En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

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25 de mayo de 2015

Siempre cogidos de la mano (8)...

Quizás fuera por lo acogedor del lugar, aunque parezca grande. Quizás sea por la belleza que marca la noche con las luces encendidas, o por su espectacular arquitectura...; o todo unido a tu mano con la mía. Ese calor natural que hace que, juntos, cogidos de la mano, los muchos grados bajo cero que ambientan este lugar sean puro pensamiento... 


Y es que nada me parece más hermoso que tú...
Sé que te gusta más el fresquito. A mí, no tanto, pero aquí es diferente: Estas tú, iluminando el camino, dando calor al viaje estemos donde estemos...


¿La Plaza Roja? Pues así me tienes tú: ¡Al rojo vivo!
Hoy también haremos el amor, pero no en un hotel. Hoy tengo algo preparado. Sé que te parecerá extraño, loco y extravagante y pasaras un poco de miedo...

Hoy lo haremos volando...
(mi tú)

¿Volando? ¿Cómo me siento cuando me coges entre tu piel? ¿Cómo cuando desnudas el corazón para hallar el alma? ¿Cuándo cada beso se derrama por cada poro, en cada uno?
¿Cuándo? ¿Cómo?
Lo haremos volando… Sí.
(tu yo)

26 de abril de 2015

Siempre cogidos de la mano (7)

Damos un paseo por las calles de Venecia. Sí, hoy toca góndola. Romántico...
 Siií, aguas tranquilas, casas antiguas, tú y yo rondando un lugar de ensueño. Descorchamos una botella de vino en el viajecito, ya sabes el que a mí me gusta: "Adiana" 
Copita va, copita viene, brindando por nosotros y riéndonos sin parar. Este vino pasa muy bien pero...sube como los demás... 

- ¿Sabes? Si no estuviera el gondolero te haría el amor aquí mismo... -  El gondolero sonríe y yo me carcajeo con tu ocurrencia. Y, es que a veces tienes unos golpes que me descolocan.
- Nena, creo que has bebido demasiado, aunque creo que yo también porque estoy pensando en lo mismo...  Estoy pensando que... la cama del hotel es de agua, pues que allí lo recreamos...
-Nenaaaa..., estoy deseando llegar al hotel y recrear lo que tú quieras...
- Jajaja, vale, pero mientras llegamos, abre otra botella de la Ana esa..., así llegamos con una cosa hecha...
- Adiaaaana, se llama Adiana. Creo que sí que has bebido demasiado. Por cierto, tu vestido, ¿no era azul? Porque ahora lo veo rojo...
-Jajaja, nene... Creo que tú también has bebido demasiado... Vamos para el hotel y me quitas el vestido del color que tú quieras y me haces el amor como yo quiero: Con tacto y velocidad... 
-Vamos nena... Juntos, cogidos de la mano.
(tu yo)



Y entre las calles estrellas y el olor a agua… Con el bullicio de la gente al fondo entramos entre risas y arrumacos, besándonos con el sabor del espumoso en nuestras lenguas, en el “Palazzo del Conte”. La escalera se abre a la derecha. Nos parece una escalinata y tú pretendes subirme por ellas en brazos.
Tenme tú que yo no puedo… Y río ante tu intento mientras el recepcionista niega con un gesto y sonríe.
Mejor idea meternos en el ascensor y allí, tus manos son las palancas que mueven mi cuerpo, las que levantan mi capaz azul. Sí, porque mi vestido sigue siendo azul.
El pasillo se nos hace largo porque paramos cada paso para comernos a besos, para devorarnos con las manos y acallando las carcajadas para que nadie nos llame la atención.
Sí. Ni tú ni yo somos muy duchos para abrir la puerta con la tarjeta y menos para acordarnos que si no la ponemos en el cajetín, aquí no funciona nada.
El vino tiene su aquél y el efecto es contagioso. Se me ha subido a la cabeza como las burbujas.
Te dejas caer en la cama. Te miro divertida mientras me apoyó en el mueble. Me llamas con el dedo…

- Ven, princesa, que te voy a hacer reina… -Y te ríes a carcajada abierta.

