme al máximo. Estaba pendiente de la grabadora y de todo cuanto me rodeaba. Empecé a hablar, con calma, de modo cercano. Me dirigía a Adelina, aunque no la nombré, y no pasó mucho tiempo hasta que tuve las respuestas exactas: «Adelina», sonó claro. «Estoy aquí», cercano. La temperatura había descendido notablemente. Sentí un intenso escalofrío y mi alma se encogió cuando en el espejo de pie se fue formando la figura de la niña. Podía verla detrás de mí, apoyando su mano en mi hombro. «Puedes confiar en mí», le dije, «quiero ayudarte pero necesito que me cuentes qué ocurrió. Tú debes estar con tu padre, no aquí, sola, vagando. Sé que quieres que se sepa la verdad y por eso estoy aquí». 



Se hizo un profundo silencio. Las velas casi se apagaron de golpe pero, de pronto, todas ellas volvieron a brillar pausadamente. Observé detenidamente el espejo y, como si de una película se tratara, pasaron ante mis ojos escenas, flashes. Vi a la niña, a su padre, a su madre y vi cómo había muerto. Sé que no podía ver aquello en los espejos, que se trataba de una profunda sugestión y extrema sensibilidad, de una energía sobrenatural que era capaz de conectar conmigo. Sin duda, Adelina, era un ente mayor. El resto, me lo contó ella. 

Su madre la castigaba constantemente, a veces de manera muy severa. La mantenía encerrada demasiado tiempo en aquella habitación. Le quitaba todos los juguetes que su padre le traía de sus viajes, le rompía algunos vestidos, le quitaba joyas... y nunca le entregaba todas las cartas que su padre le enviaba. Malmetía en la niña. Todo aquello era celos, celos de una madre que no soportaba el inmenso amor, verdadera devoción, que su marido profesaba por su hija; rabia y odio por no tener aquello que creía era solo para ella. Poco a poco había ido envenenando a la niña, dejándola débil, una sombra de vida hasta que la impaciencia pudo más que ella y no dudó en acabar definitivamente con su vida. La tiró por las escaleras del sótano para que se golpeara y con suerte, un mal golpe la matara. No fue así, por lo que ella misma acabó a golpes de pala con la pequeña. 

Las crónicas decían que se había caído, que se había golpeado y que la madre estaba loca por el fallecimiento de la niña. Nadie dijo jamás que la había matado aunque muchos lo sospecharan. Aquello me conmovió de sobremanera.

«Te prometo, Adelina, que tu verdadera historia saldrá a la luz. Haré todo cuanto esté en mi mano para resarcirte de tanto dolor y tanta injusticia pero debes ir hacia la luz. Debes descansar por fin».

Encendí salvia y empecé a moverme por toda la habitación. Repetía como una plegaría que fuera hacia la luz. Poco después, desconozco el tiempo, todo parecía sereno, como más limpio, menos pesado. Se respiraba de otra forma. Yo estaba acelerada pero me sentí bien, ligera.

A la mañana siguiente, los obreros encontraron las cosas que les habían desaparecido y en la habitación de los espejos el sol parecía llenarlo todo. Retiré todos. Cuidadosamente los envolví en paños blancos y ruda, incluyendo el hermoso espejo de pie que gustosamente me hubiera quedado. Al desmontarlo descubrí una rendija o como una especie de cajoncillo secreto, no más grande que una moneda de cincuenta centímos de euro. Más que abrirlo, lo rompí para contemplar en su interior una preciosa medalla de oro con su cadenita. En la parte posterior de la virgen adorada por dos ángeles había una inscripción : « A Adelina, nuestra querida hija. 11 de marzo de 1795». El día que nació.

El cura me miró raro cuando le dije que quería agua bendita y, tras varios días esquivándolo, le conté lo sucedido. Creo que se sintió muy aliviado. Me ayudó a recopilar mil y un datos sobre la familia, sobre la niña. Removimos Roma con Santiago para no dejar ningún cabo suelto. Curiosamente no nos faltaron manos que se sumaran y tal día como aquel, casi dos siglos y medio después, la que fuera la casa natal de Adelina abrió sus puertas. 
El sótano ya no existía. Se respetó su silencio. Sus habitaciones, sus pasillos, la escalera... Se rescataron ciertos muebles, juguetes, libros, retratos familiares, ropa. Grabados y pinturas de algún pintor de la época y los expertos achacaron un par a algún alumno de Goya, esculturas, lámparas. Los artesonados y pinturas del techo de la entrada... Se restauró todo lo que se pudo, todo lo que merecía realmente la pena, en memoria de la niña que durante todos aquellos años había custodiado.

