En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

30 de junio de 2024

Liberación

Un Jueves, Un Relato
El espejo


Siempre había escuchado viejas historias sobre aquel espejo. Se aseveraba que había pertenecido a un viejo comerciante de esclavos de mediados del siglo XVII, aunque en realidad formaba parte del apellido familiar, uno de los miembros fundadores de la Sociedad Real de Aventureros de Comercio con África. De ese modo, tampoco podía evitarse que por la sangre de los Alteston corriera sangre africana.

Aún siendo una de las mujeres más influyentes y haber roto el techo de cristal dentro del empresarial mundo naviero, aquella vieja historia quedaba sobre su espalda y le impedía romper la rumorología sobre su familia.

Sus ojos se perdían en el marco dorado, en las delicadas tallas que, extrañamente, parecían contar historias de dolor y esperanza. Una noche, cuando la luna llena iluminaba la habitación, Elisabeth se aventuró a tocar la superficie del espejo, como había hecho miles de veces. Em cambio, como si una fuerza invisible la guiara, la percepción era diferente. Al hacerlo, un frío intenso recorrió su cuerpo y la habitación pareció desvanecerse. En el reflejo, ya no vio su propio cuerpo, sino una vasta llanura africana donde hombres y mujeres, con ojos llenos de sufrimiento, caminaban encadenados. Una mujer se acercó, hasta acoplar la palma de su mano a la de Elisabeth.

Como una imploración llegada desde otro mundo, en su mente resonaron unas palabras que ya había escuchado en sus sueños: «Eres la última de nuestra línea, y la única que puede liberar estas almas. Busca en las raíces». La visión se desvaneció y Elisabeth se encontró de nuevo consigo misma. 

Desde niña la habían acuciado sueños y pensamientos que no obviaba. Le habían desvirtuado parte de la realidad, no así su afán por descubrir la verdad. Durante aquel año sabático, que nadie quiso entender, profundizó en las raíces históricas de sus ancestros. Todo parecía guiarla al mismo lugar: la vieja mansión familiar. Descubrió diarios ocultos y documentos que detallaban no solo las atrocidades cometidas, sino también el arrepentimiento de algunos de sus antepasados. Se preguntaba por qué no se había quemado todo aquello, por qué continuaba latente aunque olvidado en la profundidad de los sótanos. Y halló la respuesta a todas su preguntas.
Regresó al viejo cementerio familiar cercano a la mansión. Buscó la tumba reseñada en uno de los documentos, casi de manera vaga. La inscripción era sencillamente un árbol cuyas raíces parecían esconderse en la tierra y que el tiempo había tratado de borrar.

«Busca en las raíces», pensó para sí. La piedra funeraria, al igual que las raíces, seguían penetrando la tierra. Llevaba más de medio metro cavado cuando atisbó aquella inscripción en un idioma que no comprendía, pero su memoria, casi eidiética, le permitió reconocer de uno de los manuscritos. 

Ante la imposibilidad de avanzar en la descripción, consultó con una erudita en lenguas africanas. Esta le aseguró que se trataba de un ancestral conjuro en un antiguo dialecto, usado para liberar almas atrapadas. 

En una noche de luna llena, siguiendo las instrucciones del conjuro, comenzó a recitar las palabras que había memorizado, «Zinaka bantu zingwenya, ukuqonda nokuthula*». Al terminar, sopló un viento gélido que se volvió templado cuando una figura translúcida emergió de la tierra, la mujer del reflejo. «Gracias por liberarnos». Una indescriptible paz asomó en el lugar.

Elisabeth usó su influencia y recursos para crear una fundación dedicada a la memoria de las víctimas de la esclavitud, comprometida a educar y concienciar sobre las atrocidades del pasado. El espejo se convirtió en símbolo de redención,  justicia y libertad.

Imagen IA  Copilot ©ɱağ

Este es mi aporte para la convocatoria juevera de esa semana. Picando en la imagen vas, si deseas, tanto a ella como al listado de participantes.

*Dialecto africano imaginario. Su sonoridad se asemeja a las lenguas africanas. Significado: Las personas heridas buscan comprensión y paz.

Cierre de Convocatoria...

Llegados a este punto, pongo punto y seguido a mi convocatoria juevera, no sin antes decir que todavía no he leído a todo el mundo, pero ando en ello. 
Quisiera agradecer la alta participación así como la calidad de los trabajos entregados —no dudo ni de la que los que todavía no he leído, mas la intuyo al otro lado del espejo—. Sin duda alguna, la temática de los espejos siempre da mucho juego, y así ha sido.

Hasta que nos volvamos a ver, que será en breve, os dejo en la batuta de Moni, que desde su blog nos propondrá alguna imaginativa dinámica para el jueves venidero.
Sin más, le cedo el anfitrionazgo y, lo dicho, nos vemos.
Reitero mi gratitud y hago un pequeño hincapié en repasar la lista de participantes por si alguien se ha colado a última hora —séase como yo, que voy siempre en el tren de las tres, ese que nunca llega a tiempo—, del mismo modo que valorar cierta mesura siempre que se pueda.

Si deseáis formar parte de los organizadores jueveros, podéis escribir a Moni —dejarle un comentario en su blog— y así os pondrá en la lista. Os digo siempre que es un trabajo de gran satisfacción, aunque implica su tiempo y su pensamiento. Aquí hallaréis el inventario o guía con sus anfitriones, pasados y futuros, así como las temáticas tratadas hasta el momento.

Imagen de la red

23 de junio de 2024

Convocatoria "Un Jueves, Un Relato"...

El espejo

[27 de junio de 2024]


Ilustración de Hans Christian Harald Tegner, conocido como Hans Tegner

Desde este punto perdido, me acerco con cierto sigilo para susurraros al oído, como si de una invocación se tratase, el tema que propongo para este próximo jueves.

Puestos a imaginar, imagínenos —aunque alguien ya lo ha hecho antes y creo que tengo especial fijación por los espejos a la hora de escribir— que nos levantamos una mañana tan ricamente, tranquilos, con cierta energía, incluso contentos. De pronto, camino de alguna parte, a por ese café o para cubrir esa apremiante necesitad matutina, nos cruzamos con un espejo —mágico para bien, maldito para mal—. El espejo es una representación paralela de la vida, donde todo parece idéntico pero está invertido. Es como ver desde el otro lado mas con los propios ojos. 
Nos vemos, nos miramos, y algo no nos cuadra. ¿Qué es lo que no cuadra? ¿Nosotros? ¿El fondo a nuestra espalda?  Todo es reconocido, ¿pero hay algo real que no vemos en ese reflejo? O al contrario, ¿sabemos que no está pero aparece reflejado en el espejo? ¿El espejo es el reflejo de un infinito que no alcanzamos a comprender? ¿Evitamos mirar en el espejo cuando no hay luz? ¿Tememos que la mente juegue con nuestros miedos y las sombras de la oscuridad? ¿Vemos los recuerdos de un pasado? ¿Estamos solos en nuestro reflejo?


A partir de este momento es de donde y cuando surge la historia, en el estilo y forma que mejor convenga, con las aproximadamente 350 palabras de rigor y toda la imaginación posible.
Sencillo, ¿no? 

Os espero el próximo jueves para formalizar la lista de participantes. Como imagen, ya sabéis, podéis elegir la propuesta o una que os guste y vaya más acorde a vuestro trabajo.

Muchísimas gracias.
Besos y abrazos.

LISTA DE PARTICIPANTES