Y mis labios se posan sobre los tuyos mientras siento tus manos temblar sobre mi espalda, en tanto las lenguas danzan entre las campanillas del vino.
Y mi vestido me desviste: Azul… Rojo…, qué más da si lo que mejor nos sienta es el color piel desnuda. Qué más da el bullicio de la calle si no hay mejor sonido que los gemidos de nuestras bocas aplacados por el aliento del otro. Qué más da que la noche esté nublada si sabemos pintar todas las estrellas del firmamento con una sola mirada. Qué más da que el gondolero nos cantara canciones de amor si no hay mejor melodía que la de tu cuerpo entregado al mío y la del mío al ritmo del tuyo…
Qué más da… si estamos juntos…

(mi tú)

7 de marzo de 2015

Siempre cogidos de la mano (6)

 Después de cenar apetecía una copa. En el mismo restaurante hay una zona de barra, música en directo y gente bailando o charlando. Pues eso hacemos nosotros con la primera copita: Charlar.

La orquesta tocaba suavecito pero con ritmo, y en la tercera copa ya estábamos bailando con risa tonta y pegaditos... Yo bailo bien pero...serían las copas porque te pisé un par de veces...
Jajaja...
Y tú, dándome palmadas en el hombro, así como vengándote...
No podía dejar de sonreír.
 
Ya en la quinta copa me decido a pedir una canción a la cantante. No me entiende. Ya no sé si por el idioma o por los grados de los cócteles...No sé…, pero puesto ya en vereda, por señas pregunto que si puedo tocar el piano...
Y con mucho gusto y amabilidad absoluta, me ceden las teclas y un micrófono... 
Me siento ante ese pedazo piano de cola negro...
(tu yo)
Te miro.
Mis manos comienzan a tocar la melodía más bonita del mundo. Mi voz empieza a describir cada centímetro de tu piel, cada manera de ser y cada latido de tu corazón... Del mío. De los nuestros; cada sentir de tu respiración... Revoloteándonos alrededor de nuestros sueños... 


Y así, sin más, me vuelvo a encontrar en la calle, de tu mano...
Y sí, ya fuera la ciudad nos acoge de nuevo. Siento las vibraciones de los sonidos en mis pies, el bullicio de la gente... Y aún así, puedo sentir que solo estoy contigo...
Como a solas me he sentido cuando, sentado al piano, tocabas las teclas al ritmo de tus sentimientos, pudiendo percibir la esencia que te embriaga el corazón.
Sí. Todos puedes escuchar la canción. Pero es mi canción. Es la canción del tacto de tus manos en mi piel: Nuestra melodía más secreta, esa que se acompaña de esos cientos de sensaciones que solo nosotros podemos percibir, que solo nosotros podemos comprender. Y sí, solo nosotros podemos compartir.
Mientras la ciudad respira afuera. Nosotros nos ahogamos el aliento dentro, entre las cuatro paredes de un hotel en Hong Kong, donde nosotros tocamos las estrellas que la ciudad anhela a pesar de sus skylines. 
La ciudad se mece ante las aguas del río. Nosotros nos mecemos en las nuestras, las que exudadas nacen de ti y  de mí para desembocar en mí y en ti.
(mi tú)

21 de febrero de 2015

Siempre cogidos de la mano (5)

- ¿Dónde está el puente?
- ¿Qué puente?
- El puente que cruza el río y nos lleva a la ciudad.
- Pues…, no sé. Quizá detrás de esa torre, esa que guardan los ancestros de oro…
- ¡Anda! Aquí también hay…
- ¡Sííí! Están por todas partes…, como tu aroma, como tu alegría, tus maneras… Como nosotros juntos… Como las ganas que te tengo siempre: De tocarte, de acariciarte, de comerte… De disfrutarte… Como el enredo de tu mirada con la mía, de tus brazos con los míos, de mis labios con los tuyos, de mis piernas entre las tuyas… ¡Sííí…! ¡Estás en todas partes!

En un balanceo que nos mueve a los dos.

- ¡Calla, tonto! Que hasta las estatuas se ponen coloradas… ¡Mira, el puente!
- Sí, en eso estaba pensando yo…, en el puente.
- ¡¿Sí?!
- Pues, no… -Yo reí. Ella rió.

-  ¡Qué tonto! ¡Anda, vamos a cenar algo y después…, después, habrá tiempo de todo.