Me guardé la medalla. La llevo colgada de mi cuello. Todos los once de marzo llevo flores y lápices de colores a una tumba que hay en el suelo, en la parte antigua del cementerio. Los años y sus avatares han roto parte de la lápida de piedra, quitado su lustro y cortado las alas al ángel que la contempla, pero todavía puede leerse su nombre en ella.

Retrato a carboncillo niña 1800. De la red.

Yo cumplí mi promesa. Rescaté su memoria. Resarcí su dolor, su pena. Aquí, en mi casa, en nuestra casa, mañana presento nuestro libro «El ángel vivo». Anoche apareció en mis sueños...



Os dejo este relato propio con el que me sumo a la iniciativa "Léeme un cuento" del blog "Plegarias en la Noche" de Tiffany, homenaje al terror en este último viernes de octubre.

18 de marzo de 2021

Atrapados en el Sótano...

Un Jueves, Un Relato
Al otro lado de la puerta


Aquella noche llegué más tarde de lo habitual del trabajo. Al entrar, no había luz en la escalera. Otra vez. Subí a tientas porque no llegaba ni un misero reflejo de la calle. Tuve la sensación de que bajo mis pies crujía algo. ¿Cucarachas?  
Qué horas para ir arrastrando muebles, pensé entrando en casa. Intuí que el ruido procedía del piso de abajo donde vivía aquel esquivo, malcarado y casi esquelético hombre. Mi abuelo le contaba al pájaro que era un hombre de esos —nunca especificaba— cuya única misión en el mundo, hasta que muriera o lo matasen, era cargarse a los politiqueros de tres al cuarto. Tenía faena, dije. 

Como casi todas las noches, antes de irme a la cama, repasé mis notas de la comisaria. Era extraño tanta desaparición en mi distrito. Las más, la de la mujer de un carnicero y un hombre. Ambos en la misma zona. Sin embargo, a la noche siguiente, mientras preparaba la cena, mi abuelo parloteaba con el cuervo y le confesaba que el penitente del entresuelo se había cargado al cabronazo del cuñado del alcalde porque le había puesto los cuernos con la mujer del carnicero, la cual tenía relaciones también con el descarnado. 
Chascarrillos de barrio, pensé. Mi abuelo y el cuervo mantenían conversaciones realmente increíbles.

Al tiempo, empecé a ver insectos que revoloteaban por mi ventana. Me pareció extraño. Me dio un giro el cuerpo. Tomé algunas muestras y las llevé al entomólogo forense quien me confirmó, sin lugar a duda, que pertenecían, como yo sospechaba, a la fauna cadavérica. 
Moví Roma con Santiago e hice levantar al juez para que me firmara una orden de registro, avisé a mi compañero para que viniera con una patrulla hasta mi edificio y mantuviera en alerta a la científica. Un equipo se presentó y en unas horas salió el viejo, esposado. El registro fue de lo más dantesco y dramático. Aquello era un depósito de cadáveres cortados a serrucho, perfectamente embolsados dentro congeladores camuflados en el sótano. Me esperaba una larga noche y unos días interminables.

Escuché a mi abuelo decirle al cuervo que ya sabía que era mala persona y un matón de los de antes, que su olfato no le fallaba y que aquello... olía a muerto desde hacía tiempo. 


Este es mi aporte (381 palabras) para la convocatoria de esta semana "Al otro lado de la puerta". Picando en la imagen puedes acceder al tema y al listado de participantes.

21 de enero de 2021

Ingélida...

