En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.
30 de abril de 2015
Dulce Serpiente...
26 de abril de 2015
Siempre cogidos de la mano (7)
-Vamos nena... Juntos, cogidos de la mano.
24 de abril de 2015
Cuando tienes a alguien...
19 de abril de 2015
Ebria de ti...
7 de abril de 2015
Libídine...
1 de abril de 2015
Entre miradas...
Heridas en la piel como grietas en la tierra,
secas pero lenas de recuerdos,
de polvo que lleva el aire de un lado a otro;
lágrimas en los ojos,
lágrimas que escuecen como quemadura en las manos,
esas que un día te abrazaron,
te acariciaron,
te rodearon con finas telas de terciopelo.
¡Ohhh!
Ya no puedo más.
Me quedo vacío como cántaro que va a la fuente.
Mi boca, mi cuerpo...
al ser derramado como chorro de manantial.
¿Dónde estás?
¿Qué paso?
Esta es mi cruz, mi angustia, mi calvario.
No dejes que me desangre lentamente...
Ven... Ven... Ven...
Quiero tu voz en mi oído,
ese te amo que me hacía perder el sentido
como venda en los ojos.
Buscaba tu olor, siempre llena de esa suave fragancia
que recorría mi olfato y entraba en mí como hielo que enfría,
que quema el alma...
Ven... Ven... Ven...
Abrázame, rodéame a ti, con fuerza.
Soy tu pequeña vasija,
tan delicada que tanto te gustaba acariciar;
lléname de ti, hazme florecer en ese jarrón que es tu cuerpo.
Hazme desear formar parte de ti,
como los pétalos de la rosa y sus espinas.
Sí, mi mal humor, que tanto te gustaba y te excitaba.
remetías en mí como la mejor y más salvaje bestia
pero con la delicadeza de la brisa de la mañana.
Ven... Ven...Ven.
Dime como antes me decías...
Eres mía.
Ven... Ven... Ven...