Siempre cogidos de la mano...
(tu yo) 

 

Y sentir el tacto de tu mirada mientras me observas desde el otro lado de la mesa. Percibir tu sonrisa como una cascada que me salpica mientras te peleas con los caracoles de tu plato…
Y brindamos chocando nuestras copas de vino: Por ti, por mí… Por nosotros. Por los sueños: Los tuyos y los míos. Los de los dos. Por los besos que nos asaltan y por los que conquistamos. Por los abrazos percibidos, soñados y entregados. Por los silencios compartidos…, por tus buenas noches y mis buenos días…
Por eso… Porque el mundo queda a nuestros pies, porque el tiempo es nuestro y capeamos el destino, entre ausencias y presencias, entre las miradas que abrazan, los besos que queman, los enredos de tu piel sobre la mía, ¡o de la mía sobre la tuya!, y las virguerías de los dedos, de las manos, de las bocas…: De la tuya y de la mía.

Por los balanceos, por los embates, por las idas y venidas… Por el alma y por el cuerpo.
(mi tú)

11 de febrero de 2015

Siempre cogidos de la mano (4)

Caminamos por sitios donde la paz 
y el silencio son propios del paisaje.
Los ancestros nos observan, y parece que sonríen.
Caminamos de la mano… Agradecen tal visita.

Nuestro amor seduce hasta a las piedras.
Y ellos, los dioses, que son almas del más allá, nos envidian.
Les gustaría estar en nuestra piel,
meter su alma en nuestros cuerpos,
vivir nuestras vidas,
o, quizás, solo este momento...
Este momento solo de los dos,
mágico e interminable,
profundo pozo de placer inagotable.
Haciendo contigo de todo o simplemente caminar de tu mano...

Siento un escalofrío...
Me pareció ver cómo los dioses de oro
 se inclinaban como haciendo reverencia...
 A nuestro paso...
Siempre cogidos de la mano...
(tu yo)

Y decían las profecías, de runas y fuego, de incienso y cánticos que, algún día, más allá del mismo mundo, entre los espacios del mismo tiempo; un hombre, versado en alma y augurado en auras sinfónicas, y una mujer, de luna renacida y espíritu bendecido en la virtud de pecados sacralizados, caminarían entre los dioses y éstos, admirados, rogarían bendiciones; dichosos y peregrinos, aclamarían de nuestras almas la resurrección de sus carnes, y, en blindada pleitesía, se inclinarían ante los pasos del hombre y la mujer, éstos que en silencio gritarían lo que sus palabras acallarían…
Y la presciencia, camino marcado de un destino, se ha cumplido.
(mi tú)

4 de febrero de 2015

Siempre cogidos de la mano (3)

...Y recorremos la ciudad: Calle arriba, calle abajo. Así, sin soltarnos.
Nos mezclamos entre la gente y miramos escaparates.
Yo soy paciente. Sé que te encanta.

- ¿Te gusta esta tienda? –Y me miras y medio asientes-. Tengo una idea: Entremos.
- ¡No…, tonto! Pero, ¿qué dices?
- ¡Sííííí…! ¡Venga, veras! –Y entramos en la tienda, cogidos de la mano-. Disculpe, señorita, ¿es usted la encargada?
- Sí, claro. ¿Qué desea?
- Bueno… -titubeó-. Vera, quisiera saber cuánto cuesta cerrar la tienda para nosotros solos.
- Pero, ¡¿qué dices?!
- Pero, señor… ¡Eso no puede ser! Eso le costaría un riñón. ¿Se cree usted que está en Pretty Woman? –Y sé que tú estás pensando lo mismo.
- Esa es la idea. Le propongo algo… Ella se probará todos los vestidos de la tienda. Nos quedaremos los que más le gusten pero yo le pagaré como si se los llevara todos. –Vosotras, ojipláticas-. Y añado algo: Yo ya sé el que me gusta a mí para hoy. Si ella acierta y se lo lleva puesto, le pagaré el doble por todos.
- Pero, ¡por Dios! ¿Tiene dinero para eso? –Y tú te preguntas lo mismo.
- Este es mi sueño. Tengo dinero de sobra pero lo que más me sobra son motivos –aseguro.
- En este caso, ¡adelante!
- ¡Estás loco! ¡Loco… loco, loco de remate!
-Sí… Por ti, nena. –Y te sonrío mientras niegas con la cabeza resignada.

Dos horas más tarde, después de unas buenas risas y de que nos hicieran mucho la pelota, el resultado.
Pero qué tino tienes, princesa. Has elegido ese tan bonito. Sí, el que lleva la chaqueta de hilo fino a juego. Aunque no te gusta el rojo, te lo pones porque a mí me encanta.
Qué bien te sienta. Así, con el pelo suelto, con la espalda llamando la atención de mis labios.