Un Jueves, Un Relato
Frío


Frío, en el silencio de tu boca, en la oscura profundidad del cáliz de tus ojos, en la escarcha de las lágrimas secas derramadas... en un tiempo infinito. 
Peregrinas, alma perenne de cantos rodados, entre sepulcros enrocados, vestidos de mansas yedras que se sostienen sobre los catafalcos olvidados y ulula tu sombra repleta de niebla sobre tus propios pedestales erigiéndote destino recogido en el vacío pleno de quien sin ser, es vida ingélida

Francis A. Willey - New Romanticist series


Este texto contribuye a la convocatoria de Inma desde su "Molí del Canyer" acerca del frío y donde puedes leer, si deseas, otras aportaciones.

8 de noviembre de 2020

Cenital...

Crepita este silencio atrapándome como la noche,
vistiéndome de la constancia de cada latido
siendo, en el hueco de tus manos,
penitencia que obedezco.

Rea soy de la prisión de tus ojos
—callados deshielos de arrojo negro—
y me redimo, fuente yerma,
en el verbo mísero que brota entre tus labios.

Danza umbría, mis sentimientos calmos
desheredados de pasiones inciertas
cuando, al estío de tus pulsos,
se hacen, mis sueños, escarcha.

Abro mi pecho
al poniente de mi alma
donde no yace quimera
ni estorba suspiro.
Y es, al nadir de mi mirada,
que el cielo, su luz declama sobre mí.


25 de octubre de 2020

Incalma...

Tengo un destino para mis noches 
acunado en el aliento de un silencio que brota en el hondo del alma 
y se pasea, casi desterrado, por los soliloquios de mis ojos. 

Mil pensamientos se mecen, 
ramas de sauce llorón que acarician,
con la punta de sus dedos,
los resquicios de sus pies, 
y se arremolinan en una espiral de infinitos latentes que, 
como bocas hambrientas de lobos negros, 
gañen clamando un cielo que no escucha. 

Y si el viento ulula y desbroza las sombras que de luna desean vestirse,
lloran en la amargura de sus pasos mientras el horizonte, 
tañido a golpes de soledades, 
destila el canto frugal de los pájaros de la noche 
cuyas garras abiertas al desnudo de mi espalda,
arrancan el hastío que me moja.
Y con sus alas encendidas de ébano nocturnal
me prenden vuelo desde la incalma de mi tibieza.


He estado un tiempo ausente de todo esto pero quería agradecer el interés y cariño demostrados para conmigo. Con estas letras me despido durante un período de tiempo indeterminado. 
Os echaré de menos, no lo dudéis, y espero no me olvidéis porque, cuando regrese, al igual que dijeron Fray Luis de León o Miguel de Unamuno: "Dicebamos hesterna die", decíamos ayer.
Y será ayer cuando volvamos a vernos.

Cuidaros mucho, sed felices y no dejéis de escribir.
Un abrazo inmenso.

8 de octubre de 2020

Entre la Niebla...

Un Jueves, Un Relato
Niebla


El silencio va tomando nombre mientras deseo beberme las nubes que levantan esos mil caballos avanzando al galope, con sus crines blancas ondeando, espolvoreando por sus ollares el rocío de la noche y el brillo límpido de un amanecer nacido en sus ojos. Y saltan el muro y arrasan la hierba, las flores y la tierra. Engullen en su velo albino, bajo su extraña sombra, los gigantes que pierden la cabeza. Luego, el corazón y, al final, caen de pie. 

No pienso. No deseo pensar. Hago que mis pensamientos se pierdan sin fijarme en el camino que decidan tomar.
Se detienen las bestias ante mí. Sus rostros se pegan contra mi pecho y sus relinchos silenciosos, pero insistentes como vampiros de luz, exudan contra él. 
Me hipnotizan. 
Siento sus caricias en mi rostro y su aliento enredándose en mi pelo formando pequeñas cascadas enzarzadas. Cierro los ojos. Respiro el frescor cansado de sus bocas antes de volver a mirarlos y saber que dentro de ellos, la vida sigue latiendo.



Esta semana nos convoca Cecy o Simona (convocatoria), desde su blog con la luna, donde nos invita a hablar de la niebla y donde podéis, si deseáis, leer otras creaciones.

4 de junio de 2020

Albedrío...

Un Jueves, Un Relato
Albedrío


Vives no encontrada en las luces blancas de la noche más oscura, 
en el crepúsculo más albino que roza el amanecer más confuso. 