Y seguimos nuestro camino a otro lugar, a otra historia… 
Hacia nosotros.
Siempre cogidos de la mano.
(tu yo)
Sí. Te has creído que tú eres Richard Gere y yo, Julia Roberts, y que somos los protagonistas de un cuento de hadas.
Sí. No te equivocas en el cuento de hadas pero…
Yo ando de tu mano, vestida de rojo pasión, con la espalda desnuda y con la falda escobando la calle.
Y la ciudad abriéndose a nuestro paso. Las luces de los escaparates  como focos de pasarela y tú, ahí, orgulloso como un pavo, feliz por tu ocurrencia; divertido por atreverme a tu loco juego.
Sí, estás loco… Pero es que me contagias esta locura tuya.
Y yo, que soy la racional, la que pone los puntos sobre las ies, la que va de prudente…, me venzo antes tus sueños… que son mi locura.
(mi tú)

24 de enero de 2015

Siempre cogidos de la mano (2)

Nuestro maravilloso mundo, creado de dos a nuestro antojo.
 El frío me anula, me engarrota... Pero tú me das la mano y me sacas de este invierno crudo. Claro, nuestra imaginación no tiene límites, ni fronteras. Y me dices:

"¡Salta!", 

"¡Salta desde este trampolín! 

El agua está calentita. Aquí es verano porque yo quiero y punto... ¡Salta conmigo!

 Hazme sentir una sirena entre tus brazos
 porque hoy me siento como pez en el agua. 
Y no te preocupes si te cansas de nadar, 
te presto mi patito de goma que para eso me lo traje...
Nadaremos sin soltarnos hasta la orilla, y al salir del agua, 
nos secaremos al aire dando un paseo 
por las calles de la ciudad que se nos ocurra..."
(tu yo)


Yo me pierdo en la noche,
así que mis amaneceres son más intensos.
He estado saltando de un lado para otro,
 salpicada de gotas de agua salada,
con patito o sin patito,
 porque del alma salen las aletas
 que necesitamos para mantenernos a flote.
 O de ese abrazo, que se estrecha y se enciende,
 del que surge la sensación perfecta
 que permite atraparnos en este mundo nuestro,
 sin más límites que los que marcan los sentimientos,
 la imaginación y las realidades.
Y, aunque a veces las ausencias pesan,
siempre hay, siempre, siempre,
un segundo en el que renace la palabra correcta,
 la mirada entornada,
la sonrisa que me hace llevarme las manos a la cabeza o salir corriendo para zambullirme en ese agua que reconforta, 
en este mar o en aquel.
Y pensaremos, en el lugar que más nos guste para perdernos 
entre arenas o piedras,
 entre pavés y asfalto…
Y, al caer la noche, qué más da dónde caigamos…
Porque siempre hay un colchón que nos sostiene…
O tú… O yo… O ambos.
(mi tú)

21 de enero de 2015

Siempre cogidos de la mano (1)

Así nos conocimos, sin vernos las caras, 
sin saber nada el uno del otro, 
así, por casualidad...
Y sin que hiciera falta más... 
Tú te columpiabas en tu mundo, yo andaba por el mio. 
Extendí la mano y tú, sin mirarme, extendiste la tuya.
Y así, sin más, comenzamos a volar, 
poniendo en paralelo nuestros dos paraísos interiores,
descubriendo ante nuestros ojos un mundo maravilloso...
(tu yo)


Hay cuentos que empiezan "erase una vez"
 y otros con un "toc...toc" a una puerta que se parece pero no es...
 Y así, sin querer, sin desear, se agolpan de pronto sensaciones y sentimientos que se van expresando por el camino,
 en ese dulce balanceo que permite que el aire te de en la cara, 
que las sonrisas surjan sin pensar y se conviertan en carcajadas..., 
que, por un segundo, te bajas de los zancos de ser mayor para ponerte las babuchas de niño
 y dejar que fluya en ti todo lo que tu naturaleza esconde...
Así es el balanceo de mundos paralelos,
 esos que son infinitos pero que nunca se juntan, que como un hechizo convierte a uno en luna y a otro en sol, 
a uno en halcón y a otro en mariposa...
Y así, así se seguirá dejando que el viento dé en la cara, que las sonrisas se mezclen con besos
 y que las carcajadas se conviertan en tactos de pasión.


Porque los libros os llevan a vivir grandes historias: Unas son pura fantasía; otras, verdaderas realidades, y, otras, las mejores, un poco de cada. Porque hay historias que son de uno, de una; de muchos o de nadie... 
O, de dos.
O de Jesús... Y le sigue María.