Estás ahí... 
Sostenida de unas alas que, ni negras ni blancas, 
difuminan el sino de tus silencios 
mientras los cayados que soslayan tus huellas sin polvo 
agrietan los senderos claroscuros.
Y tu mirada, 
agazapada tras las sombras, 
se alza altiva a los clamores del empíreo.  

Ni ángel ni demonio. 
Un alma. Simplemente, un alma
y su libre albedrío cosido en renglones de destino.


Fotografía de Stu Williamson


Mi aporte para esta semana. "Albedrío" que nos propone Mar desde su "Sitio de la bitácora" donde podéis leer otras historias.



28 de mayo de 2020

Raíz de sangre...

Un Jueves, Un Relato
Aires góticos



Me es el tiempo en el prefacio de tu vuelo, cuando tus alas son ébano de plumas al horizonte del alma. Te arraigas cual enredadera penitente ante los muros de sus lamentaciones pero eres destello de tinieblas claras, savia ebria de destino, de roces de mar al borde de los acantilados mientras aromas de viento cosen tus plumas a la libertad.
Espumas de deseos ondean tus banderas a las yemas de mis dedos donde palpitan los sentidos que hablan de ti, letras que no profanan las huellas de las tuyas. No hay tiempo ni espacio pues la eternidad es el todo envuelto en más, en las infinitas palabras que desfloran las odres que engullen plegarias y describen, como fuego fatuos, las sombras de las que gozan los silentes. 

Y tú, de hálitos borrachos de luz, repudias la incuria del olvido y legas flores de jaspe en versos oscuros ahí donde anida el sentido de los libres y aullentes, y el ósculo sagrado de los peces; el gemido de las auras y el embeleso de los custodios. 
Solo así Eres, raíz de sangre, en el alijar de mi sin olvido y en la reminiscencia que evoca el resplandor negro de tu nombre.


In Memoriam Deux Corbeaux


Este es el texto que aporto para mi convocatoria "Aires Góticos" y con él deseo rendir homenaje a una persona cuya alma sobrevuela los acantilados de mi recuerdo. Picando en la imagen, podéis ir tanto a la convocatoria como al listado de participantes si deseáis leer.


2 de enero de 2020

El Viaje más Infinito...

¿Qué dirán de los silencios rotos cuando, en medio del tormento, lloren las ausencias de quien dio por vida su muerte? ¿Qué será de las tierras de vida yermas cuando, en la plenitud del ocaso, la noche se revele fortuita, cuando entre las ciénagas de lodo y azufre asomen, como vástagos bastardos, los impíos y muestren en sus brazos la inquina de sus actos? ¿Qué será, entonces, de aquellas promesas de barro, de aquellas lúgubres luces que prendieron fuego en las alas de los justos? 
Te tenderé mi mano, como tendí mi cuerpo a las llagas de los ignorantes y de aquellos, que sabiéndose sabios, fueron carcomidos por las sombras del miedo. Y te acogerás a ella, sin recelo y sin temor... y aprenderás a caminar con la dignidad de quien se tiene a sí mismo, de quien se sabe que en sí vive el universo. 
Y sabrás de Mí... porque esta es tu búsqueda... y Tu Destino. Porque soy, como la Luz de Tu Alma, el viaje más infinito.




Este texto es mi aporte a  la propuesta de Inma desde su Molí del Canyer: "Año Nuevo, vida nueva". Ahí podréis ver otras versiones sobre el mismo tema.

26 de septiembre de 2019

Guadaña...

¡Detén tu paso!
¿No me ves desnuda la carne?

Naufragaré en tus formas si así me lo pides. 
Te daré los secretos de mi vida. 
Te hablaré de mis sombras. 
Ante Tu Eternidad me postro 
al albor de tu noche y 
beso tus pies emergidos de la tierra, 
raíces de ánimas oscuras.  

Tu Guadaña, cruz de este último aliento. 
Lacra de mil suspiros. 
Agonía.
¿Y dices que no me puedes perdonar?

Surgen brumas de arrepentimiento.
Fauces de lobos arrancando la piel caliente, 
bebiendo la sangre que aún late… 
No hay tiempo. 
Venció la Hora Suprema. 

Mi Hora. 
Tu Cosecha. 
Mi sepultura. 
Tu resplandor.
Pero Te Perdono.




Este texto corresponde a la propuesta de este jueves, "Te perdono", que nos hace Gustavo, Juliano el Apóstata , desde el blog de su mismo nombre donde podéis ver otras versiones.

22 de marzo de 2019

Hastío...

Mariposas danzaron fúnebres sobre los silencios de mi boca y, en el arrullo calmo de su agonía, mis lágrimas fueron juncos al dolor que no cesa. 
Redimí al fuego mis heridas y clamé al cielo sin Dios su cura... mas mis súplicas fueron ciegas y mis ojos callaron exánimes mientras mis rodillas suplicaban la sangre que empañaba la sed de la tierra.

Ahí, en el penúltimo hálito de savia enmudecida por el tiempo, la garra inerte de la ausencia lastimera, acarició el cenit de mi espalda, dándome el último impulso: el que me salvó del mezquino hastío de perderte. 


14 de marzo de 2019

Pájaro de agua...

Cantos crueles de sirena,
veneno para tu alma,
apartaron tus pasos de la arena.
Engulleron tus deseos
por sus bocas de hiel
y atraparon tu destino
como un juego de su sino.

Olvidaron las gaviotas
sus alas bañadas de sal.
De espuma negra se cubrieron.
Y los neptunos clavaron sus tridentes
como hurtos en tu piel
mientras tú clamabas a tu Dios
la misericordia que no te concedió.
Y fuiste, aún con tu élitros truncados,
Pájaro de agua...,
Libre.

Libre en tus llantos y libre en tu destino.
Libre de miedos.
Libre de almas que no son de ti.
Libre en ese infinito que tus ojos perfilan
como las aves sagradas que coronan tu pecho.
Libre en Tu Luz.

"Metamorfosis" | Wojciech Siudmak 

Propuesta libre  para la convocatoria de esta semana promovida por Inma desde su blog "Molí del Canyer" donde podéis leer otras perspectivas.

18 de octubre de 2018

Entre piedras..., la Vida

Vientos suspiran sobre dunas vivas
que se arrastran en movimiento inerme
como serpientes de lodo,
como caricias ásperas sobre piel yerma.

Oscilan. 
Aliento que quema.
Rehílan. 
Agujas de un reloj sin tiempo.

Crestas de luna en noches férreas y silentes.
Aves errantes que vuelan de mis manos
y vomitan sal sitiada en los ojos de mi alma.

Reviven del polvo,
entre piedras,
flores purpúreas en oración.
Gime el cielo
y sus lamentos son huella de mis pies.
Cuidan los silencios
mil sinos desbordados.

Aquellos pájaros, 
 hiedras engarzadas en mis dedos,
se inclinan sobre la tierra ahogada.
La besan.
La siembran.

Y de mis lágrimas surge
como esperanza florida
con raíz fecundada,
a pétalos,

la Vida...




Estas letras participan en la convocatoria "catástrofes naturales" 
de Pepe desde su blog "Desgranando Momentos" .

5 de julio de 2018

Silencio vivo...

Miro el silencio que tiembla entre mis párpados como hojas de árbol seco sepultado a un lado del camino. Y mis manos, temblorosas en la quietud de esa venidera muerte, se visten de dama oscura anclada en el cruce de mi pecho. 

Regurgitan en mi garganta cien pájaros heridos, de alas batidas entre barros y rocíos, entre escarchas rojas y breas de camino, con sus picos amarillos y hollín, con sus plumas de acuarelas turbias como enjambres de avispas. 

Y rompo, al final de este siniestro margen, las palabras que no derivan como barcos en plena tormenta, al libre albedrío del viento y del agua de mar. 

Y respiro... 
profundamente... 

Regia. 
Y muero en esta vida eterna.




1 de junio de 2018

Espinas de abril...



Me queda un abril mortuorio 
y triste fermento de espinas, 
de versos garabateados en el libro del tiempo... 
de esos que penden al Viento acariciando sin resquemor. 

 Me duele una esquina, 
una costura, 
una ilusión de pretéritos abrazos, 
una cuerda floja de sentimientos. 

Me quiebra un silencio, 
un hálito… 
ese suspiro segado de la rama de un olivo, 
ese destino a tiempo consentido,
a momento rezado…